viernes, 20 de marzo de 2015
Relato: La sociedad cansada, la sociedad del cansancio.
Estamos cansados, fatigados, agotados. Unos dicen que por el ritmo de vida, otros por la cantidad de estímulos. Yo sé que es otra cosa. De pequeña teníamos un hamster en su pequeña jaula. Se pasaba la noche trasteando y gustaba correr sin parar sobre su rueda. Desde mi cama le oía en la habitación de mi hermano mayor, se pasaba horas así. Me doy cuenta de que hago exactamente lo mismo. Con mis parejas cambiantes, con el trabajo, con mi madre y hermanos, con mis amigas. ¿Cómo no voy a estar cansada? Intento aliviar esa desesperación con grandes dosis de ruido, estímulos, sexo y alguna que otra droga. Sé que es en vano, nadie apaga un incendio encendiendo nuevos fuegos. Ayer fui a ver a mi médico de familia. Me escuchó, me pidió una analítica y me despachó preguntándome qué pensaba yo me producía tanto cansancio; el muy mamón. Al final voy a tener que ser yo misma quien me dé una respuesta. Así no hay quien pueda, mierda de recortes.
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2 comentarios:
Un lamentable ejemplo de un colega que no supo entender o, quizás, ni escuchar la sincera historia clínica que le sirvió en bandeja la paciente.
¿Estás seguro Enrique de que la actuación médica no fue la correcta? Yo sólo la cuestiono por la petición de la analítica ¿era realmente necesaria?
La paciente se valora, se diagnostica y se trata con remedios que le son poco efectivos. Busca la solución en otros: su médico de cabecera que hace un poco de psicólogo (muy normal en consulta, por otra parte).
Con esa pregunta él pretende que se cuestione a ella misma; que se explore y busque en su interior. Debe de tomar CONCIENCIA de su realidad; jerarquizar sus prioridades. Sólo lo podemos hacer nosotros por nosotros mismos; eso es conocernos y madurar. La respuesta está en ella.
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