martes, 4 de agosto de 2015

La vida nos enseña









"Cuando recibes un diagnóstico infame se te caen todos los palos del sombrajo. Te da igual el dinero que tengas en la cuenta, todo lo que hayas estudiado, los honores y privilegios de los que disfrutas... Hace dos años me diagnosticaron un cáncer de colon y tuve que pasar por quirófano y recibir diferentes tratamientos. De momento estoy bien y acudo a revisión cada seis meses. No me lo tomé mal, me dije "me guste o no es lo que me toca vivir" y pese a haber sido toda la vida un hipocondriaco y que como médico jubilado siempre he sido mal paciente, mi familia y entorno se sorprendieron de la entereza con la que encaré la situación. Una cosa puedo decir, nos damos cuenta de lo importante cuando la vida ó su hermana la muerte nos paran los pies. No merece la pena esperar tanto para tomar conciencia de lo que vale la vida y de lo despistados que solemos caminar por ella."
JLK, 73 años.




Cuando escuché estas palabras de uno de nuestros participantes en los talleres de Mindfulness que estamos haciendo para mayores en Villalba sentí una profunda admiración y respeto. Hablaba alguien desde su experiencia, alguien que pese a su edad quiere seguir aprendiendo, quiere seguir disfrutando la vida y agarrándola fuerte. La sabiduría que destilan sus palabras me animan a pensar lo mucho que nos afanamos sin sentido y lo fácil que es despistarse y olvidarnos de dar valor a lo que realmente lo tiene. La verdadera economía no es la centrada en el dinero sino aquella cuyo referente es la vida.

Este año hemos acompañado dos grupos de personas mayores en su iniciación a la atención plena. Ha sido una experiencia inspiradora compartir su evolución y los cambios que algo tan simple como sentarse un ratito y tomar conciencia del cuerpo y la respiración pueden provocar.

Los médicos no solemos prescribir meditación ni atención plena a los pacientes pese a que sabemos que la facultad emergente más potente del ser humano es precisamente esta y que resulta imprescindible para un correcto manejo del stress y los agobios de la vida ordinaria. Con seguridad nos hace falta a todos los profesionales sanitarios potenciar también nuestra conciencia y aprender a defendernos mejor de la marea de distracciones, despistes y ruido de fondo que nos rodea. Tal vez así podamos dar un poquito de ejemplo y hacer que nuestra palabra no se quede en consejo sino en referencia congruente que pueda servir de guía para quien decida aplicarla a su vida.

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