Foto: trailer de la película Blade Runner 2049
He tenido la
fortuna de poder leer antes de su distribución “Diario de un médico descalzo” de
Salvador Casado y me atrevo a decir que
tanto su titulo, que ya nos
indica la disposición del autor, como todo el libro están teñidos de una
agradecida sinceridad. El autor no engaña, no pretende enseñar nada pero sí
invita a reflexionar e investigar sobre uno mismo y su servicio al otro.
Tampoco se eleva del suelo, no levita, pero sí con las manos abiertas desnuda
los principios éticos y filosóficos de la práctica cotidiana de un galeno
curioso y sensible; siempre en busca de la
conexión “humana” con sus pacientes a través de una comunicación abierta y
tranquila que solo esgrime el límite del respeto mutuo. Nos sumerge así en una
búsqueda continua del “arte” de la sanación a través de la comunicación
profunda con las personas que a diario acuden a su consulta y muestran su
preocupación e intimidad en la confianza de ser escuchados y ayudados en un
centro sanitario público.
Con un lenguaje
sencillo, el apoyo de experiencias personales en su desarrollo como médico de
familia y metáforas sugerentes, incluidos “zombis” de por medio, el doctor
Casado acerca al lector y lectora a una práctica “humana”, espiritual y cercana
del profesional de la salud sin que por ello este abandone ni un ápice el
necesario rigor científico en su quehacer cotidiano.
Lectura sugerente
por necesidad para cualquier lector ya que cualquier persona habrá pasado por
el rol de paciente y habrá vivido “en sus carnes” muchas de las situaciones que
narra; por otro lado, necesaria para los profesionales de la salud entendida
esta como ya la definió en su día la OMS “un estado de
completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de
afecciones o enfermedad” eso sí distanciándose del probablemente utópico
“completo bienestar” y atendiendo a la conciencia y aceptación y límites de la
realidad y sufrimiento de cada persona en sus contextos vitales.
Interesante es la
invitación a convertir nuestro trabajo en arte, este obliga al artista a seguir
los senderos de su disciplina pero a la vez lo libera y estimula su experiencia
como creador; camino que puede convertir nuestro oficio en pasión y desafío por el saber y por la práctica de
las sanación en sí misma amortiguando el lógico desgaste profesional y personal
de la continua fricción con una realidad de personas que sufren y enferman. Como
el mismo indica, todo un desafío lleno de belleza tejido “en el hilo de Ariadna
de la creatividad”.
No falta la crítica
y la autocrítica en busca de un sistema sanitario más holístico, integral y
“humano” que conjugue de forma armónica unas bases éticas y científicas.
Siempre eso sí confiando y animando al profesional en tomar conciencia de una
realidad que aunque insuficiente de atención y recursos se ofrece lo
suficientemente hermosa como para encontrar en ella la ilusión y pasión por el
trabajo con y para el otro. Y decimos “con” porque acertadamente el autor
señala ese protagonismo clave de la propia persona para ser el motor del propio
cambio a través de la consciencia plena de su emociones, discursos internos, y
relaciones con los otros, de sus propios automatismo y estilos de vida. De,
como el señala, no acabar siendo un “zombi” o “un vampiro”, tóxico y dañino
para él y los demás con los que convive.
Por último
mencionar su valiente y profunda incursión en uno de los temas marginados de
nuestro sistema, la muerte. La atención y acompañamiento en los últimos
momentos de la vida es un espejo que nos refleja nuestro propio deterioro y
fin, por eso a veces resulta tan esquivo y difícil para el profesional.
Salvador nos invita a abordarlo como un elemento más de la propia vida, como un
ejercicio de aceptación de nuestros límites y del desafío de nuestra existencia
que bien abordado nos encamina a un mejor aprecio a la vida y a la preparación
de un “buen morir”.
Dar las gracias,
pues, a este “médico descalzo” por
compartir sus reflexiones profesionales de otra manera, sin lenguajes técnicos,
sin adoctrinamiento y sin alinearse a esta o a aquella filosofía. Al leer su
libro descubrimos un profesional interesado en ayudar e implicarse desde el
espacio comunicativa con el otro. Así se muestra su libro, como una sincera y
abierta comunicación con el otro.
Antonio Gamonal
Psicólogo
Área de Servicios Sociales,
Ayuntamiento de Villalba
Psicólogo
Área de Servicios Sociales,
Ayuntamiento de Villalba
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