miércoles, 10 de noviembre de 2010

Heráclito y el dr. Freak



Durante los años que trabajé en Lavapiés puede compartir la amistad y la compañía del dr. Freak, una de los mejores médicos de familia que he conocido nunca. Hábil con la cirugía menor, los psicofármacos y todo lo que se le pusiera por delante. El sistema sanitario no le reconoció jamás y terminó autoexiliado harto de tanta burocracia y  un sistema de prescripción, auténtica tortura para los médicos de familia. Ahora trabaja tranquilo en un país cercano, sin burocracia, sin presión asistencial.

La lista de compañeros y compañeros que han marchado cada día es más larga. ¿A quién le importa?

Parece que ningún responsable político se siente excesivamente incómodo. Lo cierto es que es una dilapidación de talento y dinero considerable. Formar un médico cuesta muchísimo, se mida como se mida, y si encima es bueno y se marcha a otro país, la pérdida es enorme.

Por esto, cada vez me acuerdo más de uno de los maestros de mi viejo amigo el dr. Freak, Heráclito de Éfeso, al que pude disfrutar en la excelente traducción de Agustín García Calvo. Recuperar la sabiduría de los clásicos pudiera ser una forma prudente de mejorar las cosas. Aunque ello signifique prender fuego para destruir cosas que a lo mejor hay que dejar de hacer.

1 comentario:

Gerineldo dijo...

No estudiar a los clásicos y no estudiar bien la Historia (sin interpretaciones sesgadas) es uno de los grandes errores imperdonables en la educación hoy en día. Hoy, a mis 37 años me doy cuenta de lo ignorante que soy comparado con los 'clásicos'. Sólo los humanistas en el s.XVI miraron atrás y en aquellos tiempos de turbulencias en Europa, hubo un puñado de hombres y mujeres que fueron verdaderos humanistas.