martes, 7 de noviembre de 2017

Hacia una revolución de los pacientes. Towards a patient revolution





Towards a  Patient Revolution



The big advantage of not having a TV set is that I can read. And in view of the quality of what has recently fallen into my hands, I can attest that it is worthwhile. Today I'd like to share a commentary about Victor Montori's book Why we revolt. The author is a Peruvian endocrine with an impeccable professional trajectory at the Mayo Clinic that I have been following for a long time. His vision of medicine has the wisdom of someone who knows what he is talking about.

Dr. Montori denounced years ago the corruption of evidence-based medicine by industrial interests who designed scientific studies in order to present aspects of reality in their favor while concealing the unfavorable. This form of cheating has deceived many health professionals and patients by these caregivers.

What is now on the table is something much greater: the corruption of an entire health system that has become an industry whose main objective is efficiency or in plain words economic benefit. They speak to us from the point of view of free-market-based health care in the United States where citizens are exposed to a great deal of over-diagnostic pressure and over-treatment, if they are within the system, or to health exclusion if they cannot afford insurance.

The big problem with industrial health models is that they are not serving the purpose of properly caring for those who need help. Providing health services does not necessarily mean caring for health care. Ultimately, these services must be provided by the health care professional who cares for the patient. If the system overloads it, explodes, floods with bureaucracy, interruptions, haste... the expected thing is that it ends up burning him out. At this point, the European situation is similar to that of the United States, in our midst the degree of demotivation and discomfort of professionals is extremely high, which does not make it easy for the care provided to patients to be the best possible.

In its first part, the book talks about the system's threats: cruelty, cloudy vision, greed, overload. In the second, on the values that can save him: elegance, solidarity, love and integrity. In the third one, he proposes courses of action: timelessness, care, conversations and cathedrals.

The initial analysis is made from the American point of view, as we have said, but it brings common elements to the European point of view. I found the reflection on values to be brilliant because it is these that can help us to reorient the direction of today's health systems. It would be revolutionary indeed if both the structure and its professionals embodied the four proposed values that are clearly explained and underpinned by examples and the author's long experience.

The courses of action proposed to implement this revolution are aimed primarily at professionals. Better time management is essential but also redefining what careful care should be. Rescuing the importance of generating conversations and narratives between professionals and patients, between them and those responsible for the world of management and politics, as well as with the rest of civil society, is something that many of us have been asking for a long time. And finally, to assume that something as delicate and important as a health system should be assumed by society as the construction of a huge cathedral in the past, a task of generations that requires countless efforts by countless people. Even if we had the best plans and architects, if we do not have the involvement of all citizens, it will not be viable to carry it out.

I recommend this book to all health professionals who have vocation and enthusiasm for their work but especially to those who feel overloaded and exhausted. I'm sure they find valuable inspiration. Every citizen interested in good health will also be given important clues. And if any politician or person in charge of high health management decides to read it, he or she will have no choice but to ask deep questions and go outside his or her office to look for the answers.






Hacia una revolución de los pacientes


La gran ventaja de no tener televisión es que puedo leer. Y a tenor de la calidad de lo que últimamente cae en mis manos doy fe de que merece la pena. Hoy me gustaría detenerme en el libro de Victor Montori Why we revolt. El autor es un endocrino de origen Peruano con una trayectoria profesional impecable en la clínica Mayo que llevo siguiendo desde hace muchos tiempo. Su visión de la medicina es la de un caminante que conoce bien de lo que habla.

El doctor Montori denunció hace años la corrupción de la medicina basada en la evidencia a manos de intereses industriales que diseñaban estudios científicos con la finalidad  de presentar aspectos de la realidad a su favor mientras ocultaban los desfavorables. Esta forma de hacer trampas ha engañado a muchos profesionales de la salud y a los pacientes por estos atendidos.

Lo que se pone ahora encima de la mesa es algo mucho mayor: la corrupción de todo un sistema sanitario que se ha convertido en una industria cuyo mayor objetivo es la eficiencia para unos o directamente el beneficio económico para otros. Nos hablan desde el punto de vista de la sanidad estadounidense basada en libre mercado donde el ciudadano se expone a una gran presión de sobrediagnóstico y sobretratamiento si está dentro del sistema o a la exclusión sanitaria si no se puede permitir un seguro.

El gran problema de los modelos de sanidad industrial es que no sirven al propósito de cuidar adecuadamente a quien necesita ayuda. Proveer servicios sanitarios no necesariamente es sinónimo de una atencion a la salud y a la enfermedad cuidadosa. Quien debe proveer en última instancia estos servicios es el profesional de la salud que atiende al paciente. Si el sistema lo sobrecarga, explota, inunda de burocracia, de interrupciones, de prisa...lo esperable es que lo termine quemando. En este punto la situación europea se asemeja a la estadounidense, en nuestro medio el grado de desmotivación y malestar de los profesionales es altísimo lo que no facilita que la atención prestada a los pacientes sea la mejor posible.

En su primera parte el libro habla de las amenazas del sistema: crueldad, visión nublada, avaricia, sobrecarga. En la segunda sobre los valores que lo pueden salvar: elegancia, solidaridad, amor e integridad. En la tercera propone cursos de acción: atemporalidad, cuidado, conversaciones y construcción de catedrales.

El análisis inicial se hace desde el punto de vista americano como hemos dicho pero aporta elementos comunes al europeo. La reflexión sobre valores me ha parecido brillante dado que son estos los que pueden ayudarnos a reorientar el rumbo de los actuales sistemas de salud. En verdad sería revolucionario que tanto la estructura como sus profesionales encarnaran los cuatro valores propuestos que son explicados con claridad y apuntalados con ejemplos y la larga experiencia del autor.

Los cursos de acción que se proponen para implementar esta revolución apuntan principalmente a los profesionales. Una mejor gestión del tiempo es fundamental pero también redefinir lo que debería ser un cuidado esmerado. Rescatar la importancia de generar conversaciones y narrativas entre profesionales y pacientes, entre estos y los responsables del mundo de la gestión y la política así como con el resto de la sociedad civil es algo que muchos llevamos pidiendo largo tiempo. Y por último asumir que algo tan delicado e importante como un sistema sanitario debería ser asumido por la sociedad como la construcción de una enorme catedral en el pasado, una labor de generaciones que requiere incontables esfuerzos de muchísima gente. Aunque tuviéramos los mejores planos y arquitectos, si no contamos con la implicación de toda la ciudadanía no será viable llevarla a cabo.

Recomiendo este libro a todo profesional de la salud que tenga vocación e ilusión por su trabajo pero sobretodo a los que se sientan sobrecargados y agotados. Seguro que encuentran valiosa inspiración. A todo ciudadano interesado en tener una buena sanidad también le dará importantes pistas. Y si algún político o responsable de alta gestión sanitaria se decide a leerlo no tendrá más remedio que hacerse profundas preguntas y salir a buscar las respuestas fuera de su despacho.




viernes, 3 de noviembre de 2017

Más allá


Beyond

We all want to endure, to leave in the world a seed, an honorable testimony, a precise remembrance. Deep down, it is a matter of faith shortage. We do not end up believing that there is life behind the veil of near death. Faiths and philosophy fail; the soil becomes sea and the evening suddenly dark. There are no pharaohs, no popes, no cardinal points, only sand dunes that eat everything in their merciless passage. Do not deny the desert, nor your obvious poverty. If we are only an asymmetrical retreat, let the mystery dwell in that void. This will fulfil the vision of the shaman who came to see your face through the moorlands of time.




Todos queremos perdurar, dejar en el mundo una simiente, un testimonio honroso, un recuerdo preciso. En el fondo es cuestión de carestía de fe. No terminamos de creernos que haya vida tras el velo de la muerte cercana. Fallan los dogmas y falla la filosofía; se vuelve el suelo mar y la tarde súbita oscuridad. No quedan faraones, ni popes, ni puntos cardinales, solo dunas de arena que se lo comen todo a su inmisericorde paso. No niegues el desierto, tampoco tu pobreza manifiesta. Si solo somos un repliegue asimétrico deja que el misterio habite ese vacío. Así se cumplirá la visión del chamán que llegó a ver tu cara a través de páramos de tiempo.







Buiten 


 We willen allemaal volharden, in de wereld een zaadje achterlaten, een eervolle getuigenis, een precieze herinnering. Diep naar beneden, het is een kwestie van geloofstekort. We geloven niet dat er achter de sluier van de dood leven schuilgaat. Creaties en filosofie mislukken; de bodem wordt zee en de plotselinge duisternis van de middag. Er zijn geen farao' s, geen pausen, geen kardinaal punten, alleen duinen die alles in hun meedogenloze doorgang eten. Vergeet de woestijn niet, noch je duidelijke armoede. Als we slechts een asymmetrische retraite zijn, laat dan het mysterie in die leegte vertoeven. Dit zal de visie vervullen van de sjamaan die je gezicht door de heidegebieden van de tijd kwam zien.

viernes, 27 de octubre de 2017

Una invitación a la lectura pausada





Atreverse a contar la propia versión de las cosas es arriesgado en estos tiempos. Pero si queremos ser coherentes con nosotros mismos parece necesario.

Es habitual escuchar las quejas de los profesionales sanitarios. Tienen motivos. Lo que no es tan frecuente es oirles presentar alternativas, plantear visiones, desplegar mapas. Y mucho menos ver como se echan a la mar y ponen en marcha esas misiones.

Un servidor no es ejemplo de absolutamente nada pero una cosa tiene clara desde hace muchos años: o los profesionales de la salud salen de sus consultas o se perderán poco a poco como lágrimas en la lluvia. Por eso he salido a todo tipo de plazas, jornadas y congresos. Por eso he publicado miles de páginas en canales distintos, miles de ideas en redes sociales, miles de fotos y vídeos.

Al publicar Diario de un Médico Descalzo lo cuento de otra forma, invitando al lector a una conversación pausada. Creo que en estos momentos de prisa, fuegos y gritos hace falta. Todos conocemos la bendición y la paz que nos provee un buen rato de lectura, en silencio, con calma.

Me gustaría regalar  a todos esta tranquilidad que yo deseo para mí y que trato de sembrar en mis semanas. Conozco de primera mano el bien que la poesía, la belleza, la creatividad y el asombro procuran al que los bebe lentamente.


miércoles, 25 de octubre de 2017

¿Qué haría falta para humanizar la Atención Primaria?








La alta gestión sanitaria parece que por fin ha tomado consciencia de la importancia de humanizar la asistencia. Hay un clamor popular que pide algo más que servicios sanitarios, tecnología y resultados. Si los profesionales no ofrecen cuidados con un mínimo de calidad humana los ciudadanos valorarán mal el servicio y, lo que es peor para la delicada financiación del mismo, requerirán más consultas e intervenciones al no sentirse correctamente atendidos.

El problema que enfrentamos es complejo, ¿puede un médico de familia con cincuenta pacientes citados ofrecer un mínimo de humanidad o no tendrá más remedio que correr todo lo que pueda?

La sobrecarga coyuntural de muchísimos médicos de familia y pediatras de atención primaria hace que no sea nada fácil desarrollar técnicas de comunicación avanzada, reflexión clínica, empatía, soporte emocional o prescripción social. Es por esta razón por la que desde este nivel asistencial se miran con suspicacia las líneas de humanización que se dibujan desde los despachos políticos obviando en apariencia la realidad de las consultas.

El mero hecho de estudiar medicina lleva implícito un alto nivel de servicio y de valores. Sea que se suscriba el juramento hipocrático u otro parecido, el profesional reconoce que su labor no tiene fin. Este nivel de motivación debería ser aprovechado por las instituciones sanitarias que son las responsables de la implementación de ecosistemas de trabajo que promuevan la excelencia profesional y la seguridad del paciente.

Lo que nos encontramos en nuestro medio son estructuras sanitarias industriales, diseñadas para proveer servicios a la manera de una fábrica. Aun no nos hemos dado cuenta de que ese nivel de organización ha sido superado por una nueva revolución basada en el conocimiento y la innovación. 

Estamos perdiendo un tiempo precioso a la par que permitimos que se quemen gran número de profesionales a los que se obliga a trabajar en condiciones de explotación semejantes a la medicina de cupo de generaciones anteriores. ¿Acabaremos viendo cuarenta pacientes en dos horas? si la organización no cambia parece que sí.

Esta paradoja que permite la construcción de costosos ecosistemas hospitalarios basados en tecnología y farmacia de última generación, que atienden al 20% de la población consumiendo un 80% de recursos, mientras desfinancia y estrangula la atención primaria, que tiene que atender al 80% de la ciudadanía con un 20% de recursos, va a conseguir que el sistema colapse por completo.

Nadie en los despachos políticos parece escuchar el criterio internacional de personalidades como Barbara Starfield o Iona Heath que señalan la viabilidad de los sistemas sanitarios públicos en el hecho de estar basados en una atención primaria fuerte.

¿Debemos esperar los profesionales de la salud a que se den cuenta de esto? Tras muchas décadas sin cambio real pareciera que lo más sensato es dejar de esperar. Es cierto que no hay una hoja de ruta consensuada sobre la mesa pero también lo es que no queda más remedio que priorizar. No es posible ofrecer una sanidad buena, bonita y barata. 

Para priorizar hay que saber lo que es más importante. Yo lo tengo claro: ofrecer una asistencia sanitaria con calidad científico técnica y humana.

Lo demás es secundario. 

Con esta premisa he de ordenar mis recursos de tiempo y energía a la hora de atender un cupo de dos mil pacientes e inevitablemente choco con la rigidez de un sistema que me impone una agenda sobrecargada y un modo de trabajo que no es sencillo de cambiar. Cada cual en su nivel de gestión tendrá que hacer lo mismo sin esperar a que llueva el maná del cielo; no vendrá.

Una asistencia sanitaria que no es humanizada es por definición deshumanizada. Esto es nefasto para pacientes, profesionales y para el propio sistema. Se genera más sufrimiento, queme profesional y finalmente gasto. 

El nudo gordiano del cambio de sistema ha de ser superado. No queda otra que replantear el modo de financiación, organización de los servicios y el tipo de asistencia. No hay más remedio que priorizar según el valor que la sociedad prefiera. Solo podremos  conseguir mayor adaptación si implementamos cambios a todos los niveles: social, profesional, estructural, político y económico.

La desfinanciación de los servicios públicos incide en su calidad. Si termina obviando la humanización de la asistencia sanitaria estaremos perdiendo algo valioso. Será necesaria reflexión y generación de políticas públicas sensatas pero sobre todo hará falta toma de conciencia: si no dejamos a los profesionales de la salud trabajar en condiciones razonables no será posible exigir excelencia.





Líneas estratégicas del plan de humanización de la asistencia sanitaria 2016-2019 de la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid. ¿Echan de menos algo?

  1. Cultura de humanización.
  2. Información personalizada y acompañamiento.
  3. Humanización de la asistencia en las primeras etapas de la vida, infancia y adolescencia.
  4. Humanización en la atención de urgencias.
  5. Humanización en la hospitalización.
  6. Humanización en unidades de cuidados intensivos.
  7. Humanización en la atención de la salud mental.
  8. Humanización y paciente oncológico.
  9. Humanización ante el final de la vida.
  10. Escuela Madrileña de Salud


martes, 24 de octubre de 2017

Gestión de emociones en consulta



Hoy la Escuela Andaluza de Salud Pública publica un vídeo donde en tres minutos hablo de gestión de emociones en consulta, un asunto que requiere una mejora radical. Las instituciones sanitarias todavía no priorizan este tema que paradójicamente es uno de los factores que más preocupan y hacen sufrir a las personas en tiempo de enfermar y a los profesionales sanitarios que sufren sobrecarga y agobio.




lunes, 23 de octubre de 2017

Sísifo sanitario







Aquella tarde llegué a mi montaña algo confuso. A los pocos minutos ya me había convertido en un hombre de mediana edad con un intenso dolor ciático en la pierna derecha. Llegué a la cima y volví a empezar. Ahora era una chica adolescente que acababa de reconocer ante su madre que vomitaba sin control siempre que podía. Alcancé la cima y volví a bajar. Me convertí en un caballero octogenario que acababa de perder a su mujer tras seis décadas de feliz convivencia. Coroné y empecé de nuevo. En esta ocasión como una joven que acababan de dar de alta de la unidad de agudos de un hospital provincial con una enfermedad mental severa, deseaba el alta para empezar a trabajar. Luego fui una mujer desesperada por su hijo que hacía dos días se había intentado suicidar. El siguiente un atlético señor con una recidiva de pericarditis al que tuve que derivar al hospital. De nuevo otro señor de esa edad con la cara torcida de dolor por un cólico renal que precisaba medicación intravenosa. Después una pareja angustiada por la suerte de su nieto al que su hija no cuidaba como ellos deseaban.

Tras cuarenta subidas a la cima terminaron mis faenas ese día dejando mi cuerpo y mi alma tiznados de carbonilla negra, algo inevitable por muy blanca que sea la bata que me ponga.

Por la noche no dejé de llorar. Un llanto antiguo de agua de mar consiguió lavar lentamente tanta pesadumbre. Me desperté desorientado pero felizmente recompuesto, sonriendo porque aun me quedaban unas horas antes de volver a empezar.

Sisifo por Giovanni Battista Langetti


viernes, 20 de octubre de 2017

Presentación de Diario de un Médico Descalzo







Juan Gérvas suele decir que "todos tenemos algo que decir y mucho que aprender".  Según mi criterio los profesionales de la salud especialmente, y en estos tiempos hay que hacerlo tanto dentro como fuera de la consulta.

Los que me conocen saben que llevo una década caminando en esa dirección. Escribiendo el cuaderno de bitácora público que ahora estás leyendo que acumula más de dos mil quinientas páginas y varios millones de visitas, compartiendo vídeos en un canal de Youtube y pensamientos y reflexión en redes sociales.

Este año me he decidido a dar un paso más publicando un libro. No es una novela ni un producto comercial, es algo distinto: un intento arriesgado de compartir una visión con perspectiva.

Lo hago con plena libertad y para ello me ayudo de poesía, conocimiento profundo del sistema sanitario y de los que lo conforman, sensibilidad ante las personas en tiempo de enfermar y contacto con las propias heridas y sombras, que son muchas.



Durante el próximo mes de noviembre tendrán lugar tres presentaciones públicas a las que están invitados todos los que lean este blog:

*  Madrid, lunes 20 de Noviembre a las 19 horas. Sede de la Organización Médica Colegial, plaza de las cortes11. De la mano del doctor Serafín Romero, presidente de la OMC.

*  Collado Villalba, jueves 23 de Noviembre a las 19 horas. Biblioteca Miguel Hernández. De la mano de la doctora Mariola Vargas, alcaldesa de Villalba.

*  Galapagar, jueves 30 de Noviembre a las 19 horas. Biblioteca Municipal. De la mano del profesor Nicolás Fabelo, escritor y de la doctora Isabel Núñez.




jueves, 19 de octubre de 2017

La audacia de hablar de espiritualidad en entornos sanitarios





Encarar un auditorio de 350 personas no es sencillo, sobre todo si son profesionales de la salud multiperfil y les vas a hablar de espiritualidad en clínica. El tema es resbaladizo por cuanto toca la dimensión cualitativa del ser humano y ahí la ciencia lo tiene complicado a la hora de medir.

En Granada quedó claro que el tema interesa y que los sanitarios son conscientes de que el dolor humano de sus pacientes tiene componentes que tocan la dimensión de valores, sentido de la vida, conexión, transcendencia... No todo es biológico ni psicológico, hay aspectos sociales y también enteramente personales que nos hacen sufrir, sea que los llamemos espirituales, existenciales, éticos o filosóficos.

Pero no es sencillo emplear narrativas ni taxonomías que tengan esto en cuenta. Seguimos etiquetando de depresión y ansiedad situaciones de soledad, desesperanza, tristeza, estrés, falta de sentido o angustia existencial. Y en consecuencia a este sobrediagnóstico seguimos sobretratando sufrimiento causado por la vida sin que, bien mirado, haya en todos los casos patología o enfermedad.

Empezar a reflexionar y a hablar en público del tema es un paso.  Habrá que dar más. José Luis Bimbela y Joan Carles March han sido valientes al plantear una jornada de este tipo, les reconozco la audacia y se la agradezco. 

miércoles, 18 de octubre de 2017

Espiritualidad en clínica



Pablo Giménez.






Hoy tendrá lugar en Granada la Jornada Emociones: Salud espiritual. Teoría y práctica, dentro de una iniciativa de la Escuela Andaluza de Salud Pública.

Tienen disponible el programa aquí. 


 En breves semanas les proporcionaré la misma en forma de artículo de revisión.




sábado, 14 de octubre de 2017

Congreso Comunicación y Salud #eclinica2017

No lo voy a negar, es uno de mis congresos favoritos desde que lo descubrí hace años. El congreso Comunicación y salud que convoca el grupo del mismo nombre de la Semfyc es uno de los foros más interesantes del panorama sanitario español. De las muchas razones para ello me quedo con tres: es práctico, multidisciplinar y creativo. Si piensan que esos ingredientes son fundamentales para que los sistemas sanitarios modernos se adapten a los nuevos tiempos han acertado.

Mi participación en el congreso ha sido intensa. El primer día con un taller de dos horas con Isabel Núñez sobre espiritualidad en clínica que tuvo buena acogida. El segundo con una mesa redonda de casi cuatro horas con Joan Carles March y Emilio de Benito en la que se construyó una hermosa conversación con una audiencia muy variada y motivada. 

Además ha habido música de calidad, hermosos paseos y mucho pasillo en los que me he podido encontrar con referentes del mundo del teatro y la comunicación, del cómic, de sistemas de información, de oncología, de la administración sanitaria, la gestión, la inspección médica, pacientes, enfermeras, psicólogos... y el equipo de Semfyc que lo ha facilitado todo, como siempre.

Doy las gracias por el enorme esfuerzo que han realizado los organizadores. A José Antonio Prados el primero, que se ha partido el alma (hasta el punto de lesionarse fascias y ligamentos) y a todos los demás que han tenido que sudar tinta en esta hermosa y cálida ciudad de Córdoba.

Mi ruego a los que han participado es que lo cuenten. Que digan que otro modelo sanitario es posible, que todavía quedan profesionales motivados, que hay pacientes que quieren ayudar. A los que no vinieron les invito a leer la etiqueta de Twitter #eclinica2017 y a consultar el programa del congreso. Descubrirán decenas de ponentes motivados que se están dejando la piel en lo que hacen. Síganlos e investiguen lo que hacen. Se llevarán una grata sorpresa al comprobar todo el talento que hay ahí fuera sin que instituciones o medios lo visibilicen.



Bella templanza
La del que sale al mar
Vacías las manos.



viernes, 13 de octubre de 2017

El secreto de la salud

La única forma que conozco para caminar sobre las brasas sin quemarse es depositar la tacita de plata de la plena atención en el borde azucarado de la luna mientras se diluye en el mar de nubes de la noche. Las miradas al suelo, las maldiciones y las quejas,  escupir hacia arriba, negar a Cristo como Pedro, empecinarme en ser oruga... convirtieron mil veces mis pasos en ceniza más sigo caminando por la flamígera cáscara de cobalto que da forma a la gravidez de horizontes que nos proyecta por la noche. Si queremos no arder hay que avanzar pese a que sirenas y banqueros traten de apresarnos con sus redes de ruido pavoroso, entre muros de fuego que nos dejan pasar mientras silbamos.

Tienen muchos matices las llamas de este mundo. Las más temibles no son precisamente las de fuego naranja o las de rojo ardor. Me dan pavor las de oscuridad negra y quizá más aun las de ortodoxia metropolitana. No citaré las  verdes abismales, tampoco las epistemológicas magenta, ni siquiera las que rayan la desesperación iridiscente. Cruzar el mar de lava con los pies desnudos como toda embarcación requiere de una mínima esperanza fundamentada en la consistencia de la brisa. Hace falta el diploma de la escuela de saltos, para garantizar la conversión en nube de cada caminante. Solo transmutado en niebla matinal es posible pasar al otro lado, los que devengan en muro de ladrillos o en espada afilada serán fundidos sin más pena ni gloria. Cuando llegas al otro extremo del puente levadizo intuyes que hay un modo de navegar la vida que no nos han contado pero que los pies conocen desde siempre. Una manera arcana de decir que te quiero sin pronunciar palabra, de morir por el otro sin derramar una gota de sangre. Porque al final llegamos y al cruzar el umbral cesa el rumor, la batalla y la herrumbre, estás en casa y los demás también.



jueves, 12 de octubre de 2017

Consciencia, compasión y espiritualidad en clínica






Congreso Comunicación y Salud, Córdoba. 
MESA 4. Conciencia, compasión y espiritualidad en clínica. [Salvador Casado Buendía, Isabel Núñez Lozano, Nerea Casado Núñez]

El enfoque biopsicosocial del ser humano constituyó un gran avance en la clínica a la hora de tratar y cuidar a una persona en tiempo de enfermar. Sin embargo las ciencias aplicadas de la salud no terminan de tener en cuenta su dimensión existencial, espiritual o transcendente salvo excepciones como los cuidados paliativos. Esto provoca que problemas pertenecientes a ese ámbito acaben por un lado sobremedicalizados o sanitarizados o migren a la esfera de las terapias alternativas por otro.
Ampliar la visión de los profesionales de la salud para que tengan en cuenta esta capa de la realidad de sus pacientes redundará en una relación clínica más sólida y un mejor cuidado de estos. Así mismo se mejorará la taxonomía de problemas de esta esfera como desesperanza, miedo a la muerte, pérdida de sentido, decisiones complejas, etc... que actualmente son etiquetados con diagnósticos de salud mental en el mejor de los casos.
Esta mesa tratará de establecer un marco teórico y práctico para ayudar a que cada profesional de la salud pueda identificar esa dimensión en sí mismo y relacionarse con la del paciente cuando sea adecuado por su situación clínica o su circunstancia vital.
Tendremos en cuenta que las técnicas de comunicación clínica avanzadas, ayudadas por la psicología, nos ofrecen la posibilidad de desarrollar mayor empatía. A esto se suma las herramientas de abordaje de necesidades espirituales de los cuidados paliativos y el uso del enfoque Mindfulness para reducir estrés, que ponen sobre la mesa nuevas herramientas para acercarse al sufrimiento humano con conciencia y compasión.

Contamos contigo para reflexionar y profundizar un tema que tiene poco desarrollo dentro de la medicina académica y que, paradójicamente, cada vez la sociedad necesita con más urgencia.

miércoles, 11 de octubre de 2017

Entrevista en Radio Madrid Sierra


Comparto una entrevista con el periodista Luis de la Calle.



Esta semana Participo en el Congreso de Comunicación y Salud en Córdoba con dos intervenciones:
un taller con la doctora Isabel Núñez y con Nerea Casado (bebé de nueve meses) y una mesa redonda con Joan Carles March y Emilio de Benito.


Dejaremos nuestras opiniones y valoraciones en la etiqueta de Twitter #eclinica2017 que podrás seguir aunque no tengas cuenta. Merece la pena asomarse.



martes, 10 de octubre de 2017

"Yo sé lo que es real"






Blade Runner 2049, la nueva película de Denis Villeneuve, tiene lugar en un mundo distópico en el que cada personaje está completamente solo. La tecnología propone sucedáneos de compañía pero la cotidianidad de una sociedad basada en enormes desigualdades no permite tender puentes. Lo peor tal vez sea reconocer que siempre ha habido grados de esclavitud. Quizá la mayor es la de aquellos que obedecen tras perder el sentido de la vida. Por eso son tan necesarios los recuerdos, todos necesitamos una infancia, algo donde agarrarnos cuando perdemos pie. Si incluso los recuerdos fueran manipulables y espúreos, ¿qué nos quedaría?

De todo el argumento me quedo con la frase que da título a esta reflexión que un viejo Harrison Ford esgrime en su defensa cuando el malvado trata de confundirlo al final de una historia llena de espejos, laberintos, callejones sin salida, mentiras y ocultaciones.

Muchos de mis pacientes están solos. Quizá no tanto como los humanos y replicantes de esta historia pero solos al fin. Y los sucedáneos de compañía disponible tienen a día de hoy costes altos para los que elijan sustancias adictivas, juego u otras salidas venenosas. Por eso me parece oportuno reflexionar sobre la capacidad de milagro que tiene el ser humano. Nos olvidamos de que hay circunstancias en las que la Vida con mayúsculas nos atraviesa. Aquellos momentos en los que somos capaces de dar lo mejor de nosotros mismos, de crear un encuentro pleno o una obra de arte, de dar vida.

Dice el dicho que segundas partes nunca fueron buenas pero estamos acostumbrados a que nos las saquen por tríos o medias docenas. En este caso el papelón era difícil al ser Blade Runner una obra maestra tanto a nivel cinematográfico como musical. En mi caso confesaré que estoy algo cansado de futuros cetrinos, polvorientos y oscuros. Puestos a imaginar me gustaría poner algo más de color, pasión y palpitación a la propuesta. Debo de ser antiguo y estos gustos haber pasado de moda, o tal vez interese que el personal se vaya haciendo a la idea de que es mejor conformarse con lo que hay dado que es mucho mejor de lo que vendrá.

















viernes, 6 de octubre de 2017

¿Es posible enseñar a manejar el sufrimiento?




Os comparto esta columna que me han publicado en el Huffington Post.



Los profesionales de la salud no somos inmunes al dolor. El sufrimiento de nuestros pacientes y de los lugares en los que trabajamos dejan huella. Cada cual trata de defenderse como puede predominando las conductas de huida y de separación que tiñen de frialdad y falta de contacto humano los cuidados.

Nadie nos enseña explícitamente a bregar con el sufrimiento. Lo vamos aprendiendo por imitación de las personas cercanas que nos rodean y de nuestra experiencia personal. 

La literatura y las bellas artes están llenas de historias desgraciadas que los artistas plasman para que virtualmente nos acerquemos a esas realidades ardientes que tanto nos asustan. También las tradiciones espirituales tratan de acercarse a los misterios de la muerte y el sufrimiento humano proponiendo caminos. Hay que reconocer que no nos faltan testimonios, la historia de la humanidad está teñida del negro tinte de un sufrimiento que al final también nos termina alcanzando.

Cuando enfermamos o atravesamos una crisis vital experimentamos angustia. Los encargados socialmente de recogerla y atenderla son los profesionales de la salud que paradójicamente están excelentemente formados para atender las dimensiones biológicas del dolor pero no las demás. 

Señalar este hecho es importante para todos. Para los sanitarios por abrir la posibilidad de reflexionar y mejorar su consciencia y habilidades. También para la sociedad que aun no sabe bien qué hacer con tanto sufrimiento.

En el libro Diario de un Médico Descalzo profundizo este tema para abrir un espacio de reflexión común y toma de consciencia. No es posible que una sociedad delegue el manejo de algo tan delicado e importante en un estamento especializado. Es labor de todos acoger, acompañar y asistir el sufrimiento propio y el ajeno. 

Recordar que es posible sufrir menos da esperanza. Merece la pena plantearlo, a nadie le gusta padecer de más. Cuando en consulta acompaño procesos difíciles suelo señalar la libertad que todos tenemos para manejar mejor la dificultad o para bloquearnos e instalarnos en ella. Es frecuente que cuando algo nos preocupa nos atemos a ello hasta el punto de no ser capaces de pensar en otra cosa. Eso nos lo hace pasar mal, entramos en espirales de malestar en las que perdemos el control. 

Aprender a soltar, aceptar, tranquilizar y reparar el daño es un bello proceso al que estamos todos invitados. Los sanadores en primer lugar, por la responsabilidad que tenemos hacia los demás. Pero no podremos hacerlo si no empezamos con las propias heridas. A fin de cuentas todos tenemos cicatrices y estamos rodeados de otros que también las tienen y nos piden ayuda. 

Hace falta que la sociedad sane. Para ello será necesario que cada cual mejore su capacidad de sanación. Relacionarnos mejor con nuestro sufrimiento es la piedra maestra del arco, también la más desatendida. Sin ella no se sostendrá la bóveda con la que tratamos de protegernos de la intemperie de la vida con sus heladas y tormentas.




jueves, 5 de octubre de 2017

¿Nos tomamos en serio los contenidos en salud? #HCCreators





Llevo tiempo pensando en lo poco rigurosa que es nuestra sociedad con la información sobre salud. Basta buscar cualquier cuestión en Internet para darnos cuenta de que quién domina el cotarro es quien paga por sus contenidos. Nos lloverán anuncios, propuestas de remedios de todo tipo, terapias, terapeutas, curanderos, opiniones de youtubers, de papi/mami bloggers y de un sin fin de voces entre las que difícilmente encontraremos alguna confiable.





La gran mayoría de los contenidos de salud están patrocinados por empresas, industrias e intereses comerciales cuya intención es prioritariamente vender sus productos o servicios. Es cierto que hay un número de profesionales de la salud que producen contenidos de calidad sin pedir nada a cambio, pero hay que reconocer que no gozan de excesiva visibilidad y que la mayoría lo termina dejando al no percibir un claro retorno de la inversión.

La semana pasada nos reunimos en Madrid un grupo de amigos convocados por Ángel González y José Antonio Alguacil CEOs de las agencias de comunicación Ideagoras e Ilusionlabs. Como les conozco bien y son gente de fiar me apunté a la iniciativa (sin remuneración ni financiación industrial) con la intención de reflexionar sobre quién, cómo y de qué forma hay que crear contenidos en salud. Como buenos conocedores del sector salud, los anfitriones tenían claro que la forma actual en que se están creando estos contenidos está abocada a la extinción dado que los modelos basados en marketing clásico cada vez suscitan más resistencia por parte de los consumidores.

No tengo claro el siguiente modelo pero sí intuyo que los profesionales de la salud tendremos que estar ahí. La cultura de la recomendación que propician las redes sociales necesita contenidos de salud de calidad que contrarresten la gran cantidad de bulos, información incorrecta o engaños que circulan por grupos de Whatsapp y demás redes.














Esta fue la etiqueta de la reunión con un resumen de lo que allí se dijo y compartió: #HCCreators






martes, 3 de octubre de 2017

¡Súbanme la dosis de belleza!

Pablo Giménez



Ayer me pasé la mañana atendiendo numerosas gastroenteritis. No es de extrañar tras el empacho de malas noticias, violencia, imágenes sangrantes y ruido mediático que el respetable ha tenido que tragar sin protestar. Como médico conozco la pasta que constituye al ser humano y tengo que decir que es delicada y enormemente vulnerable. La información que recibimos, en especial aquella que nos produce sentimientos intensos, puede llegar a afectarnos como un poderoso veneno.

Como sociedad estamos intoxicados. Y me temo que las altas dosis de estopa que van a verter en nosotros no disminuirán en muchos días.

Por eso les recomiendo recurrir a un antídoto. Cada cual deberá configurar el suyo. Les dejo algunos ingredientes por si les pudieran servir de ayuda:


  • Mucho silencio. 
  • Apagar en lo posible las pantallas.
  • Racionar las (malas) noticias. 
  • Dar largos paseos por el campo.
  • Dedicar tiempo de calidad a nuestros seres queridos. 
  • Proveernos de grandes dosis de belleza









Hoy les recomiendo al pintor Pablo Giménez Olavarría que actualmente expone el el Museo Patio Herreriano de Valladolid. La exposición es fabulosa. Si les pilla lejos aquí tienen parte de su obra.








Y por supuesto añadan toda la música que puedan.











lunes, 2 de octubre de 2017

Comunicar es la esencia de las profesiones de la salud




Para escribir diario de un médico descalzo fueron necesarias muchas manos. Y para leerlo muchas más. Porque un libro es una conversación asíncrona entre un autor junto a los que le ayudan, corrigen o sugieren y los lectores que más tarde disfrutarán del texto. De momento han intervenido más de cien personas en su preparación y lo han descargado el primer día varios cientos.

Se ha abierto pues una línea de comunicación que surge de un médico con ganas de escribir. El blog que llevo años compartiendo supera las dos mil páginas y ha recibido millones de visitas. Por eso sentía necesario explorar otros canales. El nuevo texto es aún muy joven, pero tiene una misión clara: comunicar aquello que cada profesional de la salud intenta compartir cada día con sus pacientes. Contarlo de otra forma, arriesgarse para hacerse entender.

Es necesario explicar salud y enfermedad, vida y muerte, y hacerlo de maneras que lleguen a la gente. No todo es susceptible de arreglarse con tecnología o medicamentos. El misterio del sufrimiento humano a veces solo puede ser acompañado, no superado ni eliminado. Por eso me tiro a la piscina pública y cuento mi versión.

Si los lectores consideran que pueda servir para aliviar, aportar una pequeña luz de consciencia o facilitar ser más compasivos con las propias heridas, habremos cumplido la misión.






Ya han llegado las primeras pruebas de imprenta que son excelentes. El libro ya está disponible en tapa blanda.

sábado, 30 de septiembre de 2017

Nacionalismes, enteniment i comunicació




Les llengües són ponts/
Però també martells,/ 
Pena oblidar-ho./



Las lenguas son puentes
Pero también martillos,
Pena olvidarlo.



Els nacionalismes sempre van existir. Van enfrontar tribus, clans, pobles i nacions. Avui estan tristament de moda i ús amb intenció aquest adjectiu en constatar que hem après poc d'una història que ens ensenya que la negociació és camí llarg però més segur que el conflicte.


En la nostra època globalitzada on la majoria escolta la mateixa música, veu les mateixes pel·lícules i desitja comprar els mateixos productes, necessitem sentir-nos diferents. Dins d'aquesta identitat personal tindran gran importància les circumstàncies familiars i locals atès que adoptarem un idioma, una punt de vista cultural i uns valors segons siguin aquestes. Triarem un equip de futbol i un partit polític, ens afiliarem a alguna ONG, a un gimnàs o a una associació. I podrem ser més o menys defensors de la identitat local que ens toqui en sort.


En qualsevol cas solem ser nacionalistes de nosaltres mateixos, membres de la república independent de la meva casa. Amb certa desafectació amb polítics i governants. Donant-nos una mica igual el que diguin els altres; anem al nostre, que ja és bastant.


El dolent és que aquests pressupostos no encaixen amb el viable. Som éssers socials i com a tals necessitem jugar en societat. Cal entendre's amb els altres i per a això és fonamental el llenguatge i el desig d'enteniment. Solament si som capaços de definir un ben comú que ens inclogui a tots podrem avançar. No fer-ho ens embulla en conflictes irresolubles en els quals xoquen infinits interessos personals.


La situació de canvi radical que experimentem aporta incertesa i desconcert. No és senzill posar-se d'acord quan el sòl sembla moure's i el cel caure sobre els nostres caps. Però és precisament en les crisis quan més necessari resulta remar en una mateixa adreça per sortir d'elles.


Quan dues parts s'enfronten sense aconseguir acord sol ajudar una mediació. Aquest paper pot ser prestat per líders i polítics però de vegades no és possible solucionar-ho a aquest nivell. En aquests casos la societat haurà de buscar altres formes d'expressió i diàleg, de trobada, de consens. Tenim tecnologies i coneixement per fer-ho, tenim la poesia. Aconseguirem trobar suficient voluntat?
(disculpin els errors de la traducció automàtica)



Nacionalismos, entendimiento y comunicación

Los nacionalismos siempre existieron. Enfrentaron tribus, clanes, pueblos y naciones. Hoy están tristemente de moda y uso con intención ese adjetivo al constatar que hemos aprendido poco de una historia que nos enseña que la negociación es camino largo pero más seguro que el conflicto.

En nuestra época globalizada donde la mayoría escucha la misma música, ve las mismas películas y desea comprar los mismos productos, necesitamos sentirnos diferentes. Dentro de esa identidad personal tendrán gran importancia las circunstancias familiares y locales dado que adoptaremos un idioma, una punto de vista cultural y unos valores según sean estas. Elegiremos un equipo de fútbol y un partido político, nos afiliaremos a alguna ONG, a un gimnasio o a una asociación. Y podremos ser más o menos defensores de la identidad local que nos toque en suerte.

En cualquier caso solemos ser nacionalistas de nosotros mismos, miembros de la república independiente de mi casa. Con cierta desafectación con políticos y gobernantes. Dándonos un poco igual lo que digan los demás; vamos a lo nuestro, que ya es bastante.

Lo malo es que estos presupuestos no encajan con lo viable. Somos seres sociales y como tales necesitamos jugar en sociedad. Hay que entenderse con los otros y para ello es fundamental el lenguaje y el deseo de entendimiento. Solo si somos capaces de definir un bien común que nos incluya a todos podremos avanzar. No hacerlo nos enreda en conflictos irresolubles en los que chocan infinitos intereses personales.

La situación de cambio radical que experimentamos aporta incertidumbre y desconcierto. No es sencillo ponerse de acuerdo cuando el suelo parece moverse y el cielo caer sobre nuestras cabezas. Pero es precisamente en las crisis cuando más necesario resulta remar en una misma dirección para salir de ellas.

Cuando dos partes se enfrentan sin conseguir acuerdo suele ayudar una mediación. Ese papel puede ser prestado por líderes y políticos pero a veces no es posible solucionarlo a ese nivel. En esos casos la sociedad tendrá que buscar otras formas de expresión y diálogo, de encuentro, de consenso. Tenemos tecnologías y conocimiento para hacerlo, tenemos la poesía. ¿Conseguiremos encontrar suficiente voluntad?



No los cañones/ sino versos y rosas/ los que seduzcan/



No seran canons/ sinó versos i roses/ els que sedueixin./





¿Cuál de las cinco estructuras de la imagen transmite más flexibilidad?

Sea igual en nuestras vidas, llenas de las duras vigas de creencias, prejuicios e ideas poco reflexionadas.

viernes, 29 de septiembre de 2017

Mi significación











Esta semana he regalado quinientos libros. En la coyuntura de tensión que vivimos no se me ha ocurrido hacer otra cosa mejor. Soy médico, soy poeta; poca cosa. Pero sé de primera mano que lo pequeño esconde siempre una tenacidad y las palabras el germen de algo mucho mayor que ellas

Los medios de comunicación y las redes sociales arden, nuestro teléfonos también. Información, desinformación, contrainformación. Cada cual con sus ideas, dogmas, paladines y correligionarios.

Al tomar el pulso a la realidad noto sus palpitaciones, sudores, sibilancias. Evidencio la angustia de la gente, la tensión, el hartazgo. Las luchas por los derechos, las huidas de las obligaciones, las muestras de valor desde el sofá. Los títeres públicos bailando a su son. Los voceros haciendo caja. Las turbas confundidas con o sin banderas.

El follón y el griterío alcanza cotas de dolor. Me es imposible prescribir un remedio que solucione tamaño desatino. Por eso me remito a la poesía. Y regalo libros. Como en este país se lee tan poco es un acto quijotesco. Muy pocos llegarán a ser leídos, muchos menos entendidos. Pero me da igual, yo lo tengo que hacer. A la hora de significarme no me vereis con los exaltados de ese lado ni con los de aquel. Tengo la mala suerte de elegir siempre a los perdedores, a los que sufren, a los que perdieron el norte. Me dedico, a fin de cuentas, a tratar de aliviarles.

Por eso en una semana tan convulsa y compleja he regalado libros y me he dejado de discursos. Ustedes me perdonen.



La meva significació


Aquesta setmana he regalat uns mil llibres. En la conjuntura de tensió que vivim no se m'ha ocorregut fer una altra cosa millor. Sóc mèdic, sóc poeta, poca cosa. Però sé de primera mà que el petit amaga sempre una tenacitat i les paraules el germen d'alguna cosa molt major que elles.


Els mitjans de comunicació i les xarxes socials cremen, el nostre telèfons també. Informació, desinformació, contrainformació. Cadascú amb les seves idees, dogmes, paladins i coreligionaris.


En prendre el pols a la realitat noto les seves palpitacions, suors, sibilàncias. Evidencio l'angoixa de la gent, la tensió, el atipament. Les lluites pels drets, les fugides de les obligacions, les mostres de valor des del sofà. Les titelles públiques ballant al seu so. Els portaveus fent caixa. Les torbes confoses amb o sense banderes.


El lio i la cridòria aconsegueix cotes de dolor. M'és impossible prescriure un remei que solucioni grandària destaroto. Per això em remeto a la poesia. I regalo llibres. Com en aquest país es llegeix tan poc és un acte quixotesc. Molt pocs arribaran a ser llegits, molts menys entesos. Però m'és igual, jo ho haig de fer. A l'hora de significar-me no em veureu amb els exaltats d'aquest costat ni amb els de aquell. Tinc la mala sort de triar sempre als perdedors, als quals sofreixen, als quals van perdre el nord. Em dedico, al cap i a l'últim, a tractar d'alleujar-los.


Per això en una setmana tan convulsa i complexa he regalat llibres i m'he deixat de discursos. Vostès em perdonin.


(Traducció automàtica, perdó pels errors)