Relatos de verano: Amar es desaparecer.
Amar es desaparecer. Las pocas veces que lo he conseguido algo se apagó en mí. Durante un instante todo queda en suspenso y lo que creo que soy se vuelve casi transparente. Las razones se van, quedan solo las certezas de los cinco sentidos y el esplendor del cuerpo que baila con nosotros alrededor de una columna infinita de fuego. Al convertirme en viento mi levedad no puede ser mayor, quizá por eso no es posible desvelar el misterio al no tener la suficiente corporalidad para traspasar el dintel de semejante santuario. Las palabras no aportarán más luz que mi deseo de saber lo que allí hay, sé que es bastante poco. No nos detendremos por esta limitación; seguiremos amando, intentaremos hacerlo una y mil veces, girando extasiados esa música perfectamente transparente que mueve las esferas y que sin esfuerzo nos reune en un lugar donde todos somos pura dulzura.
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