viernes, 31 de octubre de 2014

Agua en el agua







Quisiera que mi vida
se cayera en la muerte,
como este chorro alto de agua bella
en el agua tendida matinal;
ondulado, brillante, sensual, alegre,
con todo el mundo diluido en él,
en gracia nítida y feliz.

Juan Ramón Jiménez




A la mar pregunté:
¿Tiene memoria el agua?
y me besó con olas.

@doctorcasado





Hay quienes defienden que el agua tiene memoria, que es capaz de guardar las propiedades de sustancias que alguna vez estuvieron disueltas en ella. No puedo constatar que esta afirmación sea cierta pero sí que dicho elemento me parece dotado de la más alta magia y belleza.

El agua nos habla de la vida y de la muerte, del fluir, de la impermanencia y de la belleza de lo efímero. También nos habla de la fuerza de lo pequeño, de lo que se abaja. 

Beber un vaso de agua es un acto curativo. Es un acto cotidiano, sencillo e ineludible. Hidratarnos nos permite seguir viviendo, al reponer el agua que fluye por nosotros y sigue su viaje a nuestro través. 

En España tenemos la suerte de poder beber agua de grifo. Uno de los grandes lujos que casi nadie agradece. No hace falta recurrir a aguas embotelladas, caras y antiecológicas. Basta abrir el grifo de la cocina y llenar el vaso. 

Algo tan simple tiene mucho sentido. Agradecer lo verdaderamente importante, disfrutar de lo infinítamente pequeño nos situa en un camino de sanación que en situaciones de enfermedad nos puede iluminar un poco el día. Si encima lo hacemos con poesía y buena música el agua nos sabrá un poco más dulce si cabe. 



 




1 comentario:

Manipulador de alimentos dijo...

Gracias por este artículo. A veces se nos olvida que somos afortunados y que gestos tan "simples" como tener agua potable saliendo del grifo es todo un privilegio.
Y para ayudarnos con la reflexión: música y poesía. ¿Qué más se puede pedir?
Un saludo.