miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿Susto o muerte? cómo acercar la muerte a los niños



Al comenzar noviembre, la fiesta de todos los Santos es una oportunidad para reflexionar acerca de la muerte. Este año mis hijos no se disfrazaron de Halloween ni salieron a la calle a pedir golosinas. Les tocó ser testigos de la muerte de su bisabuelo y a mi me dio la oportunidad de acompañarles en esta gran lección vital.

En nuestra sociedad globalizada y edulcorada parece que la muerte ha sido guardada en un armario. "Es poco comercial, fea y desagradable, mejor la quitamos del escaparate", en su lugar nos disfrazaremos de brujas, pondremos calabazas con velas en las casas e iremos al cine a ver una peli de miedo... Así nos va.

El proceso de morir nos puede ofrecer una gran enseñanza a todos, adultos y niños. Pero requiere mirar de frente. A los niños se les suele quitar del medio, "no es conveniente para ellos", "mejor que no lo vean", "al hospital no pueden ir"... todos conocemos estas razones. El hecho de que en muchos casos la muerte se confine al hospital, aleja esta aun más de los niños. Cada persona ha de poder decidir dónde quiere morir, en casa con su médico de cabecera cerca o en un hospital rodeado de tecnología (que poco podrá aportar ya). Pero en todos los casos un niño necesita saber, su visión del mundo estará incompleta si no tiene integrado de qué va eso de la muerte. Y creanme que un niño tiene capacidad suficiente para entender, si se le sabe acompañar.

La enfermedad terminal, la agonía, el momento de morir, el velatorio, el entierro, el funeral... son fases de un proceso en el que una familia despide a un ser querido y enfrenta un duelo en comunidad, juntos. Los niños aportan mucha luz en esos momentos, aportan sentido, aportan alegría. Y pueden encontrar respuestas que para ellos son fundamentales. ¿Por qué están todos tristes?, ¿qué significa esto?... formularán miles de preguntas; algunas podrán ser respondidas, otras no. Pero en todos los casos podrán ser escuchados y acompañados.

Nuestra sociedad parece vivir sin que la muerte existiese y eso es un error, nos hace arrogantes y prepotentes, poco respetuosos con la naturaleza y con los demás. La muerte es esencial para comprender la vida, nos aporta humildad y realismo, conciencia de finitud y alegría por la vida. Es un componente esencial del sentido que cada cual dé a la vida.

No sé si habré sabido responder bien a mis hijos, pero me siento agradecido de que hayamos podido vivir la experiencia de despedir a su bisabuelo juntos.

5 comentarios:

Juana dijo...

Nosotros hablamos mucho de la muerte, mi familia y yo vamos al cementerio del pueblo de mis padres a "visitar" a los parientes, a los muchachos les gusta desde pequeños.
Mi padre murió de alzheimer, los chicos vinieron cada fin de semana a verlo en la residencia donde vivía, siempre que era posible, aquello se convertía en una fiesta (y la mayoría de las veces fué posible) fueron al entierro de su abuelo por voluntad propia, ellos simplemente querian estar allí, la muerte es una lección de Vida.

Olga Navarro dijo...

Creo que tienes toda la razón Salvador. En nuestra sociedad se oculta la muerte, se "tecnifica". Aún en España se conservan ciertas tradiciones pero en otros países como en Francia, donde trabajé varios años con pacientes oncológicos, las familias de pacientes terminales literalmente "desaparecen" y no vuelven a aparecer hasta que su familiar fallece. Siempre me ha parecido increíble. Recuerdo a una señora joven con dos niños. Cuando venían a verla casi ni le hablaban (ella aún estaba consciente)y el padre tampoco lo hacía. Se quedaban dos minutos y se iban. Cuando se puso peor nunca vinieron a verla. El padre nunca nos dejó hablar con ellos...Los niños son inteligentes y fuertes, entienden las cosas, si nos molestamos en explicárselas, claro. Un saludo.

Manuel Comesaña dijo...

Todo éso está muy bien pero me da la impresión de que siempre hablamos de la muerte de "los otros". Pero ¿realmente sabemos enfrentarnos a nuestra propia e inexorable muerte? Yo, desde luego, no. Sencillamente, no quiero pensar en eso, no me lo quiero creer. No es cuestión de hacer filosofías baratas pero podría ser bueno releer el poema "Hombre" de Blas de Otero:

http://www.materialesdelengua.org/LITERATURA/HISTORIA_LITERATURA/BLASDEOTERO/poemas.htm

carmen dijo...

Mi hija cuando tenia 2 años me pregunto si ella se iba a morir (fue una niña muy precoz), yo le respondí que si, que todos en algún momento nos moriríamos.
Fui muy criticada por mi familia, decían que a los niños no había que decirle esas cosas.
Siempre he pensado que a los niños no hay que ocultarles la vida, y la vida termina con la muerte.
Como madre siempre tengo dudas de si he hecho lo mas adecuado para la educación de mi hija o no.
Actualmente tiene 22 años y es una chica muy alegre y sensata, no se si eso es por la educación recibida o porque ella era así por su combinación de genes.
Los seres humanos siempre en la eterna duda.

Emilienko dijo...

Desde los inicios de la Humanidad nos llevamos planteando cómo afrontar la muerte propia y ajena y aún no hemos encontrado respuestas.

Yo creo que es bueno que tanto niños como adultos sepamos que está ahí, como capítulo final de nuestra vida y aprender a disfrutar sabiendo que todo un día acabará, pero sin obsesionarnos con ello.