Vuelven a demostrar que las personas obesas tienen un mayor riesgo cardiovascular que las que no lo son. La revista Annals of Internal Medicine publica un metaanálisis que aporta conclusiones claras y trata de echar por tierra el mito del obeso sano. La obesidad se asocia con problemas para el corazón, eso parece claro, pero para muchas personas no es razón suficiente para cambiar sus hábitos de alimentación o de actividad física. ¿Por qué? la respuesta es compleja pero si me permiten ser simple podríamos deducir que por placer. Comer es un placer para muchas personas, en ocasiones el principal, en otras el único, en la mayoría algo a lo que no están dispuestos a renunciar. Comer menos y hacer más ejercicio no da tanto placer a priori. Es verdad que hacer ejercicio tiene una recompensa en endorfinas, mejor sensación corporal global, relajación y otras muchísimas ventajas, pero se necesita un mínimo de 3-4 semanas para empezar a sentirlo. Una gran diferencia si consideramos que la recompensa de una comida opípara es casi instantánea, y eso lo discrimina perféctamente el circuito cerebral del placer. La persona con obesidad en muchas ocasiones lo quiere seguir siendo y en otras no pero no pero siente que no tiene la suficiente voluntad para cambiar.
El quid de la cuestión sería encontrar la fórmula personalizada para que cada persona pudiera recalibrar su circuito del placer. Si nos quitamos la comida habrá que compensar de alguna forma y no todos somos iguales. Este podría ser el punto de partida de la estrategia que todos los días miles de profesionales sanitarios ensayan con sus pacientes. Dar una hoja con una dieta y diez minutos de consejo parece que no es suficiente, ¿qué tal si preguntáramos a la persona que necesita perder peso qué le da placer y le ayudamos a que lo aumente comiendo menos?
Are Metabolically Healthy Overweight and Obesity Benign Conditions?: A Systematic Review and Meta-analysis
Ann Intern Med. 2013;159(11):758-769. doi:10.7326/0003-4819-159-11-201312030-00008
Purpose: To determine the effect of metabolic status on all-cause mortality and cardiovascular events in normal-weight, overweight, and obese persons.
Data Sources: Studies were identified from electronic databases.
Study Selection: Included studies evaluated all-cause mortality or cardiovascular events (or both) and clinical characteristics of 6 patient groups defined by BMI category (normal weight/overweight/obesity) and metabolic status (healthy/unhealthy), as defined by the presence or absence of components of the metabolic syndrome by Adult Treatment Panel III or International Diabetes Federation criteria.
Data Extraction: Two independent reviewers extracted the data. Metabolically healthy people of normal weight made up the reference group.
Data Synthesis: Eight studies (n = 61 386; 3988 events) evaluated participants for all-cause mortality and/or cardiovascular events. Metabolically healthy obese individuals (relative risk [RR], 1.24; 95% CI, 1.02 to 1.55) had increased risk for events compared with metabolically healthy normal-weight individuals when only studies with 10 or more years of follow-up were considered. All metabolically unhealthy groups had a similarly elevated risk: normal weight (RR, 3.14; CI, 2.36 to 3.93), overweight (RR, 2.70; CI, 2.08 to 3.30), and obese (RR, 2.65; CI, 2.18 to 3.12).
Limitation: Duration of exposure to the metabolic–BMI phenotypes was not described in the studies and could partially affect the estimates.
Conclusion: Compared with metabolically healthy normal-weight individuals, obese persons are at increased risk for adverse long-term outcomes even in the absence of metabolic abnormalities, suggesting that there is no healthy pattern of increased weight.
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