Fotos Stars Wars: The force awakens. StarWars.com
Todo tiene su lado oscuro. La medicina de familia también. Los que se acercan a ella lo conocen. Si son jóvenes padecerán la carestía de trabajo y la precariedad de este, si son mayores la sobrecarga, la burocracia y la mala gestión. Hay muchas sombras y amenazas. Los presupuestos decrecientes, la falta de apoyo institucional, el desconocimiento de la misma por la
clase política... Pero lo peor suele estar dentro de los propios profesionales que ejercen esta disciplina en la forma de una baja autoestima, pésima moral y descorazonamiento crónico. La mayoría de los
Jedis han sido suprimidos de alguna u otra forma. ¿Será posible que esta disciplina repunte y ofrezca a la sociedad todo lo que puede dar?
Las apariencias parecen indicar que necesitamos otra narrativa. Los congresos al uso, los popes, las sociedades científicas, los colegios de médicos y los sindicatos se han desvirtualizado. Muchos los consideran ya del lado oscuro, sintiendo que aportan muy poco a su práctica diaria. ¿Cómo formular una alternativa ante tanta desolación?
El primer paso será sin duda
reflexionar. Me permito para ello caminar la senda de mi amigo
Francesc Borrell quien lleva mucho tiempo
investigando sobre ello. Hace falta más reflexión en la clínica pero también fuera de la consulta. El médico de familia precisa reformular permanentemente sus preguntas, hilvanar la madeja de la ética con la de la práctica asistencial y las necesidades propias y de sus pacientes. Hace falta reflexión para plantear nuevas estructuras y formas de trabajo.
Otro paso es formular propuestas creíbles y sensatas que aporten valor añadido a la sociedad, estructura sanitaria y a los propios profesionales. Esto irá de la mano de una
nueva narrativa que sea entendible tanto por políticos como por sociedad a la par que ilusionante para profesionales y estudiantes con interés en esta disciplina. Llevamos demasiado tiempo perdido en charlas de café y foros internos, muchas horas de debate, estudio e investigación que no han movido molino. El enorme capital de talento que la medicina de familia tiene en nuestro país no ha salido todavía del armario. Ya va siendo hora, tanto en los junior como en los senior.
¿Hay verdaderamente alternativas de cambio? ¿tenemos posibilidades de ganarnos a los pacientes? ¿y a los
políticos? dependerá de cómo navegue cada cual su propia consulta. De la resolubilidad, calidad científica, habilidades de comunicación, valores, interés real por los pacientes, habilidades diagnósticas y terapéuticas, etc... Nadie va a venir a arreglarnos una Atención Primaria carcomida por el mal de "no es mi función", ustedes ya me entienden.
En Estados Unidos la iniciativa
Family Medicine Revolution y otras en Reino Unido y otros países están tratando de iniciar un movimiento que permita una evolución. Probáblemente sea sensato que lo que se formule en nuestro medio tenga en cuenta estas líneas de acción. También lo es aprender a dialogar con otros profesionales sanitarios y de la gestión invitándoles a añadir sus propuestas y puntos de vista.
Sabemos muy poco lo que los avances tecnológicos en hardware, software, ehealth, mhealth, big data y otros muchos frentes aportarán (o no) a la medicina. Intuimos que el modo de ejercerla va a cambiar notoriamente en los próximos años no tanto por la tecnología sino porque la sociedad entera se está reformulando a muchos niveles. Cuando la percepción de salud parece hundirse y cada vez hay más "enfermos crónicos complejos" parece que los profesionales sanitarios habrán de dar lo mejor de sí mismos para que la situación no se nos vaya de las manos. Dejarlo todo en manos del político que planifica a cuatro años vista ó a unos expertos que preparen su dossier ó su presentación en un congreso de crónicos no es sensato. El nivel de inteligencia colectiva que hay que movilizar es mayúsculo. Hace falta que mucha gente participe y que surjan personas que sepan liderar las posibilidades emergentes desde el servicio y no desde el ego.