La sociedad necesita médicos con visión humanista que no sean meros técnicos o burócratas. Pero, ¿qué pasaría si los sistemas sanitarios donde esos médicos desarrollan su labor no se lo permitiese?
Los sistemas sanitarios europeos actuales están basados en la filosofía de los servicios públicos emanados del estado de bienestar de las sociedades industriales. En consecuencia su estructura es también de base industrial. Grandes hospitales que funcionan como cadenas de servicios diagnósticos y terapéuticos y centros de salud de menor tamaño diseñados para absorber grandes volúmenes de problemas de salud menores. La salud y la enfermedad se han convertido en unidades monetizables aptas para los mercados de consumo globales. El fin de la sanidad es proveer servicio primando lo cuantitativo frente a lo cualitativo dado que los indicadores económicos que se utilizan para organizar los objetivos son del primer tipo. Una consecuencia de este diseño es que a mayor presión asistencial peor tratados se sienten tanto los profesionales como los pacientes, al no contemplar el sistema medidas correctoras de las sobrecargas al que todo sistema está sometido. No es infrecuente que en un porcentaje significativo de las jornadas laborales de un profesional sanitario este tenga que atender un número excesivo de pacientes. En estas condiciones es muy difícil no caer en una medicina defensiva que al carecer de tiempo suficiente para apoyarse en una comunicación de calidad con el paciente y una exploración física detallada lo haga en pruebas diagnósticas excesivas (sobrediagnóstico) y en tratamientos excesivos (sobretratamiento).
Es frecuente encontrar profesionales sanitarios que se sienten incapaces de desarrollar la práctica para la que están entrenados y se vean abocados a ofrecer una medicina de mínimos que no suele dejar satisfecho al paciente al no disponer de un tiempo mínimo ni una reflexión suficiente.
¿Hay alternativas? Alguno puede aducir que la medicina privada puede ser una pero si la miramos de cerca también está sometida a presiones y limitaciones de tiempo que no ponen fácil el desarrollo de una medicina humana.
Por otro lado la presión de la tecnología hace que la formación continuada de los profesionales y el desempeño profesional se complejicen con sistemas informáticos de historia clínica y medios diagnósticos y terapéuticos que incrementan progresivamente su dificultad de uso.
El fin de la medicina con rostro humano lleva tiempo anunciado y aun no hemos sido capaces de implementar los cambios necesarios para revertirlo que pese a ser conocidos nadie se ha arriesgado a impulsar.
Tener profesionales sanitarios de referencia sumidos en la queja y en la desazón no es recomendable para nadie. Es un hecho que cada vez esta enfermedad está más extendida sin que se mueva ficha para solucionarlo. Las leyes del mercado empujan para evolucionar hacia sistemas dicotómicos con una asistencia de calidad para las élites y una beneficencia básica para el resto. Si la sociedad civil no toma consciencia y obliga al estatus político a hacer los necesarios ajustes esto será inevitable.
El auge de la biometría, los asistentes médicos personales, la realidad virtual sanitaria y los robots y algoritmos sanitarios con base en inteligencia artificial van a ampliar el espectro de proveedores de servicios de salud hasta un nivel que no podemos imaginar. La contrapartida será que estos nuevos canales y servicios carecerán de rostro humano. Una medicina deshumanizada no puede ser plenamente satisfactoria. ¿Podemos aventurar que esta medicina centrada en la tecnología se convierta en la nueva beneficencia mientras que las élites conservarán el acceso a los profesionales? Es una posibilidad que al mercado le place. El futuro dependerá del diálogo que se establezca entre actores (ciudadanos, profesionales, gestores y políticos) para organizar las prioridades y la hoja de ruta que nos dirija hacia objetivos de base social o económica según se elija. Cada actor tiene difíciles retos por delante, los ciudadanos responsabilizarse en el auto cuidado y en la gestión de sus hábitos de vida, los profesionales en su participación social fuera de la consulta y en el desarrollo de sensibilidad y habilidad humanista, los gestores en el desarrollo de una nueva forma de liderazgo y motivación y los políticos en una decidida defensa del bien común.
Me consta que los profesionales sanitarios asían ejercer su labor de ayuda de manera correcta y que los pacientes desean ser atendidos con excelencia técnica y humana. Para que ambos puntos de vista se encuentren se requiere una estructura que lo permita. Los sistemas sanitarios públicos financiados por impuestos siguen siendo una alternativa interesante. Pero si no evolucionan terminarán convertidos en esqueléticos dinosaurios a punto de desaparecer en un mundo arrasado por cataclismos económicos permanentes. Tal vez sea el momento de dar paso a una miriada de pequeñas criaturas autogestionadas con mayor maniobrabilidad y capacidad de adaptación. Para ello será imprescindible el impulso político que lo permita basado en una voluntad popular debidamente informada. ¿Estaremos a la altura?
Bibliografía seleccionada:
1. SKRABANEK, Petr. La muerte de la medicina con rostro humano. Ediciones Díaz de Santos, 1999.
2. MCCARTNEY, Margaret. The patient paradox. Pinter & Martin Publishers, 2013.
3. PÉREZ FERNÁNDEZ, Mercedes, GÉRVAS, Juan. Sano y salvo:(y libre de intervenciones médicas innecesarias). Los libros del lince, 2013.
4. ILLICH, Ivan. Némesis médica. La expropiación de la salud. Barcelona: Barral Editores, 1975, p. 35-84.5. https://www.doctorcasado.es/search/label/Conciencia
6. https://www.doctorcasado.es/search/label/humanismo
The end of the medicine we know
Society needs doctors with a humanist vision who are not mere technicians or bureaucrats. But what would happen if the health systems in which these doctors work were not allowed to do so?
Today's European health systems are based on the philosophy of public services emanating from the welfare states of industrial societies. Consequently, their structure is also industrially based. Large hospitals that function as chains of diagnostic and therapeutic services and smaller health centres designed to absorb large volumes of minor health problems. Health and disease have become monetizable units suitable for global consumer markets. The aim of health sistemas is to provide service by giving priority to the quantitative over the qualitative, given that the economic indicators used to organize the objectives are of the first type. One consequence of this design is that the greater the pressure on care, the worse treated both professionals and patients feel, as the system does not contemplate corrective measures for the overloads to which all systems are subjected. It is not uncommon for a significant percentage of the working hours of a health professional to have to attend to an excessive number of patients. In these conditions it is very difficult not to fall into a defensive medicine which, lacking sufficient time to rely on quality communication with the patient and a detailed physical examination, relies on excessive diagnostic tests (overdiagnosis) and excessive treatments (overtreatment).
It is common to find health professionals who feel incapable of developing the practice for which they are trained and are forced to offer a minimal medicine that does not usually satisfy the patient because they do not have a minimum of time or sufficient reflection.
Are there alternatives? Some may argue that private medicine may be one, but if we look closely at it, it is also subject to pressures and time limitations that do not make the development of human medicine easy.
On the other hand, the pressure of technology makes the continuous training of professionals and professional performance more complex with computer systems of clinical history and diagnostic and therapeutic means that progressively increase their difficulty of use.
The end of medicine with a human face has been announced for some time and we have not yet been able to implement the necessary changes to reverse it, which, despite being known, no one has risked to promote.
To have reference health professionals immersed in complaint and discomfort is not recommended for anyone. It is a fact that each time this disease is more widespread without moving card to solve it. The laws of the market push to evolve towards dichotomous systems with a quality assistance for the elites and a basic charity for the rest. If civil society does not become aware and forces the political status to make the necessary adjustments this will be inevitable.
The rise of biometrics, personal medical assistants, virtual health reality and health robots and algorithms based on artificial intelligence will broaden the spectrum of health service providers to a level we cannot imagine. The downside will be that these new channels and services will lack a human face. Dehumanized medicine cannot be fully satisfactory. Can we venture that this technology-driven medicine will become the new charity while elites will retain access to professionals? It is a possibility that the market pleases. The future will depend on the dialogue established between actors (citizens, professionals, managers and politicians) to organize priorities and the roadmap that leads us towards objectives of social or economic base as chosen. Each actor has difficult challenges ahead, citizens take responsibility for self-care and the management of their life habits, professionals for their social participation outside consultation and in the development of sensitivity and humanist ability, managers for the development of a new form of leadership and motivation, and politicians for a determined defence of the common good.
I know that health professionals are doing their job correctly and that patients want to be treated with technical and human excellence. In order for both points of view to meet, a structure is needed that allows this. Tax-financed public health systems are still an interesting alternative. But if they do not evolve they will end up as skeletal dinosaurs on the verge of disappearing in a world ravaged by permanent economic cataclysms. Perhaps now is the time to give way to a myriad of dinosaurs.
我們知道的藥物結束了
社會需要具有人文主義視野的醫生,他們不僅僅是技術人員或官僚。但是,如果不允許這些醫生工作的衛生系統這樣做會怎麼樣?
今天的歐洲衛生系統基於來自工業社會福利國家的公共服務理念。因此,它們的結構也是基於工業的。大型醫院作為診斷和治療服務鍊和較小的醫療中心,旨在吸收大量的輕微健康問題。健康和疾病已成為適合全球消費市場的貨幣化單位。鑑於用於組織目標的經濟指標屬於第一類,健康的目的是通過優先考慮定量而不是定性來提供服務。這種設計的一個後果是,護理壓力越大,專業人員和患者感受到的治療就越差,因為系統沒有考慮對所有系統所承受的過載採取糾正措施。衛生專業人員的相當大部分工作時間必須照顧過多的患者並不罕見。在這些情況下,很難不進入防禦性藥物,缺乏足夠的時間依賴與患者的高質量溝通和詳細的體格檢查,依賴於過度的診斷測試(過度診斷)和過度治療(過度治療)。
通常會發現那些感覺無法開發他們接受過培訓的醫療專業人員並且被迫提供通常不能滿足患者的最小藥物的醫療專業人員,因為他們沒有最少的時間或充分的反思。
還有替代品嗎?有些人可能認為私人醫學可能是一個,但如果我們仔細研究它,它也會受到壓力和時間的限制,這些限制不會使人類醫學的發展變得容易。
另一方面,技術的壓力使得專業人員的不斷培訓和專業表現更加複雜,具有臨床病史和診斷和治療手段的計算機系統逐漸增加其使用難度。
具有人性面孔的醫學已經宣布已經有一段時間了,我們還沒有能夠實施必要的改變以扭轉它,儘管已知,但沒有人冒險推廣。
建議任何人不要讓參考健康專業人士沉浸在投訴和不適中。事實上,每次這種疾病更廣泛而沒有移動卡來解決它。市場規律推動向二元體係發展,為精英提供高質量的幫助,並為其他人提供基本的慈善機構。如果民間社會沒有意識到並迫使政治地位做出必要的調整,這將是不可避免的。
生物識別技術,個人醫療助理,虛擬健康現實和健康機器人以及基於人工智能的算法的興起將使醫療服務提供商的範圍擴大到我們無法想像的水平。缺點是這些新渠道和服務缺乏人性化。非人化的藥物不能完全令人滿意。我們是否可以冒昧地認為這種技術驅動的醫學將成為新的慈善機構,而精英們將保留對專業人士的接觸?市場喜歡這種可能性。未來將取決於行動者(公民,專業人士,管理人員和政治家)之間建立的對話,以組織優先事項和路線圖,使我們實現所選社會或經濟基礎的目標。每個演員都面臨著艱難的挑戰,公民承擔著自我照顧和管理他們生活習慣的責任,專業人士為他們的社會參與外協商和發展敏感性和人文能力,管理者為發展新的領導形式和動機和政治家為堅定的共同利益辯護。
我知道健康專業人員正在正確地工作,患者希望得到技術和人類的卓越待遇。為了使兩個視點相遇,需要一種允許這種情況的結構。稅收資助的公共衛生系統仍然是一個有趣的選擇。但如果他們不進化,他們最終將成為在永久性經濟災難肆虐的世界中瀕臨消亡的骨骼恐龍。也許現在是時候讓位給無數的恐龍了。
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