domingo, 16 de enero de 2022

¿Qué ha pasado con la Atención Primaria española? What has happened to Spanish Primary Health Care?




Leo que los tutores de médicos residentes de familia van a dejar de serlo en bloque. Hace unos meses ocurrió igual con los directores de centros de salud. Me llegan noticias de jubilaciones anticipadas de compañeros y otras más numerosas de aquellos que manifiestan su deseo. Cada día más médicos de familia se plantean abandonar de una u otra forma. El número de profesionales que reconoce tener que tomar psicofármacos no para de aumentar. Los dos máximos responsables de mi dirección asistencial se han marchado y su lugar está ocupado provisionalmente por otros. Los directores de Salud Pública de varias Comunidades han dejado su cargo. 


El panorama de la Atención Primaria de Madrid está arrasado. En el resto de España van poco más o menos. ¿Qué ha pasado?


Hace unos días un periodista me lo preguntó. Traté de dar una respuesta corta y no fui capaz. Me enredé en mil razones. Al igual que pasa en una relación de pareja muy deteriorada todo es endiabladamente complicado para el que la sufre. No terminar de ver que lo mejor es separarse es uno de los platos más amargos que le pueden servir a cualquiera. Y como pasa en esos casos, desde fuera suele ser evidente. Una relación muerta solo es invisible para el que no quiere o puede verla. 


Si lo tuviéramos que resumir en una sola frase tal vez podríamos decir que se nos rompió la narrativa. Se quebró el marco teórico que sostenía la especialidad y la Atención Primaria y ahora solo queda supervivencia y atención precaria. Es verdad que atravesamos la mayor crisis sanitaria de la historia y que las circunstancias son excepcionales, es verdad que como dijo el sabio en desolación mejor no hacer mudanza. Pero aun así las cotas de sufrimiento personal y profesional que estamos viviendo han cruzado todas las líneas rojas. 


¿Tiene arreglo la narrativa? no puedo responder con certeza. Lo que si aventuro es que muchos quedarán severamente tocados y arrastrarán terribles cicatrices, otros quizás puedan recuperarse y olvidar. Pero el panorama de fondo no tiene visos de cambiar y eso va a terminar condicionando que terminemos aceptando lo que hay: hemos vuelto a la medicina de cupo de los antiguos ambulatorios. Dos minutos por paciente y sin sillas. Que pase el siguiente, esto es la Beneficencia. O la libertad, según quien hable. 


El el vasto panorama de los centros de salud seguramente queden algunos en verde que puedan seguir funcionando como antes. Pero la mayoría habrán pasado al amarillo, e irán muy justos, o al rojo y solo podrán sobrevivir la mayoría del tiempo. Puede que algún día la presión asistencial sea menor, pero ¿quién retomará las actividades premium puntualmente cuando lo habitual es dedicar toda la energía a atender listas interminables?


Quizá haya llegado la hora de dejar de enseñar a los residentes tanta ecografía y empezar a poner el foco en habilidades de supervivencia, manejo de presiones asistenciales muy altas y habilidades de comunicación con periodistas para visibilizar lo que hay. Llorar en la sala del café o en las redes sociales tal vez nos desahogue un poco pero si no llegamos a los telediarios pocos se enterarán. Y aun así seguramente no pase nada. 


Esa indefensión es probablemente lo peor, tener la certeza de que ningún político se atreverá a reformular el Sistema Sanitario. Parches seguirán poniendo pero de poco servirán con la estructura funcional y humana tan herida. La Sanidad seguirá involucionando a una Sanidad de mínimos tipo Beneficencia mientras las clases medias huyen a servicios privados sin tanta demora. Las altas hace tiempo que se fueron. 


Y ¿qué hacemos con la turba de gente con enfermedades y problemas que espera en la puerta?, ¿qué les decimos a todos esos hambrientos que llevan tanto tiempo siguiéndonos? Alguien bueno en su día aconsejó “dadles vosotros de comer” pero no es fácil cuando uno mismo tiene hambre y la muchedumbre es tan numerosa. 


Cifrarlo todo a la conciencia de cada cual es arriesgado. La filosofía personal, los valores profesionales y las creencias flaquean cuando a uno lo someten a tormento. Y créanme, llegar a casa hecho fosfatina y tirarse en el sofá a lamerse las heridas es tónica bastante general. Nadie aguanta la tortura mucho tiempo, nadie. 


Como ven he fracasado a la hora de proponerles una nueva narrativa. Me he centrado en contar lo que hay y es evidente que no pinta nada bien. Quedémonos con eso, con tratar de ver lo que tenemos delante. Solo si lo vemos como colectivo podremos dar una respuesta como colectivo. Y de momento, por increíble que parezca, seguimos completamente ciegos. Ninguna sociedad científica, colegio profesional o sindicato ha dicho nada nuevo. No es posible sin ver la profundidad de la herida y la gravedad del cuadro. Quedarnos en quejas múltiples o requerimientos superficiales no sirve de mucho cuando al paciente lo tenemos completamente desangrado. 


Ponernos de acuerdo para organizar un sepelio digno y enterrar de una vez un cadáver que ya hiede tal vez sea lo más sensato en este momento, por lo menos nos libraremos del mal olor. Y así poder aceptar que hemos pasado de ser especialistas en medicina familiar y comunitaria a médicos generales. Que hemos pasado de una Atención Primaria de salud a una medicina de Beneficencia donde cada cual hará lo que pueda sabiendo que ese es el objetivo real y no los contratos programas, carteras de servicios, comisiones, planes de mejora y libros blancos que hace mucho tiempo son papel mojado. 










What has happened to Spanish Primary Health Care?




I read that the tutors of family medicine residents are resigning. A few months ago the same thing happened with the directors of local health centers. I receive news of early retirements of colleagues and other more numerous ones of those who express their desire. Every day more and more family physicians are considering leaving in one way or another. The number of professionals who admit to having to take psychotropic drugs is increasing. The two top managers of my health care department have left and their place is temporarily taken by others. The directors of Public Health in several Communities have left their posts. 


The primary care landscape in Madrid is devastated. In the rest of Spain they are doing little more or less. What has happened?


A few days ago a journalist asked me. I tried to give a short answer and I was not able to. I got tangled up in a thousand reasons. Just as it happens in a very deteriorated relationship, everything is devilishly complicated for the one who suffers from it. Not being able to see that the best thing to do is to separate is one of the most bitter dishes that can be served to anyone. And as it happens in such cases, from the outside it is usually obvious. A dead relationship is only invisible to those who don't want to or can't see it. 


If we had to sum it up in one sentence, perhaps we could say that our narrative broke. The theoretical framework that sustained the specialty and Primary Care has been broken and now all that is left is survival and precarious care. It is true that we are going through the greatest health crisis in history and that the circumstances are exceptional; it is true that, as the wise man said, in desolation it is better not to move. But even so, the levels of personal and professional suffering we are experiencing have crossed all red lines. 


Can the narrative be fixed? I cannot answer with certainty. What I can say is that many will be severely affected and will carry terrible scars, others may be able to recover and forget. But the underlying panorama shows no signs of changing and that will end up conditioning us to accept what is there: we have returned to the quota medicine of the old outpatient clinics. Two minutes per patient and no chairs. Let the next one go, this is Charity. Or freedom, depending on who's talking. 


In the vast landscape of primary health centers, there are probably a few green ones left that can continue to function as before. But most will have gone yellow, and will be running very lean, or red and will only be able to survive most of the time. The pressure of care may someday be less, but who will resume premium activities on a timely basis when all the energy is usually devoted to attending to endless lists?


Maybe it's time to stop teaching residents so much ultrasound and start focusing on survival skills, managing very high care pressures, and communication skills with journalists to make what's out there visible. Crying in the coffee room or on social networks may let off some steam, but if we don't make the news, few will hear about it. And even then nothing will probably happen. 


This helplessness is probably the worst thing, being certain that no politician will dare to reformulate the healthcare system. Patches will continue to be put in place but they will be of little use with the functional and human structure so wounded. Healthcare will continue to devolve into a minimum Healthcare system of the Beneficence type while the middle classes flee to private services without so much delay. The upper classes have long since left. 


And what do we do with the mob of people with illnesses and problems waiting at the door, what do we say to all those hungry people who have been following us for so long? Someone good once advised "give them something to eat" but it is not easy when you are hungry yourself and the crowd is so large. 


To leave everything to one's own conscience is risky. Personal philosophy, professional values and beliefs falter when one is subjected to torment. And believe me, arriving home as a wreck and lying down on the sofa to lick one's wounds is quite a general trend. No one endures torture for long, no one. 


As you can see, I have failed to come up with a new narrative. I have focused on telling you what is there and it is evident that it does not look good. Let's stay with that, with trying to see what we have in front of us. Only if we see it as a collective will we be able to give an answer as a collective. And for the moment, incredible as it may seem, we are still completely blind. No scientific society, professional association or trade union has said anything new. It is not possible without seeing the depth of the wound and the seriousness of the situation. To remain with multiple complaints or superficial requirements is of little use when the patient is completely drained of blood.


Agreeing to organize a dignified burial and burying at once a corpse that already stinks may be the most sensible thing to do at this moment, at least we will get rid of the bad smell. And so we can accept that we have gone from being specialists in family and community medicine to general practitioners. That we have gone from Primary Health Care to a charity medicine where everyone will do what they can, knowing that this is the real objective and not the program contracts, service portfolios, commissions, improvement plans and white papers that have long been a dead letter. 







https://atensionprimaria.wordpress.com/2022/01/15/hasta-aqui-he-llegado/







miércoles, 5 de enero de 2022

Sexta ola. Sixth wave. 第六次浪潮

 




Nos toman por tontos, eso ya lo sabemos. Los políticos atienden sus agendas y priorizan lo que les permite sobrevivir. Sus conductas y omisiones los retratan. Y seguimos sufriendo esta pandemia con la sensación de que no hay nadie al mando.



Pero desde una consulta de centro de salud les puedo contar algunas cosas.


1. Los casos en esta ola están incrementándose más rápido que en otras.

2. La mayoría son asintomáticos o con síntomas catarrales leves.

3. Los centros de salud estamos de nuevo saturados.

4. Los hospitales casi, lo estarán en breve.

5. No sabemos con certeza si habrá más olas. 

6. Merece la pena seguir haciendo lo que funciona: ventilar, mascarilla (quirúrgica o FFP2) en interiores, evitar muchedumbres…

7. Traten con delicadeza a los sanitarios, estamos muy cansados. 




¿Cómo puede ayudar?


1. Tenga cuidado y cuide a su familia. 

2. Evite situaciones de riesgo innecesarias, protéjase.

3. No acuda al centro de salud por síntomas leves que puede autocuidarse como en otras ocasiones.

4. Si fiebre alta mantenida, falta de aire progresiva o síntomas de gravedad llame o acuda. 

5. Pida a los responsables políticos que inviertan en mejorar la sanidad pública. Envíe cartas, correos electrónicos, use sus redes sociales y a la hora de votar no se olvide de revisar si su político favorito ha hecho algo al respecto.

6. Salga a pasear y normalice su vida en lo que pueda. Los parques urbanos y la naturaleza son buenas opciones.

7. No se olvide de sonreír ni de escuchar a Bach.



Últimos estudios científicos que indican menor gravedad pulmonar e inflamación.







Sixth wave


They take us for fools, we know that. Politicians attend to their agendas and prioritise what allows them to survive. Their behaviour and omissions portray them. And we continue to suffer this pandemic with the feeling that no one is in charge.


But from a primary health centre practice I can tell you a few things.


1. Cases in this wave are increasing faster than in other waves.

2. Most are asymptomatic or with mild catarrhal symptoms.

3. Health centres are once again overcrowded.

4. Hospitals are almost, and soon will be.

5. We don't know for sure if there will be more waves. 

6. It is worth continuing to do what works: ventilation, mask (surgical or FFP2) indoors, avoiding crowds...

7. Treat the health workers gently, we are very tired. 




How can you help?


1. Be careful and take care of your family. 

2. Avoid unnecessary risky situations, protect yourself.

3. Don't go to the health centre for mild symptoms, you can take care of yourself as on other occasions.

4. If you have a high fever, progressive shortness of breath or serious symptoms, call or go to the health centre. 

5. Ask policy makers to invest in improving public health care. Send letters, emails, use your social media and when it's time to vote don't forget to check if your favourite politician has done anything about it.

6. Go for a walk and normalise your life as much as you can. Urban parks and nature are good options.

7. Don't forget to smile and listen to Bach.








第六次浪潮


机器翻译,原谅我的错误。


他们把我们当做傻瓜,我们知道。政客们关注他们的议程,并优先考虑能让他们生存的东西。他们的行为和不作为描绘了他们。而我们继续忍受着这种大流行病,感觉没有人在负责。


但从健康中心的实践来看,我可以告诉你几件事。


1. 这一浪潮中的病例比其他浪潮中的病例增加得更快。

2. 大多数人没有症状或有轻微的卡他性症状。

3. 卫生中心再次出现了人满为患的情况。

4. 医院几乎是,而且很快就会是。

5. 我们不确定是否会有更多的波浪。

6. 值得继续做有效的工作:通风,在室内戴口罩(外科或FFP2),避免人群。

7. 温柔地对待卫生工作者,我们非常累。




你能提供什么帮助?


1.小心并照顾好你的家人。

2. 避免不必要的危险情况,保护自己。

3.不要因为轻微的症状而去保健中心,你可以像其他场合一样照顾自己。

4. 如果你有高烧、进行性呼吸急促或严重的症状,请打电话或去健康中心。

5. 要求政策制定者投资改善公共卫生保健。发送信件、电子邮件、使用你的社交媒体,当投票的时候,不要忘记检查你最喜欢的政治家是否做了什么。

6. 出去走走,尽可能地使你的生活正常化。城市公园和大自然是不错的选择。

7. 不要忘记微笑和聆听巴赫的声音。



lunes, 3 de enero de 2022

La banalización del mal

 


Madonna con Niño (c. 1480) de Carlo Crivelli.




"Nos acostumbramos a la violencia, y esto no es bueno para nuestra sociedad. Una población insensible es una población peligrosa". 

Isaac Asimov




La construcción de sociedades del bienestar sigue una cuidada estrategia que lentamente, y con la máxima suavidad, convierte al ciudadano en consumidor. Esta transformación es la obra maestra del sistema de libre mercado y de sus dioses, Beneficio, Desarrollo y Prosperidad. Cambian pues las religiones, filosofías y dinámicas sociales quedando la ciudadanía abandonada a su suerte sin referentes útiles que la ayuden a orientarse en un entorno de complejidad creciente que se transforma cada vez más deprisa. Corremos sin parar avanzando a trompicones hacia ninguna parte en medio de un griterío ensordecedor donde cada cual opina y nadie guía. 


Todo parece valer y los valores se funden como cera en un relativismo moral en el que cabe todo. Mezclamos creencias a la carta en nuestras religiones privadas con las que tratamos de construirnos un modelo que nos explique el mundo y nos defienda de la desgracia. Pero solo conseguimos construir castillos de arena que las olas devoran fácilmente. Hoy es común terminar arrasado por la catástrofe vital o por el deterioro físico y mental de los que se quedaron viendo la televisión y se olvidaron de andar y de pensar. 


Por otro lado las instituciones sociales y los servicios públicos tradicionalmente sólidos también parecen disolverse en este mundo líquido que todo lo engulle. Basta con limitarles el presupuesto durante años para que terminen convirtiéndose en organizaciones zombi, ni muertas ni vivas, incapaces de desarrollar una labor de calidad. ¿Quién ayudará al enfermo, al agobiado, al moribundo, si los pobres sanitarios, que sufren de sobrecarga crónica y son obligados a trabajar en una cadena de montaje, terminan deviniendo en profesionales zombi?


El mal se ha banalizado y pasa a formar parte de nuestras vidas como un aditamento más que colocamos en una esquina para que no moleste mucho pero desde la que termina enredando más de lo que pensamos. Si dejamos entrar moscas en casa terminaremos sufriendo su pesada presencia. Ahora las moscas son edulcoradas y parecen molestar menos, o al menos nos damos menos cuenta desde que vamos por la vida con pantallas delante, gafas de realidad virtual, auriculares y demás complementos.


El hundimiento de las religiones tradicionales ha alejado de nosotros a los guardianes de la ortodoxia especializados en señalar las moscas, que en la pintura renacentista significaban al maligno. Sufrimos plagas de estos insectos sin que nada ni nadie parezca poder hacer algo al respecto. De hecho en las redes sociales muchos se acompañan de gordos y hermosos ejemplares con los que comparten exabruptos, maledicencias y todo tipo de mentiras. Hoy el que grita más es candidato a triunfador y muchos lo consiguen subidos en enormes y grasientos insectos alados. 


Con los grandes males no solemos tener problema, los vemos desde lejos y tratamos de aportarnos. Lo más difícil desde el principio de los tiempos ha tenido que ver con los males pequeños, esos que dejamos acercarse y que no tiene un aspecto peligroso. Por eso el símbolo de la mosca es tan acertado. Hoy seguimos enfrentando el mismo reto y como nos señaló Hanna Harent y el experimento de Milgram, la mayoría somos subsidiarios de convertirnos en poderosos agentes del mal si se dan las circunstancias adecuadas. 


Hoy el mal es que nuestro equipo de fútbol pierda o que ganen las elecciones los del partido que nos disgusta. Nadie habla del mal moral, de valores o de redención. La filosofía y la teología tradicionales quedaron circunscritas a ámbitos académicos especializados que no llegan ya a la plaza del pueblo. Allí imperan las imágenes de deportistas, actores y famosos que se pavonean mostrando sus fantásticas vidas. Y sin conversación posible no crecerá la semilla de la reflexión o el discernimiento. Seguirán vendiéndonos la moto, cada vez de forma más personalizada.







viernes, 31 de diciembre de 2021

Reprogramar los centros de salud. Reprogramming primary health centres.

 

 

 

(Dibujo de Nerea Casado)




Nos hemos acostumbrado a que nuestros aparatos electrónicos tengan sistema operativo. Una narrativa digital en forma de código que permite que funcionen. Sin ella ni el móvil, ni el ordenador ni el coche se pondrán en marcha, serían solo chatarra. De alguna forma también lo son cuando dicha programación queda obsoleta y deja de ser capaz de manejar aplicaciones o programas diseñados para versiones más actualizadas. En ese momento no témenos más remedio que cambiar a un nuevo aparato con el último sistema operativo disponible. Obsolescencia programada lo llaman.

 

Obsolescencia sanitaria

 

A muchas de nuestras instituciones, empresas y organizaciones humanas les está pasando esto. Elijan la que quieran, por mi parte me centraré en la que más conozco que es la sanitaria. Una estructura humana, tecnológica y estructural enorme con un gran presupuesto y una ingente capacidad de servicio y sostén social. Sin embargo llega un momento en que el diseño y la programación original quedan obsoletos lo que empieza a sobrecargar y sobrecalentar delicados circuitos, disminuir la capacidad funcional, dar fallos repetidos del sistema, quedarse colgada cada dos por tres y aumentar el malestar en los usuarios. Cuando es un teléfono el queda obsoleto lo cambiamos pero ¿qué hacemos cuando es la sanidad la que se ha vuelto zombi?

 

¿Inyectar recursos o hackear el sistema?

 

Los responsables y directivos se muestran incapaces de hacer frente a esta situación que no es solucionable únicamente inyectando recursos. No es un problema de gestión, es un problema de programación, de sistema operativo. Todo el capital humano, monetario, tecnológico que apliquen a un sistema con su programación obsoleta no funcionará, como no lo hace poner aplicaciones nuevas en un móvil antiguo que no las soporta. El vino nuevo en odres viejos nunca maridó bien como saben los que tengan familia en el pueblo o hayan leído el evangelio. 

 

Las propuestas de nueva programación son infinitas, cada colectivo profesional tiene las suyas, pero me temo que la cosa no va así. El programador suele ser alguien alejado del usuario (interno y externo) aunque tenga obligación de conocerlos. Por eso solo apuntaré algunas pinceladas para hackear el sistema en espera de que dispongamos de una nueva versión, que puede que tarde pero es inevitable que termine llegando. 

 

¿Podrá el sistema cuidar mejor a los sanitarios?

 

A nivel de gestión priorizaría la atención a los circuitos integrados de mayor calidad del sistema: los profesionales. Y lo haría cambiando el foco desde las métricas de cartera de servicios y programación asistencial, que probablemente se puedan automatizar sin mucho esfuerzo, hacia el cuidado, asesoría y sostén de los profesionales desarrollando para ellos nuevos servicios que mejoren su desempeño profesional y los protejan de la sobrecarga. Mejorar la gestión de “recursos humanos” y tratar de minimizar el maltrato profesional es fundamental si no queremos quedarnos con profesionales que en buena lógica cambian a puestos de trabajo mejores. 

 

¿Se apostará algún día por la autogestión?

 

A nivel de los centros de salud permitiría más autogestión de una vez por todas confiando en que muchas decisiones operativas son más eficaces si se toman desde el nivel que tiene que bregar con las mayores dificultades. Potenciaría el trabajo en equipo real que evite que unos profesionales tengan el doble de agenda que otros y que algo tan evidente como que un paciente sin cita con un motivo de consulta no complicado pueda ser atendido tanto por enfermeras como por médicos sea por fin una realidad. Aunque parezca mentira en la mayoría de los centros de salud esto sigue siendo imposible. Añadiría para compensar mecanismos de refuerzo de centros sobrecargados fomentando una nueva distribución de recursos proporcional al grado de complejidad que el mismo afronte así como otros de solidaridad que permitan que unos centros más descargados puedan apoyar a los que tengan más necesidad.

 

¿Conseguiremos dar máximo valor a la logitudinalidad?

 

Dentro de la consulta la programación debería priorizar ante todo la relación entre profesionales y pacientes que es el centro de todo el Sistema Sanitario. Para facilitarla se debería potenciar la longitudinalidad que se define como el tiempo que un profesional mantiene un destino y una población a su cargo. Esto permite que profesionales y pacientes se conozcan, mejora la información familiar y comunitaria por parte del profesional y la confianza y seguridad por parte del paciente. Solo será posible si se incentiva con vehemencia, no hacerlo hace que los profesionales busquen el cambio para mejorar turno, cercanía al domicilio o disminuir la complejidad del centro de salud. 

 

¿Asitencia sanitaria tipo “fast food” o “low food”?

 

Lo siguiente a priorizar serían los módulos de comunicación clínica y  reflexión, algo que precisa de tiempo y silencio. Una consulta con una agenda desproporcionada o con mucho ruido de fondo (llamadas, distracciones, pacientes sin cita, urgencias, avisos, compañeros que preguntan, puertas que se abren…) lo impiden por definición. Si el módulo de comunicación clínica falla y no hay suficiente escucha será imposible orientar correctamente la anamnesis. Sin una buena anamnesis y el suficiente silencio reflexivo no será posible que el módulo de reflexión oriente bien el caso. La asistencia tipo “fast food” produce gran cantidad de actos al día, pero de poca calidad. Es mucho más rentable priorizar el “low food” sabiendo que será más eficiente, protegerá al profesional y obtendrá mejores resultados en salud para el paciente y la organización.

 

Esto puede ser costoso para profesionales que han sido entrenados para desarrollar técnicas diversas, cirugía menor, infiltraciones, ecografía, crioterapia… que ocupan un tiempo que no siempre está disponible en una agenda que exceda lo recomendable. No es sencillo asumir una reducción en la cartera de servicios ni en el despliegue de habilidades profesionales, pero es necesario aplicar la máxima inteligencia y flexibilidad a la hora de evaluar la practica asistencial de cada cual. Sin un diagnóstico preciso del tipo de práctica, el tipo de centro de salud y el tipo de agenda seguiremos trabajando en modo piloto automático y seguirá creciendo la frustración y el queme profesional según pasa el tiempo. Para esto quizá una auditoría por pares sea una herramienta útil, con apoyo de las unidades de gestión cuando su ayuda sea requerida. 

 

El despotismo ilustrado en la gestión sanitaria (todo para el paciente pero sin el paciente, todo para el profesional pero sin el profesional) tiene los días contados siendo urgente redefinir los roles y las reglas del juego. Si no lo hace la propia organización lo hará el mercado, de hecho ya lo está haciendo compensando la pérdida de calidad del sistema público con un aumento vertiginoso de  servicios y seguros de salud privados. 

 

La reprogramación más difícil

 

Reprogramar el modo en que los ciudadanos interactúan con el sistema probablemente sea la parte más difícil, no porque sea compleja sino porque no es políticamente rentable y ningún partido apostará por medidas que le resten votos salvo que se consigan consensos que en el caso sanitario no son sencillos de obtener. Si no se logra que se haga un uso más prudente y correcto del sistema será imposible que este sobreviva. Los Sistemas Sanitarios tipo “barra libre” como el nuestro no tienen capacidad para asumir todo el malestar de una sociedad, ni tampoco los pequeños problemas de salud inherentes a la vida ordinaria susceptibles de ser manejados con autocuidados. Toda la energía que se decida a esto se retira de los pacientes más enfermos o potencialmente graves, de los más mayores o los más frágiles. Facilitar que la sociedad lo entienda y asuma su responsabilidad a la hora de usar bien la Sanidad es el primer paso para su supervivencia. Si no aprobamos esta asignatura pendiente tendremos que conformarnos con una Sanidad zombi que no será del agrado ni de gestores, ni de profesionales, ni de usuarios. 

 



Retrato anónimo, tumba egipcia, imperio romano tardío.




Reprogramming primary health centres.

 

 

Mainly all our electronic devices have operating systems. A digital narrative in the form of code that allows them to function. Without it, neither the mobile phone, nor the computer, nor the car will run, they would just be junk. In a way, they are also junk when that programming becomes obsolete and is no longer capable of handling applications or programmes designed for more up-to-date versions. At that point we have no choice but to switch to a new device with the latest operating system available. Planned obsolescence, they call it.

 

Health obsolescence

 

This is happening to many of our institutions, businesses and human organisations. Take your pick, for my part I will focus on the one I know best, which is the health sector. It is a huge human, technological and structural structure with a large budget and an enormous capacity for service and social support. However, there comes a time when the original design and programming becomes obsolete, which begins to overload and overheat delicate circuits, reduce functional capacity, cause repeated system failures, hang up every so often and increase user discomfort. When it is a phone that becomes obsolete, we replace it, but what do we do when it is the health system that has become zombie-like?

 

Do we inject resources or hack the system?

 

Managers and directors are incapable of dealing with this situation, which cannot be solved by injecting resources alone. It is not a management problem, it is a problem of programming, of the operating system. All the human, monetary and technological capital applied to a system with obsolete programming will not work, any more than putting new applications on an old mobile phone that does not support them. New wine in old wineskins never paired well as those who have family in the village or have read the gospel know. 

 

The proposals for new programming are infinite, each professional collective has its own, but I'm afraid that's not the way it goes. The programmer is usually someone far removed from the user (internal and external) even though he or she is obliged to know them. That's why I'll just point out a few tips for hacking the system while waiting for a new version, which may take a while but will inevitably arrive. 

 

Will the system be able to take better care of healthcare workers?

 

At the management level, I would prioritise attention to the system's highest quality integrated circuits: the professionals. And I would do so by shifting the focus from service portfolio metrics and care programming, which can probably be automated without much effort, to caring for, advising and supporting professionals by developing new services for them that improve their professional performance and protect them from overload. Improving the management of "human resources" and trying to minimise professional mistreatment is essential if we do not want to be left with professionals who logically move on to better jobs. 

 

Will there ever be a move towards self-management?

 

At the level of health centres, it would allow more self-management once and for all, trusting that many operational decisions are more effective if they are taken at the level that has to deal with the greatest difficulties. It would promote real teamwork that avoids some professionals having double the agenda of others and that something as obvious as a patient without an appointment with an uncomplicated reason for consultation can finally be attended to by both nurses and doctors becomes a reality. Believe it or not, this is still impossible in most health centres. In order to compensate for this, I would add mechanisms to reinforce overburdened centres by encouraging a new distribution of resources proportional to the degree of complexity they face, as well as other solidarity mechanisms that would allow some centres that are more overburdened to support those that are more in need.

 

Will we succeed in giving maximum value to logitudinality?

 

Within the consulting room, programming should prioritise above all the relationship between professionals and patients, which is at the heart of the entire healthcare system. To facilitate this, longitudinality should be promoted, which is defined as the time that a professional maintains a destination and a population under his or her care. This allows professionals and patients to get to know each other, improves family and community information on the part of the professional and confidence and security on the part of the patient. It will only be possible if it is vehemently encouraged; if it is not, professionals will seek to change in order to improve their shifts, be closer to home or reduce the complexity of the health centre. 

 


 

Fast food or low food health care?

 

The next thing to prioritise would be the clinical communication and reflection modules, something that requires time and silence. A practice with a disproportionate agenda or with a lot of background noise (calls, distractions, patients without appointments, emergencies, announcements, colleagues asking questions, doors opening...) prevents this by definition. If the clinical communication module fails and there is not enough listening, it will be impossible to orientate the anamnesis correctly. Without a good anamnesis and sufficient reflective silence, it will not be possible for the reflection module to orientate the case correctly. Fast food" care produces a large number of acts per day, but of poor quality. It is much more cost-effective to prioritise "low food" in the knowledge that it will be more efficient, protect the practitioner and produce better health outcomes for the patient and the organisation.

 

This can be costly for professionals who have been trained to develop diverse techniques, minor surgery, infiltrations, ultrasound, cryotherapy... that take up time that is not always available in a schedule that exceeds what is recommended. It is not easy to assume a reduction in the portfolio of services or in the deployment of professional skills, but it is necessary to apply maximum intelligence and flexibility when assessing the care practice of each one. Without an accurate diagnosis of the type of practice, the type of health centre and the type of agenda, we will continue to work in autopilot mode and frustration and professional burnout will continue to grow as time goes by. For this, perhaps a peer audit would be a useful tool, with support from the management units when their help is required. 

 

The days of enlightened despotism in healthcare management (everything for the patient but without the patient, everything for the professional but without the professional) are numbered and it is urgent to redefine the roles and rules of the game. If the organisation itself does not do it, the market will, in fact it is already doing so, compensating for the loss of quality in the public system with a dizzying increase in private health services and insurance. 

 

The most difficult reprogramming

 

Reprogramming the way in which citizens interact with the system is probably the most difficult part, not because it is complex but because it is not politically profitable and no party will go for measures that will take votes away unless consensus is achieved, which in the case of health is not easy to obtain. If a more prudent and correct use of the system is not achieved, it will be impossible for it to survive. Open bar" health systems such as ours are not capable of dealing with all the discomfort of a society, nor with the small health problems inherent in ordinary life that can be managed by self-care. All the energy that goes into this is withdrawn from the sickest or most potentially serious patients, the oldest or the most frail. Making it easier for society to understand this and to assume its responsibility for the proper use of healthcare is the first step towards its survival. If we do not pass this unfinished business, we will have to make do with a zombie healthcare system that will not be to the liking of managers, professionals or users. 

 

 



 



sábado, 25 de diciembre de 2021

Hermana Navidad

 


Composición de MariPaz López Santos, artista plástica, pintora y escritora.



Cada cual celebra la Navidad como puede según sus creencias y circunstancias. Como suele pasar hay mucho ruido de fondo y demasiadas luces que no dejan ver el cielo nocturno. Este año me pregunto dónde está mi estrella, qué ilumina mis pasos, qué camino sigo para encontrar sentido. Porque la sensación es de caminar a oscuras. Llevamos ya seis olas de pandemia y parece que hemos aprendido poco. Seguimos con colapsos sanitarios y colas delante de farmacias, hospitales y centros de salud, lo que de forma inesperada nos hermana a la gente que en Venezuela, Bangladesh o Nigeria atraviesa los mismos problemas. 


En los últimos meses me doy un pequeño paseo antes de entrar en consulta. Esta semanas a oscuras por ser los días tan cortos. Camino por una playa rozando el agua, unos días con estrellas, otros sin ellas. Lo cierto es que ese silencio me ayuda al acallar un poco el griterío interno que remeda al externo, o tal vez lo correcto sea lo opuesto. De cualquier manera salgo renovado de mi caminata sobre las aguas, un pequeño milagro que me anima cuando luego acompañe a tantos pacientes que naufragan, se hunden y tragan agua sin parar.


En el silencio rescato que hay sentido, la naturaleza lo tiene por el mero hecho de existir. La belleza del amanecer es una declaración de intenciones, por muy negra que sea la noche, la luz sigue naciendo. Ser transmisor de este sencillo mensaje convierte a cada cuidadora y a cada cuidador en una antorcha humana que lleva luz y calor a quien lo necesita. No podemos perder algo tan importante ni tampoco recluirlo en un puñado de sanitarios agobiados y sobrecargados. Cada cual es responsable de cuidarse lo mejor que sepa y de tratar de cuidar a los cercanos. Ser capaces de dar esa respuesta nos humaniza, no hacerlo nos revela una pobreza que el dinero no puede vencer. 


Por todo esto viene bien recordar que es fácil quedarse en el titular, en la bronca o en la queja, pero que debajo de todo eso hay un silencio oscuro que si nos atrevemos a pisar quizá nos termine revelando estrellas en el cielo. Y si las contemplamos lo suficiente nos dirán dónde está el norte, algo que nunca verán en el telediario.





miércoles, 22 de diciembre de 2021

Anarquía, desprecio y marejada. Anarchy, contempt and tidal waves. 无政府状态、蔑视和潮汐。





 Anarquía, desprecio y marejada.



La sexta ola significa un sexto colapso sanitario. La sanidad tiene tan poco fuelle que bastan unos pocos catarros de más para que hagamos aguas, sobretodo si acuden a la vez. Es verdad que en este caso son cientos de miles, y que todo el mundo quiere su test para saber si puede ir tranquilo a las comidas navideñas (en cualquier caso la gran mayoría irá, no lo duden).


El espectáculo de los presidentes y presidentas sigue siendo lamentable. El grito de ahogo de los sanitarios también. Y el personal termina ignorando a unos y a otros, hacen la cola con resignación y a seguir.


Los expertos, epidemiólogos y demás tampoco dan la nota. Cada cual dice una cosa y todo sigue igual. Los sanitarios corremos como pollo sin cabeza, sudando la camiseta por la imposibilidad de llegar a todo. Y así estaremos las siguientes semanas hasta que llegue el próximo follón (la gripe) que ya se avecina.


Por eso mi sencilla conclusión para la ciudadanía es: hagan ustedes un prudente uso de su libertad, pero luego no vengan al centro de salud a contarnos su catarro (cuídeselo usted como otras veces).








Anarchy, contempt and tidal waves.



The sixth wave means a sixth health care collapse. The health system has so little steam that it only takes a few more colds to make us collapse, especially if they come at the same time. It is true that in this case there are hundreds of thousands, and that everyone wants their test to know if they can go to Christmas meals with peace of mind (in any case the vast majority will go, have no doubt).


The spectacle of the presidents and presidents continues to be pitiful. The choking cries of nurses and doctors  too. And the people end up ignoring one or the other, they queue with resignation and carry on.


The experts, epidemiologists and others do not make the grade either. Everyone says one thing and everything stays the same. We health workers are running around like headless chickens, sweating over the impossibility of getting to everything. And this is how we will be for the next few weeks until the next big thing (the flu) arrives, which is already looming.


So my simple conclusion for the public is: make prudent use of your freedom, but then don't come to the health centre to tell us about your cold (take care of it yourself as you have done in the past).








无政府状态、蔑视和潮汐。


自动翻译,抱歉有误。


第六次浪潮意味着第六次卫生保健的崩溃。卫生系统的蒸汽太少了,只需要再来几次感冒就能让我们崩溃,尤其是如果它们同时到来的话。的确,在这种情况下,有几十万人,每个人都想让他们的测试知道他们是否能安心地去吃圣诞大餐(无论如何,绝大多数人都会去,毫不怀疑)。


主席和总统们的场面仍然是令人怜悯的。护士和医生的哽咽哭声也是如此。而人们最终还是忽略了其中的一个,他们带着不甘心的心情排队,继续前进。


专家、流行病学家和其他人士也没有做到这一点。每个人都在说一件事,一切都保持原样。我们卫生工作者就像无头苍蝇一样到处乱跑,为不可能得到的一切捏了一把汗。这就是我们在未来几周的情况,直到下一个大事件(流感)的到来,这已经迫在眉睫。


因此,我给公众的简单结论是:谨慎地利用你的自由,但不要到健康中心来告诉我们你的感冒(像你过去那样自己照顾自己)。