Imagen: ALBERTO FERRERAS/ R. PARRADO
Les comparto
una entrevista de Alejandra Rodríguez y algunas reflexiones:
- Las redes sociales no van a arreglar la sanidad.
- Pero cambiarán la forma en que los profesionales sanitarios se relacionan entre sí.
- Abrirán nuevas formas de relación profesional sanitario-paciente.
- Quien quiera que su voz se oiga tendrá que asomarse a esta plaza.
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Los datos no pueden hablar más claro. Según el informe ‘Los
españoles ante la e-Health’, desarrollado el pasado año por el
Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la
Información, dependiente del Ministerio del Ministerio de Industria,
Energía y Turismo, el 30% de la población busca información de salud en
Internet.
Trabajos más recientes indican que este porcentaje sube
exponencialmente y a una velocidad de vértigo, superando a estas alturas
el 40%, una cifra que seguirá ascendiendo a medida que los ordenadores,
tabletas y dispositivos móviles adquieran mayor implantación en los
hogares.
Es más, muchos internautas sostienen que rastrean en la Red
sus dudas antes de acudir a la consulta del médico con el fin de ir con
más información. Tampoco dudan en señalar que en numerosas
oportunidades se medican siguiendo las pautas que encuentran en Internet
sin contar con la intervención de ningún sanitario, tal y como se
desprende del informe ‘You share,we care, communicating the future of
health’, realizado por Marco de Comunicación yMSLGroup Healthcare en
Europa y presentado en Madrid hace pocos días.
En definitiva, el usuario ha dejado de ser un sujeto pasivo
que recibe información acerca de su salud por parte de un único agente:
su facultativo. Ahora además busca, y lo hace en muchos sitios, casi
siempre a través de Internet y redes sociales. Se trata de un individuo
pluralmente informado, proactivo, que reclama su cuota de poder en la
toma de decisiones sobre cómo prevenir, curar y tratar las dolencias que
le afectan a ellos o a los suyos.
El tradicional paternalismo ha desaparecido casi por
completo y las barreras que antes separaban a profesionales de usuarios
se han diluido y han dado paso a una conversación entre iguales que se
desarrolla entre cientos de interlocutores casi a la vez en un
entornomultimedia global. Esta explosión virtual ha espoleado a los
profesionales sanitarios más inquietos, que sostienen que estas nuevas
vías de comunicación les ayudan a hacer mejor Medicina y a
establecerundiálogomás fructífero con sus pacientes.
Los comienzos
Salvador Casado, médico de familia en Collado Villalba
(Madrid) y uno de los especialistas más activos en redes gracias a su
blog (El Blog del Doctor Casado) y su cuenta de Twitter (@doctorcasado)
lo tuvo claro. «Hubo dos cosas que me abrieron definitivamente los ojos.
Una fue el primer Congreso de la Blogosfera Sanitaria, en 2010. Un
montón de profesionales que nos conocíamos virtualmente a través de
nuestros blogs pudimos ponernos cara y cambiar impresiones con gente que
consideramos importante. Por otro lado, los Seminarios de Innovación de
Juan Gérvas; un referente. Tuvo la gran idea de combinar médicos,
enfermeras, gestores, residentes... para mejorar la práctica clínica.
Estas cosas tienen un valor enorme; hay que mostrarlas y las redes ahora
mismo nos ofrecen unas posibilidades casi infinitas», afirma.
Incluso los que adoptaron una actitud más prudente de
entrada ahora no tienen dudas: Internet y las redes sociales han
supuesto un salto cualitativo sin precedentes en el mundo de la salud.
«Al principio no tenía clara la utilidad, pero cuando me metí lo hice
hasta el fondo», argumenta Joan Carles March, otro de los profesionales
de cabecera en este ámbito, quien ensalza las redes como vehículo para
mejorar y difundir el conocimiento científico a una velocidad y con un
nivel que no hubiera ni siquiera atisbado hace unos años. «Tener acceso a
la inteligencia global sanitaria no tiene precio», resume Mónica
Lalanda.
Sin embargo, los profesionales de la salud no solo exprimen
el conocimiento que pulula por la esfera virtual para formarse y
compartir sabiduría con sus colegas. Gracias a estos canales han ideado
nuevas formas de mejorar la atención que ofrecen a los pacientes para
prevenir y también para curar.
«Durante mucho tiempo los médicos hemos dado consejos en
papel. El usuario salía de la consulta con un folleto que acababa en la
papelera. Hace varios años que ya no los ofrezco. Hago una explicación
lo mejor que puedo en consulta apoyándome en mi ordenador buscando
fotografías, imágenes, vídeos... o en un papel y un lápiz donde dibujo
esquemas o un garabato para que el paciente entienda lo que le está
pasando. Luego le receto una búsqueda sencilla en Google para que amplíe
su conocimiento en un lugar fiable; tanto si es material elaborado
pormí como de otros colegas, enfermeras, instituciones...Todo el mundo
busca información de salud en la Red, así que hemos de guiarle en esa
búsqueda porque hay mucha paja», resume Salvador Casado, que en esta
declaración da otra de las claves del papel de los sanitarios con
respecto a las redes sociales: la de orientadores.
Una buena orientación
La revolución de Internet y todos sus canales, plataformas
y redes ha favorecido un aluvión de datos imposible de digerir y, sobre
todo, de cribar por parte del usuario convencional. De hecho, se
calcula que menos del 25% de toda la información que circula por la Red
es de calidad. Ante esta circunstancia «tenemos que prescribir foros,
links, blogs y páginas fiables y útiles; es nuestra obligación. Por ello
debemos orientar a nuestros pacientes para que sean capaces de
diferenciar », dice March.
En la misma línea se expresa Julio Mayol (@juliomayol), que
con más de 7.000 seguidores en Twitter es otro referente. «Tenemos el
deber de transmitir buena información al usuario; si los profesionales
no lo hacemos otros lo harán, aunque sea con mensajes incorrectos». «A
través de las redes podemos interceptar y rebatir argumentos
pseudocientíficos y el sensacionalismo que a veces se asocia a los temas
de salud, protegiendo así a pacientes potenciales», abunda Lalanda.
Pero, ¿son las redes sociales tan saludables? Los
profesionales coinciden en que hay algunos inconvenientes, asociados
sobre todo al ruido (información superflua) y al componente adictivo,
pero igualmente confluyen en que se trata de herramientas y que, como
tales, hay que saber sacarles el provecho necesario controlando su uso.
«Creo que una intervención sencilla en la que todos ganamos
debe ser tenida en cuenta. Se puede monetizar y es rentable para el
sistema sanitario [ahorra tiempo, consultas, visitas innecesarias,
automedicación peligrosa...]. Nos formamos más y mejor y atendemos más y
mejor. No somos caprichosos ni ‘frikis’, también defiendo que hay que
saber desconectar, pero en general las redes causan un impacto positivo
en toda la cadena asistencial y nos permite ser mejores profesionales,
que es lo importante», defiende Casado.
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