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miércoles, 27 de abril de 2016

¿Debe interesarse el médico por las creencias de sus pacientes?



 San Juan Bautista. Leonardo da Vinci





En la consulta médica aparentemente se habla de todo pero hay temas que suelen quedarse fuera. Por poner un ejemplo se habla poco de sexo pese a que las disfunciones a este nivel son de elevadísima prevalencia. Se habla poco de emociones fuera de las "ansiedades" y "depresiones" con la que los galenos etiquetan todo lo que huele a situación emocional mal manejada. Y no se habla nada de filosofía y religión, temas tabú donde los haya dentro del mundo sanitario.

¿Debe interesarse el médico por las creencias de sus pacientes?

Para responder habrá que contemporizar. Si el motivo de consulta es un catarro o un dolor de espalda no ha lugar pero ¿qué ocurre en los casos de duelo, trastornos adaptativos mixtos o sobrecargas emocionales severas?

¿Son lícitas las siguientes preguntas?

*  Acaba de perder a un familiar, ¿Tiene usted alguna creencia que le ayude en estos momentos?

*  Tras su doloroso divorcio, ¿tiene a alguien con quién hablar el tema?,  ¿le sirve de ayuda la meditación o la oración en éste momento?

 *  En su situación de mobbing laboral ¿encuentra consuelo en alguna idea o creencia?


Los profesionales sanitarios no solemos explorar esta esfera. Pese a que los médicos de familia somos especialmente sensibles al abordage bio-psico-social no nos atrevemos a abordar en consulta lo filosófico/religioso/transcendente. Por pudor, vergüeza, para no meter la pata o directamente para evitar malentendidos.


Rescatar preguntas abiertas como las expuestas da la opción al paciente a hablar de estos temas si le place. Si no quiere obviamente no lo hará. En mi modesta opinión no se trata de que el facultativo oriente o dirija hacia ninguna parte sino de reconocer que el ser humano tiene una dimensión transcendente que se hace especialmente evidente en las situaciones duras de la vida y que puede ser rescatada para aliviar, sanar o sencillamente encontrar sentido a lo que está pasando. Que el paciente quiera hablar en consulta de ella o no es su decisión, pero no creo que le siente mal a nadie que un profesional sanitario se interese por sus valores y expectativas vitales.

Hace unos años Lou Marinoff publicó un libro que se hizo célebre titulado Más Platón y menos Prozac donde animaba a sus lectores a elegir un abordaje filosófico de las adversidades de la vida en lugar del farmacológico predominante. Me pareció bastante pesado y no lo pude acabar pero no hay duda de que el título tiene pegada. En un momento como este, con el consumo de fármacos más alto de la historia, parece pertinente repensarnos el tema.

Desgraciadamente no puedo dar mucho ejemplo dado que son pocas las ocasiones en las que he ofrecido estas preguntas a mis pacientes pese a que la dimensión transcendente de la persona me resulta de la mayor importancia. Por ese motivo comparto públicamente mi inquietud dado que sé hay profesionales y pacientes en la sala con mucha más capacidad reflexiva que éste sencillo médico de pueblo.
















viernes, 22 de abril de 2016

Murakami: correr y escribir






Haruki Murakami es un escritor japonés del que he podido disfrutar en varias ocasiones. Sabía que era corredor pero ha sido tras leer De qué hablo cuando hablo de correr cuando he comprendido la importancia de su  mensaje.

El libro es una pequeña autobiografía en la que comparte con el lector su filosofía vital: correr y escribir. Como ocurre con muchas cosas provenientes de oriente parece a simple vista algo sencillo, sin valor aparente, pero si lo miramos con mayor detenimiento nos daremos cuenta de que hay mucho más debajo de la superficie de esas dos palabras.

Murakami tomó la decisión de dedicarse a la escritura y poco después comenzó a correr largas distancias. Ha compaginado ambas actividades durante muchos años. Me resulta reconfortante encontrarme con alguien que consigue encontrar un camino vital de su talla, que se acopla a su existencia como un guante y en consecuencia produce frutos que benefician a los demás. Lo habitual es lo contrario, hemos construido un mundo donde la mayoría está perdida, dedicándose a algo que no le gusta, tiznando de negritud sus entornos más inmediatos.

Comparto con Murakami sus dos pasiones, en mi caso de forma mucho más tímida. Ni escribo novelas ni corro maratones, me conformo con un blog y breves salidas al campo de pocos kilómetros. No me avergüenzo de ese minimalismo, de hecho lo considero un importante bálsamo y un impresicindible soporte para el armazón de mi semana. Creo que todo ser humano necesita cuidar su cuerpo permitiéndole el necesario movimiento y ejercicio a la vez que hace lo mismo con su creatividad y su expresión. Estas dos facetas están hipotrofiadas en nuestras sociedades. Condenamos el cuerpo a la silla y  asistimos a su progresivo deterioro, abandonamos nuestra capacidad creativa y terminamos copiando y repitiendo los patrones que nos vende la industria audiovisual.

La salud necesita ser regada con estos ingredientes. En consulta no dejo de recomendarlos adaptando el consejo a la situación y realidad de cada persona que me visita. El hecho de que la sugerencia parta de mi propia experiencia aporta coherencia al mismo y eso, en el mundo sanitario, es un valor.

Si tienen la oportunidad de leer a Murakami háganlo. Si la tienen de salir a caminar o a trotar un poco también. Si les apetece escribir unas líneas para ustedes mismos o quizá para compartir en una carta adelante. No se imaginan lo que cosas tan sencillas pueden llegar a aportar a sus vidas.


miércoles, 20 de abril de 2016

Elige con criterio: una iniciativa de salud que merece la pena





La iniciativa Choosing Wisely debería tener más notoriedad social. Lamentablemente en nuestro medio se dedican el dinero y los recursos a otras historias. Esta propuesta surge de la unión de 70 sociedades científicas americanas con la misión de favorecer la decisión del paciente en cuestiones que atañan su salud.

Esta iniciativa provee los siguientes elementos:

  1. Recursos para pacientes.
  2. Módulos de comunicación para profesionales 
  3. Vídeos.
  4. Newsletter. 


En una época en la que la sanidad tiene una gran tendencia a hacer un uso excesivo de los medios diagnósticos y terapéuticos disponibles, cada vez es más importantes ayudar al ciudadano a tomar sus decisiones y recordar que "buena medicina es no hacer nada siempre que sea posible".





miércoles, 13 de abril de 2016

Truman, una película sobre amistad y vida que hay que ver





Admiro el talento dramático tanto de Ricardo Darín como de Javier Cámara por lo que iba favorablemente predispuesto a esta película. La pude disfrutar y considero de valor para amigos, colegas y pacientes recomendarla y compartir algunas reflexiones.

Cuando uno se enfrenta al final de la vida lo hace con el final de su vida. Este leve matiz es lo que nos regala este proyecto cinematográfico. En muchos casos delegamos en otros las imprescindibles decisiones que hay que tomar en esta fase. Permitimos que sean los profesionales sanitarios los que digan hasta dónde han de continuar los tratamientos y en qué intensidad. Permitimos que los demás controlen la información sobre nuestro proceso en lugar de ser nosotros los que decidimos cuando y que compartir. Permitimos que los demás se alejen o nos traten con condescendencia.

Y lo más importante quizá sea no permitirnos arreglar nuestras cosas, pedir disculpas si hemos hecho algún daño, reparar deudas y cuestiones pendientes, expresar afecto a aquellos que queremos y dejar arreglado el cuidado de las personas o animales a nuestro cargo.

En esta película no encontrarán aventuras ni efectos trepidantes pero a pesar de ello es una obra sumamente práctica. Nos recuerda el valor de la amistad y de la autonomía, de la comunicación de calidad y del discernimiento de lo que es más importante para nosotros. En una palabra, nos recuerda el valor de la ética, esa disciplina que estudiamos de pequeños y que hoy parece totalmente pasada de moda.

La ética tiene que ver con cómo queremos que sean nuestros últimos días, con qué tipo de cuidados recibir, con cómo organizar las despedidas. 

En el final de la vida y en la primera fila de combate nos enfrentamos con la muerte. También lo haremos con nuestras creencias sobre dios y la transcendencia. La ficción nos permite imaginar escenarios seguros en los que proyectar nuestros puntos de vista. Si se animan a ver esta película creo les resultará fácil acercarse un poco a ese horizonte vital que tanto miedo suele darnos. Y en esos pocos pasos que puedan dar estarán avanzando hacia una vida y un final de la misma algo más propia, más personal. Es una paradoja que pudiendo humanizar y personalizar nuestros últimos días muchos obvien la posibilidad y deleguen en otros ese tiempo.









lunes, 11 de abril de 2016

Shinrin Yoku, baños de bosque contra el estrés







Un baño de bosque no es más que un paseo largo por esos lares. Permitirse disfrutar de la naturaleza caminando en silencio o en tranquila conversación. Algo que los seres humanos han hecho a diario durante miles de años. Hoy parece que algunos están volviendo a rescatar esta sencilla práctica dándose cuenta de sus beneficios para la salud física y mental.

La naturaleza nos produce efectos saludables. Cuando nos solazamos en el mar o en la montaña es frecuente sentir bienestar, tranquilidad y alegría. La naturaleza está cada vez más alejada de nuestros entornos habituales de trabajo y vida. Quizá por eso notemos más el contraste y sintamos con más fuerza su capacidad sanadora. En Japón, donde el ritmo de vida urbano es especialmente gravoso para sus habitantes, están haciendo el esfuerzo de medir el efecto de los baños de bosque en la salud. Cada vez hay más evidencias científicas de su capacidad tranquilizante y normalizadora de la tensión arterial y otras variables.

Es curioso comprobar que en muchas ocasiones los modos y usos occidentales para relajarse pasan por someterse a más estímulos, pese a estar hartos o cansados de los mismos. De este modo tras una jornada laboral trabajando en un ordenador nos sentamos en el sofá enfrente de otra pantalla para ver nuestra serie favorita. Al desplazarnos en transporte público acudimos a nuestro móvil o tableta para buscar información o ver vídeos. Al salir a correr nos ponemos unos auriculares con música movida.

Nuestro cerebro tiene una alta capacidad para procesar información pero por grande que sea solemos llevarlo al límite y acabamos agotados. Volver al bosque, a la tradición del paseo tranquilo en un entorno natural no es una cuestión accesoria. Puede proveernos muchos beneficios a un coste muy bajo. La única inversión que tendremos que hacer es desplazarnos a un lugar que consideremos bello. Si tenemos la suerte de tener bosques o montañas cercanas será fácil, si no es así podremos buscar parques o senderos por despoblado en los que disfrutar del horizonte, el espacio abierto y los juegos de las nubes, la luz y el viento.  El secreto es concedernos esos tiempos como premio y manjar para disfrutarlos en soledad o bien acompañados.

Me gusta recomendar a mis pacientes iniciativas seguras, eficaces y que a ser posible haya probado yo mismo. Cuando el médico sabe si la medicina que provee es dulce o amarga la prescripción de la misma tendrá un fundamento más sólido. Por esta razón me gusta sugerir tomar baños de bosque a aquellas personas que pasan por circunstancias difíciles o viven tiempos de enfermar. También me gusta hacerlo con los que están sanos y quieren mantenerse en ese estado.

No puedo aventurar si esta actividad se convertirá en una moda más. De momento es uno de mis remedios saludables no farmacológicos que junto a la música, la escritura, la belleza y el silencio suelo usar con frecuencia en mi práctica médica.













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Bibliografía vía los árboles invisibles

Búsqueda en Google Scholar 

Este artículo apareció originalmente en el Huffington Post

martes, 5 de abril de 2016

El encarnecimiento médico con las mujeres, algo a cambiar.



Detalle de La muerte de Ofelia. John Everet Millais



La realidad de la mujer es compleja pese a que la historia se empeñe en simplificarla. Tomemos el nivel que tomemos nos solemos encontrar con injusticias y desigualdades más allá de las que estríctamente marca la biología. Mercedes Pérez-Fernández y Juan Gérvas han publicado un libro de casos clínicos apto para cualquier ciudadano que quiera tener criterio. En la obra se tratan cincuenta aproximaciones sobre la complejidad de la mujer ante su salud y su enfermedad que terminan con encarnecimiento médico hacia ellas. La palabra es dura como también lo son algunos de los casos que se tratan. Confieso que como profesional sanitario no me resulta fácil asumir que las cosas son así pero la experiencia clínica y la evidencia científica que se aporta dejan pocas dudas. En cualquier caso el libro es honesto y facilita continuamente bibliografía que defiende tanto el punto de vista de los autores como su contrario, asumiendo que la madurez e independencia del lector le permitirá hacerse su propia idea al respecto.

Se ha hecho un esfuerzo para que la obra pueda aportar valor tanto a profesionales sanitarios como a ciudadanos en general, especialmente mujeres. A los primeros les ayudará a ser más críticos y respetuosos, a las segundas a no dejarse dañar y a poder plantear preguntas que puedan protegerlas.

Me hubiera gustado leer este libro siendo estudiante de medicina, la sensibilidad de género la he ido desarrollando con el tiempo pero me parece fundamental ayudar a formarla lo antes posible. En cualquir caso al mundo de la salud le sigue haciendo falta avanzar mucho más en esta dirección. La medicina implica humanidad y respeto por las peculiaridades y diferencias humanas que nos permiten crecer como personas. En tiempos como estos donde se prima más la tecnología y los curriculum cognitivamente más brillantes nos viene bien que nos ayuden a reflexionar para volver a poner los piés en la tierra. Juan Gérvas y Mercedes Pérez-Fernández vuelven a conseguirlo con una propuesta original que no tiene parangón en otros idiomas. Tenemos la sabiduría y el criterio mucho más cerca de lo que imaginamos.





sábado, 12 de marzo de 2016

Receta antiedad: estudia y sube escaleras





La senectud suscita diversas reacciones. Antes de llegar unos la temen y otros la critican, cuando se alcanza se disfruta o se padece. La buena noticia es que en gran parte depende de nosotros.

Los escenarios son muy diversos, si observamos a nuestros mayores veremos que en un extremo están aquellos muy deteriorados física y mentalmente y en el otro los que mantienen un razonable nivel de independencia y disfrute vital. Es cierto que la genética, las circunstancias vitales y la historia médica de cada cual influyen pero también que hay variables que podemos modificar.

Tenemos abundante evidencia científica que lo apoya. Hoy citamos el estudio de Jasson Steffener en la revista Neurobiology of aging en el que estudia la edad mental de 331 sujetos con diferentes niveles de actividad física (subir escaleras) y de estudios. Los sujetos más estudiosos y activos tenían menos deterioro cerebral.

El reto es empezar antes a cultivar el arte de mantener la mente y el cuerpo activos. Ya los clásicos nos regalaron aquello de "mens sana in corpore sano" pero vistas las estadísticas de obesidad y diabetes infantil vemos que no hacemos mucho caso. Hay una revolución pendiente que tiene que ver con los estilos de vida. Con recordar que somos mucho más felices si nos movemos más, cultivamos la mente leyendo, escribiendo, practicando algún arte y cuidamos nuestras relaciones personales.

Los que deciden hacerlo no necesitan tomar tantas pastillas ni acabarán limitados antes de tiempo por falta de uso tanto del cerebro como de su cuerpo.

Me encanta cuando una persona mayor se apunta a un curso o a una nueva actividad, también cuando me dicen que están haciendo algo de deporte o caminando a diario. Espero ser capaz de aprender de ellos esta lección. Hay muchas cosas que dependerán de esto.



Foto de cielodlp vía flickr

jueves, 10 de marzo de 2016

Las cosas del querer


Cabeza de Cristo. Leonardo da Vinci



Esta emoción
angustia de mis días
marchar no quiere.



Las emociones se atragantan a veces. Todos hemos tenido alguna vez la sensación y no es precisamente agradable. Al igual que ocurre cuando un uréter se dilata, un asa intestinal se distiende o un conducto biliar se bloquea, un profundo dolor lacerante que parece brotar del mismísimo centro de la tierra llena nuestros sentidos. Duele tanto que nos queremos morir. Deseamos con toda el alma que aquello acabe. Puede ser la pérdida de un ser querido, el abandono de un amante o la pesadez de una injusticia. Otras veces puede ser un quebranto, un deseo insatisfecho o un dardo de amor. La emoción nos bloquea la vida por dentro y por fuera no terminando de subir ni de bajar. Se queda ahí, en mitad de la semana, inundando todos los instantes sin dejarnos escapar un momento.

Algunos tienen la capacidad de contarlo, otros lo cantan, algunos lo convierten en orden o suculentos guisos. Pero no siempre es fácil. Hay emociones que cuesta mucho dejar marchar. Tal vez por eso sea frecuente terminar pidiendo pastillas para pasar el trago. Somos más amigos de los apaños que de las soluciones. Y es que cuando el alma duele, duele de veras. Por eso no queremos discursos, exigimos respuestas pese a intuir que las que necesitamos solo nosotros mismos podemos proveerlas.







lunes, 7 de marzo de 2016

Toxicidad por exceso de información y datos




¿A cuántos de ustedes le resulta desagradable consultar el correo electrónico? Probáblemente a muchos. Lo mismo podríamos decir del móvil cuando los avisos, pitidos y vibraciones de éste se vuelven excesivos. Hemos olvidado el placer de recibir una carta, de poder guardarla hasta encontrar un momento adecuado, de leerla con calma cuando lo decidimos. Ahora las comunicaciones son inmediatas y exigen respuesta cada vez más rápidas. Terminamos agotados.

Si nuestros canales de comunicación se saturan, si nos da pereza consultarlos, si sentimos agotamiento cuando trabajamos con ellos, algo estamos haciendo mal.

 Seguro que la mayoría habrá pasado la revisión del coche o la caldera de calefacción recientemente pero, ¿Cuándo fue la última vez que revisaron sus filtros informativos?

No solemos hacerlo y nos damos cuenta tarde de que están bloqueados y llenos de impurezas. Lo solemos notar indirectamente, cuando el malestar, el cansancio o el bajo ánimo nos obligan a detenernos y atendernos un poco. En una sociedad de la información es fundamental mantener una adecuada salud en esa parte de nosotros que se expone a los datos. Hay que lavar esa piel, aplicar protección solar e hidratarla convenientemente con aceites que aporten flexibilidad y resistencia. 


Hay muchas formas de hacerlo esbozo diez:

1. Potenciando otros canales de comunicación "lenta"  como la conversación presencial o telefónica de calidad, el género postal y las actividades de ocio compartido y aire libre.
2. Fortaleciendo los tiempos de silencio personal.
3. Invirtiendo en autocreatividad.
4. Escribiendo.
5. Apagando de vez en cuando el móvil.
6. Alejándonos de las pantallas cuando nos sea posible.
7. Regalándonos conciencia para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida ordinaria.
8. Dando largos paseos.
9. Acariciando o abrazando (niños, ancianos, animales de compañía, amistades, familiares y parejas).
10. Con risa y sentido del humor.




Imagen: publicdomainvectors.org

viernes, 4 de marzo de 2016

"Buena medicina es no hacer nada siempre que sea posible"


 Dibujo de Mónica Lalanda, puedes ver la imagen en tamaño grande en su blog.



 "Good medicine is to do as much nothing as possible" 
Samuel Shem



Samuel Shen es mundialmente conocido por su libro La casa de dios que retrata las entretelas de la vida de un hospital. Recientemente ha dado una conferencia en Dublin a la que asistió mi colega la doctora Mónica Lalanda, uno de los mejores ejemplos de médicas creativas que conozco.

Hoy me ayudo de la frase inicial para contemplar lo que hemos hecho con la medicina moderna. Lo bueno y lo malo, sus luces y sus sombras. Me alegran las primeras y me causan dolor las segundas pues, como todo lo que hay bajo el sol, abundan ambas.

Una de las máximas que sostiene a la medicina proviene de los antiguos griegos "primero no hacer daño". Pero ¿es esto posible con un nivel de intervencionismo médico como el que hoy tenemos?

El reto es enorme. La medicina tiene que hacer daño para evitar daños mayores como sabe todo aquel que se somete a una cirugía o a determinados tratamientos. Esta realidad obliga a que ésta profesión sea de las más reguladas del mundo y que sea necesario un alto nivel de preparación técnica por un lado y de valores humanos por otro. Lamentablemente el largo periodo formativo prima lo primero y no necesariamente lo segundo, que como otras cosas importantes de la vida se termina presuponiendo.

Los pacientes suelen acudir al centro de salud con problemas que desean desaparezcan lo antes posible. Muchas veces exigen remedios y soluciones drásticas y si no los encuentran en mi consulta los buscan en otras. La habilidad de "no hacer nada" es realmente difícil en nuestra época. Tanto los pacientes como mis jefes y la sociedad me incentivan si "hago cosas". Pero ¿qué ocurre cuando lo que la persona verdaderamente necesita es que no hagamos nada?

Afortunadamente conozco a mis pacientes tras muchos años trabajando en la misma población y gozo de la confianza de la mayoría de ellos. Mi criterio suele ser respetado. Cuando aconsejo no hacer nada también. Por supuesto lo razono y ofrezco mi valoración de las alternativas que presenta cada caso, pero sin duda es mucho más costoso para mí que cuando toca "hacer cosas".

En la formación de un médico no está lo suficientemente contemplado el arte de "no hacer". Hacen falta muchos años para adquirir esta destreza, sea cual sea el campo de conocimiento del galeno. En un  mundo tan hipertecnificado y avanzado no es muy cool salir de una consulta médica con las manos vacías pero, pueden creerme, en muchos casos es la opción más inteligente como nos recuerda el doctor Shem.






jueves, 3 de marzo de 2016

Abismos y caídas










Solemos estar muy ocupados. Me sorprende que independientemente de la edad o del sexo todos corramos por igual. Nadie parece tener tiempo. Sin embargo cuando recibimos un diagnóstico de una enfermedad mortal todo parece detenerse. Hay muchas palabras que tienen este cáustico poder: cáncer, infarto, demencia... sin apenas esfuerzo transforman nuestras vidas haciéndonos perder pie, empujándonos a un abismo por el que parecemos caer sin tocar fondo.

Hoy me permito caer por ese abismo. En parte porque he recibido una de esas palabras, en parte porque me lo puedo permitir. No es vanidad, tan solo la infantil certeza de que en mi caso la incertidumbre jugará de mi parte. Al descender por este pozo a una velocidad de vértigo puedo ver la caída de tantos otros. Personas cercanas que aprecio, familiares, amigos. También muchos pacientes, que me honraron con su confianza y compañía. Todos caemos por igual. Si me esfuerzo y miro un poco más veo una gran muchedumbre como probablemente también hizo el agudo escritor del último libro de la Biblia. De alguna manera toda la humanidad está cayendo lentamente, sin saberlo, en esta sima adusta que nos va succionando.

Pudiera parecer oscura esta visión, no necesariamente habría de ser así. Es verdad que la humanidad cae, pero es glorioso su caer. Expone una infinita levedad, un final radical, una oscura respuesta. Pero también permite un horizonte de sucesos de resplandor sublime, capaz de dar sentido y proyección hacia propiedades emergentes que transformarán lo que pensamos son la vida y la muerte, lo divino y humano.

Nuestro nivel de pensamiento es primitivo como lo es el del paramecio para la hydra, o el del alga amarga para el mandril. Somos seres sintientes que buscan sus respuestas en un camino polvoriento que para muchos es desierto. Recuperar la certeza de finitud nos puede ayudar a reconvertir nuestra relación con el tiempo. Si no conseguimos dar la vuelta a esa palanca seguiremos flotando en un océano que nos supera. Aprender a vivir es saber que este instante es el único instante. Nuestro reino está aquí pese a que muchas voces nos intentan vender fuera del mismo sus productos.

Me agarro mi costado y exprimo unas palabras, sé que son poca cosa, pero son ciertas. Nada me gustaría más que ser capaz de vivir la vida en plenitud. Me alegra ser capaz por lo menos de intuirlo. Me alegra que tus ojos lo refrenden.




Este texto se publicó originalmente en el Huffington Post

martes, 1 de marzo de 2016

La sociedad sin abuelas








Nos hemos quedado sin abuelas.Y sin confesores. Las abuelas simbolizan esa parte femenina y sabia que había en todas las familias. Los confesores, la posibilidad que siempre ha habido de poder contarle a alguien aquello que nos pesa por dentro.

En nuestra sociedad nos hemos quedado sin ambos, otra de las muchas cosas que hemos perdido en el camino. Ahora todos tenemos móvil y conexión a internet, consultamos el whatsapp y las redes sociales. Nos relajamos con nuestras teleseries y hacemos deporte viendo partidos y torneos en nuestra sala de estar.

Cuando el niño se pone malo vamos al centro de salud o a urgencias del hospital. Cuando nos sentimos mal por que no aguantamos más en el trabajo, con nuestra pareja o con los mil problemas que tenemos también vamos.

Las abuelas se perdieron. Unas siguen estando en el pueblo, otras en su pisito del que salen poco. Muchas en la residencia. Y de los confesores no les digo nada. Ahora es más moderno y al psicólogo pero como sale caro terminamos en el médico de cabecera que, como no tiene tiempo escuchar nuestras cuitas, nos acaba dando algún medicamento.

Yo echo de menos las abuelas. Sus manos, sus historias, los guisos suculentos. Sin ellas esta soledad se hace más difícil de llevar, por mucho prozac que se empeñen en recetarnos.

viernes, 19 de febrero de 2016

Cantar las penas


 Pedro Esteban








En los tiempos de nuestros abuelos la gente oía la radio. Y la cantaba. Era frecuente notar ese tarareo por la calle o entrar en una casa y escuchar a alguien trajinando llenando de música el lugar. Hoy seguimos oyendo música pero las cosas han cambiado. Ya no son coplas o canciones populares, ahora es todo de importanción. Escuchamos con auriculares y solemos hacerlo mientras hacemos otra cosa o nos desplazamos a toda velocidad.

Hablaba hace unos meses con el celebre percusionista Pedro Esteban tras un concierto de Jordi Savall. Me comentaba la depauperización musical europea en pro de una globalización cultural que está arrasando las tradiciones autóctonas. 

Cantar alivia las penas, lo hemos olvidado. Hoy tomamos antidepresivos y sedantes o nos refugiamos en adicciones inconfesables.

Viene bien rescatar el poder de una canción. Tal vez en la ducha, tal vez mientras estamos solos barriendo la casa. Inténtenlo, vale la pena.







jueves, 18 de febrero de 2016

El poder del silencio




 Delicate tension. Wassily Kandinsy.



قدرت سکوت
ما در بر قدرت خارق العاده است که در سکوت پنهان فراموش کرده اند. اغلب خانه های ساده یک نیروی بزرگ. زندگی ما ثروت از تحریک و صدا مانند پیش از این هرگز اتفاق افتاده است. از آنجا که ما با ما بلند شد صدای رادیو، تلویزیون و یا هر دستگاه پخش موسیقی است. صفحه نمایش به طور فزاینده در اطراف ما به ما اطلاعات، متن، تصاویر و صدا در مقادیر را دشوار است به روند.

این بیش از حد لاستیک سر و صدا پس زمینه و می سم. ما خسته نیاز به فیلتر مغز ما استفاده می شود برای تامین مالی برای محافظت از سیستم از بیش از حد. ما را مسموم هنگامی که آن را بیش از این ظرفیت. عوارض برای هر فرد بسیار متفاوت هستند. ممکن است به عنوان ناتوانی در خواب خوب و یا ارائه یک خواب بی قرار که باعث می شود ما افزایش خسته نشان دهد. برای کمردرد، سردرد و یا شکم، تحریک پذیری، اضطراب و یا خلق و خوی نوسان.

پیامد دیگر از سر و صدا بیش از حد آگاهی و خلاقیت کاهش می یابد. اغلب ما زمان زیادی را در حالت خلبان اتوماتیک صرف. حتی این شامل گفتگو با کسانی که در اطراف ما که در آن ما نمی تواند به پیدا کردن آنچه که به ما گفته شده، غذاهایی که به دور بماند با تماشای تلویزیون یا از دست دادن عادت نگاه آسمان در شب به عنوان ما توجه به مد اپرا صابون می باشد.

فشار، فشار و شایعه ثابت لغو توانایی های خلاقانه ما. مجاز به ایجاد سکوت را احاطه کرده است ما رشد فضاهای که در آن ایده ها و احساسات می توانید جوانه. هنگامی که آخرین باری که شما با یک ایده خوب بود؟ آنچه او انجام شد؟

دانشمندان که مشکوک از هر ایده که آنها اتفاق نمی افتد راه رفتن وجود دارد، دیگران که همیشه مداد و کاغذ برای نوشتن آنها را زمانی که آنها رخ می دهد. حقیقت این است که آن را آسان تر است اگر ایده رسیدن به خاک حاصلخیز از ذهن ما پاک و خالی به جای پر از زباله و یا زیر پا گذاشتن جمعیت افزایش تیغه مناقصه از ایده های تهدید است، همیشه ظریف که به دنیا آمد.

من متوجه شدم بدون تلویزیون که به اندازه کافی، یک دستگاه که طول می کشد دور سال از زندگی من. شما همچنین نیاز به ایجاد ترتیبات با هر صفحه نمایش، از بسیاری از که زندگی ما را پر کنید. مانند پوست ما سزاوار مراقبت و خدمات دوشیزه یا زن جوان روزانه، اطلاعات آینده به ما به آن را تعمیر، آلو، مناسب را انتخاب کنید و بقیه را دور بیندازید لازم است.

وقار و بالاتر از همه، نه در شبکه های اجتماعی است. دانستن اینکه چگونه به استفاده عاقلانه تلفن و رایانه های ما، و مهارت در هنر تبدیل آنها را خاموش می کند. را انتخاب کنید عاقلانه چه رسانه حضور و تماشای چقدر ما به سوپ از زندگی ما اضافه کنید تا مبادا ما را با نمک صرف.

سلامت انسان نیاز به یک تعادل بین سر و صدا و سکوت در جوامع ما آسان است برای رسیدن نیست. به عنوان یک پزشک من طرفدار سکوت کیفیت مورد نظر است. من می دانم که تسکین دهنده مومیایی کردن و بسیاری از مسائل قدرت آن است. مطمئنا شما نیز مطمئن شوید که چه اما تعجب می کنم چگونه آن را دریافت راحت تر است. گام اول قبلا از خواندن این بحث و آن را مال شما. همه بیشتر هر زمانی که شما به نوبه خود یک دستگاه را، تنفس عمیق و لذت بردن از یک لحظه آرامش در حال حاضر.
(ترجمه خودکار، با عرض پوزش برای اشتباهات)





Nos hemos olvidado del enorme poder que se esconde en el silencio. A menudo lo sencillo alberga una gran fuerza. Nuestras vidas reciben un caudal de estímulo y ruido como nunca antes ha ocurrido. Desde que nos levantamos nos acompaña el sonido de la radio, la televisión o algún aparato reproductor de música. Cada vez más pantallas nos rodean proveyéndonos  información, texto, imágenes y sonido en cantidades difíciles de procesar. 

Este exceso de ruido de fondo cansa y puede intoxicar. Nos agota al requerir que nuestros filtros cerebrales se empleen a fondo para proteger el sistema de una sobrecarga. Nos envenena cuando supera esta capacidad. Las consecuencias de esta intoxicación son muy diversas para cada persona. Puede manifestarse como incapacidad para dormir bien o presentar un sueño no reparador que hace que nos levantemos cansados. Por dolores de espalda, de cabeza o de tripa, por irritabilidad, ansiedad o un ánimo fluctuante.

Otra consecuencia del exceso de ruido es la disminución de la consciencia y de la creatividad. Es frecuente que pasemos grandes extensiones de tiempo despistados. Esto incluye incluso conversaciones con los que nos rodean en las que no conseguimos enterarnos de lo que nos dicen, comidas que pasan desapercibidas por estar viendo la televisión o perder la costumbre de mirar el cielo por la noche atentos como estamos a la teleserie de moda.

El ajetreo, la prisa y el rumor constante anulan nuestras capacidades creativas. Para crear hay que permitir que el silencio nos rodee, cultivar espacios donde las ideas y emociones puedan brotar. ¿Cuándo fue la última vez que se le ocurrió una buena idea? ¿Qué estaba haciendo?

Hay sabios que recelan de toda idea que no se les ocurra paseando, otros que  llevan siempre lápiz y papel para apuntarlas cuando se les ocurren. Lo cierto es que es más sencillo que las ideas lleguen si la fértil tierra de nuestra mente está limpia y vacía en lugar de llena de basura o multitudes pisoteando que amenazan el tierno surgimiento de las briznas de ideas, siempre delicadas cuando nacen.

Me he dado cuenta de que no basta prescindir de la televisión, aparato que lleva años ausente de mi vida. También es necesario hacer arreglos con cada pantalla, de las muchas que pueblan nuestras vidas. Al igual que nuestra piel merece un cuidado y limpieza diario, la información que llega a nosotros es necesario arreglarla, podarla, seleccionar la adecuada y desechar el resto.

Saber estar y, sobretodo, no estar en las redes sociales. Saber usar con prudencia nuestros móviles y ordenadores, siendo muy hábiles en el arte de apagarlos. Elegir con tino qué medios informativos atender y cuidar la cantidad que añadimos a la sopa de nuestras vidas no sea que nos pasemos con la sal.

La salud humana precisa un equilibrio entre ruido y silencio que en nuestras sociedades no es sencillo conseguir. Como médico soy un defensor de los silencios deseados de buena calidad. Conozco su poder tranquilizante y de bálsamo para muchas cuestiones. Seguramente usted también lo sepa aunque se pregunte cómo conseguirlo con más facilidad. El primer paso ya lo ha dado al leer esta reflexión y hacerla suya. Los siguientes los dará cada vez que apague un aparato, respire hondo y disfrute un instante de la calma del momento.





miércoles, 17 de febrero de 2016

¿Está en crisis la psiquiatría o estamos todos locos?








La psiquiatría está en crisis. ¿Sólo la psiquiatría? No, ya lo saben. Todo lo está. En medicina más, si cabe.

La pertinencia de esta reflexión estriba en la fragilidad de la salud mental en nuestras sociedades. Nuestro modo de vida no es saludable si atendemos la percepción de salud de las personas y su nivel de ansiedad, tristeza y otros indicadores. Por otro lado los problemas estructurales como la alta tasa de desempleo, la situación de crisis económica y el deterioro de la red relacional de las personas hacen que mucha gente se enfrente con retos mayores a su capacidad de afrontación.


Me gustaría añadir tres puntos:


1. El modelo psiquiátrico imperante basado en el aumento de las etiquetas diagnósticas y en el número de personas tratadas con fármacos no funciona.

2. Las políticas sociales que no protegen a los más vulnerables deterioran la sociedad. A mayores desigualdades sociales más enfermedad mental.




3. El sistema sanitario está colapsando al no adecuarse la inversión con los servicios que supuestamente debe proveer. De este modo no puede dar una respuesta adecuada a las personas con enfermedad mental. No hay recursos para terapias habladas ni para centros de media y larga estancia, ergo el 90% de la respuesta sanitaria a la enfermedad mental es ofertar un catálogo de pastillas variadas.


¿Hay alternativas?

Creo que sí. Pero pasan por una toma de conciencia social de lo que está pasando. No es solo cuestión de recursos. Hace falta responder preguntas incómodas que probablemente nos obliguen a salir de nuestra sala de confort mental.








jueves, 11 de febrero de 2016

Un secreto de la medicina que muchos médicos no conocen








El secreto es el siguiente:

Muchas consultas médicas se deben a síntomas que no corresponden a ninguna enfermedad.




 La mayor parte de los síntomas, molestias y problemas de salud que el ser humano siente no se deben a enfermedades. Son sensaciones que produce el cuerpo para poner en evidencia pequeños desajustes o facilitar un pequeño cambio o una conducta.

 Este hecho debería explicarse el primer día de la carrera de medicina (y repetirse todos los demás). Si este secreto se conociera no se utilizarían tantas pruebas diagnósticas y tratamientos innecesarios. No se produciría tanto dolor.

Hay muchos intereses económicos para tratar de convertir el más mínimo síntoma en enfermedad. Se intenta transformar el colesterol, la falta de pelo, el escaso deseo sexual, la actividad en la infancia y otras muchas cosas en patologías subsidiarias de pruebas diagnósticas y tratamientos apropiados.

El propio sistema impide muchas veces que los propios médicos de cabecera puedan acompañar debidamente a sus pacientes obligándoles a atender un gran número de éstos en poco tiempo. Es una manera útil de forzar la petición de pruebas no necesarias o la dispensación de tratamientos destinados al síntoma y no a su causa.

Por otro lado la población cada vez pide más pruebas y tratamientos, cada vez tolera menos cualquier sensación desagradable. Esto convierte la tormenta en perfecta: unos médicos intervencionistas, un sistema de salud sobrecargado y una población con mínima tolerancia a la adversidad.


El remedio requiere más conciencia tanto de la población como de los profesionales sanitarios. Para los primeros he escrito esta pequeña reflexión, para los segundos recomiendo el artículo de Kurt Kroenke y una buena respiración profunda entre paciente y paciente para prestar la mejor atención posible a los mismos.


Referencia:

lunes, 8 de febrero de 2016

El placer de desaparecer

Te Arii Vahine. Paul Gauguin




Todos ustedes conocen bien el placer de quitarse del medio unos días. Hacer una escapada o tomarse unas vacaciones nos suele sentar estupendamente al rasgar la pesadez de nuestra cotidianidad.

Somos animales de costumbres, estamos diseñados para crear hábitos que nos ahorren esfuerzos y energías. Automatizamos procesos gracias a un puñado de algoritmos conductuales directamente relacionados con la supervivencia.

Lo triste de la historia es que la monotonía nos ahoga.

Otro plano relacionado con lo anterior tiene que ver con nuestra identidad, lo que cada cual denomina yo-mismo. Como venimos sabiendo desde Freud, esto no es más que una construcción mental. Utilísima para conformar un autoconcepto y un límite entre lo que creemos ser y el resto de la existencia, imprescindibe para nuestras relaciones personales y sociales. Lamentablemente nuestro ego también nos termina resultando una carga pesada.

La magia de desaparecer es conocida por muchos ilusionistas que la emplean con destreza en sus fantásticos trucos. ¿Por qué relegarla a unos pocos momentos a lo largo del año cuando costaría muy poco rescatarla con mayor periodicidad? Escapar un momento de uno mismo, desaparecer de la rutina unos instantes... qué enorme placer.

Los grandes meditadores y contemplativos llevan siglos haciéndolo. Hoy no está de moda al no ser algo precísamente comercial aunque iniciativas como el mindfulness están popularizándolo con buen tino. Aprender a desconectar de uno mismo es un arte que cuando se olvida suele terminar sobrecargando nuestros sistemas y haciendo que salte más de un fusible interno. La medicina occidental ha olvidado cómo ayudar a las personas a cuidar este aspecto de sus vidas que tanta enfermedad produce. Las sobrecargas cognitivas, emocionales o físicas terminan produciendo síntomas incómodos (dolor de cabeza, de espalda, insomnio, molestias digestivas...) que son el modo que tiene nuestro cuerpo de llamar nuestra atención para que nos cuidemos mejor.

Es por estas razones por las que recomiendo que desaparezcan siempre que puedan. Una escapada de fin de semana es una opción, pero también un paseo tranquilo por un parque, una sonata de Bach en directo, un ratito respirando despacio o una tarde romántica con la persona que les plazca. Y no tiren de escusa o digan que no tienen tiempo, nos jugamos algo más que la salud.










jueves, 4 de febrero de 2016

Virus Zica, resumen en 3 minutos






Te lo cuento en tres pinceladas:

1. El virus Zika se aisló por primera vez en Uganda en 1947. Recientemente lo vemos en las noticias dado que se ha extendido a varios países y se ha relacionado con malformaciones fetales y otros problemas. La Organización Mundial de la Salud ha decretado el estado de Pandemia Mundial, que significa que afecta a muchos países. No es una emergencia mundial, tan solo nos avisan de que es importante tomar precauciones (al viajar a países afectados).

2. Dado que se transmite por la picadura del mosquito Aedes Aegipti afecta lugares donde este insecto vive. Los países más afectados son Brasil y Colombia. Europa no es hábitat natural del mosquito por lo que los posibles casos serían importados. Si se viaja a países de riesgo hay que tomar medidas antimosquito.

3. El problema con el virus zica son los casos que parece haber ocasionado de malformaciones fetales como la microcefalia (niños con cabeza más pequeña) o el síndrome de Guillain Barré, una alteración autoinmune del aparato nervioso. Ambas complicaciones son raras pero graves y se está investigando si verdaderamente el virus es el responsable.




 Y te doy tres posibilidades interesantes de saber mas:


1. Tienes un resumen en el blog de Blanca Usoz que me parece muy claro.

2. Para saber en profundidad qué es el virus  recomiendo este artículo del microbiólogo Ignacio López-Goñi, profesor en la Universidad de Navarra. Aporta datos académicos bien presentados. 

3. Para comunicadores de salud y blogueros, éste decálogo de Luis Serrano, uno de los mejores especialistas en comunicación de emergencias.

martes, 2 de febrero de 2016

Pupitas en urgencias







Todos hemos tenido alguna vez una pupita. Un grano, un picor, una molestia leve. A veces nos ha agobiado sobremanera. Hemos cansado a nuestros amigos y familiares, se lo hemos contado a los vecinos o compañeros de trabajo, hemos acabado yendo a urgencias.

El problema es que urgencias es un lugar preparado para atender urgencias, valga la redundancia. Si aparecemos por allí con nuestra pupita lo estaremos haciendo muy mal.

1. Estaremos sobrecargando el servicio y haciendo que los verdaderamente graves tarden más en ser atendidos.
2. Sobrecargaremos a los profesionales sanitarios que además de tener que atender cientos de casos graves tendrán que detenerse en cientos de problemas leves como el nuestro.
3. Tendremos que esperar largas colas. Con buen criterio no nos atenderán rápido por algo leve.
4. Con frecuencia saldremos de allí con pruebas diagnósticas innecesarias y en algunos casos tratamientos innecesarios (antibióticos, "protectores" de estómago, etc..).
5. Habremos hecho un gasto de tiempo personal y recursos (públicos) innecesario.


Si tiene una pupita, ustedes ya me entienden, piense dos veces si merece la pena consultar con un profesional. Si lo cree necesario pida cita y le verán cuando se la den (hoy o al día siguiente, no acuda sin cita por favor) con su enfermera comunitaria o médico de familia.







Vídeo vía dr. Josep Vidal


lunes, 25 de enero de 2016

Con una buena sonrisa puedes hacer prácticamente cualquier cosa





Tony Robbins es un famoso autor de libros de autoayuda y cursos de superación. De orígenes humildes ha llegado a lo más alto, siendo paradigma del hombre hecho a sí mismo norteamericano. En sus libros trata de ayudar a que los demás superen sus problemas o triunfen con sus vidas. Pero hay un secreto que no cuenta: su secreto.

Si observan cualquiera de sus vídeos seguro que lo aprecian. Permítanme que les ponga un ejemplo y les dé una pista, si se fijan en el minuto 7:35 del siguiente vídeo lo verán. Es capaz de insultar en público a Al Gore (vicepresidente de EEUU), y convertir en segundos una emoción de enfado en alegría mediante una estupenda sonrisa.

Esta habilidad no es fácil de aprender leyendo libros ni asistiendo a cursos. Pero si es subsidiaria de aprenderse por imitación.

Una de las causas más frecuentes de sufrimiento humano es manejar mal las emociones. No saber qué hacer con las que nos resultan incómodas. Es habitual quedar bloqueados como en una ciénaga cuando caminamos senderos de tristeza, miedo, ansiedad, ira, vergüenza, asco...

Por eso me parece importante señalar que es posible un mejor manejo emocional; nos jugamos mucho. De momento un servidor va a intentar sonreir hoy un poco más, me atrevo a plantearles la misma sugerencia. A ver que pasa.