Carta abierta a
los Laboratorios Grünenthal a favor de las víctimas de la Talidomida
“Un momento lleno de
armonía natural nos hace desear que los segundos se alarguen […] Contergan nos
ofrece paz y sueño. Este inofensivo medicamento no afecta […] y es bien
tolerada incluso por los pacientes más sensibles. Sueño y paz: Contergan,
Contergan forte” (Publicidad de la talidomida por los Laboratorios Grünenthal)
Los profesionales de la medicina
reconocemos la contribución que la industria farmacéutica ha producido en la
mejora de la salud de las personas. Desde el descubrimiento y comercialización
de la acetofenidina en 1885 hasta la
actualidad, muchos han sido los éxitos en la investigación farmacéutica que nos
han permitido contar con un amplio arsenal terapéutico para combatir un gran número de enfermedades.
La sífilis, el asma bronquial o el síndrome de Seehan del posparto, por poner
algunos ejemplos, son enfermedades
graves a las que podemos responder y conseguir que las personas que las sufran puedan recuperar una vida digna.
Pero en ese camino ha habido algunos
éxitos y muchos fracasos, se ha tenido que abandonar muchas moléculas
prometedoras que no han cumplido sus expectativas, bien por sus interacciones
farmacológicas no previstas, o bien por sus reacciones adversas sobre las
personas. Con el desastre de la Talidomida, por la que unos 20.000 bebés nacieron en todo
el mundo con severas malformaciones, se desarrollaron nuevos mecanismos de
seguridad y se establecieron controles y filtros de las nuevas moléculas antes
de su comercialización. Así, la Talidomida no solo fue un caso de perjuicio a
un grupo de personas, también marcó un antes y un después en la seguridad
farmacológica de la población y, por lo tanto, fue un ejemplo paradigmático de
lo que no se debe hacer.
Esta mejora en la seguridad del
paciente ha elevado los costes de investigación y cambiado las vías de
financiación. La industria farmacéutica ya no afronta sola el coste de la
investigación sino que esta se produce mediante un sistema mixto con
participación tanto privada como pública. A pesar de ello, los beneficios económicos obtenidos son solo
privados.
España es el único país europeo
en el que las víctimas de la talidomida no van a recibir ayudas y eso produce una
indignación añadida, huele a injusticia social europea. Aquí fue uno de los
países en donde más preparados se comercializaron y se supone que, en la
actualidad, es donde quedan más afectados vivos. Pero mientras que los
tribunales españoles han reconocido que el delito está prescrito, Grünenthal lleva
décadas pagando a los afectados alemanes, ingleses e italianos. Los primeros,
desde 2013 pueden llegar a percibir casi
7.000 euros mensuales según grado de discapacidad; los ingleses e italianos pueden
llegar a los 4.000 euros. Sin ir más lejos, el año pasado se acordó un pago
indemnizatorio a los afectados neozelandeses y australianos de casi 60 millones
de euros.
Grünenthal España afirma que
quiere contribuir “de manera integral y exhaustiva a restablecer la salud y
mejorar la calidad de vida de las personas” (Informe de Responsabilidad Social
Corporativa 2009 – 2010) y eso es justo lo que le pedimos que haga desde esta
carta abierta para con las víctimas españolas de la Talidomida. Que no haya que
llegar a la sentencia del recurso de casación ante el Tribunal Supremo, que reconozca
su deuda histórica con las víctimas y que les pague a los afectados los 20.000 euros por cada punto porcentual de
discapacidad, como decía la sentencia
anterior, sin necesidad de que tengan que presentar el frasco de Softenon o
cualquier otro de los seis que se comercializaron en España entre 1957 y 1963.
Somos muchos los profesionales de
la medicina que nos sentimos muy decepcionados con la forma de actuar del
laboratorio y consideramos que la argucia legal empleada empaña profundamente
su prestigio. Probablemente, hasta que no reparen esta injusticia, a muchos de
nosotros nos costará más de lo habitual prescribir sus productos teniendo en
cuenta que otros laboratorios ofrecen alternativas idénticas.
Tanto los médicos firmantes de
esta carta como otros muchos compañeros de profesión estamos convencidos de que
nos sentiríamos aliviados si no fuera necesario adoptar este tipo de medidas y,
con el ánimo de reparación de la injusticia social que Grünenthal está
produciendo sobre las personas afectadas por la Talidomida en España,
solicitamos a los responsables del laboratorio que reaccionen convenientemente
e indemnicen a las víctimas.
Firmantes de la carta: José
Martínez López; Vicente Baos Vicente; Salvador Casado Buendía; Enrique Gavilán
Moral; Juan Gérvas Camacho; Abel Novoa Jurado; Javier Padilla Bernáldez; Juan
Antonio Sánchez Sánchez
Si apoyas esta carta puedes comentarlo con tus amigos, dejar un comentario en este blog y
firmar la petición de AVITE para que se haga justicia.
Puedes también visitar la página
web de AVITE (Asociación de Víctimas de la Talidomida en España).