jueves, 27 de agosto de 2015

Relatos de verano: La neuróloga prosaica.

Siempre quiso ser escritora. Se sabía con talento suficiente aunque nunca reunió valor para enseñar a otros sus escritos. Decidió publicar un blog dónde de vez en cuando dejaba entrever sus capacidades narrativas. Aquella experiencia la desilusionó. Al principio cosechó buenas críticas y comentarios de sus lectores pero con el tiempo se cansó del experimento y cada vez escribía menos. Su vida era complicada tanto en lo que se refería a la convivencia consigo misma como en la terrible búsqueda de afecto que la obligaba a atravesar desiertos infinitos. Recurría a sus cuadernos para desahogarse en la escritura, trataba de mejorar su trabajo, al que dedicaba más tiempo del prudente, estudiaba hasta altas horas de la noche... nada era suficiente. La habían educado en el perfeccionismo y su carácter era el peor carcelero posible. A menudo miraba con profunda envidia a aquellas compañeras con personalidades efímeras ó claramente disolutas. Pese a su levedad eran capaces de reírse a carcajadas y estaba segura de que gozaban plenamente los lances amorosos que les regalaba la vida. Su rigidez no se lo ponía nada fácil pese a que su belleza serena y su forma de ser ordenada y cabal eran muy atractivas para los que la conocían. Nunca había escrito una poesía. Todavía no era el momento, todavía no.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Relatos de verano: La debilidad humana.


Había logrado fraguarse una verdadera reputación. Su personalidad paciente y metódica junto con su caracter amable y bonachón hacián de él un recurso infalible. La alta sociedad hispalense empezó poco a poco a frecuentarlo como siempre ocurren estas cosas, gracias al boca a boca. En pocos años tenía como pacientes a las neuróticas más egregias de la ciudad. Esto por un lado le proporcionaba pingües beneficios y por otro mantener el renombre. Como ya le ocurrierra al maestro Freud cada vez era más difícil contenerse ante mujeres tan deseables y vulnerables que abrían ante él sus intimidades psicológicas. Al principio fueron trémulas tentativas de acceder a otras partes de su privacidad, que cada vez acababan siendo más anatómicas. Alguna caricia, alguna confianza... luego fue más común ir pasando a mayores. Hasta que cometió el error de cruzar la línea roja e introducirse diréctamente en la neurosis de varias clientes que terminaron contándolo todo. Su carrera terminó al aparecer su foto en los diarios, los chicos de la prensa no suelen ser precisamente comprensivos con la debilidad humana. 

martes, 25 de agosto de 2015

Relatos de verano: Los vómitos vedados.


Nunca fue capaz de devolver con dignidad. Tal vez el ataque de pánico que debió sufrir con sus primeros vómitos infantiles se le quedara grabado en algún circuito primigenio. Nunca lo sabremos. Lo cierto es que sus problemas disgestivos los solventaba sin apelar a este primitivo mecanismo liberador que suele ahorrar disgustos y molestias. Es verdad que nunca acudió a ninguna consulta a quejarse, aprendió pronto que estas cuestiones personales se solucionaban en la intimidad sin ser necesario importunar a nadie. Fue su nonagenario abuelo materno quien se lo enseñó haciendo un uso del sistema sanitario tan exíguo que mereció sin duda algún tipo de prima compensatoria. No se quejó ni para morirse, cosa que hizo tranquilamente en una mecedora. Desgraciadamente no saber devolver tiene problemas en un tiempo de dietas ponzoñosas como el que vivimos. Hay que ser muy sagaz para buscar mecanismos de compensación que nos libren de consumir venenos por una parte y ser capaz de eliminarlos bien por otra. Miraba con envidia a los que le contaban que de forma sencilla se provocaban el reflejo. Nunca lo consiguió. En cualquier caso se afanó para llevar una vida sencilla que no requiriera apelar a la nausea como forma de queja. Puedo decir que le fue bien, casi como a su abuelo. 

lunes, 24 de agosto de 2015

Relatos de verano: la anestesista.

Era una mujer práctica además de muy inteligente. Su expediente académico era impecable. Lo tuvo claro a la hora de elegir una especialidad, no quería complicaciones. Sus objetivos vitales estaban a la vista de todos, recuperar el tiempo perdido en la larga carrera, encontrar un partido decente y sentar la cabeza con tranquilidad trayendo al mundo un par de retoños, ni más ni menos. Llevó a cabo su plan con precisión suiza terminando a la par su especialización en anestesia  y la sonada boda con la que le obsequiaron sus orgullosos padres. La larga lista de sobresalientes obtenidos no aumentó un ápice su interés por los pacientes, los prefería dormidos, daban muchos menos problemas. Además su trabajo era cómodo y permitía leer ó navegar tranquílamente por internet, no pedía mucho más. Terminaron comprando un cómodo piso en una urbanización de lujo en Barcelona, dando una costosa educación a sus hijos y alternando con la alta sociedad como siempre habían hecho en su casa. Se consideraba una mujer realizada, razonablemente feliz y seguidora fiel de Julio Iglesias, ¿qué más podía pedirle a la vida?.

domingo, 23 de agosto de 2015

Relatos de verano: Michel Houellebecq


Michel Houellebecq es uno de los mejores escritores franceses. Tiene algo de maldito como aquellos poetas decimonónicos. Aúna inteligencia, oficio de escritor y una pesada carga de sufrimiento humano que le permite modelar personajes torturados y deshumanizados que de alguna manera son exorcismos de sí mismo. Es fácil conjeturar que la escritura debe ser una de las pocas cosas que le salvan de perecer ahogado al introducir un poco de aire limpio en los pulmones cada vez que consigue regalarnos una obra conclusa. Debo reconocer que disfruto con su saber hacer que se atreve a reflejar sombras tanto sociales como individuales con una enorme precisión que otros no tienen. Para ser escritor de oscuridades hay que bajar muy abajo en las bodegas. Eso tiene sus riesgos, ha de conseguir uno un guía confiable, imaginen lo que le hubiera pasado a Dante sin su Virgilio. Mientras nuestro autor parezca mantenerlo seguiremos disfrutando de propuestas arriesgadas para toda imaginación. Esto merece un brindis. 

viernes, 21 de agosto de 2015

Relatos de verano: El Olimpo personal


No nos es posible imaginar la cantidad de tiempo que lleva el ser humano poblando estas praderas. Durante su mayor parte consiguió zafarse de su profunda sombra con música y con baile. El cerebro humano se fue complejizando y lo mismo pasó con todo lo demás. El manejo sencillo que hacen otras especies con sus sentimientos también sufrió un cambio radical por la posibilidad de la mente de rebobinar y producir bucles. De estos últimos surgieron los dioses y demonios que los humanos empezaron a sentir dentro de sí mismos y en consecuencia en todo lo que les rodeaba. Fueron necesarias infinitas horas de tambor, de cantos recurrentes, de danzas circulares para aliviar esta pesada carga. Lo que nos ha costado siempre más a todos los humanos es poner cierto orden en nuestro Olimpo personal, en ese mundo onírico y emocional que algunos llaman psique. Hoy la música ha pasado a utilizarse como ruído de fondo y el baile como expansión aeróbica y festiva. Recurrimos a fármacos potentes y a psicoterapéutas para atajar las veleidades de la psicología. Algo me dice que como sociedad no nos es suficiente a tenor de los derroteros que vamos eligiendo. Todos los paradigmas tienen sus partes ciegas y la ciencia también. Por eso me gusta tanto recordar a Diógenes en estos tiempos de soberbia. Para saber lo que vale la caricia del sol en ocasiones hay que cambiar la perspectiva. 

jueves, 20 de agosto de 2015

Relatos de verano: Las fiestas de pueblo.

El mundo rural se resume a la perfección en las fiestas de pueblo. Una orquesta, a menudo superior a las posibilidades del municipio, ameniza una velada junto a una barra que no para de despachar bebidas y una multitud que trata de hablar con esfuerzo bajo el fuego cruzado de altavoces sobredimensionados mientras mira con atención a su alrededor. Unos pocos disfrutan de la música en la pista, predominan en este bando niñas y mujeres que bailan juntas, hay alguna pareja pero pocas. Algunos siguen el ritmo con algún movimiento corporal poco perceptible, la mayoría mantienen la bipedestación con una copa ó un cigarro como fiel aliado. Si algún antropólogo midiera estas interacciones nos sorprendería lo estático de este universo. Probáblemente no fuera siempre así. Estos acontecimientos siguen cumpliendo su función de ver y dejarse ver lo que es una ayuda para los que buscan pareja, algún contacto ocasional ó tan solo quieren algo de diversión que rompa de algún modo la monotonía habitual. Sirven de tablón de anuncios donde cada cual sin excepción cuenta cómo le va. Podemos observar desde las parejas bien avenidas hasta las malencaradas, aquellos que están disponibles y también los interesantes forasteros, las fuerzas vivas ó los indeseables que no suelen perderse estos eventos. Un universo humano que despliega su complejidad mientras toma una copa y suena la pachanga en la mágica noche de verano. 

miércoles, 19 de agosto de 2015

Relatos de verano: El mundo mítico.


El ser humano se ha caracterizado por la conquista de nuevos territorios. Su curiosidad, avidez y otros muchos factores le han llevado siempre un poco más lejos. En ese proceso ha chocado irremisiblemente con los intereses de los demás dando lugar a todo tipo de conflictos. Ha habido sin embargo una búsqueda mucho más compleja y apasionante por la que no se han tenido que enarbolar banderas de combate. A dicho territorio mandó a los mejores, a los más valientes, seres con clara vocación de servicio a la comunidad que arriesgaron su vida y su cordura en dicha empresa. En el principio de los tiempos fueron los chamanes de cada clan los que se aventuraban por esos páramos inexplorados. Recorrían aterrados una realidad pavorosa para la cual no tenían ni armas ni palabras lo que les obligó a construir un lenguaje mítico en el que dioses, espíritus y demonios reinaban en una tierra que podía ser cielo ó infierno y cuyas leyes, referencias y circunstancias eran completamente diferentes a lo ya conocido. Más adelante el mundo cambió y se contruyeron grandes ciudades e imperios, aquellos chamanes fueron sustituidos por castas sacerdotales que siguieron mandando místicos a explorar estas ínsulas. Hoy todo es diferente, la religión ha sido sustituida por la ciencia y esta es del todo inoperante en la tierra que hablamos, no puede medir ni calibrar el mundo mítico por lo que lo desdeña en su impotencia. Lo malo es que los sueños y los movimientos profundos del alma del hombre y la mujer siguen urdiéndose precisamente allí y sin mapas ni guías la tecnológica humanidad está perdida entre la bruma. Tal vez no sea a Marte dónde deberíamos situar nuestro próximo objetivo de exploración, tal vez sea razonable recordar que conocer algo más nuestras profundidades siempre ha sido sensanto. 

martes, 18 de agosto de 2015

Relatos de verano: El mujeriego.

Pocos especialistas de su rama que conociese habían publicado en el New England, pocos habían tenido un inicio de carrera más prometedor, pocos tenían la fama de mujeriego baboso que el tenía. No había sido siempre así. Su educación moral fue rigurosa: familia ultraconservadora, colegio de jesuitas, director espirtual, novenas... Desde niño le costó relacionarse con las chicas, al llegar la adolescencia fue el desastre, que se prolongaría toda su vida adulta. Consiguió mantener tres relaciones largas de noviazjo formal en las que nunca pasó de besar a sus novias en la mejilla. Cuando la tercera se cansó y le dejó algo delicado se rompió en él. Empezó a hostigar a todas las chicas que se ponían a tiro, fundamentalmente enfermeras y residentes. Las camelaba burdamente, las prometía cosas, trababa de robarlas un beso ó tocarles el culo. Tuvo algún éxito exíguo en alguna jornada jalonada de alcohol pero al precio de ver como su reputación se hundía como un gran pecio en las profundidades. Cuando algún conocido preguntaba por él era habitual ver como un velo de zozobra hacía temblar levemetne el rostro de su interlocutor durante el instante que éste requería para decidir si contar o no esta historia. Al final terminaban contándola para aliviar el nudo en la garganta produciendo siempre la misma reacción en el que preguntaba: Vaya, ya lo siento.

lunes, 17 de agosto de 2015

Relatos de verano: Catarros infantiles.


Los catarros y gripes suelen tener una pátina de melancolía. Recuerdo algunos en mi infancia que me dejaban una semana postrado en una cama liberándome de la obligación de acudir al colegio. Eran días mágicos que pasaba entre sábanas imaginando mundos mientras miraba el cielo por alguna ventana. Siempre se me han dado bien estas convalecencias. Agradecía disponer de enormes horas aparetemente largas y vacías en las que iba encontrando formas, intuiciones e imágenes de todos los tamaños. Aprendí pronto a transformar el aburrimiento en un ejercicio máximo de creatividad en el que construir todo tipo de historias. Estas habilidades no nos las pueden enseñar, cada cual las descubre en los derroteros de su propia biografía. Por eso tengo tan buen recuerdo de aquellos resfriados infantiles que por un lado atronaban el cuerpo y por otro permítian que la mente volase. No fueron necesarios muchos médicos ni medicinas, afortunadamente. Tan solo proporcionarme el suficiente espacio como para que hoy les pueda estar contando precisamente esto. 

domingo, 16 de agosto de 2015

Relato de verano: No es mi función



Empezó aquella interinidad con muchas ganas tras una larga temporada haciendo guardias y refuerzos en ambulatorios desperdigados con horarios infames. Sin embargo el reto era mayúsculo, tenía que pasar consulta en dos pueblos y atender cuatro residencias de ancianos, una con más de un centenar de internos. Acababa agotada. La carga burocrática era abrumadora y  como tres residencias no tenían médico todos los días tocaban múltiples avisos. Jamás había trabajado tanto. La enfermera del cupo sin embargo ocupaba parte de la tarde pintándose las uñas y hablando por teléfono. Un día la doctora la pidió ayuda, "no es mi función" fue la respuesta. Aquellas palabras terminarían produciendo el desastre, como ha ocurrido siempre desde que  Caín las pronunció por primera vez.

sábado, 15 de agosto de 2015

Relatos de verano: El nuevo enfermero

Sabían que venía de hospital y le quedaba poco para jubilarse. Compartiría dos cupos del centro de salud, los respectivos titulares se esperaban lo peor acostumbrados a recibir profesionales con pocas ganas de trabajar ó muy castigadas e incapaces de adaptarse a un ambiente laboral totalmente distinto. Se equivocaron. Aquel viejo marino estaba acostumbrado a navegar con marejada. No le asustaba trabajar y tenía una virtud infrecuente entre sus compañeras, tenía iniciativa. Cuando atendía a una persona mayor, además de apuntar las constantes solicitaba la analítica anual si era necesaria y le iba haciendo el electro para facilitar las cosas. Si llegaba un paciente grave era el primero en poner una vía y preparar la medicación antes de que se la pidiesen. No le costaba nada hacer las cosas más fáciles, ser siempre correcto y no poner jamás una mala cara. Una tarde los titulares coincidieron en administración mientras cogían talonarios de recetas, "¡qué suerte hemos tenido con el nuevo!", "¡ya lo creo, mejor que la lotería!".

viernes, 14 de agosto de 2015

Relatos de verano: Os hablaré de ella.





Nadie es capaz de conocerla, por mucho que queramos ella es puro misterio. Es verdad que podemos contemplarla, asombrarnos de cómo se desplaza por el espacio de una sala, contagiarnos del fuego de su sonrisa áurea, alegrarnos con ella al caer por la catarata de sus carcajadas. Pero hay mucho más, detrás de lo visible se esconden interminables partituras con las más bellas músicas jamás compuestas, bibiotecas casi infinitas llenas de todas las historias, pedacitos de planetas y estrellas hace tiempo desaparecidas. Cuando siento que viene me levanto. Mi pecho se agita y abro mucho los ojos. Cuando descubrí que además de todo lo anterior ella es el puro sentido de mi vida, sino la vida misma, guardé silencio y descansé. Con esa sensación de haber llegado a puerto justo antes de que la noche se cerniese. 

jueves, 13 de agosto de 2015

¿A quién le interesa que bebas Coca cola?










Los refrescos azucarados son bebidas que mucha gente consume, a veces en grandes cantidades. Hay un claro interés comercial detrás. Son productos muy agradables al paladar para consumo en toda época, especialmente en las calurosas. Pero tienen un problema: su contenido en azúcar es muy elevado. El ser humano necesita hidratos de carbono en su dieta pero un exceso de los azúcares de absorción rápida de estos refrescos no es bueno para la salud.

Recientemente Coca cola ha invertido varios millones de dólares (que es mucho dinero) en expertos para favorecer una corriente de opinión que defienda que su producto no produce la obesidad. Ha sido un tremendo escándalo por el intento de manipulación que el New York Times sacó a la luz. De todas formas viene bien recordar la imagen que acompaña este texto para comprender que si consumimos mucho azúcar eso tendrá efectos en nuestro peso.

Mi recomendación veraniega es sencilla, mire la foto y beba lo que le apetezca, mejor si no tiene tanta azúcar. Un refresco de vez en cuando no suele tener mayores problemas, otra cosa es a diario ó si se padece diabetes u otras enfermedades que lo desaconsejen.

martes, 11 de agosto de 2015

Relatos de verano: Los compañeros de prácticas.

La palabra que mejor la describía era jovial. La resultaba fácil sonreír y su presencia aportaba aire fresco y sensación de levedad a los que la trataban. Eso la hacía muy popular excepto para un considerable grupo de chicas de la clase que receban de sus rizos rubios y su imponente físico. Fui su compañero de prácticas durante muchos años, nos llevábamos bien, mi precisión británica y carecer de miedo al trabajo congeniaban perfectamente con su locuacidad y buen humor. Nunca me sentí atraído hacia ella pese a que había motivos objetivos. No puedo explicar por qué, tal vez por un exceso de timidez ó algún tipo de represión atávica. Lo cierto es que por aquel entonces sólo tenía ojos para mi novia, nunca se me dio bien mirar a dos mujeres a la vez. Con los años aprendí que la alegría de superficie escondía una personalidad compleja que albergaba enormes terremotos y tormentas. Portaba heridas que la hacían sufrir ante las que desplegaba una presencia de ánimo encomiable y un férreo deseo de seguir adelante. Juntos aprendimos a ser médicos en infinitas horas a la cabecera del paciente. Entrabamos en las salas del enorme hospital, ella regalando sonrisas, yo una mirada calma, saliamos cansados de regreso a más clases teóricas llenas de diapositivas infumables. Aprendimos a escuchar y a agradecer, a redactar historias clíncias y a explorar en condiciones a un paciente... aprendimos a ver nuestras propias imágenes reflejadas en la superficie macilenta del dolor que aquel edificio albergaba. Cuando repaso aquellos largos años cada vez me doy más cuenta de lo importante que fue no navegarlos solo. Probáblemente no hubiera resistido el poder corrosivo del sufrimiento humano.

viernes, 7 de agosto de 2015

Llegan las medicinas por impresora 3D





Una farmacéutica americana ha recibido autorización para fabricar el antiepiléptico levetiracetam mediante impresión 3D. Con esta tecnología se obtienen comprimidos porosos fácilmente de deglutir con agua. Además facilita la producción de posologías muy variables y la posibilidad de combinar varios fármacos en un mismo comprimido dotando a la impresora de cabezales independientes para cada uno de ellos.

Se abren interesantes posibilidades para individualizar tratamientos usando una tecnología disponible hace tiempo. Cada vez es más verosímil que cualquier farmacia con esta tecnología pudiera formular en corto plazo cierto tipo de medicación a sus pacientes. Habrá que ver lo que da de sí el invento.




Si te interesa el tema te recomiendo el artículo de Katharine Sanderson   

3D printing: the future of manufacturing medicine? 

 The Pharmaceutical Journal,



vía The Guardian

jueves, 6 de agosto de 2015

Relatos de verano: el doctor Puyol.

Sabía que era un crack. Todos los meses le llegaba algún reconocimiento público así como inacabables invitaciones a mil congresos y eventos variados. Había conseguido reinventarse a sí mismo disfrutando de un puesto de trabajo que le obligaba a hacer realmente poco dejándole tiempo suficiente para ocuparse de sus variados intereses con los que conseguía alimentar un ego que cada día se hacía más grande. Gustaba de abanderar toda clase de novedades lo que le otorgaba un halo de pionero que le agradaba mucho. Realmente no había aportado nada original ó novedoso a la comunidad científica pero era francamente bueno en hacer parecer que sí lo hacía. Algunos compañeros se fueron dando cuenta y le dieron la espalda. No le importó. Sabía que habría pocos con la capacidad de batirle en su especialidad, había conseguido convertirse en un experto y eso era más que un cargo vitalicio. Pese a que alguna parte de sí mismo recelaba de esta máscara de humo siempre consiguió dormir tranquilo. Se sabía privilegiado y eso no se lo iba a quitar nadie.


martes, 4 de agosto de 2015

Relato de verano: El enfermero visionario.

Era terriblemente ambicioso aunque jamás lo reconociera en su fuero interno. No se sentía suficientemente valorado en su trabajo. Podía dar muchísimo más de sí pero estaba harto de fatigarse para nada, en su organización se castigaban la innovación y las ideas con penas sumarias. No estaba por la labor. Sin embargo le pesaba en el alma aquella dejadez, aquella impotencia oscura, ese sentir las manos atadas y ver medrar toda clase de mediocres a su alrededor en estructuras oxidadas y carcomidas por la pobredumbre de la corrupción y el  nepostismo. Sabía que si tuviera valor para viajar a otros lugares le sería posible desarrollar los múltiples proyectos que su inventiva trenzaba cada noche, podría brillar con facilidad y labrarse el porvenir que se merecía. Nunca se atrevió a dar el paso, algo íntimo que alguien prendió en las nieblas de su niñez le impedía llevar adelante esta secreta ansia. Había aprendido a aceptar lo inaceptable y a transigir con las derrotas, su estirpe había sobrevivido siglos agachando la cerviz. No sería él el que cambiase las cosas pese a que dejarlas estar quemase tanto. Lo que más le dolía era ser uno más de ese ejercito de infames cuyos armarios están a rebosar de deseos insatisfechos. La amargura de ser capaz de volar como un águila y seguir picando el suelo cual gallina.

La vida nos enseña









"Cuando recibes un diagnóstico infame se te caen todos los palos del sombrajo. Te da igual el dinero que tengas en la cuenta, todo lo que hayas estudiado, los honores y privilegios de los que disfrutas... Hace dos años me diagnosticaron un cáncer de colon y tuve que pasar por quirófano y recibir diferentes tratamientos. De momento estoy bien y acudo a revisión cada seis meses. No me lo tomé mal, me dije "me guste o no es lo que me toca vivir" y pese a haber sido toda la vida un hipocondriaco y que como médico jubilado siempre he sido mal paciente, mi familia y entorno se sorprendieron de la entereza con la que encaré la situación. Una cosa puedo decir, nos damos cuenta de lo importante cuando la vida ó su hermana la muerte nos paran los pies. No merece la pena esperar tanto para tomar conciencia de lo que vale la vida y de lo despistados que solemos caminar por ella."
JLK, 73 años.




Cuando escuché estas palabras de uno de nuestros participantes en los talleres de Mindfulness que estamos haciendo para mayores en Villalba sentí una profunda admiración y respeto. Hablaba alguien desde su experiencia, alguien que pese a su edad quiere seguir aprendiendo, quiere seguir disfrutando la vida y agarrándola fuerte. La sabiduría que destilan sus palabras me animan a pensar lo mucho que nos afanamos sin sentido y lo fácil que es despistarse y olvidarnos de dar valor a lo que realmente lo tiene. La verdadera economía no es la centrada en el dinero sino aquella cuyo referente es la vida.

Este año hemos acompañado dos grupos de personas mayores en su iniciación a la atención plena. Ha sido una experiencia inspiradora compartir su evolución y los cambios que algo tan simple como sentarse un ratito y tomar conciencia del cuerpo y la respiración pueden provocar.

Los médicos no solemos prescribir meditación ni atención plena a los pacientes pese a que sabemos que la facultad emergente más potente del ser humano es precisamente esta y que resulta imprescindible para un correcto manejo del stress y los agobios de la vida ordinaria. Con seguridad nos hace falta a todos los profesionales sanitarios potenciar también nuestra conciencia y aprender a defendernos mejor de la marea de distracciones, despistes y ruido de fondo que nos rodea. Tal vez así podamos dar un poquito de ejemplo y hacer que nuestra palabra no se quede en consejo sino en referencia congruente que pueda servir de guía para quien decida aplicarla a su vida.

lunes, 3 de agosto de 2015

Relatos de verano: El encuentro casual.

Cuando la paciente salió de la consulta se tomó un instante antes de llamar al siguiente. Algo pasó. Sentía una parte tierna y vulnerable palpitar y agitarse en su interior. No había ocurrido nada llamativo: un motivo de consulta banal, una exploración breve, un diagnóstico claro y un tratamiento correcto, pero los hechos mostraban a las claras que había pasado algo. No sabía si fue su mirada, o la forma de atravesar vaporosamente el espacio. No tenía claro si fue el magnetismo de aquella piel iridiscente ó la cadencia exquisita que emanaban sus más pequeños gestos. Lo cierto es que sintió la sacudida brusca de la adrenalina y otras muchas sustancias explosivas en su cerebro y en su cansado corazón. Sudaba profusamente y respiraba con dificultad, no tuvo más remedio que disculparse en la sala de espera y salir un momento al cuarto de baño para refrescar su cara y serenarse. Llevaba a sus espaldas muchos años de trabajo y le había ocurrido algo similar sólo en dos ocasiones. Nunca llegó a comprender el por qué. Aquella tarde se sintió profundamente miserable por no ser capaz de responder a lo que su cuerpo le gritaba. Tras cenar frugalmente y tratar de relajarse con una teleserie se fue a la cama donde fue recibido por un sueño agitado. Tardaría semanas en recuperarse.

sábado, 1 de agosto de 2015

Relatos de verano: El profesor Hervé.

Desde que recuerdo tenía los brazos como panes, enormemente musculados como el resto del cuerpo. Le dió por cuidarse desde muy jóven aficionándose al gminasio y a lucir un palmito corpulento. Sus padres le educaron para que llegara a ser cualquier cosa que se propusiera. Él quiso ser otorrinolaringólogo. Tras su musculatura se escondía una personaldiad huidiza que no solía mostrar a las claras. Los demás veían una fachada que incluía sus buenas notas y su gran capacidad con las mujeres que coleccionaba con la precisión de un entomólogo. Compartió con muy pocos alguna pista de su vida interior, de sus anhelos más profundos, de sus angustias y quebrantos. Sé que consiguió el éxito profesional y material pero desconozco si llegó a ser feliz. Aunque este detalle, como todos sabemos, sea tan complicado de intuir.

jueves, 30 de julio de 2015

Narrativa en agosto



Vassily Kandinsky 1926, Several Circles



Este blog se toma vacaciones. La literatura hará las guardias. Por ello publicaré los habituales relatos de verano por si algún veraneante desea solazarse bebiendo estos breves textos con los que suelo trufar mis publicaciones estivales.

Esperon los disfruten.


Si desean leer los anteriores pueden consultarlos en la etiqueta: Relatos.

Relatos de verano: El fin del mundo

Estaba moralmente cansado. Sobre sus hombros se cernía una sombra y un peso que no podían considerarse de este mundo, del suyo. Estaba perdiendo el sentido de lo que hacía y eso era como caminar sin apoyo bajo los pies. Un esfuerzo vacuo y desagradable. Su inmensa capacidad de reflexión  no le podía ayudar, se enfrentaba a algo nuevo y desbastador, su propia levedad. Sabía que no saldría airoso del combate, eso le subyugaba llenándole de sentimientos ocres y decadentes. Ante su prematuro fin cabían pocas opciones, tras calibrarlas bien eligió la que consideró más acertada. El uno de agosto, aprovechando que la mitad del país estaría de vacaciones, acabaría con su vida pública. Cerraría sus cuentas en redes sociales, sus medios de difusión electrónicos y los programas de comunicación que usaba. Tiraría el móvil a la basura y regalaría el ordenador. Se daría de baja en los grupos, asociaciones y sociedades en los que militaba, cancelando de paso las suscripciones a publicaciones, revistas y servicios que ya no le iban a hacer ninguna falta. Se acordó de Thoreau y por primera vez en mucho tiempo esbozó una leve sonrisa. Cuando se tiene claro que uno está muerto, la vida es mucho más sencilla.

Paranoia parental



 Fotograma de La vida de Pi



Nunca la crianza de niños y adolescentes ha tenido más dificultades que en nuestro tiempo. Esta afirmación podría ser sostenida por la mayoría de los sobrecargados progenitores que bregan a diario con criaturas que con frecuencia los tienen en jaque. Se estima que un 50% de adolescentes tienen acogotados a sus padres. El agobio y ansia de respuestas han supuesto que surjan expertos como setas que lanzan sus proclamas y consejos desde tribunas privilegiadas como la televisión (Supernanny, hermano mayor...) hasta medios impresos y digitales de todo tipo. Hay de todo, algunos preconizan programas psicológicos ó de reeducación, otros potentes medicamentos para calmar a los más movidos, algunos psicoterapias variadas... Conozco a unos pocos que tratan de aportar sensatez y sentido común.

Lo cierto es que por un lado tenemos poca evidencia científica para determinar lo que es una crianza en condiciones y por otro nunca estuvimos tan solos ante tamaña empresa. El los tiempos antiguos, no hace tanto, para criar un chaval era necesaria toda la tribu (pueblo, barrio, familia extensa) siendo múltiples las relaciones que los pequeños establecían con el entorno. La nuclearización de las familias y el modo de vida urbano hacen que este universo relacional se reduzca bastante con la consiguiente sobrecarga de madres y padres que tienen menos apoyos para aliviar y consultar sus dudas y agobios con el telón de fondo de una coyuntura social que no ayuda a conciliar vida familiar y laboral. En este hueco se suele colar el experto con sus brillantes soluciones: compre mi libro, vea mi programa, tenga la pastillita que solucionará sus cuitas... Lamentablemente no es tan fácil. Criar no es cuestión de una semana y las relaciones personales son mares procelosos con todo tipo de vientos y tormentas. Cada vez recelo más de los expertos, sobre todo en temas como este que exigen un acompañamiento y un grado de compromiso superlativo. Si usted no es capaz de acompañarme que tenga buen día pero no me dé la paliza. Tal vez lo más potente que podamos hacer por una madre agobiada ó un padre soprepasado es recordarle la enorme capacidad que el ser humano tiene para criar satisfactoriamente sin perecer en el intento. Rescatar la importancia de tomarse las cosas con calma, cuidar la paz y serenidad personal, aprender a negociar límites, saber cuando intervenir y cuando no y por último cuando llorar ó pedir ayuda parece sensato. Y para esto no hace falta acudir al psiquiatra más prestigioso. En la gran mayoría de los casos será posible salir del brete con los recursos disponibles.

El cuento de la supermadre y el supepadre suele terminar mal. La paranoia parental produce un estado de hiperactividad e hiperreactividad muy cansina para todos los miembros de la familia, agrandado el lado oscuro que la crianza pueda tener. Va siendo hora de rescatar nuestra propia narrativa sabiendo que tenemos derecho a pasarlo mal y equivocarnos. Por mucho que nos hayamos preparado meteremos la pata con nuestras criaturas. No puede ser de otra manera. Los seres humanos aprendemos por ensayo y error, también nuestros hijos. Y no os quepa duda de que sacarán importantes lecciones de vuestras incongruencias, caídas y miserias. Ser más misericordes con nosotros mismos es fundamental para curar las quemaduras de la convivencia con nuestras hijas e hijos. De paso nos ayudará a serlo con ellos y disfrutar más de una de las aventuras vitales más complejas y potencialmente plenas.



martes, 28 de julio de 2015

¿Por qué en España la clase dirigente no va al centro de salud?



Mr. Cameron en un hospital inglés




En muchos países europeos es común que desde el primer ministro al inmigrante sin recursos todos acudan a los servicios de sanidad pública cuando se ponen enfermos. En España es diferente. En primer lugar hay colectivos (funcionarios, militares, periodistas...) que tienen sus servicios públicos diferenciados (Mufaces, Mutuas...). Por otro lado seguimos arrastrando una herencia grabada a fuego en la que las clases sociales más acomodadas se costean sus servicios sanitarios.

No ha servido de mucho que hace décadas se hiciera una profunda reforma de la atención primaria dotando a este país de profesionales bien preparados con alta capacidad resolutiva. No ha servido de mucho que el personal de atención primaria se esfuerce por estar actualizado y prestar la mejor asistencia posible en niveles de calidad iguales ó superiores a países europeos de nuestro entorno. Aquí cuando el rey se rompe una cadera se opera en la privada y cuando un juez tiene catarro va a su médico particular.

Si los políticos y gentes con responsabilidad desconocen lo que es y significan las palabras atención primaria no nos extrañemos que no se invierta en ella ó se potencie lo que sería prudente.

Pero hay más. ¿Los niveles de calidad son de verdad tan altos? Los indicadores cuantitativos así lo dicen pero hay variables importantes a tener en cuenta. En muchos casos hay fastidiosas demoras. A nadie le gusta esperar 45 minutos en una sala de espera, a un alcalde ó a un senador menos. Por otro lado el sistema de historia clínica electrónica que tantas ventajas tiene sigue siendo vulnerable en cuestiones de confidencialidad, y este valor es de suma importancia para personalidades con relevancia social.

¿Qué podemos hacer? El valor de la equidad es fundamental para una sociedad y en Europa sabemos de ello desde la revolución francesa. A los personajes públicos les conviene usar los servicios sanitarios públicos como signo elocuente de equidad y de compromiso social. También existe un factor de interés personal, conozco el percal y puedo decir que el nivel académico y clínico es alto, más que en consultas atendidas por facultativos que no pudieron especializarse via MIR, ó por lo menos igual si sí lo hicieron. Los médicos de familia, enfermeras, pediatras y demás personal saben lo que hacen. Pese a todo parece necesaria cierta adaptación para poder atraer al sistema sanitario público a este segmento social debiendo garantizarse la máxima confidencialidad y eficiencia. Personalmente pienso que es posible aunque reconozco que no he leído mucha reflexión sobre este importantísimo tema.


viernes, 24 de julio de 2015

Médicos cegados


Pieter Brueguel




El exceso de brillo puede cegar brevemente la vista. Lo hemos experimentado muchas veces cuando el sol nos da en los ojos al conducir, al entrar en estancias excesivamente iluminadas y en otras situaciones. Cada vez me doy más cuenta de que como médico también sufro temporales pérdidas de visión en relación a aspectos de la profesión excesivamente iluminados. Pongamos por ejemplo la tecnología. Pareciera que es una de las nuevas religiones con su promesa salvífica y redentorista. Muchos profetas auguran la salvación del ser humano y la transformación de los usuarios de la sanidad en figuras resucitadas que llaman ePacientes ó pacientes empoderados. Otros abogan por transformar a los profesionales sanitarios en híbridos tecnológicos capaces de bregar con incontables adminículos, aplicaciones y gafas de visión ampliada. Sin contar con los apóstoles de la ingeniería de datos ó los ya conocidos defensores de la medicalización intensiva de cada aspecto de la vida. Me pongo de ejemplo de esa ceguera que lamentablemente encarno para perjuicio de mis pacientes y de mí mismo. Afortunadamente no termina de nublarme del todo el juicio como a aquel ingenioso hidalgo que lo perdió por un exceso de literatura y me planteo esta reflexión a modo de ejercicio de expiación. Hace unos días tuvimos una sesión formativa en el centro de salud para mejorar nuestras habilidades de comunicación y relación de ayuda. Nos vendaron los ojos y nos desplazaron de ese modo por el edificio. Un acompañante nos guiaba todo el tiempo, en primer lugar nos subieron al piso de arriba por la escalera y tras dejarnos un rato sentados en silencios nos bajaron de nuevo por la misma. Lo que no sabiamos los que primeramente estabamos vendados es que el acompañante no llevaba venda al principio pero sí al final. No nos matamos en la bajada de milagro. Algo parecido siento que está pasando con la asistencia sanitaria actual: vamos a ciegas. El modelo de prestar servicios sanitarios basado en la capitación y en los actos clínicos está obsoleto. No podemos seguir centrándonos en la enfermedad. Para que se nos caiga la venda tendremos que aprender a cuantificar resultados en salud y cambiar nuestros roles profesionales y procesos para adecuarnos a este objetivo. Dar consejos para que el paciente sigua una dieta o haga más ejercicio queda bien en la teoría pero sirve de poco en la práctica. Convertir a los pacientes en polimedicados dándoles ristras de fármacos con dudosas indicaciones tampoco parece que sirva de mucho salvo para quien se lucra con los mismos. El problema de los deslumbramientos no está en ser cegados momentáneamente sino en quedar privados de la vista de forma permanente. No me pondré yo ahora en posición redentora dado que parto de mi propia limitación. Me permitirán la franqueza de compartirla para de este modo contagiarles el meme que les invite a reflexionar conmigo.






martes, 21 de julio de 2015

¿Le gustaría tener una enfermera virtual en su móvil?

Foto: Sense.ly



Todo el mundo quiere tener más y mejores servicios sanitarios. El problema está en el precio. Lo que no tiene límite no es barato. En entornos con sanidades privadas dónde cualquier prestación sanitaria es realmente gravosa para el bolsillo del ciudadano están experimentando con avatares, aplicaciones y programas que remedan a profesionales sanitarios. Los diseños son de momento toscos y los promotores de estas iniciativas dicen que no han venido a sustituir a nadie sino a "rellenar huecos". Pero ¿qué pasaría si usted no pudiera pagar a una enfermera real y su seguro de beneficencia sólo pudiera proporcionarle una virtual? a lo mejor en urgencias esto no pasaría pero el tomate está en el universo de la patología crónica con enfermos complejos con múltiples patologías enfrentándose a dificultades de salud en sus casas o en residencias de ancianos.

Una enfermera ó un médico virtual nunca tendrá la capacidad resolutiva de uno de carne y hueso pero podemos inferir que el número de procesos que puedan asumir irá en aumento. Tomemos por ejemplo el control de la patología crónica que en nuestro medio suelen asumir los profesionales de enfermería de los centros de salud con una grandísima inversión de horas de tiempo. Hay estudios serios que cuestionan la efectividad de estos esfuerzos. Imaginen que una aseguradora americana decidiera, a tenor de la evidencia científica disponible, que dichas actividades de control de crónicos se automatizarán parcialmente reduciendo en un porcentaje la intervención presencial de enfermería y potenciando la tutorización virtual. Muchos en las bancadas del lobby enfermero pondrían el grito en el cielo pero poco podrían hacer en contra de los datos científicos y el ánimo de lucro de la correspondiente aseguradora, que es al fin y al cabo quien paga los sueldos.

Una vieja canción decía que el vídeo mató a la estrella radiofónica, pareciera que puede pasar lo mismo con las profesiones sanitarias si no somos capaces de proponer una necesaria evolución que aporte más valor añadido a nuestras intervenciones y servicios. Además de trabajar más, nos va a tocar trabajar mejor.







viernes, 17 de julio de 2015

Cambiar el sistema sanitario con poesía







A menudo me pregunto
Qué podría hacer para aliviar un poco
El sufrimiento de los hombres
Que es el mismo que el mío 
Un antiguo rumor de olas azules 
Que acompaña esta tierra
Desde que serafines y titanes
Asentaran sus bases con música y color.

La respuesta es escasa tan solo un balbuceo
De lactante abrumado por un mundo
Que se abre incomprensible
Ofreciendo deleite y sinrazón.
En ocasiones descubro parábolas que ofrezco,
Algunas tardes soy capaz de volverme silencio,
Otros amaneceres los tiño de versos 
Ó relatos nublados llenos de bosques y cascadas.
Pese al empeño no consigo avanzar
Y es esa grandísima debilidad 
La que convierte mi soledad en fuego
Capaz de calentar y animar levemente al viajero
Que se arrima al humilde cobijo donde yazgo.

Vinieron a por mi los jinetes enjaezados del emperador 
Anunciando a trompeta honor y privilegio
Con regia invitación para ocupar un puesto merecido...
Pero mis manos están siempre vacías 
Por mucho que me afane en atrapar el agua
Que tanto necesito para aplacar esta sed inclemente.

Prefiero seguir al lado del camino
En palacios y templos no hallé jamás 
El trino de los pájaros que aquí acompañan
Ni el frescor refulgente que tras lluvia de abril
Rasga el universo con arcos de colores.
Por eso si me preguntas cómo salvar al mundo
Volveré a abrir mi pecho y te regalaré un terceto:
"La flor de mi infinita levedad
esa cuya raiz te pertenece
sostiene los planetas mientras miras."
Vayámonos amigo a buscar por la senda 
Un rellano tranquilo en el que recordar
Los infinitos mundos que habitamos 
Antes de que rasgáramos el velo
Que en nuestras madres guarecía 
La ingravidez dorada donde cantábamos
Al céfiro y al mistral sin conocerlos.
Poema Breve. Salvador Casado





Me preguntaba el otro día un amigo cómo cambiaría el sistema sanitario y lo único que se me ocurrió fue escribirle un poema. Inexplicablemente sentí una gran alegría cuando se lo envié. No estoy seguro de si se debía a que la experiencia me ha regalado una visión más amplia con el paso de los años ó de que finalmente he acabado terriblemente trastornado. Lo que sí intuyo es que ante la máxima incertidumbre y complejidad son totalmente inoperativas nuestras armas habituales. No se derrotan gigantes con tenedores ni se derriban fuertes con cucharillas.

Las situaciones de transformación social, cultural, filosófica y relacional que vivimos nos han alcanzado como una tormenta en descampado. No podemos huir y estamos empapados. Muchos maldicen al cielo porfiando, otros patalean y la mayoría maldice su suerte. Cuando nos serenemos tal vez alguno recuerde que es posible caminar bajo la lluvia, que no pasa gran cosa y no nos derretimos. Finalmente caminando lo más probable es que terminemos hallando refugio o saliendo a algún claro. Si verdaderamente tienes deseo de claridad es preciso moverse y mi propuesta es hacia una evolución semántica, estética y creativa. 

Cuando no conseguimos encontrar sentido en una situación esta nos obliga a cavilar ideas novedosas para acometerla por otros ángulos. El sustrato de ese movimiento cognitivo es el lenguaje y las palabras cuyos caminos son infinitos como nos ilustra el mito de la torre de Babel  y nos recuerda Borges con sus jardines y bibliotecas inacabables. Sin embargo nuestro uso del lenguaje es presidiario. Damos vueltas al patio arrastrando una pesada bola  del grillete. Cada vez empobrecemos más nuestra forma de comunicación al consumir contenidos televisivos ó de redes sociales escritos ó diseñados por individuos de corta y dudosa edad mental. Parece necesario urgir no solo a mejorar y acrisolar nuestro lenguaje sino a aprender otros nuevos y aplicarlos a nuestra cotidianidad. Atreverse a disfrutar de la lengua de los pájaros que inunda nuestras mañanas sin que nos demos cuenta, el lenguaje silente de las nubes que consigue acariciarnos el alma sin esfuerzo gracias a sus formas delicadas hechas con infinitas volutas de agua cristalina que en suspiros de cientos de toneladas sobrevuelan nuestras cabezas constantemente. Las posibilidades a nuestro alcance son realmente sorprendentes.

¿Qué ocurriría si cada cual aderezara su navegación vital por el proceloso mar de la incertidumbre con lenguaje musical ó poético? ¿Si regaláramos melodías y cuartetos a nuestros jefes ó compañeros de trabajo en lugar de quejas y exabruptos?
Hoy adolecemos de poetas y juglares que nos inspiren y ayuden en esta misión, no porque no existan sino porque permanecen invisibles tapados por toneladas de libros basura y música comercial de marca Acme. Una sociedad que prioriza las últimas novedades editoriales de Belén Esteban y Risto Mejide en lugar de las de Manuel Vilas ó Mircea Carterescu nos indica que está claramente abocada a la extinción. ¿Toda?, no, afortunadamente queda por algún lado una aldea de irremisibles galos que resiste al invasor descerebrado gracias a una poción mágica que combina semántica, estética y creatividad. No será necesario quemar Roma, bastará con que tú te tomes más en serio. Seas quien seas mereces una mirada nueva, y esa visión no te la pueden imponer, has de ser tú la que decida subir a la montaña y mire el horizonte. Para ascender te vendrán bien nuevos lenguajes que aporten más semántica a los que ya posees. Agradecerás una estética más generosa que no te obligue a desempolvar la guitarra y la melena pero te permita aderezar tus semanas de belleza y color dónde antes sólo veías asfalto ceniciento ó rutinas infames. También agradecerás recordar que el signo de toda evolución es la creatividad. Por eso me animo a compartir estas propuestas que tratan de abrir la caja de Pandora de tu capacidad creadora. No conozco revolución mayor que esta. Una idea nueva surge de una sinapsis emergente que sea puente entre dos conceptos antes separados por abismos. Basta una pequeña mutación para que el genoma proporcione una respuesta inteligible a algún acertijo de la vida abriendo la posibilidad a ese paso adelante que estamos esperando.  Hace 70.000 años el homo sapiens vivió una revolución cognitiva que lo llevó más lejos de lo que ninguna especie había alcanzado. Consiguió salir de África y conquistar el mundo. Yo no te pediría tanto hoy. Basta con que nos atrevamos a ofrecer un soneto, una sonrisa, un buenos días. Basta con atrevernos a respirar hondo con más frecuencia y regresemos a menudo a un presente que no deberíamos habernos dejado arrebatar. Basta con que nos hagamos preguntas y juguemos a encontrar las respuestas.

Ahora puedo decir que lo tengo más claro, es posible transformar un desierto con versos y derribar una muralla con tercetos. Sin olvidarnos de las fórmulas matemáticas y las pruebas científicas que nos permitan diseñar el sistema de riego capaz de reverdecer la sequedad suprema y calcular el explosivo suficiente para volatilizar las resistencias más obscenas.



Gift animado: triángulo de Sierpinski

martes, 14 de julio de 2015

¿Qué tipo de comunicación entre profesionales y pacientes facilita un buen diagnóstico, una buena atención y una correcta relación?


Cuando una persona acude a consultar una duda o problema de salud con un profesional sanitario es fundamental entenderse. No siempre se consigue. Para que se dé una correcta comunicación tienen que darse varias circunstancias. Hay variables de la persona que consulta, del consultor, del lenguaje usado, el lugar dónde se produzca el encuentro y de la organización del sistema sanitario. La lista es larga. La comunicación no será igual si el paciente está tranquilo ó muy preocupado, receloso ó fuera de sí. Tampoco si ese día la médica de familia que nos atiende tiene citados 60 en lugar de 30 pacientes, ó si a la enfermera que tenemos delante le acaban de dar un disgusto. 

Los profesionales sanitarios aprenden su oficio tras largos periodos formativos y mucha práctica. Con los años van armándose de herramientas de comunicación que aprenden estudiando y practicando. Estas técnicas complementan y mejoran las habilidades comunicativas que ya tienen posibilitandoles para encarar situaciones clínicas de comunicación compleja como dar una mala noticia, acompañar en situaciones difíciles, asistir a pacientes que lloran desconsolodados en consulta ó que tal vez acudan con intoxicación etílica ó un delirio esquizofrénico. 

Hay un matiz cuya importancia cada vez voy valorando más con el tiempo, el afinamiento personal. Entiendo por este concepto el estado de equilibrio interno que nos provee de serenidad y ecuanimidad para poder escuchar con calidad. Cuando no estamos afinados nuestra mente parlotea sin parar y somos abducidos hacia nuestros "asuntos" con frecuencia. El nivel de despiste es alto y esto lo suele notar el paciente. La escucha es la parte más difícil de la comunicación, precisa de la máxima atención para que sea correcta dado que no solamente atendemos al lenguaje verbal sino a una constelación de infinitas señales no verbales que nos están dando una cantidad de información inmensa. Para que una persona se afine precisamos de silencio y de una nota afinadora que podrá provenir de múltiples fuentes. El contacto con la naturaleza, las actividades creativas y artísticas, el ejercicio ó la danza, la música, las conversaciones de calidad ó las carcajadas nos pueden ayudar en esta misión. Cada cuál sabe lo que le sintoniza, al igual que conoce lo que le hacer perder el temple de la vida. Por eso entiendo que los profesionales sanitarios requieren mantener un alto nivel de formación continuada pero también de mantenimiento personal continuado. Hay que afinar todos los días para poder pasar una consulta digna. Y ustedes saben perféctamente de lo que les hablo cuando les digo que hay profesionales afinados ó desafinados, lo captan a los 30 segundos de estar delante de ellos. 

Otro matiz que no se contempla en los planes de estudio es la motivación del profesional. Algo que entronca con aquello que los antiguos llamaban vocación y que hoy se ha convertido en una palabra desdibujada. Si el profesional no tiene una intención correcta, no busca el bien del paciente, no se esfuerza por hacer su tarea lo mejor posible también se lo notamos. "Ni me miró" dicen muchas personas, "no levantó los ojos del ordenador"... el despiste, la prisa, el agobio y las mil presiones que soporta el profesional hacen que muchas veces dicha ola se los lleve por delante y sólo quede en la consulta un cuerpo que teclea en su ordenador totalmente ajeno a sus pacientes. 

Finalmente daré una pincelada sobre la palabra de los profesionales velada muchas veces por el oscurantismo de la lengua arcana con la que se defienden y que en ocasiones camufla su ignorancia. No es fácil hablar claro en la vida pero en una consulta sanitaria es imperativo para que sea eficaz. Hablar claro significa explicar las cosas de forma comprensible para el paciente, sea este quien sea. Hay que hablar su lenguaje, tratar de ponerse en sus zapatos a la hora de contarle lo que pasa.
Los pacientes también pueden ayudar para que la comunicación con sus profesionales sea mejor. Son muy valiosas su afinación personal, sus intuiciones, su grado de contacto consigo mismos. También son destacables sus señalamientos con educación de distracciones ó fallos en el encuentro clínico para que este mejore. Cuando una pareja baila las dos partes pueden hacer mucho para que el baile sea armonioso. No es posible explicar todas las pautas, por hoy basta con plantear esta pequeña reflexión dado que todos deseamos ser bien atendidos cuando estamos enfermos. La sanidad invierte muchísimo esfuerzo y dinero en tecnologías y medicamentos que nos ayudan, tal vez sirva de algo reflexionar sobre mejorar la comunicación que a fin de cuentas es el cimiento que lo sostiene todo.

viernes, 10 de julio de 2015

Aprender a innovar

Me llegan múltiples invitaciones a eventos de innovación sanitaria. Declino la mayoría porque mi agenda profesional y personal no da para más. Además soy un poco antiguo para esto de la innovación. Sigo a maestros descatalogados como Heráclito de Éfeso, Spinoza ó Johan Sebastian Bach, entre otros. De este último les traigo hoy un pequeño ejemplo muy conocido.

¿Somos capaces hoy de convertir un meme en una obra de arte? ¿cómo podríamos deconstruir nuestro modo de hacer las cosas y encontrar nuevas formas más apropiadas ó adaptadas?

Con Bach es fácil asombrarse, les dejo un rato en su compañía.








Aquí la versión completa dirigida por Jordi Savall.