miércoles, 4 de abril de 2012

Cuando las máquinas dejan de hablar



La sanidad es compleja, mi consulta también. Trabajo con un ordenador que fundamentalmente me ocupa en atender las historias clínicas electrónicas de mis pacientes. En muchas ocasiones mi ordenador tiene que hablar con el del Hospital Puerta de Hierro para transferir datos de pruebas diagnósticas o informes. Antes de ayer tuvo un problema, no fue posible. Llamé al servicio de mantenimiento en dos ocasiones. En la primera el esforzado informático estuvo luchando una hora sin éxito. Como lo hizo a distancia tuve que estar presente sin poder atender otras obligaciones, una hora de mi tiempo a la basura. En la segunda llamada, el informático instaló una versión más reciente del navegador y consiguió arreglar el problema, media hora. Media hora más de mi tiempo a la basura.

El problema es que antes de ayer tuve que atender a 48 pacientes, y como es fácilmente comprensible no ando muy sobrado de tiempo que digamos. Los que acudieron a consulta tuvieron que aguantar demoras y ser atendidos con mayor brevedad.

Las intereracciones humano-máquina, máquina-máquina y humano-humano producen una red de comunicaciones complejas, cada vez más. Mi sensación es que las organizaciones no están a la altura, porque probáblemente los indivíduos tampoco lo estemos.

Habrá que ponerse las pilas.



Foto: 'untitled'
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