jueves, 3 de noviembre de 2011
No hay barreras
Un estudiante ciego descubre en su primera escavación un hallazgo arqueológico único.
Qué gran paradoja: uno de los hallazgos arqueológicos más importantes en lo que llevamos de siglo, que ha permanecido cerca de tres milenios oculto a los ojos del hombre, resulta que ha terminado viendo la luz gracias al buen hacer de una persona ciega. ¿Suerte de principiante? No; simplemente buena mano.
William Nutt, un estudiante recién graduado en Antropología por la Universidad de Texas, en Arlington (EE.UU.), estaba trabajando en su primera excavación en Poggio Colla, un asentamiento etrusco de 2.700 años de antigüedad en el Valle de Mugello, en Italia, cuando descubrió dos tallas únicas que representan unas de las imágenes más antiguas de las que se tiene constancia de una mujer dando a luz a su hijo.
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En el sistema sanitario hay muchos ciegos. Esperemos que alguno de nosotros pueda hacer algo igual.
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