martes, 12 de enero de 2016

Lo mejor de uno mismo



Retrato de una joven. John Evertt Millet




 Está esperando
desde el principio:
tu propia luz.




La excelencia y la virtud no deberían ser tan solo objetivos empresariales. En estos tiempos de tiranía del mercado, potentes fuerzas tratan de meterse en lo más íntimo de nuestras vidas. La exigencia de rentabilidad, ganancia y lucro contaminan muchas de nuestras playas interiores con un chapapote denso que nos ahoga poco a poco.

El ser humano es un animal salvaje. Siglos de domesticación no han conseguido domeñarlo del todo. Queda un resto de instinto, de libertad, de pura creatividad. Llevamos un niño dentro, llevamos un salvaje; afortunadamente.

Esa parte escondida, relegada a oscuros armarios en la profundidad de nuestras bodegas, cargada de cadenas en muchas ocasiones, puja por salir a superficie. Puede hacerlo de forma incontrolada y producir dolor, sufrimiento  y horror o ser liberada suavemente y emerger con pasión, los mejores poemas o incluso sinfonías.

Lo mejor de uno mismo merece ser vivido y compartido. Lo necesitamos para encontrar sentido, lo necesitan los demás para seguir viviendo.

Atrevernos a ser nosotros mismos es un potente mensaje comercial pero también un profundo reto del que depende el rumbo del tiempo que da forma a la vida cotidiana. Encontrar el equilibrio entre la parte domesticada y la salvaje permite acceder a un nivel de existencia más humano, pleno y armónico. Un piano puede permanecer silente o por el contrario en sonido constante, pero será en la suave alternancia de notas y silencios donde encontraremos la belleza.

Lucha por esa belleza con todas tus fuerzas. No tendrás que forzar nada ni atacar, basta con preguntar quién eres y acostumbrarte a vivir en paz con la respuesta.










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