Dedicado a Victor Amat.
Los que alguna vez hayan practicado artes marciales saben que lo primero que suele aprenderse es a caer. Y quizá esa habilidad justifique por si misma el esfuerzo de aprender dicha disciplina, aunque hay muchas más como el respeto al oponente, el reconocimiento de que el mayor enemigo suele ser uno mismo, la habilidad de aceptar el miedo y el dolor como ayudantes, aprender a gritar y una larga lista que tal vez desgranemos en otras ocasiones.
Para caer no hay que hacer gran cosa, pero para caer bien sí. Es preciso dejarse caer. Permitir que la caída fluya en un movimiento que reparta el impacto y no dañe ninguna parte. No es fácil explicarlo en palabras, es necesario practicar.
Nuestra sociedad líquida ha perdido sus referentes sólidos y eso implica un mayor número de caídas. Algo que nos afecta a todos de una u otra manera. Pero solemos hacerlo mal, no nos gusta caer y renegamos de continuo sin darnos cuenta de que por mucho que protestemos y nos bloqueemos no lo vamos a hacer mejor.
En el mundo sanitario al que pertenezco son frecuentes las caídas y las magulladuras. Los roces por sobrecarga, los errores mal encajados, los conflictos con pacientes o compañeros... Ahora en la pandemia mucho más al tener que enfrentarnos cada día al doble o triple de asistencias. Hay días que me recuerdan a aquellas películas de Bruce Lee donde incontables malvados rodeaban al héroe que no dejaba de repartir estopa a una endiablada velocidad. Pero yo no llego a ese nivel y en mi película acaban dando caña a un servidor.
Es común terminar en la lona con el cuerpo agotado y los sentimientos retorcidos. Es común llegar a casa echando humo y tener pesadillas con peleas en las que es imposible salir vencedor.
Me viene el recuerdo de aquel principiante, hace muchos años, con un cinturón blanco entrando en el tatami. Los movimientos básicos, los primeros combates, las caídas. Y acude el reconocimiento de que ese novato sigue aquí hoy con ustedes, tratando de defender una posición con un mínimo de dignidad, sabiendo que son muchos los golpes que van a llover por todos lados.
Por todo esto me surge compartir con otros muchos compañeros y compañeras un mensaje de ánimo. Con la que está cayendo no hay más remedio de asumir que vamos a comer suelo a cucharadas. Y que será apropiado rescatar nuestros recuerdos infantiles para hacerlo mejor dado que los niños y los gatos suelen disfrutar de esa habilidad que los adultos olvidamos al hacernos rígidos con los años.
Knowing how to fall
Those who have ever practiced martial arts know that the first thing you usually learn is how to fall. And perhaps that skill alone justifies the effort to learn that discipline, although there are many more benefits such as respect for one's opponent, recognition that one's greatest enemy is usually oneself, the ability to accept fear and pain as helpers, learning to shout, and a long list that we may talk about on other occasion.
To fall, you don't have to do much, but to fall well, you do. You have to let yourself fall. Allow the fall to flow in a movement that distributes the impact and does not damage any part. It is not easy to explain it in words, it is necessary to practice.
Our liquid society has lost its solid references and that implies a greater number of falls. Something that affects us all in one way or another. But we tend to do it badly, we don't like to fall and we continually deny ourselves without realising that however much we protest and block ourselves, we are not going to do any better.
Falls and bruises are common in the health world I belong to. The friction due to overloading, badly fitting mistakes, conflicts with patients or colleagues... Now in the pandemic much more as we have to deal with double or triple assistance every day. There are days that remind me of those Bruce Lee films where countless evil people surrounded the hero who never stopped distributing tow at an unbelievable speed. But I don't get to that level and in my film they end up giving a blow to a server.
It's common to end up on the ground with a worn-out body and twisted feelings. It's common to come home torned and have nightmares of fights where it's impossible to win.
I am reminded of that beginner, many years ago, with a white belt entering the tatami. The basic movements, the first fights, the falls. And there is the recognition that this novice is still here with you today, trying to defend a position with a minimum of dignity, knowing that there are many blows that are going to rain down everywhere.
For all these reasons, I would like to share a message of encouragement with many other colleagues. With this pandemic there is no choice but to assume that we are going to fall dayly. And that it will be appropriate to rescue our childhood memories in order to do it better since children and cats usually enjoy that skill that we adults forget when we become rigid with age.
知道如何跌倒
自動翻譯,對錯誤感到抱歉。
那些曾經練過武術的人都知道,您通常學習的第一件事就是如何摔倒。也許僅憑這種技能就可以證明學習該學科的努力是合理的,儘管還有很多好處,例如尊重對手,認識到最大的敵人通常是自己,接受恐懼和痛苦作為幫助者的能力,學會大喊大叫以及我們可能在其他場合談論的一長串清單。
跌倒,您不必做很多,但是跌倒,您可以做。你必須讓自己跌倒。允許跌落以分散衝擊力且不會損壞任何零件的運動流動。用語言解釋它並不容易,需要實踐。
我們的流動社會失去了可靠的參考,這意味著有更多的失敗。以一種或另一種方式影響我們所有人的事物。但是我們往往做得不好,我們不喜歡摔倒,我們不斷否認自己,卻沒有意識到我們進行了多方抗議和封鎖,我們不會做得更好。
瀑布和瘀傷在我所屬的健康世界中很常見。由於超負荷,錯誤的嚴重錯誤,與患者或同事的衝突而引起的摩擦...現在,在大流行中,我們每天必鬚麵對雙倍或三倍的援助,因此情況越來越多。有幾天讓我想起那些布魯斯·李的電影,那裡無數的邪惡人物圍著英雄,他們從未停止以驚人的速度分髮絲束。但是我沒有達到這個水平,在我的電影中,它們最終給服務器造成了打擊。
通常,身體疲憊不堪,感覺扭曲,最終倒在地上。回家飽受折磨,在無法取勝的情況下進行惡夢是很常見的。
我想起了很多年前的那個初學者,一條白色的皮帶進入了榻榻米。基本動作,初戰,跌倒。而且,人們認識到,這個新手今天仍然在您身邊,試圖以最低的尊嚴捍衛自己的職位,並知道到處都會有許多打擊。
由於所有這些原因,我想與其他許多同事分享鼓勵的信息。在這種大流行中,別無選擇,只能假設我們每天都會跌倒。拯救我們的童年記憶以使其更好地進行是適當的,因為兒童和貓通常會喜歡隨著年齡的增長而成年人會忘記的技能。
1 comentario:
Yo he practicado Tai Chi durante unos años. Este arte marcial interno te enseña a hacer las cosas con suavidad y aprovechar la fuerza del contrario para vencerle. Tai Chi quiere decir algo así el combate supremo y ese, efectivamente, es contra uno mismo. Un abrazo.
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