Ante el advenimiento de la santísima trinidad tecnológica, con todos sus aperos, vamos acostumbrándonos a que nuestras vidas se vayan llenando de aparatos. En medicina también. Cada vez se hace más difícil ejercer esta compleja profesión sin ordenador o teléfono móvil. Y por otro lado, cada vez más, la ciudadanía reclama más tecnología médica como garantía de salud.
Esto son hechos que no pasaré a discutir, es lo que hay. Pero abogaré por la prudencia y la mesura. Ni un extremo hipertecnificado y consecuentemente más peligroso (las máquinas a fin de cuentas amplían nuestras capacidades y nuestros errores). Ni otro ludita sin máquina alguna.
Ayer @ClaraBenedicto utilizó en un tweet la expresión humanismo 2.0 y me gustó. Lo 2.0 significa lo más puntero en internet, telecomunicación y redes sociales. Significa una nueva forma de entender el acceso, la producción y el intercambio de información. Significa un salto en la forma en que hacíamos las cosas. Pero si lo aplicamos a salud, se nos quedará corto si olvidamos la parte humanista. Esa faceta que dota de valor añadido la asistencia sanitaria, basada en relaciones humanas presenciales y directas.
La mirada, la palabra, la correcta atención, la cortesía, el humor, son básicos en toda relación humana. No podemos olvidarlo nunca, por muchos que sean los aparatos a nuestro servicio. Recordar que todo es un medio para acompañar y ayudar al paciente, al servicio de la creatividad y el arte del médico.
Este fin de semana me acordé de uno de mis maestros, el dr. Santiago Moreno, jefe de servicio de enfermedades infecciosas del hospital Ramón y Cajal de Madrid, uno de los profesores más queridos por sus alumnos. Apenas nos impartió clase unos pocos meses, pero dejó honda huella en todos nosotros por su humanidad, humor y calidad humana. En contraste con otros profesores más estirados, él abrazaba, saludaba y te reconocía como persona, te hacía sentir un amigo, un colega, irradiaba positividad. Lo traigo a colación hoy para recordar de nuevo algo tan importante. Rescatar la humanidad en todas las relaciones es un reto principal de nuestra civilización. La prisa, la codicia, los deseos, la velocidad social… nos ciegan ante algo tan evidente: si no somos verdaderamente humanos, nos habremos perdido.
Sirvan estas líneas para animarnos a rescatar lo mejor de nosotros, cada momento vale.
5 comentarios:
¡Cuánta razón! Y más que nunca tendríamos que fijarnos en esto nosotros que cada día estamos más metidos en la salud 2.0
Si lo quitas todo: tecnología, más o menos personal, mejores o peores instalaciones, lo que queda es lo importante. Y es lo que el paciente, de forma consciente o inconsciente en el fondo de va a llevar. Nuestra mirada, nuestra escucha y acompañamiento y nuestro abrazo necesario.
Un saludo
Tambien opino que rescatar el humanismo tan inherente a nuestra profesion , ademas de ser necesario y util para no caer en desanimo profesional, es ir siempre a favor del progreso . Hay grandes maestros pero para mi el paradigma del humanismo medico es el Dr, Gregorio Marañon , lastima que para una gran mayoria , incluidos nosotros los medicos, sea tan solo un nombre de plaza , estacion de metro u hospital.
Aqui hay una referencia que puede resultar valiosa, especialmente la pagina de La Medicina:
http://gregoriomaranon.enarte.es/
Si quitásemos todos las máquinas que hay en un hospital ¿qué pasaría? .... no estoy segura .... bueno sí, que me quedaría sin trabajo (es broma) ....
No podemos "ocultarnos" tras las máquinas para no tratar con los seres humanos que tenemos delante .... ¿para qué nos ocultamos? ....
Me gusta la tendencia actual de hacer máquinas cada vez más pequeñas, justamente porque no hay donde ocultarse.
A veces, entre paciente y paciente pienso en el humanismo como si un rayo me cruzara el cerebro. A veces escribo en mi blog sobre los humanistas del sXVI.
Pero sé que el mundo que nos ha tocado vivir no nos pone fácil ser médicos humanistas. Pero blogs como el tuyo, cuando se leen, animan a intentarlo.
Salu2.0 y saludos humanistas 1.0
Gracias por vuestros amables comentarios. Me consta que sois profesionales humanistas y como tales teneis sensibilidad al respecto. Nos necesitamos unos a otas para no perder ni la ilusión ni el querer hacer un poco mejor las cosas.
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