viernes, 27 de octubre de 2017
Una invitación a la lectura pausada
Atreverse a contar la propia versión de las cosas es arriesgado en estos tiempos. Pero si queremos ser coherentes con nosotros mismos parece necesario.
Es habitual escuchar las quejas de los profesionales sanitarios. Tienen motivos. Lo que no es tan frecuente es oirles presentar alternativas, plantear visiones, desplegar mapas. Y mucho menos ver como se echan a la mar y ponen en marcha esas misiones.
Un servidor no es ejemplo de absolutamente nada pero una cosa tiene clara desde hace muchos años: o los profesionales de la salud salen de sus consultas o se perderán poco a poco como lágrimas en la lluvia. Por eso he salido a todo tipo de plazas, jornadas y congresos. Por eso he publicado miles de páginas en canales distintos, miles de ideas en redes sociales, miles de fotos y vídeos.
Al publicar Diario de un Médico Descalzo lo cuento de otra forma, invitando al lector a una conversación pausada. Creo que en estos momentos de prisa, fuegos y gritos hace falta. Todos conocemos la bendición y la paz que nos provee un buen rato de lectura, en silencio, con calma.
Me gustaría regalar a todos esta tranquilidad que yo deseo para mí y que trato de sembrar en mis semanas. Conozco de primera mano el bien que la poesía, la belleza, la creatividad y el asombro procuran al que los bebe lentamente.
miércoles, 25 de octubre de 2017
¿Qué haría falta para humanizar la Atención Primaria?
La alta gestión sanitaria parece que por fin ha tomado consciencia de la importancia de humanizar la asistencia. Hay un clamor popular que pide algo más que servicios sanitarios, tecnología y resultados. Si los profesionales no ofrecen cuidados con un mínimo de calidad humana los ciudadanos valorarán mal el servicio y, lo que es peor para la delicada financiación del mismo, requerirán más consultas e intervenciones al no sentirse correctamente atendidos.
El problema que enfrentamos es complejo, ¿puede un médico de familia con cincuenta pacientes citados ofrecer un mínimo de humanidad o no tendrá más remedio que correr todo lo que pueda?
La sobrecarga coyuntural de muchísimos médicos de familia y pediatras de atención primaria hace que no sea nada fácil desarrollar técnicas de comunicación avanzada, reflexión clínica, empatía, soporte emocional o prescripción social. Es por esta razón por la que desde este nivel asistencial se miran con suspicacia las líneas de humanización que se dibujan desde los despachos políticos obviando en apariencia la realidad de las consultas.
El mero hecho de estudiar medicina lleva implícito un alto nivel de servicio y de valores. Sea que se suscriba el juramento hipocrático u otro parecido, el profesional reconoce que su labor no tiene fin. Este nivel de motivación debería ser aprovechado por las instituciones sanitarias que son las responsables de la implementación de ecosistemas de trabajo que promuevan la excelencia profesional y la seguridad del paciente.
Lo que nos encontramos en nuestro medio son estructuras sanitarias industriales, diseñadas para proveer servicios a la manera de una fábrica. Aun no nos hemos dado cuenta de que ese nivel de organización ha sido superado por una nueva revolución basada en el conocimiento y la innovación.
Estamos perdiendo un tiempo precioso a la par que permitimos que se quemen gran número de profesionales a los que se obliga a trabajar en condiciones de explotación semejantes a la medicina de cupo de generaciones anteriores. ¿Acabaremos viendo cuarenta pacientes en dos horas? si la organización no cambia parece que sí.
Esta paradoja que permite la construcción de costosos ecosistemas hospitalarios basados en tecnología y farmacia de última generación, que atienden al 20% de la población consumiendo un 80% de recursos, mientras desfinancia y estrangula la atención primaria, que tiene que atender al 80% de la ciudadanía con un 20% de recursos, va a conseguir que el sistema colapse por completo.
Nadie en los despachos políticos parece escuchar el criterio internacional de personalidades como Barbara Starfield o Iona Heath que señalan la viabilidad de los sistemas sanitarios públicos en el hecho de estar basados en una atención primaria fuerte.
¿Debemos esperar los profesionales de la salud a que se den cuenta de esto? Tras muchas décadas sin cambio real pareciera que lo más sensato es dejar de esperar. Es cierto que no hay una hoja de ruta consensuada sobre la mesa pero también lo es que no queda más remedio que priorizar. No es posible ofrecer una sanidad buena, bonita y barata.
Para priorizar hay que saber lo que es más importante. Yo lo tengo claro: ofrecer una asistencia sanitaria con calidad científico técnica y humana.
Lo demás es secundario.
Con esta premisa he de ordenar mis recursos de tiempo y energía a la hora de atender un cupo de dos mil pacientes e inevitablemente choco con la rigidez de un sistema que me impone una agenda sobrecargada y un modo de trabajo que no es sencillo de cambiar. Cada cual en su nivel de gestión tendrá que hacer lo mismo sin esperar a que llueva el maná del cielo; no vendrá.
Una asistencia sanitaria que no es humanizada es por definición deshumanizada. Esto es nefasto para pacientes, profesionales y para el propio sistema. Se genera más sufrimiento, queme profesional y finalmente gasto.
El nudo gordiano del cambio de sistema ha de ser superado. No queda otra que replantear el modo de financiación, organización de los servicios y el tipo de asistencia. No hay más remedio que priorizar según el valor que la sociedad prefiera. Solo podremos conseguir mayor adaptación si implementamos cambios a todos los niveles: social, profesional, estructural, político y económico.
La desfinanciación de los servicios públicos incide en su calidad. Si termina obviando la humanización de la asistencia sanitaria estaremos perdiendo algo valioso. Será necesaria reflexión y generación de políticas públicas sensatas pero sobre todo hará falta toma de conciencia: si no dejamos a los profesionales de la salud trabajar en condiciones razonables no será posible exigir excelencia.
Líneas estratégicas del plan de humanización de la asistencia sanitaria 2016-2019 de la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid. ¿Echan de menos algo?
- Cultura de humanización.
- Información personalizada y acompañamiento.
- Humanización de la asistencia en las primeras etapas de la vida, infancia y adolescencia.
- Humanización en la atención de urgencias.
- Humanización en la hospitalización.
- Humanización en unidades de cuidados intensivos.
- Humanización en la atención de la salud mental.
- Humanización y paciente oncológico.
- Humanización ante el final de la vida.
- Escuela Madrileña de Salud
martes, 24 de octubre de 2017
Gestión de emociones en consulta
Hoy la Escuela Andaluza de Salud Pública publica un vídeo donde en tres minutos hablo de gestión de emociones en consulta, un asunto que requiere una mejora radical. Las instituciones sanitarias todavía no priorizan este tema que paradójicamente es uno de los factores que más preocupan y hacen sufrir a las personas en tiempo de enfermar y a los profesionales sanitarios que sufren sobrecarga y agobio.
lunes, 23 de octubre de 2017
Sísifo sanitario
Aquella tarde llegué a mi montaña algo confuso. A los pocos minutos ya me había convertido en un hombre de mediana edad con un intenso dolor ciático en la pierna derecha. Llegué a la cima y volví a empezar. Ahora era una chica adolescente que acababa de reconocer ante su madre que vomitaba sin control siempre que podía. Alcancé la cima y volví a bajar. Me convertí en un caballero octogenario que acababa de perder a su mujer tras seis décadas de feliz convivencia. Coroné y empecé de nuevo. En esta ocasión como una joven que acababan de dar de alta de la unidad de agudos de un hospital provincial con una enfermedad mental severa, deseaba el alta para empezar a trabajar. Luego fui una mujer desesperada por su hijo que hacía dos días se había intentado suicidar. El siguiente un atlético señor con una recidiva de pericarditis al que tuve que derivar al hospital. De nuevo otro señor de esa edad con la cara torcida de dolor por un cólico renal que precisaba medicación intravenosa. Después una pareja angustiada por la suerte de su nieto al que su hija no cuidaba como ellos deseaban.
Tras cuarenta subidas a la cima terminaron mis faenas ese día dejando mi cuerpo y mi alma tiznados de carbonilla negra, algo inevitable por muy blanca que sea la bata que me ponga.
Por la noche no dejé de llorar. Un llanto antiguo de agua de mar consiguió lavar lentamente tanta pesadumbre. Me desperté desorientado pero felizmente recompuesto, sonriendo porque aun me quedaban unas horas antes de volver a empezar.
Sisifo por Giovanni Battista Langetti
viernes, 20 de octubre de 2017
Presentación de Diario de un Médico Descalzo
Juan Gérvas suele decir que "todos tenemos algo que decir y mucho que aprender". Según mi criterio los profesionales de la salud especialmente, y en estos tiempos hay que hacerlo tanto dentro como fuera de la consulta.
Los que me conocen saben que llevo una década caminando en esa dirección. Escribiendo el cuaderno de bitácora público que ahora estás leyendo que acumula más de dos mil quinientas páginas y varios millones de visitas, compartiendo vídeos en un canal de Youtube y pensamientos y reflexión en redes sociales.
Este año me he decidido a dar un paso más publicando un libro. No es una novela ni un producto comercial, es algo distinto: un intento arriesgado de compartir una visión con perspectiva.
Lo hago con plena libertad y para ello me ayudo de poesía, conocimiento profundo del sistema sanitario y de los que lo conforman, sensibilidad ante las personas en tiempo de enfermar y contacto con las propias heridas y sombras, que son muchas.
Durante el próximo mes de noviembre tendrán lugar tres presentaciones públicas a las que están invitados todos los que lean este blog:
* Madrid, lunes 20 de Noviembre a las 19 horas. Sede de la Organización Médica Colegial, plaza de las cortes11. De la mano del doctor Serafín Romero, presidente de la OMC.
* Collado Villalba, jueves 23 de Noviembre a las 19 horas. Biblioteca Miguel Hernández. De la mano de la doctora Mariola Vargas, alcaldesa de Villalba.
* Galapagar, jueves 30 de Noviembre a las 19 horas. Biblioteca Municipal. De la mano del profesor Nicolás Fabelo, escritor y de la doctora Isabel Núñez.
jueves, 19 de octubre de 2017
La audacia de hablar de espiritualidad en entornos sanitarios
Encarar un auditorio de 350 personas no es sencillo, sobre todo si son profesionales de la salud multiperfil y les vas a hablar de espiritualidad en clínica. El tema es resbaladizo por cuanto toca la dimensión cualitativa del ser humano y ahí la ciencia lo tiene complicado a la hora de medir.
En Granada quedó claro que el tema interesa y que los sanitarios son conscientes de que el dolor humano de sus pacientes tiene componentes que tocan la dimensión de valores, sentido de la vida, conexión, transcendencia... No todo es biológico ni psicológico, hay aspectos sociales y también enteramente personales que nos hacen sufrir, sea que los llamemos espirituales, existenciales, éticos o filosóficos.
Pero no es sencillo emplear narrativas ni taxonomías que tengan esto en cuenta. Seguimos etiquetando de depresión y ansiedad situaciones de soledad, desesperanza, tristeza, estrés, falta de sentido o angustia existencial. Y en consecuencia a este sobrediagnóstico seguimos sobretratando sufrimiento causado por la vida sin que, bien mirado, haya en todos los casos patología o enfermedad.
Empezar a reflexionar y a hablar en público del tema es un paso. Habrá que dar más. José Luis Bimbela y Joan Carles March han sido valientes al plantear una jornada de este tipo, les reconozco la audacia y se la agradezco.
miércoles, 18 de octubre de 2017
Espiritualidad en clínica
Hoy tendrá lugar en Granada la Jornada Emociones: Salud espiritual. Teoría y práctica, dentro de una iniciativa de la Escuela Andaluza de Salud Pública.
Tienen disponible el programa aquí.
En breves semanas les proporcionaré la misma en forma de artículo de revisión.
sábado, 14 de octubre de 2017
Congreso Comunicación y Salud #eclinica2017
No lo voy a negar, es uno de mis congresos favoritos desde que lo descubrí hace años. El congreso Comunicación y salud que convoca el grupo del mismo nombre de la Semfyc es uno de los foros más interesantes del panorama sanitario español. De las muchas razones para ello me quedo con tres: es práctico, multidisciplinar y creativo. Si piensan que esos ingredientes son fundamentales para que los sistemas sanitarios modernos se adapten a los nuevos tiempos han acertado.
Mi participación en el congreso ha sido intensa. El primer día con un taller de dos horas con Isabel Núñez sobre espiritualidad en clínica que tuvo buena acogida. El segundo con una mesa redonda de casi cuatro horas con Joan Carles March y Emilio de Benito en la que se construyó una hermosa conversación con una audiencia muy variada y motivada.
Además ha habido música de calidad, hermosos paseos y mucho pasillo en los que me he podido encontrar con referentes del mundo del teatro y la comunicación, del cómic, de sistemas de información, de oncología, de la administración sanitaria, la gestión, la inspección médica, pacientes, enfermeras, psicólogos... y el equipo de Semfyc que lo ha facilitado todo, como siempre.
Doy las gracias por el enorme esfuerzo que han realizado los organizadores. A José Antonio Prados el primero, que se ha partido el alma (hasta el punto de lesionarse fascias y ligamentos) y a todos los demás que han tenido que sudar tinta en esta hermosa y cálida ciudad de Córdoba.
Mi ruego a los que han participado es que lo cuenten. Que digan que otro modelo sanitario es posible, que todavía quedan profesionales motivados, que hay pacientes que quieren ayudar. A los que no vinieron les invito a leer la etiqueta de Twitter #eclinica2017 y a consultar el programa del congreso. Descubrirán decenas de ponentes motivados que se están dejando la piel en lo que hacen. Síganlos e investiguen lo que hacen. Se llevarán una grata sorpresa al comprobar todo el talento que hay ahí fuera sin que instituciones o medios lo visibilicen.
Bella templanza
La del que sale al mar
Vacías las manos.
viernes, 13 de octubre de 2017
El secreto de la salud
La única forma que conozco para caminar sobre las brasas sin quemarse es depositar la tacita de plata de la plena atención en el borde azucarado de la luna mientras se diluye en el mar de nubes de la noche. Las miradas al suelo, las maldiciones y las quejas, escupir hacia arriba, negar a Cristo como Pedro, empecinarme en ser oruga... convirtieron mil veces mis pasos en ceniza más sigo caminando por la flamígera cáscara de cobalto que da forma a la gravidez de horizontes que nos proyecta por la noche. Si queremos no arder hay que avanzar pese a que sirenas y banqueros traten de apresarnos con sus redes de ruido pavoroso, entre muros de fuego que nos dejan pasar mientras silbamos.
Tienen muchos matices las llamas de este mundo. Las más temibles no son precisamente las de fuego naranja o las de rojo ardor. Me dan pavor las de oscuridad negra y quizá más aun las de ortodoxia metropolitana. No citaré las verdes abismales, tampoco las epistemológicas magenta, ni siquiera las que rayan la desesperación iridiscente. Cruzar el mar de lava con los pies desnudos como toda embarcación requiere de una mínima esperanza fundamentada en la consistencia de la brisa. Hace falta el diploma de la escuela de saltos, para garantizar la conversión en nube de cada caminante. Solo transmutado en niebla matinal es posible pasar al otro lado, los que devengan en muro de ladrillos o en espada afilada serán fundidos sin más pena ni gloria. Cuando llegas al otro extremo del puente levadizo intuyes que hay un modo de navegar la vida que no nos han contado pero que los pies conocen desde siempre. Una manera arcana de decir que te quiero sin pronunciar palabra, de morir por el otro sin derramar una gota de sangre. Porque al final llegamos y al cruzar el umbral cesa el rumor, la batalla y la herrumbre, estás en casa y los demás también.
jueves, 12 de octubre de 2017
Consciencia, compasión y espiritualidad en clínica
Congreso Comunicación y Salud, Córdoba.
MESA 4. Conciencia, compasión y espiritualidad en clínica. [Salvador Casado Buendía, Isabel Núñez Lozano, Nerea Casado Núñez]
El enfoque biopsicosocial del ser humano constituyó un gran avance en la clínica a la hora de tratar y cuidar a una persona en tiempo de enfermar. Sin embargo las ciencias aplicadas de la salud no terminan de tener en cuenta su dimensión existencial, espiritual o transcendente salvo excepciones como los cuidados paliativos. Esto provoca que problemas pertenecientes a ese ámbito acaben por un lado sobremedicalizados o sanitarizados o migren a la esfera de las terapias alternativas por otro.
Ampliar la visión de los profesionales de la salud para que tengan en cuenta esta capa de la realidad de sus pacientes redundará en una relación clínica más sólida y un mejor cuidado de estos. Así mismo se mejorará la taxonomía de problemas de esta esfera como desesperanza, miedo a la muerte, pérdida de sentido, decisiones complejas, etc... que actualmente son etiquetados con diagnósticos de salud mental en el mejor de los casos.
Esta mesa tratará de establecer un marco teórico y práctico para ayudar a que cada profesional de la salud pueda identificar esa dimensión en sí mismo y relacionarse con la del paciente cuando sea adecuado por su situación clínica o su circunstancia vital.
Tendremos en cuenta que las técnicas de comunicación clínica avanzadas, ayudadas por la psicología, nos ofrecen la posibilidad de desarrollar mayor empatía. A esto se suma las herramientas de abordaje de necesidades espirituales de los cuidados paliativos y el uso del enfoque Mindfulness para reducir estrés, que ponen sobre la mesa nuevas herramientas para acercarse al sufrimiento humano con conciencia y compasión.
Contamos contigo para reflexionar y profundizar un tema que tiene poco desarrollo dentro de la medicina académica y que, paradójicamente, cada vez la sociedad necesita con más urgencia.
miércoles, 11 de octubre de 2017
Entrevista en Radio Madrid Sierra
Comparto una entrevista con el periodista Luis de la Calle.
Esta semana Participo en el Congreso de Comunicación y Salud en Córdoba con dos intervenciones:
un taller con la doctora Isabel Núñez y con Nerea Casado (bebé de nueve meses) y una mesa redonda con Joan Carles March y Emilio de Benito.
Dejaremos nuestras opiniones y valoraciones en la etiqueta de Twitter #eclinica2017 que podrás seguir aunque no tengas cuenta. Merece la pena asomarse.
martes, 10 de octubre de 2017
"Yo sé lo que es real"
Blade Runner 2049, la nueva película de Denis Villeneuve, tiene lugar en un mundo distópico en el que cada personaje está completamente solo. La tecnología propone sucedáneos de compañía pero la cotidianidad de una sociedad basada en enormes desigualdades no permite tender puentes. Lo peor tal vez sea reconocer que siempre ha habido grados de esclavitud. Quizá la mayor es la de aquellos que obedecen tras perder el sentido de la vida. Por eso son tan necesarios los recuerdos, todos necesitamos una infancia, algo donde agarrarnos cuando perdemos pie. Si incluso los recuerdos fueran manipulables y espúreos, ¿qué nos quedaría?
De todo el argumento me quedo con la frase que da título a esta reflexión que un viejo Harrison Ford esgrime en su defensa cuando el malvado trata de confundirlo al final de una historia llena de espejos, laberintos, callejones sin salida, mentiras y ocultaciones.
Muchos de mis pacientes están solos. Quizá no tanto como los humanos y replicantes de esta historia pero solos al fin. Y los sucedáneos de compañía disponible tienen a día de hoy costes altos para los que elijan sustancias adictivas, juego u otras salidas venenosas. Por eso me parece oportuno reflexionar sobre la capacidad de milagro que tiene el ser humano. Nos olvidamos de que hay circunstancias en las que la Vida con mayúsculas nos atraviesa. Aquellos momentos en los que somos capaces de dar lo mejor de nosotros mismos, de crear un encuentro pleno o una obra de arte, de dar vida.
Dice el dicho que segundas partes nunca fueron buenas pero estamos acostumbrados a que nos las saquen por tríos o medias docenas. En este caso el papelón era difícil al ser Blade Runner una obra maestra tanto a nivel cinematográfico como musical. En mi caso confesaré que estoy algo cansado de futuros cetrinos, polvorientos y oscuros. Puestos a imaginar me gustaría poner algo más de color, pasión y palpitación a la propuesta. Debo de ser antiguo y estos gustos haber pasado de moda, o tal vez interese que el personal se vaya haciendo a la idea de que es mejor conformarse con lo que hay dado que es mucho mejor de lo que vendrá.
viernes, 6 de octubre de 2017
¿Es posible enseñar a manejar el sufrimiento?
Los
profesionales de la salud no somos inmunes al dolor. El sufrimiento de
nuestros pacientes y de los lugares en los que trabajamos dejan huella.
Cada cual trata de defenderse como puede predominando las conductas de
huida y de separación que tiñen de frialdad y falta de contacto humano
los cuidados.
Nadie nos enseña explícitamente a
bregar con el sufrimiento. Lo vamos aprendiendo por imitación de las
personas cercanas que nos rodean y de nuestra experiencia personal.
La
literatura y las bellas artes están llenas de historias desgraciadas
que los artistas plasman para que virtualmente nos acerquemos a esas
realidades ardientes que tanto nos asustan. También las tradiciones
espirituales tratan de acercarse a los misterios de la muerte y el
sufrimiento humano proponiendo caminos. Hay que reconocer que no nos
faltan testimonios, la historia de la humanidad está teñida del negro
tinte de un sufrimiento que al final también nos termina alcanzando.
Cuando
enfermamos o atravesamos una crisis vital experimentamos angustia. Los
encargados socialmente de recogerla y atenderla son los profesionales de
la salud que paradójicamente están excelentemente formados para atender
las dimensiones biológicas del dolor pero no las demás.
Señalar
este hecho es importante para todos. Para los sanitarios por abrir la
posibilidad de reflexionar y mejorar su consciencia y habilidades.
También para la sociedad que aun no sabe bien qué hacer con tanto
sufrimiento.
En el libro Diario de un Médico Descalzo profundizo este tema para abrir un espacio de reflexión común y
toma de consciencia. No es posible que una sociedad delegue el manejo
de algo tan delicado e importante en un estamento especializado. Es
labor de todos acoger, acompañar y asistir el sufrimiento propio y el
ajeno.
Recordar que es posible sufrir menos da
esperanza. Merece la pena plantearlo, a nadie le gusta padecer de más.
Cuando en consulta acompaño procesos difíciles suelo señalar la libertad
que todos tenemos para manejar mejor la dificultad o para bloquearnos e instalarnos en
ella. Es frecuente que cuando algo nos preocupa nos atemos a ello hasta
el punto de no ser capaces de pensar en otra cosa. Eso nos lo hace pasar
mal, entramos en espirales de malestar en las que perdemos el control.
Aprender
a soltar, aceptar, tranquilizar y reparar el daño es un bello proceso
al que estamos todos invitados. Los sanadores en primer lugar, por la
responsabilidad que tenemos hacia los demás. Pero no podremos hacerlo si
no empezamos con las propias heridas. A fin de cuentas todos tenemos
cicatrices y estamos rodeados de otros que también las tienen y nos
piden ayuda.
Hace falta que la sociedad sane.
Para ello será necesario que cada cual mejore su capacidad de sanación.
Relacionarnos mejor con nuestro sufrimiento es la piedra maestra del
arco, también la más desatendida. Sin ella no se sostendrá la bóveda con
la que tratamos de protegernos de la intemperie de la vida con sus
heladas y tormentas.
jueves, 5 de octubre de 2017
¿Nos tomamos en serio los contenidos en salud? #HCCreators
Llevo tiempo pensando en lo poco rigurosa que es nuestra sociedad con la información sobre salud. Basta buscar cualquier cuestión en Internet para darnos cuenta de que quién domina el cotarro es quien paga por sus contenidos. Nos lloverán anuncios, propuestas de remedios de todo tipo, terapias, terapeutas, curanderos, opiniones de youtubers, de papi/mami bloggers y de un sin fin de voces entre las que difícilmente encontraremos alguna confiable.
La gran mayoría de los contenidos de salud están patrocinados por empresas, industrias e intereses comerciales cuya intención es prioritariamente vender sus productos o servicios. Es cierto que hay un número de profesionales de la salud que producen contenidos de calidad sin pedir nada a cambio, pero hay que reconocer que no gozan de excesiva visibilidad y que la mayoría lo termina dejando al no percibir un claro retorno de la inversión.
La semana pasada nos reunimos en Madrid un grupo de amigos convocados por Ángel González y José Antonio Alguacil CEOs de las agencias de comunicación Ideagoras e Ilusionlabs. Como les conozco bien y son gente de fiar me apunté a la iniciativa (sin remuneración ni financiación industrial) con la intención de reflexionar sobre quién, cómo y de qué forma hay que crear contenidos en salud. Como buenos conocedores del sector salud, los anfitriones tenían claro que la forma actual en que se están creando estos contenidos está abocada a la extinción dado que los modelos basados en marketing clásico cada vez suscitan más resistencia por parte de los consumidores.
No tengo claro el siguiente modelo pero sí intuyo que los profesionales de la salud tendremos que estar ahí. La cultura de la recomendación que propician las redes sociales necesita contenidos de salud de calidad que contrarresten la gran cantidad de bulos, información incorrecta o engaños que circulan por grupos de Whatsapp y demás redes.
Esta fue la etiqueta de la reunión con un resumen de lo que allí se dijo y compartió: #HCCreators
martes, 3 de octubre de 2017
¡Súbanme la dosis de belleza!
Pablo Giménez
Ayer me pasé la mañana atendiendo numerosas gastroenteritis. No es de extrañar tras el empacho de malas noticias, violencia, imágenes sangrantes y ruido mediático que el respetable ha tenido que tragar sin protestar. Como médico conozco la pasta que constituye al ser humano y tengo que decir que es delicada y enormemente vulnerable. La información que recibimos, en especial aquella que nos produce sentimientos intensos, puede llegar a afectarnos como un poderoso veneno.
Como sociedad estamos intoxicados. Y me temo que las altas dosis de estopa que van a verter en nosotros no disminuirán en muchos días.
Por eso les recomiendo recurrir a un antídoto. Cada cual deberá configurar el suyo. Les dejo algunos ingredientes por si les pudieran servir de ayuda:
- Mucho silencio.
- Apagar en lo posible las pantallas.
- Racionar las (malas) noticias.
- Dar largos paseos por el campo.
- Dedicar tiempo de calidad a nuestros seres queridos.
- Proveernos de grandes dosis de belleza.
Hoy les recomiendo al pintor Pablo Giménez Olavarría que actualmente expone el el Museo Patio Herreriano de Valladolid. La exposición es fabulosa. Si les pilla lejos aquí tienen parte de su obra.
Y por supuesto añadan toda la música que puedan.
lunes, 2 de octubre de 2017
Comunicar es la esencia de las profesiones de la salud
Ya en mis manos #MedicoDescalzo, el libro de @DoctorCasado... ¡deseando empezar a leerlo!https://t.co/wRM348rydj pic.twitter.com/BAW4KClYA6— Fernando Fernández (@ferfem) September 27, 2017
Para escribir diario de un médico descalzo fueron necesarias muchas manos. Y para leerlo muchas más. Porque un libro es una conversación asíncrona entre un autor junto a los que le ayudan, corrigen o sugieren y los lectores que más tarde disfrutarán del texto. De momento han intervenido más de cien personas en su preparación y lo han descargado el primer día varios cientos.
Se ha abierto pues una línea de comunicación que surge de un médico con ganas de escribir. El blog que llevo años compartiendo supera las dos mil páginas y ha recibido millones de visitas. Por eso sentía necesario explorar otros canales. El nuevo texto es aún muy joven, pero tiene una misión clara: comunicar aquello que cada profesional de la salud intenta compartir cada día con sus pacientes. Contarlo de otra forma, arriesgarse para hacerse entender.
Es necesario explicar salud y enfermedad, vida y muerte, y hacerlo de maneras que lleguen a la gente. No todo es susceptible de arreglarse con tecnología o medicamentos. El misterio del sufrimiento humano a veces solo puede ser acompañado, no superado ni eliminado. Por eso me tiro a la piscina pública y cuento mi versión.
Si los lectores consideran que pueda servir para aliviar, aportar una pequeña luz de consciencia o facilitar ser más compasivos con las propias heridas, habremos cumplido la misión.
Ya han llegado las primeras pruebas de imprenta que son excelentes. El libro ya está disponible en tapa blanda.
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