El sueño es sin lugar a dudas el mejor remedio conocido contra la locura. Impide dormir a cualquier persona y sin escapatoria se enajenará en poquísimos días. La mente no cesa nunca de generar ángeles y demonios, de pergeñar altísimas ideas o los deseos más procaces. Dejada de sí misma llena cualquier espacio de monstruos fabulosos y titánicas gestas en las que el individuo es víctima o verdugo. Alguien inmensamente inteligente introdujo en el diseño corporal el botón de apagado que deja a los sistemas cerebrales de conciencia en una elegante desconexión temporal. Esto evita por un lado que la mente se derrita como un bloque de hielo fuera del frigorífico y por otro olvidar esa segunda vida que todos llevamos por las noches. Lo que pasa y deja de pasar entre las sábanas suele ser un misterio para una mayoría que ha decidido relegar sus ensueños a películas y series que tanto éxito cosechan. Lo cierto es que sea dia o noche el cerebro consume exactamente el mismo carburante y no cesa de ejercer su función de producir ideas, sentimientos y todo tipo de sensaciones. Cuando al dormir volamos sentimos de verdad el viento en las mejillas y al acariciar una piel atractiva ciertas partes del cuerpo se activan de forma placentera. Pese a todo seguimos sin saber como funciona con exactitud el mecanismo que nos convierte en seres bicéfalos con una existencia duplicada. Me sigue sorprendiendo lo poco que en el fondo sabemos de nosotros.
domingo, 13 de diciembre de 2015
Relato dominical: El sueño.
El sueño es sin lugar a dudas el mejor remedio conocido contra la locura. Impide dormir a cualquier persona y sin escapatoria se enajenará en poquísimos días. La mente no cesa nunca de generar ángeles y demonios, de pergeñar altísimas ideas o los deseos más procaces. Dejada de sí misma llena cualquier espacio de monstruos fabulosos y titánicas gestas en las que el individuo es víctima o verdugo. Alguien inmensamente inteligente introdujo en el diseño corporal el botón de apagado que deja a los sistemas cerebrales de conciencia en una elegante desconexión temporal. Esto evita por un lado que la mente se derrita como un bloque de hielo fuera del frigorífico y por otro olvidar esa segunda vida que todos llevamos por las noches. Lo que pasa y deja de pasar entre las sábanas suele ser un misterio para una mayoría que ha decidido relegar sus ensueños a películas y series que tanto éxito cosechan. Lo cierto es que sea dia o noche el cerebro consume exactamente el mismo carburante y no cesa de ejercer su función de producir ideas, sentimientos y todo tipo de sensaciones. Cuando al dormir volamos sentimos de verdad el viento en las mejillas y al acariciar una piel atractiva ciertas partes del cuerpo se activan de forma placentera. Pese a todo seguimos sin saber como funciona con exactitud el mecanismo que nos convierte en seres bicéfalos con una existencia duplicada. Me sigue sorprendiendo lo poco que en el fondo sabemos de nosotros.
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