sábado, 23 de diciembre de 2023

Reflexión de fin de año. End-of-year reflection. 年终反思



Chillida en los trabajos de colocación del Peine del viento



Me gustaría aprovechar estas fechas para hacer una última reflexión anual a la par de felicitarles las fiestas. Ha sido un año difícil para muchos, también para este servidor. Las guerras en suelo europeo y al oeste del mediterráneo, la subida de la gasolina y de los precios, los bandazos económicos y la crispación en política interna nos han cocido a todos a fuego lento en un ambiente incómodo, en ocasiones asfixiante. 


Dentro del mundo sanitario, los pediatras y médicos de familia de Madrid hemos protagonizado una de la huelgas más largas de la década, en un conflicto que nos mantuvo cuatro meses alternando paros, manifestaciones semanales y protestas varias. A los facultativos no nos gustan estos exabruptos, no nos suelen salir bien. Si recurrimos a ellos fue por pura desesperación tras la sangría de la pandemia y la negra perspectiva que se nos viene en cima cuando se jubilen el 25% de los compañeros en pocos años. Ha servido de poco, un mínimo ajuste en la nómina y la promesa de trabajar con agendas de 34 pacientes al dia que tras ocho meses de firmarlas siguen siendo el cuento de la lechera para la mayoría. En breve seremos testigos de nuevas llamas. 


Tanta marejada me ha mantenido a cierta distancia de este blog y de redes sociales, donde de vez en cuando dejo algún haiku. Pido disculpas a aquellos que puedan echar de menos mis pequeñas aportaciones pero no he tenido más remedio. Cuando un temporal destroza el velamen de un barco hay que acometer reparaciones antes de plantearse la más mínima navegación. El silencio tiene una faceta curativa, de máxima utilidad cuando se padecen excesos de ruido como ha sido el caso. Y siendo una medicina que recomiendo en consulta me ha tocado aplicármela a mí mismo para poder seguir tirando. 


En estos doce meses he profundizado la docencia, acogiendo en mi consulta seis rotaciones rurales de R2 de familia que me han ayudado a revisar y replantear muchas cuestiones. También he desarrollado la ecografía en el punto de atención con más de 600 exploraciones hechas y un esfuerzo en formación que hacia tiempo no me atrevía a asumir. Ambas facetas me han ayudado a recuperar la ilusión y el propósito. Sin sentido una vida profesional vale muy poco. Ahora tengo entre manos el deseo de poder contarlo de alguna forma porque tengo claro que además de las reformas estructurales, económicas y políticas que se puedan hacer con la Atención Primaria es urgente una revolución consciente que nos ayude a rescatar nuestro verdadero propósito sin hundirnos en la desesperación. De momento tengo en prensa un editorial en la revista AMF (Belleza, calma y equilibrio en medicina de familia) y un taller en el congreso de Comunicación de Cuenca de SEMFYC (Fisiopatología, hermenéutica y poesía), pero habrá más propuestas. 


Les invito a unirse a esta búsqueda de sentido, cada cual de la forma y maneras que estimen oportunas. El solsticio de invierno es tiempo propicio para ello, en la noche más larga quizá nos esa más fácil levantar la mirada a las tenues estrellas o percibir las pequeñas luces que puedan nacer en nuestra vida. En el fondo la Navidad no es más que esto, caminar a oscuras la madrugada y empezar a darnos cuenta de que ya llega la luz. Espero que sus deseos para el año que empieza se puedan cumplir. Reciban un abrazo de quien les escribe. 




Artículo de Manuel Vilas en El Correo


End-of-year reflection


I would like to use this time of year to make a final annual reflection and to congratulate you on the festive season. It has been a difficult year for many, including myself. The wars on European soil and west of the Mediterranean, the rise in petrol and prices, the economic swings and the internal political tension have simmered us all in an uncomfortable, sometimes suffocating atmosphere. 


In the world of healthcare, paediatricians and family doctors in Madrid have been involved in one of the longest strikes of the decade, in a conflict that kept us going for four months, alternating stoppages, weekly demonstrations and various protests. We doctors don't like these outbursts, they don't usually work out well for us. If we resorted to them it was out of sheer desperation after the bloodletting of the pandemic and the black prospect that is looming over us when 25% of our colleagues retire in a few years' time. It has been of little use, a minimal adjustment in the payroll and the promise to work with agendas of 34 patients a day that after eight months of signing them are still the milkmaid's tale for most of them. Soon we will witness new flames. 


So much turmoil has kept me at a certain distance from this blog and social networks, where I occasionally leave a haiku. I apologise to those who may miss my small contributions but I have had no choice. When a storm destroys a ship's sails, repairs must be undertaken before even the slightest sailing is considered. Silence has a curative facet, most useful when suffering from excessive noise, as has been the case here. And being a medicine that I recommend in my consultations, I have had to apply it to myself in order to keep going. 


In these twelve months I have deepened my teaching, hosting six rural rotations of family R2s in my practice, which have helped me to review and rethink many issues. I have also developed point-of-care ultrasound with more than 600 examinations performed and an effort in training that I had not dared to undertake for some time. Both facets have helped me to regain my enthusiasm and purpose. Without meaning, a professional life is worth very little. Now I have in my hands the desire to be able to tell the story in some way because it is clear to me that in addition to the structural, economic and political reforms that can be made to Primary Care, a conscious revolution is urgently needed to help us recover our true purpose without sinking into despair. At the moment I have an editorial in the journal AMF (Beauty, calm and balance in family medicine) and a workshop at the SEMFYC Communication Congress in Cuenca (Physiopathology, hermeneutics and poetry), but there will be more proposals to come.


I invite you to join in this search for meaning, each of you in whatever way and manner you see fit. The winter solstice is a propitious time for this, in the longest night it may be easier to look up at the faint stars or to perceive the little lights that may be born in our lives. This is what Christmas is all about, walking in the dark in the early morning and beginning to realise that the light is coming. I hope that your wishes for the coming year can be fulfilled. I send you a big hug from the one who writes to you.






年终反思


机器翻译,如有错误,敬请原谅。


我想利用每年的这个时候进行最后一次年度反思,并祝愿大家在节日期间一切顺利。对包括我在内的许多人来说,今年是艰难的一年。欧洲和地中海以西地区的战争、汽油价格和物价上涨、经济动荡和国内政治局势紧张,让我们所有人都沉浸在一种不舒服、有时甚至令人窒息的气氛中。


在医疗保健领域,马德里的儿科医生和家庭医生参与了本十年中持续时间最长的一次罢工,这场冲突持续了四个月,罢工、每周示威和各种抗议交替进行。我们医生不喜欢这样的罢工,因为罢工通常对我们不利。如果说我们是出于无奈,那也是在经历了大流行病的腥风血雨和几年后我们 25% 的同事退休后的黑暗前景之后的无奈之举。这没有什么用处,工资单上的调整微乎其微,每天 34 个病人的工作议程承诺在签署了 8 个月之后对他们中的大多数人来说仍然是挤奶的故事。很快,我们将看到新的火焰。

如此多的动荡让我与这个博客和社交网络保持了一定的距离,我偶尔会在那里留下一首俳句。我向那些可能会想念我的微薄贡献的人们道歉,但我别无选择。当暴风雨摧毁了一艘船的风帆时,必须先进行修理,然后才能考虑起航。沉默也有治疗的作用,在遭受过度喧哗时最有用,就像这里的情况一样。作为我在咨询中推荐的一剂良药,我不得不将它应用到自己身上,以便坚持下去。


在这十二个月里,我深化了教学工作,在我的诊所里接待了六次农村家庭康复医生轮转,这帮助我重新审视和思考了许多问题。我还开展了护理点超声检查,进行了 600 多次检查,并在培训方面做出了一段时间以来不敢做的努力。这两方面都帮助我重新找回了热情和目标。没有意义的职业生活是没有价值的。现在,我希望能够以某种方式讲述这个故事,因为我清楚地认识到,除了可以对初级保健进行结构、经济和政治改革外,还迫切需要一场有意识的革命,以帮助我们恢复真正的目标,而不至于陷入绝望。目前,我在《AMF》杂志上发表了一篇社论(《家庭医疗的美丽、平静与平衡》),并在《AMF》杂志的 "家庭医疗 "栏目中举办了一个研讨会。我邀请你们每个人以你们认为合适的方式和方法,加入这场意义的探索。冬至是一个好时机,在最长的夜里,我们可能更容易仰望微弱的星光,或者感知到生命中可能诞生的微光。这就是圣诞节的意义所在,清晨在黑暗中漫步,开始意识到光明即将到来。我希望你们来年的愿望能够实现。让我这个写信给你的人给你一个大大的拥抱。

lunes, 23 de octubre de 2023

La banalización del sufrimiento ajeno. The trivialisation of the suffering of others. 轻视他人的痛苦。





 

Habitamos una época de luz, tecnología, ciencia y desarrollo. Nunca antes se había visto nada igual, podemos hablar con cualquier persona del mundo usando un reloj, acceder a cantidades ingentes de información en un segundo o sanar enfermedades antes mortales. Por estas razones es fácil que nos creamos más de lo que somos y que trivialicemos cuestiones importantes. Y además es posible que los focos no nos permitan ver bien las sombras que inevitablemente se producen.


La ley de hierro que ha permitido estos milagros se llama libre mercado y su misión maximizar beneficios. Para ello es necesario dinamizar la economía a cualquier precio. Como consecuencia se anima a la producción y al consumo acelerando tanto la economía como la sociedad y finalmente cada ciudadano. Todo va cada vez más rápido: trabajo, ocio, vida pública y vida privada. Y como telón de fondo estamos sometidos a un enorme flujo de distracción mediado por pantallas y tecnología que nos sumerge en piscinas de estimulación continuada. 

En estas circunstancias la reflexión, la consciencia y la comprensión disminuyen o se inhiben dado que necesitan para surgir de tiempos y procesos lentos que son fagocitados por la prisa incesante que exige el enjambre a nuestro alrededor. En lugar de reflexión propia nos quedamos con titulares ajenos, en lugar de consciencia de vida personal gastamos el tiempo viendo series y en lugar de comprensión asumimos el discurso de nuestros influencers preferidos. 


La aceleración vital y el cortoplacismo inevitablemente asocian miopía social. Al centrarnos en el beneficio terminamos priorizando el propio antes que el común. A este respecto el ejemplo social de políticos, famosos y demás actores públicos actúa de imán que al visibilizarse y ampliarse ejerce un potente atractivo para todos. El problema es que los cuestionables códigos éticos de estos personajes les son disculpados mediante su innegable simpatía o atractivo y así en lugar de criticar que evadan impuestos o nos engañen, la reacción general tiende a disculparlos y promover su imitación.


De esta forma se banaliza el mal como Ana Arendt describió en los oficiales del ejército nazi que cometieron barbaridades acatando órdenes que no se permitieron cuestionar. A otro nivel lo vemos también en altos ejecutivos o altos políticos cuando por seguir consignas corporativas toman cursos de acción con efectos deletéreos para la sociedad. Y a menor escala en todos aquellos que defraudan impuestos, rapiñan recursos públicos o cometen engaños y fraudes con los privados. 


En este contexto de descremado ético generalizado y de lucha social por recursos limitados, en el que pareciera que todo es posible si con ello gano algo, se da otro interesante fenómeno que banaliza el sufrimiento ajeno. Por un lado la fatalidad ajena nos interesa cada vez menos dado que no nos ayuda a conseguir ningún beneficio personal. Dedicamos tan solo un instante a la noticia y como mucho asociamos un pequeño sentimiento de lástima que enseguida nos quitamos de encima pulsando en el siguiente contenido. Bastante pesadez tiene nuestra vida para que la llenemos de tantas malas noticias. Y como los medios y plataformas de comunicación nos atacan con inagotables propuestas de catástrofes, guerras, muertos y sinsentido terminamos defendiéndonos con distracciones más benévolas que actúan de cortina sobre la desagradable realidad del sufrimiento ajeno. Por otro lado los propios canales de información tienden a aislarnos en burbujas sociales cada vez más pequeñas en las que se sitúan los afines, amigos y colegas. De este modo segmentamos el mundo trazando una línea roja entre los nuestros y los demás, a los que muchas veces veremos como enemigos o amenazas. El mal o el sufrimiento de lo que queda más allá de esa línea no nos afecta, que cada palo aguante su vela y que a mí no me lo cuenten. 


Al eliminar de mi realidad la contemplación, consciencia, reflexión y comprensión del sufrimiento ajeno, inevitablemente me quedo con menos recursos para hacer lo mismo con el propio. El sufrimiento ajeno lo puedo negar o distraer, el propio no. Y cuando es moderado e intenso menos todavía. Por esta razón cada vez los médicos sufren más sobrecarga dado que los problemas personales que anteriormente la sociedad era capaz de auto gestionar terminan llegando en tromba a las consultas de medicina de familia y de salud mental. En ellas nos piden que les quitemos ese pensamiento rumiante, esa emoción terrible, ese estado de nervios, esa desesperación, ese sinsentido, esa soledad no deseada. En los cinco minutos de consulta poco puede hacer el galeno más que ofrecer alguna pastilla o aconsejar psicoterapia. Y el sufriente comprende que deberá acudir a otras puertas o seguir buscando a alguien que le quite el problema. Al haber banalizado el sufrimiento ajeno el propio ha aumentado de tamaño y se ha hecho ingobernable. Nuestra tolerancia a la frustración y al malestar ha disminuido comparada con la de nuestro predecesores, en un sistema laboral y social que no tolera las bajadas de rendimiento. Nos hemos convertido en líderes en consumo de psicofármacos y en drogas ilegales que aunque temporalmente parcheen algo tampoco consiguen arreglar el fondo del problema.


La única forma de empezar a enmendar un problema es tomando consciencia de él. Ante el sufrimiento ajeno solemos opinar. Esto ha sido siempre así y en los mentideros de cada pueblo o barrio se han comentado sin pausa las desgracias ajenas. Ahora pasa lo mismo pero en foros virtuales. Las redes sociales están llenas de bronca entre los que opinan blanco y lo que lo ven negro ante cualquier cuestión. Tras posicionarnos, opinar, apoyar a los nuestros y criticar al contrario terminamos como mucho mandando un donativo y con eso cerramos el asunto. 


Tal vez debamos recordar lo que hacían nuestras abuelas cuando rezaban por lo atribulados. A su modo contemplaban ese sufrimiento y lo presentaban ante el misterio que sus creencias acogían. El sufrimiento no era negado ni maquillado, se sostenía y se dejaba entrar en la zona de intimidad personal. Solo los que terminan comprendiendo que el sufrimiento ajeno es el mismo que el propio y que lo que les pasa a los demás nos pasa a nosotros, podrán entender que cuando nos toque a nosotros sufrir es el mundo el que sufre y tal vez así hacer más llevadero el mismo. 


La dimensión contemplativa permite sostener la mirada del malestar desde un pequeño instante a un tiempo mayor en lugar de salir huyendo que es con diferencia nuestra reacción más instintiva. Abrir nuestra consciencia al malestar es la puerta que nos permitirá avanzar hacia nuevas posibilidades. Podemos fijarnos en aquellos que han conseguido contemplar en profundidad el sufrimiento de un grupo o colectivo y obrar en consecuencia o en los artistas y personas con gran sensibilidad que han conseguido transformarlo en obras de arte. También comprobaremos que lo han conseguido con el propio, la sublimación es uno de los mecanismos psicológicos más elegantes para transformar el plomo del sufrmimiento en oro, que además sirve para alumbrar y compartir con los demás. 


Algunos propugnan que hacen falta más pastillas y psicoterapeutas, pero si lo pensamos bien su incremento no solucionaría por sí solo el problema. Lo que precisamos ante todo es darnos cuenta como sociedad y como personas de lo que está pasando. De como el cambio social está condicionando por un lado mayores niveles de sufrimiento personal autopercibido y por otro aumentado nuestras dificultades para manejarlo y, en muchos casos, asumirlo como inherente a la condición de estar vivos


Y tal vez los profesionales sanitarios podamos ir un poco más allá y analizar qué podemos hacer al respecto y qué no. Sin una visión clara, y si me permiten una perspectiva mayor, no será posible discernir la cuestión de hasta donde llegar con las propuestas de diagnóstico y tratamiento que hagamos a nuestros pacientes. Como primera sugerencia aporto la importancia de hacer una aproximación hermenéutica del malestar que nos presenten, explicando a quien lo sufra las posibles conexiones entre sus circunstancias vitales y las reacciones físicas, psicológicas, sociales y existenciales derivadas. Con frecuencia quien está atravesando una crisis vital no consigue entender lo que pasa dado que las respuestas suelen estar en un punto ciego para él que no le es posible mirar. 


Por otra parte tal vez tenga valor aprovechar los tiempos de malestar emocional propios para conectarlos de alguna forma con los ajenos y favorecer la comprensión de que nuestra condición de criaturas vivas nos une a todas las demás tanto en la dimensión más luminosa como en la más oscura. Aunque el que sufre se suele percibir solo y aislado no es posible estar más unido al resto de la humanidad que en estas circunstancias. Esta aproximación filosófica no precisa de estudios superiores ni de títulos universitarios, cualquier persona que haya sufrido puede ofrecer su comprensión vital, su empatía y su respeto a la que esté sufriendo en este momento. 


Recordar que la aproximación al sufrimiento humano puede hacerse desde los cuatro ángulos que lo constituyen (biológico, psicológico, social y existencial) y no quedarse meramente en lo superficial es quizá la prioridad tanto para los profesionales de la salud como para el resto de la sociedad. Hace falta reflexión y comprensión, pero necesitamos ayudas en un mundo que marcha a gran velocidad y no las favorece. Retomar el arte de la conversación tranquila, la contemplación pausada, el estar en silencio con nosotros mismos o el atrevernos a crear pequeñas obras de arte pueden ser cursos de acción a rescatar. En justicia el sufrimiento ajeno es tan respetable como el nuestro, si lo frivolizamos terminaremos burlándonos de nosotros mismos. Por eso humanizarnos seguramente tenga que ver con nuestra forma de relacionarnos con las sombras humanas. Según nos relacionemos con las dificultades, enfermedades y catástrofes de los demás así haremos con las nuestras.


 


Ruinas de Gaza


 

The trivialisation of the suffering of others.

 

We live in an age of light, technology, science and development. Nothing like it has ever been seen before, we can talk to anyone in the world using a watch, access vast amounts of information in a second, or cure previously fatal diseases. For these reasons it is easy for us to think we are more than we are and to trivialise important issues. And the spotlight may not allow us to see the shadows that inevitably follow.


The iron law that has enabled these miracles is called the free market and its mission is to maximise profits. For this it is necessary to dynamise the economy at any price. As a consequence, production and consumption are encouraged, accelerating both the economy and society and finally every citizen. Everything is going faster and faster: work, leisure, public life and private life. And as a backdrop we are subjected to an enormous flow of distraction mediated by screens and technology that immerses us in pools of continuous stimulation. 

In these circumstances reflection, awareness and understanding are diminished or inhibited as they need to emerge from slow times and processes that are swallowed up by the relentless haste demanded by the swarm around us. Instead of self-reflection, we are left with other people's headlines, instead of awareness of our personal lives, we spend our time watching TV series and instead of understanding, we take on the discourse of our influencers.


The acceleration of life and short-termism inevitably lead to social myopia. By focusing on profit, we end up prioritising our own rather than the common good. In this respect, the social example of politicians, celebrities and other public actors acts as a magnet that, when made visible and amplified, exerts a powerful attraction for all. The problem is that the questionable ethical codes of these figures are excused by their undeniable likeability or attractiveness, and so instead of criticising their tax evasion or cheating, the general reaction tends to excuse them and promote their imitation.

In this way evil is trivialised, as Anne Arendt described in the Nazi army officers who committed barbarities by obeying orders they did not allow themselves to question. On another level we also see it in top executives and politicians when they follow corporate slogans and take courses of action with deleterious effects on society. And on a lesser scale in all those who defraud taxes, plunder public resources or commit deceit and fraud with the private sector.


In this context of generalised ethical skimming and social struggle for limited resources, in which it seems that everything is possible if I gain something from it, there is another interesting phenomenon that trivialises the suffering of others. On the one hand, we are less and less interested in the fate of others because it does not help us to achieve any personal benefit. We dedicate only a moment to the news and at most we associate a small feeling of pity that we immediately get rid of by clicking on the following content. Our lives are heavy enough for us to fill them with so much bad news. And as the media and communication platforms attack us with endless proposals of catastrophes, wars, deaths and nonsense, we end up defending ourselves with more benevolent distractions that act as a curtain over the unpleasant reality of the suffering of others. On the other hand, the information channels themselves tend to isolate us in smaller and smaller social bubbles in which we are placed in the company of like-minded people, friends and colleagues. In this way we segment the world by drawing a red line between our own and others, whom we often see as enemies or threats. The evil or suffering of what lies beyond that line does not affect us; let every man hold his own and don't tell me about it.


By eliminating from my reality the contemplation, awareness, reflection and understanding of the suffering of others, I am inevitably left with fewer resources to do the same with my own. I can deny or distract from the suffering of others, but not from my own. And when it is moderate and intense, even less so. For this reason, doctors are increasingly overburdened as personal problems that society was previously capable of managing itself end up arriving in a flood at family medicine and mental health practices. They ask us to take away that ruminative thought, that terrible emotion, that state of nerves, that desperation, that meaninglessness, that unwanted loneliness. In the five minutes of the consultation, the doctor can do little more than offer a pill or advise psychotherapy. And the sufferer understands that he or she will have to go to other doors or keep looking for someone to take away the problem. Having trivialised the suffering of others, our own suffering has grown in size and has become unmanageable. Our tolerance for frustration and discomfort has diminished compared to that of our predecessors, in an employment and social system that does not tolerate underachievement. We have become leaders in the consumption of psychotropic drugs and illegal drugs which, although temporarily patching something up, also fail to fix the root of the problem.


The only way to begin to correct a problem is to become aware of it. In the face of the suffering of others, we tend to give our opinion. This has always been the case, and in the "mentideros" of each town or neighbourhood, the misfortunes of others have been commented on without pause. Now the same thing is happening in virtual forums. The social networks are full of arguments between those who have a white opinion and those who see it as black on any issue. After taking a stand, giving our opinions, supporting our own and criticising our opponents, we end up at best sending a donation and that is the end of the matter. 

Perhaps we should remember what our grandmothers did when they prayed for the beleaguered. In their own way they contemplated that suffering and presented it to the mystery that their beliefs embraced. Suffering was not denied or made up, it was sustained and allowed to enter the zone of personal intimacy. Only those who end up understanding that the suffering of others is the same as their own, and that what happens to others happens to us, will be able to understand that when it is our turn to suffer, it is the world that suffers, and perhaps in this way make it more bearable.


The contemplative dimension allows us to hold the gaze of discomfort from a small moment to a longer time instead of running away, which is by far our most instinctive reaction. Opening our awareness to discomfort is the door that will allow us to move towards new possibilities. We can look at those who have managed to contemplate in depth the suffering of a group or collective and act accordingly, or at artists and people with great sensitivity who have managed to transform it into works of art. Sublimation is one of the most elegant psychological mechanisms for transforming the lead of suffering into gold, which also serves to enlighten and share with others. 

Some argue that we need more pills and psychotherapists, but if we think about it, increasing the number of pills and psychotherapists alone will not solve the problem. What we need first and foremost is to realise as a society and as individuals what is happening. How social change is on the one hand conditioning higher levels of self-perceived personal suffering and on the other hand increasing our difficulties in dealing with it and, in many cases, assuming it as inherent to the condition of being alive.


And perhaps we health professionals can go a little further and look at what we can do about it and what we cannot do about it. Without a clear vision, and if you will allow me a broader perspective, it will not be possible to discern the question of how far we can go with the diagnostic and treatment proposals we make to our patients. As a first suggestion, I would suggest the importance of taking a hermeneutic approach to the malaise presented to us, explaining to the sufferer the possible connections between their life circumstances and the resulting physical, psychological, social and existential reactions. Often those who are going through a life crisis are unable to understand what is happening because the answers are often in a blind spot that they are unable to see. 


On the other hand, it may be worthwhile to take advantage of one's own times of emotional distress to connect them in some way with those of others and to promote the understanding that our condition as living creatures unites us with all others in both the brightest and darkest dimensions. Although the sufferer often feels alone and isolated, it is not possible to be more united with the rest of humanity than in these circumstances. This philosophical approach does not require higher education or university degrees; anyone who has suffered can offer their vital understanding, empathy and respect to those who are suffering at this moment.


Remembering that human suffering can be approached from all four angles (biological, psychological, social and existential) and not just superficially is perhaps the priority for both health professionals and the rest of society. Reflection and understanding are needed, but we need help in a fast-moving world that does not favour it. Resuming the art of quiet conversation, slow contemplation, being in silence with ourselves or daring to create small works of art may be courses of action to be rescued. In fairness, the suffering of others is as respectable as our own; if we frivolise it, we will end up making fun of ourselves. That is why humanising ourselves probably has to do with the way we relate to human shadows. As we relate to the difficulties, illnesses and catastrophes of others, so will we relate to our own.



Ruinas de Alepo




轻视他人的痛苦。


自动翻译,如有错误敬请谅解。


我们生活在一个光、技术、科学和发展的时代。 以前从未见过这样的情况,我们可以使用手表与世界上的任何人交谈,在一秒钟内访问大量信息或治愈以前致命的疾病。 由于这些原因,我们很容易相信自己比实际情况更重要,并轻视重要的问题。 也有可能聚光灯无法让我们看清不可避免出现的阴影。

创造这些奇迹的铁律被称为自由市场,其使命是利润最大化。 为此,必须不惜一切代价提振经济。 结果,生产和消费受到鼓励,从而加速了经济和社会的发展,最终加速了每个公民的发展。 一切都变得越来越快:工作、休闲、公共生活和私人生活。 作为背景,我们受到屏幕和技术介导的大量干扰,让我们沉浸在持续的刺激之中。

在这种情况下,反思、意识和理解会被削弱或抑制,因为它们需要从缓慢的时间和过程中出现,而这些时间和过程又被我们周围的人群所要求的不断的匆忙所吞噬。 我们没有进行自我反思,而是看到了其他人的头条新闻,我们花时间观看连续剧,而不是了解个人生活,我们没有理解,而是假设了我们最喜欢的影响者的话语。

生命力的加速和短期主义不可避免地与社会短视联系在一起。 通过关注利润,我们最终会优先考虑自己的利益,而不是共同的利益。 在这方面,政客、名人和其他公众人物的社会榜样就像一块磁铁,当它变得可见和扩大时,就会对每个人产生强大的吸引力。 问题在于,这些人物的可疑道德准则是通过他们不可否认的同情心或吸引力而得到原谅的,因此,普遍的反应不是批评他们逃税或欺骗我们,而是倾向于原谅他们并促进他们的模仿。

这样,邪恶就被轻视了,正如安娜·阿伦特在纳粹军官中所描述的那样,他们通过执行不允许自己质疑的命令而犯下暴行。 在另一个层面上,我们还可以在高级管理人员或高级政治家身上看到这种情况,他们为了遵循公司口号而采取对社会产生有害影响的行动方针。 在较小的范围内,包括所有骗税、掠夺公共资源或对私人进行欺骗和欺诈的人。

在普遍存在的道德掠夺和社会对有限资源的争夺的背景下,似乎只要我这样做就能有所收获,一切皆有可能,另一个有趣的现象出现了,它淡化了他人的痛苦。 一方面,我们对他人的命运越来越不感兴趣,因为它无助于我们获得任何个人利益。 我们在新闻上只花一会儿时间,最多会联想到一种小小的怜悯之情,点击以下内容后,我们会立即摆脱这种感觉。 我们的生活已经足够沉重,足以让我们充满这么多坏消息。 当媒体和通讯平台用无休无止的灾难、战争、死亡和愚蠢的建议攻击我们时,我们最终用更仁慈的消遣来保护自己,这些消遣充当了掩盖他人痛苦的不愉快现实的帷幕。 另一方面,信息渠道本身往往将我们孤立在越来越小的社会泡沫中,而志同道合的人、朋友和同事都位于其中。 通过这种方式,我们通过在自己和他人之间划出一条红线来划分世界,我们经常将他们视为敌人或威胁。 在那条线之外留下的邪恶或痛苦不会影响我们,让每根棍子举起蜡烛,不要告诉我。

通过从我的现实中消除对他人痛苦的沉思、意识、反思和理解,我不可避免地会剩下更少的资源来对自己做同样的事情。 我可以否认或转移别人的痛苦,但不能否认或转移我自己的痛苦。 当它是中等和强烈时,则更是如此。 出于这个原因,医生越来越多地承受着更多的负担,因为社会以前能够自我管理的个人问题最终涌入家庭医学和心理健康咨询。 他们要求我们消除那种沉思的想法、那种可怕的情绪、那种紧张状态、那种绝望、那种无意义、那种不想要的孤独。 在五分钟的咨询中,医生除了提供药物或建议心理治疗外,几乎无能为力。 患者明白他们将不得不去其他门或继续寻找某人来解决问题。

由于轻视了他人的痛苦,我们自己的痛苦就扩大了,变得难以控制。 在一个不能容忍绩效下降的工作和社会体系中,与我们的前辈相比,我们对挫折和不适的容忍度有所下降。 我们已经成为精神药物和非法药物消费的领导者,尽管它们暂时修补了一些东西,但无法解决问题的根源。

开始纠正问题的唯一方法就是意识到它。 当面对别人的痛苦时,我们通常会发表自己的意见。 情况一直如此,在每个城镇或街区的八卦工厂里,人们都在不停地讨论别人的不幸。 现在同样的事情也发生在虚拟论坛上。 社交网络在任何问题上都充满了白人观点和黑人观点之间的愤怒。 在表明立场、发表意见、支持我们的人民并批评相反的人之后,我们最多只能捐出一笔捐款,然后我们就结束了这件事。

也许我们应该记住我们的祖母在为陷入困境的人祈祷时所做的事情。 他们以自己的方式思考这种痛苦,并将其呈现给他们信仰所拥抱的神秘。 痛苦没有被否认或掩饰,它被维持并被允许进入个人亲密的区域。 只有那些最终明白别人的痛苦与自己的痛苦是一样的,以及发生在别人身上的事情也发生在我们身上的人,才能明白,当轮到我们受苦时,受苦的是世界,也许因此多做点,自己能承受。

沉思的维度让我们能够将不舒服的目光从一小片刻持续到更长的时间,而不是逃避,这是迄今为止我们最本能的反应。 向不适敞开我们的意识是让我们走向新可能性的大门。 我们可以看看那些成功地深入思考一个群体或集体的痛苦并采取相应行动的人,或者那些具有高度敏感性的艺术家和人们,他们成功地将其转化为艺术作品。 我们也会验证他们是否已经通过自己的努力实现了,升华是最优雅的心理机制之一,将苦难的铅变成金,这也有助于照亮和与他人分享。

有些人主张需要更多的药物和心理治疗,但如果我们仔细想想,增加这些药物本身并不能解决问题。 我们首先需要的是作为一个社会和人民认识到正在发生的事情。 社会变革如何一方面调节更高水平的自我感知的个人痛苦,另一方面增加我们管理痛苦的难度,并且在许多情况下,将其视为生存条件所固有的。

也许我们卫生专业人员可以更进一步分析我们能做什么和不能做什么。 如果没有清晰的愿景,如果你允许我有更广阔的视野,就不可能辨别我们向患者提出的诊断和治疗建议能走多远的问题。 作为第一个建议,我提出了对呈现在我们面前的不适采取解释学方法的重要性,向那些遭受这种不适的人解释他们的生活环境与由此产生的身体、心理、社会和存在反应之间可能存在的联系。 通常,那些正在经历人生危机的人无法理解正在发生的事情,因为答案通常是他们看不到的盲点。

另一方面,利用情绪不适的时间以某种方式与他人联系并促进人们理解我们作为生物的状况将我们与所有其他人团结在一起,无论是在最光明的还是最黑暗的维度,也许是有价值的。 。 尽管患者通常认为自己是孤独和孤立的,但在这种情况下,与其他人的团结是不可能的。 这种哲学方法不需要高等教育或大学学位;任何遭受过苦难的人都可以向此刻正在遭受苦难的任何人提供重要的理解、同情和尊重。

记住,可以从构成人类痛苦的四个角度(生物、心理、社会和存在)来解决人类痛苦,而不仅仅是停留在表面上,这也许是卫生专业人员和社会其他人的首要任务。 反思和理解是需要的,但在一个高速发展且不利于它的世界中,我们需要帮助。 回归安静交谈的艺术、缓慢的沉思、对自己保持沉默或敢于创作小型艺术作品都可以成为拯救的行动方针。

公平地说,别人的痛苦和我们自己的痛苦一样值得尊敬,如果我们轻视它,最终就会取笑自己。 这就是为什么我们自己的人性化肯定与我们与人类阴影的联系方式有关。 正如我们关心他人的困难、疾病和灾难一样,我们也会处理自己的困难、疾病和灾难。




Oswado Guayasamin, Lágrimas de sangre. 


sábado, 21 de octubre de 2023

El mensaje de la princesa. The Princess's message. 公主的消息。




“Después de haber prestado juramento de servicio a España ante nuestra bandera hace apenas dos semanas y tras haber iniciado mi formación militar, que me está permitiendo compartir el aprendizaje continuo con personas que han elegido una vida de servicio con grandes exigencias y renuncias personales…"


"Lo que puedo decirles es que entiendo muy bien y soy consciente de cuál es mi deber y de lo que implican mis responsabilidades"


Leonor de Borbón tuvo el privilegio de presentar la edición de este año de los premios que llevan su nombre con un discurso del que me permito extraer dos ideas de valor para los que ejercemos la medicina. No son tiempos fáciles para nosotros, en especial desde la pandemia que puso ante los ojos de todos de relieve la verdadera situación de sobrecarga e indefensión que muchas veces padecemos. Es cierto que nuestra época está trayendo tensiones múltiples para la entera sociedad, pero me permitirán que hoy me centre en la realidad que más conozco para tratar de proponer algún curso de acción constructivo. 

La crisis de los sistemas sanitarios es global. Es de causa múltiple y compleja aquejando a países y profesionales del orbe entero. Si preguntamos a los interesados cómo se sienten nos hablarán de su sobrecarga física y psicológica, su malestar ante los cambios sociales que producen intolerancia al malestar y disminución de la capacidad de auto gestionarse en los pacientes, así como de su profunda sed existencial al ver como los valores médicos tradicionales y el sentido de lo que hacen se difumina en muchos casos. 

Y en esto viene una chiquilla de 17 años que está haciendo la mili a hablarnos de las “grandes exigencias y sacrificios personales del mundo militar”. Muchos no habrán comprendido la frase dado que desde que España tiene un ejército profesionalizado el mundo militar se ha alejado de la sociedad civil. Antes los varones pasábamos obligatoriamente por él y aprendíamos de primera mano de que iban esas exigencias y sacrificios. Baste decir que entregabas un año de tu vida al servicio de los demás sin cobrar sueldo, alejándote de tus rutinas y familia y en compañía de gente diversa que otras circunstancias no te cruzarías en la vida. 

El mundo sanitario también tiene grandes exigencias y sacrificios. Durante la carrera te pasabas la vida en clase y estudiando mientras veías que el resto del campus tomaba el sol en el césped. Luego enn el MIR te plantaban de cuatro a seis guardias al mes de 24 horas, que es como condensar la mitad de la semana laboral en apenas un día en un ambiente de trabajo a máxima presión. Y cuando empezabas a trabajar de especialista lo habitual era encontrar suplencias, destinos y turnos poco apetecibles. No les daré más detalles, el camino no era ni es fácil. 

El problema que tenemos es que cada vez más profesionales no asumen tanta “exigencia y renuncias personales” y se van. Al irse crean problemas para los que se quedan: el resto de los compañeros y los pacientes en general. 

No es nada fácil tomar conciencia de que ya no se puede más. Sobre todo si se llevan muchos años de sacrificio a la espalda. Esto lo saben todos los que han tenido que atravesar crisis personales de larga duración. En el caso que nos ocupa creo que somos muy conscientes de “cuál es nuestro deber y lo que implica nuestra responsabilidad”, de hecho solemos caer en la sobreimplicación de la que solo salimos tras sufrir largos y penosos procesos de burnout. Lo cierto es que es básico para preservar la salud mental conocer las propias lineas rojas y tratar por todos los medios de no cruzarlas. 

Al ver durante los últimos meses el desempeño de la Princesa de Asturias entre militares me han venido recuerdos de mi propia adolescencia. Por eso recomiendo a todos los residentes que rotan conmigo tener experiencias laborales, de voluntariado o de cualquier tipo en otros países o con personas y proyectos alejados de su rutina habitual. La atomización social que sufrimos nos aleja de los demás y de la realidad. Es necesario recordar que las circunstancias de vida de grandes mayorías son realmente duras y complejas, y que cuando protestamos por la nuestra tal vez necesitemos perspectiva. 

La historia nos enseña que para entrar en el mundo de los adultos, los jovenes tenían que atravesar su correspondiente proceso de iniciación. Eso implica aprender a bregar con el propio dolor y la propia sombra. Nadie lo pasa bien ahí, pero los que atraviesan esos lances se manejarán mejor después. 

Me han gustado los reconocimientos que este año se han hecho en Oviedo. Creo que es de justicia agradecer y honrar a los que trabajan para el bien común y personalizarlo de alguna forma para hacerlo visible. Aunque bien sabemos que tras esas caras famosas hay muchas anónimas que desde la limpieza, la docencia, la cultura, la seguridad, o demás servicios nos sostienen a todos.  





The Princess's message.


"After having taken the oath of service to Spain before our flag just a fortnight ago and after having begun my military training, which is allowing me to share continuous learning with people who have chosen a life of service with great demands and personal renunciations..."

"What I can tell you is that I understand very well and I am aware of what my duty is and what my responsibilities entail"


Leonor de Borbón had the privilege of presenting this year's edition of the awards that bear her name with a speech from which I would like to extract two valuable ideas for those of us who practise medicine. These are not easy times for us, especially since the pandemic that brought home to all of us the real situation of overload and helplessness that we often suffer. It is true that our times are bringing multiple tensions for society as a whole, but allow me to focus today on the reality with which I am most familiar in order to try to propose some constructive course of action. 

The crisis in health systems is global. It has multiple and complex causes, affecting countries and professionals across the globe. If we ask those concerned how they feel, they will tell us of their physical and psychological overload, their unease at the social changes that are producing intolerance of discomfort and diminishing patients' capacity for self-management, as well as their deep existential thirst as they see their health systems deteriorate.

And here comes a 17-year-old girl who is doing her military service to talk to us about the "great demands and personal sacrifices of the military world". Many will not have understood the phrase, given that since Spain has had a professionalised army, the military world has distanced itself from civilian society. In the past, men were obliged to go through it and learn first-hand what the demands and sacrifices were all about. Suffice it to say that you gave a year of your life to the service of others without pay, away from your routines and family and in the company of people you would otherwise never come across in your life. 

The healthcare world also has great demands and sacrifices. During your degree you spent your life in class and studying while watching the rest of the campus sunbathing on the lawn. Then in the MIR you had four to six 24-hour shifts per month, which is like condensing half of the working week into just one day in a high-pressure work environment. And when you started working as a specialist, it was common to find substitutions, assignments and shifts that were not very appetising. I will not give you more details, the path was not and is not easy. 

The problem we have is that more and more professionals do not take on so many "demands and personal sacrifices" and leave. When they leave, they create problems for those who remain: the rest of their colleagues and patients in general. 

And here comes a 17-year-old girl who is doing her military service to talk to us about the "great demands and personal sacrifices of the military world". Many will not have understood the phrase, given that since Spain has had a professionalised army, the military world has distanced itself from civilian society. In the past, men were obliged to go through it and learn first-hand what the demands and sacrifices were all about. Suffice it to say that you gave a year of your life to the service of others without pay, away from your routines and family and in the company of people you would otherwise never come across in your life. 

The healthcare world also has great demands and sacrifices. During your degree you spent your life in class and studying while watching the rest of the campus sunbathing on the lawn. Then in the MIR you had four to six 24-hour shifts per month, which is like condensing half of the working week into just one day in a high-pressure work environment. And when you started working as a specialist, it was common to find substitutions, assignments and shifts that were not very appetising. I will not give you more details, the path was not and is not easy. 

The problem we have is that more and more professionals do not take on so many "demands and personal sacrifices" and leave. When they leave, they create problems for those who remain: the rest of their colleagues and patients in general.

It is not easy to realise that you can't do it any more. Especially if you have had many years of sacrifice behind you. Anyone who has had to go through a long-term personal crisis knows this. In this case, I think we are all too aware of "what our duty is and what our responsibility entails", in fact we tend to fall into over-involvement from which we only emerge after suffering long and painful burnout processes. The truth is that in order to preserve mental health it is essential to know one's own red lines and to try by all means not to cross them. 

Watching the performance of the Princess of Asturias in the military over the last few months has brought back memories of my own adolescence. That is why I recommend to all residents who rotate with me to have work, volunteering or any other kind of experience in other countries or with people and projects far from their usual routine. The social atomisation we suffer from distances us from others and from reality. We need to remember that the life circumstances of large majorities are really hard and complex, and that when we protest for our own we may need perspective. 

History teaches us that in order to enter the adult world, young people had to go through a process of initiation. This involves learning to deal with one's own pain and one's own shadow. No one has a good time there, but those who go through those throws will handle it better afterwards.

I liked the awards that were made in Oviedo this year. I think it is only fair to thank and honour those who work for the common good and to personalise it in some way to make it visible. Although we are well aware that behind these famous faces there are many anonymous people who, through cleaning, teaching, culture, security and other services, support us all.



公主的消息。


自动翻译如有错误敬请谅解。


“两周前,我在国旗前宣誓为西班牙服役,并开始了军事训练,这让我能够与那些选择了高要求和个人牺牲的服役生活的人们分享不断的学习。 ”。


“我可以告诉你的是,我非常了解并意识到我的职责是什么以及我的责任意味着什么”

莱昂诺·德·波旁 (Leonor de Borbón) 有幸在颁奖典礼上以她的名字命名了今年的奖项,并发表了演讲,我从演讲中提炼出两个对我们这些行医者有价值的想法。 对于我们来说,这并不是一个轻松的时期,特别是自从这场大流行病让每个人都看到了我们经常遭受的超负荷和无助的真实状况。 确实,我们的时代给整个社会带来了多重紧张,但今天你会让我专注于我最了解的现实,试图提出一些建设性的行动方案。

卫生系统的危机是全球性的。 它有多重复杂的原因,影响着世界各地的国家和专业人士。 如果我们询问那些感兴趣的人的感受,他们会告诉我们他们的身体和心理超负荷,他们面对社会变化的不适,这些变化导致患者无法忍受不适和自我管理能力下降,以及他们的在许多情况下,传统医学价值观及其所做的事情的意义是如何模糊的,对此存在深刻的渴求。

一位正在服兵役的17岁女孩来和我们谈论“军事世界的伟大要求和个人牺牲”。 许多人不会理解这句话,因为西班牙拥有一支专业化的军队,军事界已经与民间社会保持距离。 以前,我们男人必须经历它并亲身了解这些要求和牺牲的含义。 可以说,您将生命中的一年奉献给了他人,没有领取薪水,远离了日常生活和家庭,并与您在生活中不会遇到的形形色色的人在一起。

医疗保健领域也有巨大的需求和牺牲。 在攻读学位期间,您的一生都在课堂和学习中度过,而您则看着校园其他人在草地上享受日光浴。 然后在 MIR,他们每个月安排四到六名 24 小时警卫,这就像在压力最大的工作环境中将一周工作时间的一半压缩为一天。 当你开始作为一名专家工作时,通常的事情就是寻找没有吸引力的替代、任务和轮班。 我不会向您提供更多细节,这条路过去并不容易,现在也不容易。

我们面临的问题是,越来越多的专业人士不承担那么多“个人要求和辞职”并离开。 他们的离开会给那些留下来的人带来问题:其他同事和一般患者。

意识到你不能再这样做并不容易。 尤其是如果他们背后有多年的牺牲。 每个经历过长期个人危机的人都知道这一点。 就目前的情况而言,我相信我们非常清楚“我们的职责是什么,我们的责任意味着什么”,事实上我们很容易陷入过度卷入的境地,只有在经历了漫长而痛苦的倦怠过程后才能摆脱困境。 事实是,了解自己的红线并尽力不跨越它们对于保持心理健康至关重要。

近几个月来,看着阿斯图里亚斯公主在军队中的表现,我想起了自己的青春期。 这就是为什么我建议所有与我一起轮换的住院医生都有在其他国家工作、志愿者或任何类型的经验,或者与远离他们平常生活的人和项目一起工作的经历。 我们所遭受的社会原子化使我们与他人和现实变得疏远。 有必要记住,绝大多数人的生活环境确实艰难而复杂,当我们抗议我们的生活时,我们可能需要有远见。

历史告诉我们,年轻人要进入成年人的世界,必须经历相应的启蒙过程。 这意味着学会处理自己的痛苦和自己的阴影。 没有人在那里过得愉快,但那些经历过这些挣扎的人以后会处理得更好。

我喜欢今年在奥维多获得的认可。 我认为感谢和表彰那些为共同利益而努力的人并以某种方式将其个性化以使其可见是公平的。 尽管我们深知,在这些名人面孔的背后,还有许多默默无闻的人,他们从清洁、教学、文化、安全或其他服务领域支持着我们所有人。

miércoles, 4 de octubre de 2023

Reconstruyendo los pilares. Rebuilding the pillars. 重建支柱

 


Ayer asistí a la jornada anual que organiza la Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria. Me he animado a compartir algunas impresiones por ser la ocasión proclive para tomar el pulso a la especialidad en particular y a la Atención Primaria en general. Lo mejor de este tipo de jornadas es el valor que aportan tanto dentro de las salas como en los pasillos. En las primeras mucho nivel, invitados ilustres que aportaron formación y participación de representantes de los grupos de trabajo que dieron jugosas pistas. Estos últimos en un formato breve de 6 minutos que nos permitió confirmar que pese a todo sigue habiendo profesionales motivados. Hubo un toque de humor a cargo de @1cada8horas, otro institucional (en los últimos años no vino nadie de la gerencia), y guiños variados en las mesas. Complementaban la jornada algunos talleres prácticos y el espacio científico de presentaciones y poster que reconozco disfruté.

No puede hablar con los 300 asistentes pero sí que abracé y saludé a muchos amigos tanto en activo como jubilados. Me agradó especialmente que estos últimos se animaran a acudir. Agradecí a José Manuel Freire su intermediación para que la jornada tuviera lugar en el Ateneo de Madrid, un lugar ilustre y magnético. Después de hablar con Alberto Cutillas y algunos miembros de la actual junta, con compañeros seniors y algún residente creo poder certificar un nivel de perfusión distal aceptable. No es poca cosa tras las asistolias de la pandemia y la postpandemias, tras las huelgas y desencuentros con la administración. Sentí también mucho cansancio de fondo y flotaba en el ambiente ese olor a desesperación que no nos terminamos de quitar de encima. Salí contento. Produce un alivio en el alma tomar consciencia de la tenacidad de tanta gente buena que pese al viento en contra sigue navegando.





Rebuilding the pillars


Yesterday I attended the annual conference organised by the Madrid Society of Family and Community Medicine. I have decided to share some of my impressions as it is the perfect opportunity to take the pulse of the speciality in particular and of Primary Care in general. The best thing about this type of conference is the value it provides both inside the rooms and in the corridors. In the first ones, there was a high level, illustrious guests who provided training and participation of representatives of the working groups who gave juicy clues. The latter in a short 6-minute format that allowed us to confirm that despite everything there are still motivated professionals. There was a touch of humour by @1cada8horas, another institutional one (in recent years no one from the management came), and a variety of winks at the tables. 

The day was complemented by some practical workshops and the scientific area of presentations and posters, which I must admit I enjoyed. I cannot speak to the 300 attendees but I did hug and greet many friends, both active and retired. I was especially pleased that the latter were encouraged to attend. I thanked José Manuel Freire for brokering the event to take place at the Ateneo de Madrid, an illustrious and magnetic venue. 

After speaking with Alberto Cutillas and some members of the current board, with senior colleagues and some residents, I believe I can certify an acceptable level of distal perfusion. This is no mean feat after the pandemic and post-pandemic asystole, after the strikes and disagreements with the administration. I also felt a lot of fatigue in the background, and there was a whiff of desperation in the air that we still can't shake off. I left happy. It is a relief for the soul to be aware of the tenacity of so many good people who, despite the headwinds, continue to sail.




重建支柱


昨天,我参加了马德里家庭与社区医学学会举办的年会。我决定与大家分享我的一些感想,因为这是一次把握本专业乃至整个初级医疗脉搏的绝佳机会。这类会议的最大特点是,无论是在会场内还是在走廊上,都能体现出它的价值。在前者,有高水平、杰出的嘉宾提供培训,也有工作组代表的参与,他们提供了多汁的线索。后者以短短 6 分钟的形式让我们确认,尽管发生了一切,但仍有积极进取的专业人士。@1cada8horas(另一位体制内人士,近年来管理层没有人来过)的幽默,以及餐桌上的各种眨眼。当天还举办了一些实用的研讨会,以及演讲和海报科学区,我必须承认,我很喜欢这些活动。

我不能对 300 名与会者说什么,但我确实拥抱和问候了许多朋友,有在职的,也有退休的。我尤其高兴的是,大会鼓励退休人员参加会议。我感谢何塞-曼努埃尔-弗莱雷(José Manuel Freire)促成这次活动在马德里雅典耀大学(Ateneo de Madrid)举行,这是一个辉煌而富有磁性的场所。

在与阿尔贝托-库蒂亚斯(Alberto Cutillas)和现任董事会的一些成员、资深同事和一些住院医生交谈之后,我相信我可以证明远端灌注达到了可接受的水平。在经历了大流行和大流行后的窒息,在经历了罢工和与行政部门的分歧之后,这绝非易事。我还感觉到了许多疲惫,空气中弥漫着一股我们仍然无法摆脱的绝望气息。我高兴地离开了。能够意识到有这么多善良的人们在逆风中依然坚韧不拔,继续扬帆起航,我的心灵得到了慰藉。

domingo, 18 de junio de 2023

La pandemia no acabó. The pandemic is not over. 大流行病还没有结束




Al hipercapitalismo no le gustan los duelos. Hace valer hasta el extremo el antiguo dicho “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”. Y para ello no duda en usar todas las armas de distracción masiva que posee. Pero la realidad es tozuda y los hechos son los hechos, la pandemia por Covid ha matado a millones de personas de forma directa e indirecta. Hay registros públicos de 5 millones de muertos, la OMS calcula que tres veces más, y un servidor se atreve a pronosticar una cifra muchísimo más alta. Lo cierto es que todas las familias han sufrido los efectos de la pandemia y han tenido que lamentar víctimas entre sus miembros o en su círculo de vecinos o amigos. A lo que se añade los casos superados tanto de covid agudo como de covid prolongado, muchos millones de afectados. 


A nivel social no hemos conseguido hacer un proceso de duelo en condiciones. Hemos sido testigos del manejo político de la pandemia, primero con puño de hierro, luego con mano de seda. Basta mirar a los países occidentales primero y a China después y como se pasó de una situación de emergencia a otra de normalidad total de un día para otro a conveniencia del poder ejecutivo de turno. Y es que la economía sigue siendo quien maneja los hilos, las paradas como decíamos al inicio no son bien toleradas por una industria y un comercio que toleran mal los descensos de beneficios. 


De este modo, como si de un pase de magia se tratara, nos han cambiado la situación mundial de una terrible apocalipsis a un mundo de color y fantasía en el que lo pasado pasado y vivamos el presente. El problema es que tenemos encima un buen montón de muertos, y aunque se muchos se empeñen, a los muertos propios es difícil taparles la boca. Están demasiado presentes. 


Como médico de familia he vivido la pandemia en primera línea, y además de sufrir los casos familiares y personales cercanos he tenido muchos más por causa de mi trabajo. Mucho más sufrimiento, muchos más muertos. Sin embargo el duelo que hemos podido hacer los sanitarios no dista mucho del que ha hecho el resto de la sociedad. En lugar de llorar en condiciones o procesar la pérdida, hemos seguido trabajando a destajo y mirando hacia delante. Quién ha podido, claro está, los casos de burnout, enfermedades físicas y mentales se han incrementado como nunca. Pese a la falta de transparencia basta darse una vuelta por los centros de salud de Madrid y preguntar cuántos facultativos faltan…


Ser testigos del colapso del sistema sanitario durante las sucesivas olas pandémicas ha sido algo muy duro para muchos profesionales que creíamos en la estabilidad y solidez de la organización. La mala gestión inicial, la insuficiente reserva funcional de la Atención Primaria, los sistemas de urgencia o de las Unidades de Cuidados Intensivos, han elevado la presión al límite sobre los que sostenían dichos servicios. Y no ha sido agradable, muchos profesionales hemos tocado fondo y quién más y quién menos se ha llevado la correspondiente herida o quemadura. 


En Madrid tuvimos además que padecer la gestión sanitaria marca de la casa. A poco de salir de la última ola a los responsables les da por desmantelar las urgencias de Atención Primaria, y efectivamente consiguen cargarse por completo el servicio. Cómo sería la indignación que esto provocó una huelga de pediatras y médicos de familia de cuatro meses, en lo que ha sido quizá una torpe manera de hacer el duelo pandémico para los facultativos capitalinos que vimos como el sueldo de varias nóminas se reducía con fruición. No lo damos por malo, a base de gritar, manifestarnos por la Gran Vía, corear consignas y verbalizar lo que pensábamos de tirios y troyanos nos ha salido caro pero nos ha ayudado a manifestar el profundo malestar y dolor de los que vimos qué fácil es pasar de los aplausos de balcón a la incomprensión pública y a la desidia del político. 


En otros lugares no ha sido así, cada cual ha hecho lo que ha podido. Lo cierto es que seguimos adelante sin haber aprendido todas las lecciones. Seguimos sin tener información epidemiológica de calidad. Seguimos sin saber que utilidad real tienen las medidas de aislamiento social, mascarillas y demás. Seguimos sin saber cómo evitar otras pandemias. Seguimos sin saber cómo mejorar los sistemas sanitarios. 


Y por supuesto seguimos sin saber cómo mejorar los duelos sociales. Un compañero preguntaba estos días cómo podría ser un símbolo público que expresara el luto por el Covid, al modo del pañuelo blanco de las madres de la plaza de mayo, y me parecía una cuestión interesante. Porque ha habido un luto que quizá no hemos sabido hacer de la mejor manera pese al dolor. Y hay lágrimas que hay que dejar salir, como todos sabemos. 






https://www.bbc.com/mundo/noticias-61333739


https://digital.csic.es/handle/10261/266325














The pandemic is not over



Hypercapitalism does not like duels. It makes the old saying "the dead to the hole and the living to the bun" apply to the extreme. And to this end it does not hesitate to use all the weapons of mass distraction it possesses. But reality is stubborn and the facts are the facts, the Covid pandemic has killed millions of people directly and indirectly. There are public records of 5 million deaths, the WHO estimates three times that number, and I would venture to predict a much higher figure. What is certain is that every family has suffered the effects of the pandemic and has had to mourn victims among its members or in their circle of neighbours or friends. On top of this, there are many millions of people affected by both acute and prolonged covid. 


On a social level, we have not managed to carry out a proper mourning process. We have witnessed the political handling of the pandemic, first with an iron fist, then with a silk hand. Just look at the Western countries first and China later and see how they went from an emergency situation to a situation of total normality from one day to the next at the convenience of the executive power of the day. And it is the economy that continues to pull the strings, and as we said at the beginning, stoppages are not well tolerated by an industry and commerce that do not tolerate drops in profits very well. 


In this way, as if by magic, the world situation has changed from a terrible apocalypse to a world of colour and fantasy in which the past is the past and we live in the present. The problem is that we have a lot of dead people on top of us, and even if many of them insist, it is difficult to keep their mouths shut from their own dead. They are too present. 


As a family doctor, I have lived through the pandemic on the front line, and in addition to suffering from close family and personal cases, I have had many more because of my work. Much more suffering, many more deaths. However, the mourning that we health workers have been able to do is not very different from that of the rest of society. Instead of grieving properly or processing the loss, we have continued to work hard and look forward. Who has been able to, of course, cases of burnout, physical and mental illness have increased as never before. Despite the lack of transparency it is enough to take a walk around the health centres of Madrid and ask how many doctors are missing...


Witnessing the collapse of the health system during the successive pandemic waves has been very hard for many professionals who believed in the stability and solidity of the organisation. The initial mismanagement, the insufficient functional reserve of primary care, emergency systems or intensive care units, have pushed the pressure to the limit on those who supported these services. And it has not been pleasant, many of us professionals have hit rock bottom and some of us have been hit by the corresponding pressure.


In Madrid we have also had to suffer from the house's trademark health management. Shortly after coming out of the last wave, those in charge decided to dismantle the primary care emergency services, and effectively succeeded in completely destroying the service. How outraged they were that this provoked a four-month strike by paediatricians and family doctors, in what was perhaps a clumsy way of pandemic mourning for the capital's doctors, who saw their salaries reduced with fruition. We don't take it for bad, by shouting, demonstrating along the Gran Vía, chanting slogans and verbalising what we thought of Tyrians and Trojans has cost us dearly, but it has helped us to express the deep unease and pain of those of us who saw how easy it is to go from applause on the balcony to public incomprehension and political neglect. 


In other places this has not been the case, everyone has done what they could. The truth is that we are still going ahead without having learnt all the lessons. We still do not have quality epidemiological information. We still don't know how useful social isolation measures, masks and so on really are. We still do not know how to prevent other pandemics. We still do not know how to improve health systems. 


And of course we still don't know how to improve social grief. A colleague asked recently what a public symbol could be to express the mourning for Covid, like the white scarf of the mothers of the Plaza de Mayo, and I thought it was an interesting question. Because there has been a mourning that perhaps we have not known how to mourn in the best way despite the pain. And there are tears that must be let out, as we all know. 




https://www.bbc.com/mundo/noticias-61333739


https://digital.csic.es/handle/10261/266325







大流行病还没有结束


机器翻译,抱歉有错误。


超资本主义不喜欢决斗。它让 "死人进洞,活人进包 "这句老话发挥到了极致。为此,它毫不犹豫地使用它所拥有的所有大规模分散注意力的武器。但现实是顽固的,事实就是事实,科维德大流行病已经直接和间接地杀死了数百万人。公开记录显示有500万人死亡,世卫组织估计是这个数字的三倍,我大胆预测会有更高的数字。可以肯定的是,每个家庭都受到了这一流行病的影响,不得不在其成员中或在其邻居或朋友圈中悼念受害者。除此之外,还有数以百万计的人受到急性和长期病毒的影响。


在社会层面上,我们还没有设法进行适当的哀悼过程。我们目睹了对这一流行病的政治处理,先是用铁拳,然后是用绢手。只要看看西方国家先是,后来是中国,看看它们是如何在当时的行政权力的便利下,从一个紧急状况变成一个完全正常的状况的。而继续拉动经济的是经济,正如我们在开始时所说的,停工对于不善于容忍利润下降的工业和商业来说是不能容忍的。


这样一来,就像变魔术一样,世界局势从可怕的启示录变成了一个充满色彩和幻想的世界,在这个世界里,过去是过去,我们生活在现在。问题是,我们上面有很多死人,即使他们中的很多人坚持,也很难对自己的死人守口如瓶。他们的存在感太强了。


作为一名家庭医生,我在前线经历了这场大流行病,除了遭受近亲和个人的病例之外,我还因为我的工作而多了很多。更多的痛苦,更多的死亡。然而,我们卫生工作者所能做的哀悼,与社会上其他的人没有什么不同。我们没有适当地悲痛或处理损失,而是继续努力工作,向前看。当然,谁能做到这一点,倦怠、身体和精神疾病的案例前所未有地增加。尽管缺乏透明度,但只要在马德里的保健中心走一圈,问问有多少医生失踪就够了......


目睹卫生系统在连续的大流行病浪潮中的崩溃,对许多相信该组织的稳定性和稳固性的专业人士来说是非常艰难的。最初的管理不善,初级保健、急救系统或重症监护室的功能储备不足,已经把支持这些服务的人的压力推到了极限。这并不令人愉快,我们中的许多专业人员已经跌到了谷底,还有谁?



在马德里,我们也不得不遭受这所房子的标志性健康管理。在走出上一波浪潮后不久,那些负责人决定解散初级保健急救服务,并有效地成功地完全摧毁了该服务。他们是多么的愤怒,这激起了儿科医生和家庭医生为期四个月的罢工,这也许是对首都医生大流行的一种笨拙的哀悼方式,他们看到他们的工资随着成果而减少。我们不以为然,通过大喊大叫,沿着Gran Vía游行示威,高呼口号,用语言表达我们对提利尔人和特洛伊人的看法,让我们付出了沉重的代价,但它帮助我们表达了我们这些人深深的不安和痛苦,因为我们看到从阳台上的掌声到公众的不理解和政治忽视是多么容易。


在其他地方,情况并非如此,每个人都做了他们所能做的。事实是,我们仍然在没有吸取所有教训的情况下继续前进。我们仍然没有高质量的流行病学信息。我们仍然不知道社会隔离措施、口罩等到底有多大作用。我们仍然不知道如何预防其他大流行病。我们仍然不知道如何改善卫生系统。


当然,我们也仍然不知道如何改善社会的悲痛。一位同事最近问,可以用什么公共标志来表达对科维德的哀悼,就像五月广场的母亲们的白围巾一样,我认为这是一个有趣的问题。因为一直有一种哀悼,也许我们不知道如何以最好的方式哀悼,尽管有痛苦。而有些眼泪是必须要流出来的,这一点我们都知道。




https://www.bbc.com/mundo/noticias-61333739


https://digital.csic.es/handle/10261/266325