viernes, 26 de noviembre de 2010
Reconocer, agradecer, incentivar.
Dentro de la nómina de cualquier trabajador suele haber un apartado de productividad variable. Es la forma en que la empresa incentiva.
En sanidad no se hace bien. Se tienen en cuenta indicadores cuantitativos que priorizan variables económicas (ahorro en gasto farmacéutico por ejemplo) y no tienen en cuenta indicadores cualitativos (nivel de conocimientos del profesional, habilidades comunicativas, afabilidad, deferencia, investigación, innovación, etc...). Esto permite que profesionales que tratan de forma mejorable a sus pacientes puedan ganar más incentivación económica que otros que se desviven.
No voy a tratar el tema de los incentivos económicos, tan solo reseñar que frecuentemente producen una motivación inversa.
Prefiero pararme a reflexionar sobre los incentivos no económicos. Una organización puede incentivar de esta forma con:
1. Formación, educación.
2. Flexibilidad (horarios, teletrabajo, conciliación vida profesional/familiar)
3. Reconocimiento.
4. Agradecimiento.
5. Respeto. Escucha de los profesionales, valoración de sus propuestas. Trato justo.
y seguramente con muchas más cosas. Lamentablemente no suele ser común.
En último lugar estarían los incentivos personales, dentro de los que citaríamos, la vocación, la excelencia, el placer de dedicarse a una labor que guste, la autorrealización, la creatividad...
Como todos/as pasamos muchas horas de la semana en nuestro lugar de trabajo, recibir de la organización o de otros compañeros de trabajo un elogio, un pequeño reconocimiento, una palabra de gratitud, hace mucho más llevadera la carga de la responsabilidad laboral. Me temo que esto es completamente gratuito y a pesar de ello muy poco usado.
Ayer publicamos un post de reconocimiento a un buen amigo. La idea surgió de cinco profesionales (dos medicos, un cirujano, una bibliotecaria y dos periodistas), luego provocaría una ola de adhesiones y compañerismo afectuoso. Nos llevó apenas diez minutos montar el asunto. Seguramente al homenajeado no le haya pasado nunca una cosa así.
La lección que yo saco es sencilla. Es importante dar las gracias. Es importante reconocer el valor de los demás.
Esto no quita reivindicar una remuneración justa o una valoración económica adecuada del trabajo hecho. El empleador tiene la obligación de valorar correctamente el trabajo del empleado.
Y como le decía ayer a @drbonis, en mi mano no está subir los sueldos (ya me gustaría) pero si agradecer o renocer al que se lo merece.
Post dedicado a @luisluque y @drbonis que también son referentes en sus campos.
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10 comentarios:
Te garantizo que nunca me había pasado... y de hecho creo que tardaré media vida en recibir tanto como recibí ayer.
Algo importante es demostrar a todos que ese buen ambiente de trabajo, ese entorno agradable, no solo depende de la organización o del jefe, ya que es cosa de todos.
GRacias de nuevo Salva, de verdad. Sigo sonriendo :)
La idea fue genial, reconocer el trabajo de Miguel Ángel, la dedicación, el estusiasmo .... así da gusto circular por aquí, adherirse era fácil.
Algunas cosas no cuestan tanto .... gracias
Como lectora de la iniciativa de ayer, te lo agradezco doblemente por un detalle de ésos que mantienen viva la ilusión y la confianza en la comunidad, y por la oportunidad de sumarse libremente.
Proponer un cambio de paradigma es arriesgado y puede generar inseguridad hasta en quien cree en él. Pero quien opone unas condiciones económicamente dignas de trabajo con el reconocimiento humano como si fuera necesario elegir, se aprovecha de eso para generar división de una forma perversa. Es necesario universalizar la cobertura de las necesidades básicas pero quedarnos en eso nos vuelve conservadores y temerosos de los cambios.
Los valores que mencionas (agradecimiento, respeto, reconocimiento... en resumen, proporcionar las condiciones para que el otro llegue a ser, laboral y personalmente, la mejor versión de sí mismo) no tienen techo, y generan una dinámica positiva que se retroalimenta y crece.
Ya lo decía Maslow con su pirámide... (aunque la construcción, menos mal, no tiene por qué ser piramidal: no hay por qué esperar a que nos reconozcan como queremos para reconocer a los demás. Demos el primer paso!)
http://es.wikipedia.org/wiki/Pir%C3%A1mide_de_Maslow
Un abrazo.
la calidad de un blog se mide por la de sus comentarios. Gracias por lo que decís. está claro que cada vez somos unos poquitos más.
Está totalmente demostrado que los incentivos económicos son MENOS poderosos que algunos de los no económicos. Lástima que muchos gestores no sepan utilizar éstos últimos.
Si no lo hacen ellos... por qué no nosotros?? (Ej: tu magnífica iniciativa de ayer con Miguel Angel)
Enhorabuena y gracias!!
Carlos J. Matabuena
Está muy demostrado, como todos sabeis, que la potencia de los incentivos económicos es menor que la de algunos NO económicos.
Si algunos gestores no saben gestionar la fuerza incentivadora de los mismos, no está mal que seamos nosotros mismos quien los administremos.
Por eso, Salvador, tu iniciativa de ayer con Miguel Angel, me parece expléndida y lúcida. Enhorabuena a ambos!!
Un abrazo: Carlos J. Matabuena Ortega
De bien nacidos es ser agradecidos. ¿A quién hace daño una palabra amable? ¿A un tercero?
De acuerdo con el reconocimiento a Máñez. Es un tío muy majo.
Nos vemos en Albacete.
Gracias Carlos, habitualmente somos parcos en cuestiones de reconocimiento. Esto tiene algo de cultura nacional e institucional. Tal vez se pueda mejorar.
Por intentarlo que no quede.
Me parece fudamental entrenarse en el difícil ejercicio de reforzar, de reconocer. En los estudios que hemos hecho con profesionales opinando sobre sus jefes en lo que se pone peor nota es en el tema del refuerzo. Y es evidente en el último proyecto que he hecho en 150 equipos de atención primaria que los profesionales piden recibir además de dar, junto a unas buenas relaciones interprofesionales y un proyecto de equipo compartido y en los que hayan tenido un papel participando en él mismo. Junto a ello, un jefe integrador que comunique, que esté pendiente, que... GRACIAS por el post. Joan Carles March
El reconocimiento tiene un gran valor, incluso económico.
Imaginaros que en vez de dar gracias a Miguel por su esfuerzo hubieramos optado por incertivarlo económicamente. Cuanto hubieramos tenido que pagarle?
La gente trabaja más cuando se les pide un favor que cuando se les paga, eso sí sin abusar. Os recomiendo el libro "Predicably Irrational"
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