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miércoles, 10 de octubre de 2018

Diario de un médico descalzo, un año después. Diary of a barefoot doctor, one year later

El dr. Serafín Romero, presidente de la OMC, junto al autor.





Last fall I had the privilege of publishing the book Diary of a Barefoot Physician, a tribute to all the people who have helped me to be who I am. I wrote it thinking of my family, friends and patients and I have to confess that it helped me to reflect on the role of doctor that I am at this moment and the one that I would like to be, as well as to systematize everything that I would like to transmit to my patients so that they can deal better with their difficulties.

By taking on myself the process of editing and publication, I opted for freedom over profit. In this way I have been able on the one hand to create freely without any kind of restriction and on the other hand to give away the book (about 1700 copies). I am happy with the result, which has undeservedly garnered excellent reviews.

Experience has taught me the value of deepening reflection, betting on creativity and enhancing communication because finally literature is based on long conversations between readers and writers.

In times of noise, fake news and mediocrity it is a treasure to find valuable books. I hope this one can be significant for those who dare to navigate it.





El pasado otoño tuve el privilegio de publicar el libro Diario de un médico descalzo, un tributo a todas las personas que me han ayudado a ser quien soy. Lo escribí pensando en mi familia, amigos y pacientes y he de confesar que me ayudó a reflexionar sobre el rol de médico que ejerzo en este momento y el que me gustaría ejercer, así como a sistematizar todo lo que me gustaría transmitir a mis pacientes para que lleven mejor sus dificultades.

Al asumir en primera persona el proceso de edición y publicación opté por primar la libertad frente al lucro. De este modo he podido por un lado crear a voluntad sin ningún tipo de cortapisa y por otro regalar el libro a voluntad (unos 1700 ejemplares) sin rendir cuentas a nadie. Estoy contento con el resultado, que inmerecidamente ha cosechado excelentes críticas.

La experiencia me ha enseñado el valor de profundizar en la reflexión, apostar por la creatividad y potenciar la comunicación porque, a fin de cuentas, la literatura se basa en largas conversaciones entre lectores y escritores.

En tiempos de ruido, noticias falsas y mediocridad es un tesoro encontrar libros valiosos. Espero que este lo pueda ser para quien se atreva a navegarlo.






viernes, 26 de enero de 2018

Reseña de Francec Borrell de Diario de un médico descalzo



No puedo dejar de compartir en este blog la reseña del libro Diario de un médico descalzo que escribe Fracesc Borrell en Humanidades médicas, una página web de sobria construcción y contenidos de alta calidad. Dado que es una persona que admiro le doy las gracias por su apoyo y sugerencias en la fase de edición del libro







Casado S. Diario de un médico descalzo. Amazon, Columbia. Octubre 2017.-

Cada persona se expande en una versión de sí misma, como madre, como médico, como amiga…. Encomiable cuando en cualquiera de nuestras versiones tratamos de ser lo mejor de nosotros mismos. Y aún mas cuando tratamos de mejorar a través de nuestros actos los mimbres que nos hacen persona.
De eso va el libro que comentamos: hacernos mejores a través de la profesión. El título es inexacto, pues no leeremos el diario de un médico, o al menos el diario cronológico. Pero si leeremos las reflexiones de un médico comprometido con su quehacer. De alguna manera acertaríamos si lo consideráramos  un diario espiritual, un diario de meditación, en la mejor versión del término.

Atendamos a su estructura:

capítulo 2. El artista interior
capítulo 3. Consciencia, compasión y dulzura
capítulo 4. Estamos desnudos
capítulo 5. El miedo a perder la sonrisa
capítulo 6. Las catástrofes de la salud y la enfermedad
capítulo 7. ¿Crisis, qué crisis?
capítulo 8. Despertar o dormir
capítulo 9. ¿Eso del mindfulness tiene que ver conmigo?
capítulo 10.La resurrección de la carne y otros  milagros
capítulo 11. ¿Está dios en el centro de salud?
capítulo 12. Apocalipsis zombi
capítulo 13. ¿Qué es la enfermedad?
capítulo 14. Acompañar el sufrimiento
capítulo 15.Breve guía para mantener la salud
capítulo 16. Aprender a morir
capítulo 17. El fin del mundo y la fuente
capítulo 18. El ser y la nada

¿Qué impulsa a nuestro autor a escribir?  Dejemos que sea él mismo quien nos lo responda:

Lo pasamos mal porque no somos capaces de generar narrativas que conviertan en relato coherente lo que la vida hace con nuestra biografía. Creemos que sabemos hablar y escribir, pero lo cierto es que cuando de verdad nos hace falta, cuando es urgente contar lo que nos pasa, no terminamos de encontrar ni palabras potentes ni interlocutores válidos. Nos
toca aguantar la presión de la olla interior sin que podamos dejar salir el vapor, lo que termina arruinándonos el sueño,la energía, la espalda, el cuello, el bajo vientre o cualquier parte del cuerpo que gustes elegir”.

Cada generación tiene que encontrar su voz propia. Comprender  esta tarea convierte en portavoz a quien acepta el reto. Y Salvador Casado tiene pocas dudas al respecto:
“La cultura solo protege cuando se elabora, reflexiona o mejora. No sirve de mucho si únicamente la usamos como adorno para defender nuestros nacionalismos, dogmas o galones” (pág. 41).

La posición de nuestro autor es atípica. Siendo como es un líder de opinión en las redes sociales, apuesta por el silencio como la mejor apoyatura sobre la que echar a volar la reflexión:

“Quitar la televisión de mi vida fue una de las medidas que más satisfacción me ha producido nunca. Aprender a apagar el móvil y el ordenador también. Es una verdadera liberación irse a la cama por la noche sin haberse intoxicado en el momento previo con un telediario o una serie de acción. Nadie jamás nos ha contado la importancia de cultivar los sueños, la importancia de abonarlos y regarlos bien para que florezcan suavemente la mañana siguiente”(pág 48).

Por esta razón el libro está debidamente puntuado con haikus, a cual mas bello:

Despierto hoy
Sin saber si soy sueño
O mariposa.

Y también:

El gran milagro
Es convertir el tiempo
En pura vida.

Podemos aventurar a modo de resumen que el libro tiene tres ejes: comprender nuestra interioridad, actuar compasivamente y aceptar (para comprender)  la realidad. En relación al primer eje:


“Uno de mis milagros favoritos es el de caminar sobre las aguas. Reconozco que es bastante difícil, pero hay gente que domina ese arte. El mar emocional suele dar miedo cuando nuestra embarcación no vale para mucho, uno está lejos de la costa o el agua empieza a ponerse flamenca. Andar sobre las
emociones sin hundirse en el miedo, ansiedad, ira, asco o acritud, es una proeza vedada para muchos. Lo normal es hundirse y dejarse llevar por los remolinos y corrientes interiores, perdiendo el control a la primera ola. Sin embargo, es posible atravesar en calma una tormenta”.

Por consiguiente un primer elemento en la fórmula magistral del profesionalismo sería este saber estar y saberse escuchar uno mismo.... pero no basta para conseguir empatía y compasión:


“La cualidad más señalada en los manuales para un buen acompañamiento del sufrimiento es la empatía. Con ella nos es posible resonar con la otra persona, ponernos en sus zapatos y expresar una comprensión convincente. Pero para
ejercerla es necesario quitarse el calzado personal, las defensas, la seguridad de nuestra zona de confort. No es nada fácil. Hay personas y profesionales de la salud que tienen mucha, además de gran habilidad para manejar con mimo y
cuidado estos aspectos. Otros no tanto, los perfiles con más inercia a salirse de su rol suelen ser percibidos como fríos y poco empáticos por sus pacientes aunque técnicamente sean impecables.(...) Hacen falta ejemplos y referentes
externos, así como atreverse a ponerla en práctica con frecuencia”.

Es decir: también debemos desnudarnos de las defensas con las que nos mentimos cada dia cuando nos miramos al espejo. Solo desde esta desnudez resulta posible la última transformación:


“Cada experiencia que nos genere malestar nos está llamando a aprender una nueva forma de relacionarnos con ella. Aprovechemos la oportunidad con cada pequeña dificultad que surja. Si algún día vienen grandes quizá seremos capaces de bailar con ellas como la hierba verde en la tormenta.

Mira la brizna
Tras bailar la tormenta
Sigue tan fresca”.

Francesc Borrell
Sant Pere de Ribes.


Un canapé musical de regalo. 

Emilio Villalba: cítola. Sara Marina: adufe. Ángeles Núñez: canto


lunes, 18 de diciembre de 2017

Afinar el encuentro






Una de las consecuencias de la sanidad industrial de los países es el progresivo deterioro del encuentro clínico.  La sobrecarga de los profesionales de la salud con hiperburocracia o saturación de agendas, los sistemas de información mal diseñados, las múltiples interrupciones, la prisa, las esperas, la mala coordinación entre niveles...

Estamos en una pendiente resbaladiza a la que se le está restando financiación, lo que aumenta el desnivel.



Apunto cuatro consecuencias:

1. Aumento del sobrediagnóstico y el sobretratamiento en los que reciben asistencia (más yatrogenia y problemas de seguridad del paciente).
2. Aumento de las desigualdades en salud
3. Aumento de la sobrecarga y el queme profesional en los sanitarios.
4. Aumento del gasto por sobreuso y mala gestión.



Abogo por desindustrializar los cuidados. Eso precisará:

1. Conciencia social y uso mejorado del sistema sanitario.
2. Mejor gestión y finaciación del mismo.
3. Protección del profesional de la salud para que pueda trabajar con seguridad y sin sobrecarga.
4. Responsabilización del ciudadano de su salud y enfermedad.


jueves, 16 de noviembre de 2017

Escribir un libro es otra forma de comunicar

 




Las profesiones sanitarias se enfrentan a una crisis multinivel sin precedentes. Las pesadas estructuras formativas y asistenciales no consiguen cumplir las funciones para las que fueron diseñadas. Ambas tienen un armazón industrial sólido que casa mal en un mundo líquido y terminan sobrecargando y agobiando a los, estudiantes primero y profesionales después, que transitan por ellas.

En mi época de universidad recuerdo haber tenido que someterme a programas docentes más extensos y exigentes que los de muchos amigos de otras áreas de conocimiento. Y en la fase laboral haber tenido que hacer guardias que me obligaban a trabajar tres o cuatro turnos de ocho oras seguidos con tan solo dos o tres horas de descanso. A pocos se les exige tanto en nuestros tiempos.

No acaba ahí la cosa. Pese a que me considero un médico de familia afortunado con una consulta ordenada y bien llevada no es raro que tenga días en los que me toca atender a cuarenta o cincuenta pacientes, mucho más de lo que atienden en otros países desarrollados.

La resultante es que hay cada vez menos estudiantes que quieran ser médicos y cada vez menos médicos que no estén quemados o agotados. Es una mala noticia porque muestra que los médicos salen perdiendo pero pacientes y sociedad también. Cuando en una jugada pierden todos indica que es poco inteligente.

En este maremagnum he decidido escribir un libro. Es un acto de rebeldía creativa con el que decido no someterme a la queja y al desaliento imperante y optar por algo mucho más potente: compartir mi visión y expresar mi esperanza.

No lo hago en solitario. Tengo la inmensa suerte de estar bien rodeado en lo personal y en lo profesional. Los agradecimiemtos en el libro tienen rango de capítulo. Por eso creo que es posible encontrar cursos de acción que abran camino. Aprendí de excelentes compañeros que es posible crear una jornada científica, un documental, un think tank, lenguaje audiovisual o campañas mediáticas de salud sin patrocinadores ni vasallaje alguno. Ahora doy otro paso al compartir un libro independiente que por no tener no tiene ni editorial. Y sí, lo he podido escribir mientras cambiaba pañales y atendía mis obligaciones en  consulta con pacientes cada seis minutos.

Este proyecto es una prolongación del experimento narrativo que llevo perjeñando en forma de blog desde hace diez años que acumula dos mil quinientas páginas y varios millones de visitas. Un paso más en forma de ofrenda a todos aquellos que han tenido la amabilidad de leerme e incorporarse así a unas narrativas de las que tan solo soy un humilde transmisor.



La presentación del libro tendrá lugar este mes en tres actos:

Día 20 de noviembre a las 19 horas en Madrid, plaza de las cortes 11, sede de la Organización Médica Colegial. Acto presentado por su presidente el doctor Serafín Romero.

Día 23 de noviembre a las 19 horas en Collado Villalba, biblioteca municipal Miguel Hernández.

Día 30 de noviembre a las 19 horas en Galapagar, biblioteca municipal Ricardo León.



Si te apetece venir estás invitado, pasaremos un rato compartiendo inquietudes, motivaciones y alguna intuición.

Con estos actos daré por terminada la visibilización de la obra, proceso en el que han participado desinteresadamente muchos amigos y de forma destacada José Antonio Alguacil y los chicos y chicas de Ilusionlabs que se han entregado a fondo para facilitar ideas, logística y buen hacer.

Gracias a todos los que habéis estado ahí de una forma o de otra.








Si aún no tienes el libro y te apetece leerlo lo tienes aquí

viernes, 10 de noviembre de 2017

Sufrimiento perdido


La humanidad se va ganando a medida que nos vamos dejando la piel en el intento. Miro en silencio a los que se llenan la boca con discursos que anuncian cómo salvar el mundo. Observo las volutas de humo ascender lentamente. Aguanto ese olor a tabaco de la autocomplacencia y al final, cuando marchan con caras satisfechas, respiro profundo dando gracias por la paz que regala su ausencia.

Mientras más cicatrices mayor conocimiento tenemos de aquello con lo que nos vamos golpeando. Eso nos dota de más humildad y capacidad para entender. Solo quien ha muerto varias veces y ha regresado luego es capaz de ponerse en los zapatos de quien cruza un abismo y pierde pie. Los demás solo pueden mirar en la distancia pero les estará vedado el arte del consuelo.

Qué pena el desperdicio de tanto sufrimiento, con lo que cuesta atravesarlo y lo poco que aprendemos del mismo por caminar cargados de despiste. Qué pena el repetir la asignatura por haber acudido al examen la boca llena de tranquilizantes y de antidepresivos. No nos conseguimos enterar y repetimos vida, o bien mirado muerte que viene a ser igual pero en un tono sepia y desvaído.

Por todas estas cosas me gusta conversar con Angelita cuando al final del día entra en consulta a recoger las papeleras. Bastan un par de frases para dotar de sentido una jornada que dejó la estancia llena de restos de naufragio. Ella los retira con su eterna sonrisa colocándolos con mimo en su carrito, una muñeca rota, unas velas ajadas, un vestido de novia, encima de la silla una mano olvidada. Contemplo sus evoluciones con asombro, humanidad era eso, dejar la sala limpia de dolor, perfumada de pino para poder mañana intentarlo de nuevo. 




viernes, 27 de octubre de 2017

Una invitación a la lectura pausada





Atreverse a contar la propia versión de las cosas es arriesgado en estos tiempos. Pero si queremos ser coherentes con nosotros mismos parece necesario.

Es habitual escuchar las quejas de los profesionales sanitarios. Tienen motivos. Lo que no es tan frecuente es oirles presentar alternativas, plantear visiones, desplegar mapas. Y mucho menos ver como se echan a la mar y ponen en marcha esas misiones.

Un servidor no es ejemplo de absolutamente nada pero una cosa tiene clara desde hace muchos años: o los profesionales de la salud salen de sus consultas o se perderán poco a poco como lágrimas en la lluvia. Por eso he salido a todo tipo de plazas, jornadas y congresos. Por eso he publicado miles de páginas en canales distintos, miles de ideas en redes sociales, miles de fotos y vídeos.

Al publicar Diario de un Médico Descalzo lo cuento de otra forma, invitando al lector a una conversación pausada. Creo que en estos momentos de prisa, fuegos y gritos hace falta. Todos conocemos la bendición y la paz que nos provee un buen rato de lectura, en silencio, con calma.

Me gustaría regalar  a todos esta tranquilidad que yo deseo para mí y que trato de sembrar en mis semanas. Conozco de primera mano el bien que la poesía, la belleza, la creatividad y el asombro procuran al que los bebe lentamente.


viernes, 20 de octubre de 2017

Presentación de Diario de un Médico Descalzo







Juan Gérvas suele decir que "todos tenemos algo que decir y mucho que aprender".  Según mi criterio los profesionales de la salud especialmente, y en estos tiempos hay que hacerlo tanto dentro como fuera de la consulta.

Los que me conocen saben que llevo una década caminando en esa dirección. Escribiendo el cuaderno de bitácora público que ahora estás leyendo que acumula más de dos mil quinientas páginas y varios millones de visitas, compartiendo vídeos en un canal de Youtube y pensamientos y reflexión en redes sociales.

Este año me he decidido a dar un paso más publicando un libro. No es una novela ni un producto comercial, es algo distinto: un intento arriesgado de compartir una visión con perspectiva.

Lo hago con plena libertad y para ello me ayudo de poesía, conocimiento profundo del sistema sanitario y de los que lo conforman, sensibilidad ante las personas en tiempo de enfermar y contacto con las propias heridas y sombras, que son muchas.



Durante el próximo mes de noviembre tendrán lugar tres presentaciones públicas a las que están invitados todos los que lean este blog:

*  Madrid, lunes 20 de Noviembre a las 19 horas. Sede de la Organización Médica Colegial, plaza de las cortes11. De la mano del doctor Serafín Romero, presidente de la OMC.

*  Collado Villalba, jueves 23 de Noviembre a las 19 horas. Biblioteca Miguel Hernández. De la mano de la doctora Mariola Vargas, alcaldesa de Villalba.

*  Galapagar, jueves 30 de Noviembre a las 19 horas. Biblioteca Municipal. De la mano del profesor Nicolás Fabelo, escritor y de la doctora Isabel Núñez.




viernes, 13 de octubre de 2017

El secreto de la salud

La única forma que conozco para caminar sobre las brasas sin quemarse es depositar la tacita de plata de la plena atención en el borde azucarado de la luna mientras se diluye en el mar de nubes de la noche. Las miradas al suelo, las maldiciones y las quejas,  escupir hacia arriba, negar a Cristo como Pedro, empecinarme en ser oruga... convirtieron mil veces mis pasos en ceniza más sigo caminando por la flamígera cáscara de cobalto que da forma a la gravidez de horizontes que nos proyecta por la noche. Si queremos no arder hay que avanzar pese a que sirenas y banqueros traten de apresarnos con sus redes de ruido pavoroso, entre muros de fuego que nos dejan pasar mientras silbamos.

Tienen muchos matices las llamas de este mundo. Las más temibles no son precisamente las de fuego naranja o las de rojo ardor. Me dan pavor las de oscuridad negra y quizá más aun las de ortodoxia metropolitana. No citaré las  verdes abismales, tampoco las epistemológicas magenta, ni siquiera las que rayan la desesperación iridiscente. Cruzar el mar de lava con los pies desnudos como toda embarcación requiere de una mínima esperanza fundamentada en la consistencia de la brisa. Hace falta el diploma de la escuela de saltos, para garantizar la conversión en nube de cada caminante. Solo transmutado en niebla matinal es posible pasar al otro lado, los que devengan en muro de ladrillos o en espada afilada serán fundidos sin más pena ni gloria. Cuando llegas al otro extremo del puente levadizo intuyes que hay un modo de navegar la vida que no nos han contado pero que los pies conocen desde siempre. Una manera arcana de decir que te quiero sin pronunciar palabra, de morir por el otro sin derramar una gota de sangre. Porque al final llegamos y al cruzar el umbral cesa el rumor, la batalla y la herrumbre, estás en casa y los demás también.



miércoles, 11 de octubre de 2017

Entrevista en Radio Madrid Sierra


Comparto una entrevista con el periodista Luis de la Calle.



Esta semana Participo en el Congreso de Comunicación y Salud en Córdoba con dos intervenciones:
un taller con la doctora Isabel Núñez y con Nerea Casado (bebé de nueve meses) y una mesa redonda con Joan Carles March y Emilio de Benito.


Dejaremos nuestras opiniones y valoraciones en la etiqueta de Twitter #eclinica2017 que podrás seguir aunque no tengas cuenta. Merece la pena asomarse.



viernes, 6 de octubre de 2017

¿Es posible enseñar a manejar el sufrimiento?




Os comparto esta columna que me han publicado en el Huffington Post.



Los profesionales de la salud no somos inmunes al dolor. El sufrimiento de nuestros pacientes y de los lugares en los que trabajamos dejan huella. Cada cual trata de defenderse como puede predominando las conductas de huida y de separación que tiñen de frialdad y falta de contacto humano los cuidados.

Nadie nos enseña explícitamente a bregar con el sufrimiento. Lo vamos aprendiendo por imitación de las personas cercanas que nos rodean y de nuestra experiencia personal. 

La literatura y las bellas artes están llenas de historias desgraciadas que los artistas plasman para que virtualmente nos acerquemos a esas realidades ardientes que tanto nos asustan. También las tradiciones espirituales tratan de acercarse a los misterios de la muerte y el sufrimiento humano proponiendo caminos. Hay que reconocer que no nos faltan testimonios, la historia de la humanidad está teñida del negro tinte de un sufrimiento que al final también nos termina alcanzando.

Cuando enfermamos o atravesamos una crisis vital experimentamos angustia. Los encargados socialmente de recogerla y atenderla son los profesionales de la salud que paradójicamente están excelentemente formados para atender las dimensiones biológicas del dolor pero no las demás. 

Señalar este hecho es importante para todos. Para los sanitarios por abrir la posibilidad de reflexionar y mejorar su consciencia y habilidades. También para la sociedad que aun no sabe bien qué hacer con tanto sufrimiento.

En el libro Diario de un Médico Descalzo profundizo este tema para abrir un espacio de reflexión común y toma de consciencia. No es posible que una sociedad delegue el manejo de algo tan delicado e importante en un estamento especializado. Es labor de todos acoger, acompañar y asistir el sufrimiento propio y el ajeno. 

Recordar que es posible sufrir menos da esperanza. Merece la pena plantearlo, a nadie le gusta padecer de más. Cuando en consulta acompaño procesos difíciles suelo señalar la libertad que todos tenemos para manejar mejor la dificultad o para bloquearnos e instalarnos en ella. Es frecuente que cuando algo nos preocupa nos atemos a ello hasta el punto de no ser capaces de pensar en otra cosa. Eso nos lo hace pasar mal, entramos en espirales de malestar en las que perdemos el control. 

Aprender a soltar, aceptar, tranquilizar y reparar el daño es un bello proceso al que estamos todos invitados. Los sanadores en primer lugar, por la responsabilidad que tenemos hacia los demás. Pero no podremos hacerlo si no empezamos con las propias heridas. A fin de cuentas todos tenemos cicatrices y estamos rodeados de otros que también las tienen y nos piden ayuda. 

Hace falta que la sociedad sane. Para ello será necesario que cada cual mejore su capacidad de sanación. Relacionarnos mejor con nuestro sufrimiento es la piedra maestra del arco, también la más desatendida. Sin ella no se sostendrá la bóveda con la que tratamos de protegernos de la intemperie de la vida con sus heladas y tormentas.




lunes, 2 de octubre de 2017

Comunicar es la esencia de las profesiones de la salud




Para escribir diario de un médico descalzo fueron necesarias muchas manos. Y para leerlo muchas más. Porque un libro es una conversación asíncrona entre un autor junto a los que le ayudan, corrigen o sugieren y los lectores que más tarde disfrutarán del texto. De momento han intervenido más de cien personas en su preparación y lo han descargado el primer día varios cientos.

Se ha abierto pues una línea de comunicación que surge de un médico con ganas de escribir. El blog que llevo años compartiendo supera las dos mil páginas y ha recibido millones de visitas. Por eso sentía necesario explorar otros canales. El nuevo texto es aún muy joven, pero tiene una misión clara: comunicar aquello que cada profesional de la salud intenta compartir cada día con sus pacientes. Contarlo de otra forma, arriesgarse para hacerse entender.

Es necesario explicar salud y enfermedad, vida y muerte, y hacerlo de maneras que lleguen a la gente. No todo es susceptible de arreglarse con tecnología o medicamentos. El misterio del sufrimiento humano a veces solo puede ser acompañado, no superado ni eliminado. Por eso me tiro a la piscina pública y cuento mi versión.

Si los lectores consideran que pueda servir para aliviar, aportar una pequeña luz de consciencia o facilitar ser más compasivos con las propias heridas, habremos cumplido la misión.






Ya han llegado las primeras pruebas de imprenta que son excelentes. El libro ya está disponible en tapa blanda.

viernes, 29 de septiembre de 2017

Mi significación











Esta semana he regalado quinientos libros. En la coyuntura de tensión que vivimos no se me ha ocurrido hacer otra cosa mejor. Soy médico, soy poeta; poca cosa. Pero sé de primera mano que lo pequeño esconde siempre una tenacidad y las palabras el germen de algo mucho mayor que ellas

Los medios de comunicación y las redes sociales arden, nuestro teléfonos también. Información, desinformación, contrainformación. Cada cual con sus ideas, dogmas, paladines y correligionarios.

Al tomar el pulso a la realidad noto sus palpitaciones, sudores, sibilancias. Evidencio la angustia de la gente, la tensión, el hartazgo. Las luchas por los derechos, las huidas de las obligaciones, las muestras de valor desde el sofá. Los títeres públicos bailando a su son. Los voceros haciendo caja. Las turbas confundidas con o sin banderas.

El follón y el griterío alcanza cotas de dolor. Me es imposible prescribir un remedio que solucione tamaño desatino. Por eso me remito a la poesía. Y regalo libros. Como en este país se lee tan poco es un acto quijotesco. Muy pocos llegarán a ser leídos, muchos menos entendidos. Pero me da igual, yo lo tengo que hacer. A la hora de significarme no me vereis con los exaltados de ese lado ni con los de aquel. Tengo la mala suerte de elegir siempre a los perdedores, a los que sufren, a los que perdieron el norte. Me dedico, a fin de cuentas, a tratar de aliviarles.

Por eso en una semana tan convulsa y compleja he regalado libros y me he dejado de discursos. Ustedes me perdonen.



La meva significació


Aquesta setmana he regalat uns mil llibres. En la conjuntura de tensió que vivim no se m'ha ocorregut fer una altra cosa millor. Sóc mèdic, sóc poeta, poca cosa. Però sé de primera mà que el petit amaga sempre una tenacitat i les paraules el germen d'alguna cosa molt major que elles.


Els mitjans de comunicació i les xarxes socials cremen, el nostre telèfons també. Informació, desinformació, contrainformació. Cadascú amb les seves idees, dogmes, paladins i coreligionaris.


En prendre el pols a la realitat noto les seves palpitacions, suors, sibilàncias. Evidencio l'angoixa de la gent, la tensió, el atipament. Les lluites pels drets, les fugides de les obligacions, les mostres de valor des del sofà. Les titelles públiques ballant al seu so. Els portaveus fent caixa. Les torbes confoses amb o sense banderes.


El lio i la cridòria aconsegueix cotes de dolor. M'és impossible prescriure un remei que solucioni grandària destaroto. Per això em remeto a la poesia. I regalo llibres. Com en aquest país es llegeix tan poc és un acte quixotesc. Molt pocs arribaran a ser llegits, molts menys entesos. Però m'és igual, jo ho haig de fer. A l'hora de significar-me no em veureu amb els exaltats d'aquest costat ni amb els de aquell. Tinc la mala sort de triar sempre als perdedors, als quals sofreixen, als quals van perdre el nord. Em dedico, al cap i a l'últim, a tractar d'alleujar-los.


Per això en una setmana tan convulsa i complexa he regalat llibres i m'he deixat de discursos. Vostès em perdonin.


(Traducció automàtica, perdó pels errors)


miércoles, 27 de septiembre de 2017

Hoy debuta en Amazon el libro: "Diario de un médico descalzo"





Hoy se presenta digitalmente un libro que condensa mi visión de la salud, la muerte y el sufrimiento humano. Tras décadas de trabajo en consulta creo que hablo con conocimiento de causa. Por otra parte necesitaba resarcir una deuda con muchos: maestros, amigos, compañeros, profesionales de la salud, pacientes, personas... que han pasado por mi vida enseñándome y compartiendo conmigo sus conocimientos, confidencias, heridas e intimidades.


Está disponible gratuitamente las 24 horas del día de hoy para los lectores de este blog. Sirva de regalo para los que tienen la gentileza de acompañarme en estas páginas.


Si lo deseas en papel puedes conseguirlo en Createspace, pronto en Amazon.








Te doy mis ojos,
Todo lo que contienen,
Para que veas





Siempre me ha gustado comunicar.

Sin embargo mis recuerdos infantiles acuden mezclados con esa impotencia que surge cuando uno no pude expresar lo que verdaderamente necesita.

Me di por vencido hasta que mucho más tarde tomé conciencia de que era bueno escuchando a los demás.

El siguiente paso fue escucharme a mi mismo.

Cuando lo conseguí todo cambió. Empezar a conocerme me llevó de nuevo a los que tenía cerca, ahora con una nueva claridad. 

Cuando escribo me siento especialmente bien. Amo el silencio y la tranquilidad de pasar un rato atento a las ideas y sentimientos que acuden a la pluma. Me encanta compartirlo luego, dejando libres las palabras que llevan aromas de esos paisajes interiores.

Por eso ha sido un placer escribir Diario de un Médico Descalzo, un tributo para los que en la vida buscan serenidad, belleza y sentido. Y también para los que trabajan ayudando a personas que, por enfermedad o circunstancias, pierden pie.

Es un texto arriesgado por ser personal. Quiere transmitir el panorama que veo desde el promontorio al que me han aupado muchísimas manos. Pienso que esa visión puede ayudar. Y si no lo consigue no pasará gran cosa, yo seguiré caminando descalzo acompañando a aquellos que me lo pidan.


viernes, 22 de septiembre de 2017

Antonio Gamonal opina sobre #MédicoDescalzo

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 Foto: trailer de la película Blade Runner 2049





        He tenido la fortuna de poder leer antes de su distribución “Diario de un médico descalzo” de Salvador Casado y me atrevo a decir que  tanto su  titulo, que ya nos indica la disposición del autor, como todo el libro están teñidos de una agradecida sinceridad. El autor no engaña, no pretende enseñar nada pero sí invita a reflexionar e investigar sobre uno mismo y su servicio al otro. Tampoco se eleva del suelo, no levita, pero sí con las manos abiertas desnuda los principios éticos y filosóficos de la práctica cotidiana de un galeno curioso y sensible; siempre  en busca de la conexión “humana” con sus pacientes a través de una comunicación abierta y tranquila que solo esgrime el límite del respeto mutuo. Nos sumerge así en una búsqueda continua del “arte” de la sanación a través de la comunicación profunda con las personas que a diario acuden a su consulta y muestran su preocupación e intimidad en la confianza de ser escuchados y ayudados en un centro sanitario público.

Con un lenguaje sencillo, el apoyo de experiencias personales en su desarrollo como médico de familia y metáforas sugerentes, incluidos “zombis” de por medio, el doctor Casado acerca al lector y lectora a una práctica “humana”, espiritual y cercana del profesional de la salud sin que por ello este abandone ni un ápice el necesario rigor científico en su quehacer cotidiano.

Lectura sugerente por necesidad para cualquier lector ya que cualquier persona habrá pasado por el rol de paciente y habrá vivido “en sus carnes” muchas de las situaciones que narra; por otro lado, necesaria para los profesionales de la salud entendida esta como ya la definió en su día la OMS un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedad” eso sí distanciándose del probablemente utópico “completo bienestar” y atendiendo a la conciencia y aceptación y límites de la realidad y sufrimiento de cada persona en sus contextos vitales.

Interesante es la invitación a convertir nuestro trabajo en arte, este obliga al artista a seguir los senderos de su disciplina pero a la vez lo libera y estimula su experiencia como creador; camino que puede convertir nuestro oficio en pasión  y desafío por el saber y por la práctica de las sanación en sí misma amortiguando el lógico desgaste profesional y personal de la continua fricción con una realidad de personas que sufren y enferman. Como el mismo indica, todo un desafío lleno de belleza tejido “en el hilo de Ariadna de la creatividad”.

No falta la crítica y la autocrítica en busca de un sistema sanitario más holístico, integral y “humano” que conjugue de forma armónica unas bases éticas y científicas. Siempre eso sí confiando y animando al profesional en tomar conciencia de una realidad que aunque insuficiente de atención y recursos se ofrece lo suficientemente hermosa como para encontrar en ella la ilusión y pasión por el trabajo con y para el otro. Y decimos “con” porque acertadamente el autor señala ese protagonismo clave de la propia persona para ser el motor del propio cambio a través de la consciencia plena de su emociones, discursos internos, y relaciones con los otros, de sus propios automatismo y estilos de vida. De, como el señala, no acabar siendo un “zombi” o “un vampiro”, tóxico y dañino para él y los demás con los que convive.

Por último mencionar su valiente y profunda incursión en uno de los temas marginados de nuestro sistema, la muerte. La atención y acompañamiento en los últimos momentos de la vida es un espejo que nos refleja nuestro propio deterioro y fin, por eso a veces resulta tan esquivo y difícil para el profesional. Salvador nos invita a abordarlo como un elemento más de la propia vida, como un ejercicio de aceptación de nuestros límites y del desafío de nuestra existencia que bien abordado nos encamina a un mejor aprecio a la vida y a la preparación de un “buen morir”.

Dar las gracias, pues,  a este “médico descalzo” por compartir sus reflexiones profesionales de otra manera, sin lenguajes técnicos, sin adoctrinamiento y sin alinearse a esta o a aquella filosofía. Al leer su libro descubrimos un profesional interesado en ayudar e implicarse desde el espacio comunicativa con el otro. Así se muestra su libro, como una sincera y abierta comunicación con el otro.



Antonio Gamonal
Psicólogo
Área de Servicios Sociales,
Ayuntamiento de Villalba

martes, 19 de septiembre de 2017

¿Qué puede hacer un médico ante la desesperanza?








La realidad en las consultas de atención primaria es compleja. En seis minutos se ha de dar respuesta a lo que el paciente plantea, pero en muchos encuentros hace falta mucho más.

No voy a pedir más tiempo ni más recursos.

Tampoco una reforma de la sanidad.


Yo ya no pido nada.



Tan solo me doy cuenta de que el dolor está ahí mismo, el sufrimiento, el horror, la desesperanza...


Y que aunque cambien las caras, la tempestad es la misma para todos.





¿Quién estará ahí cuando seas tú quien navegue esas aguas?