sábado, 8 de octubre de 2022

Salud mental en la tierra media. Mental Health in Middle-earth. 中土世界的心理健康


Morfydd Clark cátegorizada de Galadriel. Crédito: Ben Rothstein / Prime Video




Tolkien creó con su imaginación una mitología y la situó en un lugar donde se enfrentaban diversas fuerzas e intereses. Pero si lo miramos bien tras el trasfondo épico se escondía la eterna lucha de contrarios que los seres humanos llevan experimentando desde el paleolítico. El bien contra el mal, la luz contra la oscuridad, la salud contra la enfermedad…


Hoy nuestro mundo es quizá más sofisticado pero nuestras necesidades, deseos y pasiones no distan mucho de los que viven los personajes de la tierra media. Nos enfrentamos a retos similares, a todos nos toca enfrentarnos con el mismo señor oscuro. Permítanme llamarlo Malestar y ponerle mayúscula. 


El malestar siempre ha estado vinculado a la vida corriente. Nuestros antepasados lo experimentaron en grado sumo en sus viajes y aventuras. Pasaron mucha hambre, padecieron muchas enfermedades, frío, ataques de animales salvajes o de otros congéneres, también guerra y sus desmanes. 


Si el malestar era pequeño, una rozadura en un pie sin zapato, un sabañón, una pequeña herida, una diarrea, no se hacía absolutamente nada. Si era más importante quizá se hiciera algo y si era muy intenso habitualmente te acababa matando y así terminaba el problema. No había muchas complicaciones, la muerte se asumía como consustancial a la vida y se integraba en esta. Se lloraban los muertos pero se tiraba para adelante, no se derrochaba en dramatismo, la vida era muy dura. 


Hoy las cosas han cambiado. Nuestra sociedad entroniza el luminoso bienestar y trata de esconder la oscura muerte, minimizar la enfermedad y expatriar el Malestar. Los locos y moribundos, se quitan del medio, los decesos son tratados con la máxima higiene y se alejan de niños y personas sensibles. 


Por otro lado la sociedad ha cambiado enormemente de un modelo industrial opresivo a otro postindustrial auto explotador, donde cada vez la presión por ser más eficiente se delega en cada cual, aumentando las horas de trabajo y la exigencia del mismo. La conciliación es imposible para muchos y mantener una vida privada y familiar de calidad cada vez es más difícil. Las relaciones familiares y personales sufren con regímenes laborales que explotan y agotan a individuos que llegan sin energía a sus hogares.


Una de cada cuatro personas que acude a un médico de familia lo hace por sentirse agobiado, nervioso, sin ánimo o sin fuerzas. La oscuridad de Mordor crece sin parar y el Malestar extiende su dominio con mano de hierro. 


Es verdad que los Elfos pueden capearlo mejor gracias a su elevado estrato social, sus mejores condiciones de vida y su desahogada situación económica y quizá los Enanos en sus minas o algunos en sus comarcas no noten mucho la opresión. Pero al final a todos los afecta el chapapote emocional que va a ir a más en cuanto el cambio climático u otras desgracias condicionen nuevas catástrofes que globalicen nuevas olas de pandemia, carestía o penalidades. 


Lo que parece que como sociedad hemos olvidado es tanto el verdadero significado del malestar como su trascendencia. Nos hemos empeñado en una cruzada inganable contra él por cuanto la sombra jamás desaparece del todo cuando hay luz y cuando no la hay reina en el mundo. ¿Para qué sirve la oscuridad? Me preguntaba mi hija de cinco años esta semana, ¿para qué sirve el malestar? Pregunto yo. Y las respuestas tienen que ver con su opuestos, dado que tanto luz y oscuridad como bienestar y malestar son inseparables. El malestar nos sirve para saber lo que es el bienestar y agradecerlo cuando lo disfrutamos. Nos permite detectar lo que no marcha bien y nos da la oportunidad de hacer algo al respecto. Nos avisa cuando nuestra vida se dirige a un precipicio o se ha acercado mucho a algo que quema. 


Cualquier vehículo viene de fábrica con indicadores visuales y sonoros que avisan si vamos mal de aceite, el motor se ha calentado, o fallan los frenos. Esas lucecitas rojas o pitidos agudos son insufribles pero tienen gran valor. Nos permiten actuar y evitar males mayores. A nadie se le ocurre golpearlos con un martillo cuando aparecen para que dejen de molestar. Hoy quizá estemos algo huérfanos de formas de manejar los malestares asociados al estilo de vida dado que ese mismo estilo de vida nos anima a ignorarlos y mirar a otro lado. “Ponga un poco más de distracción en su vida y siga adelante” parecen decirnos. Pero vemos que con malestares grandes no nos sirven de nada las series de televisión, los vídeos y tontunas de las redes sociales, ni la música que nuestras pantallas y auriculares no dejan de servirnos. 


Marta Carmona y Javier Padilla en su libro Malestamos nos comparten la tesis de que ante el malestar que amenaza nuestra salud mental es necesario ir más allá del enfoque individual (psicoterapia o sindicato) y tomar medidas políticas y sociales que incidan en las causas directas de los diversos malestares y en las causas de las causas que suelen ser sociales o estructurales. Coincido con ellos pero me parece muy difícil implementarlo en una coyuntura que sacraliza la individualidad, la “libertad” y el vaya usted a lo suyo y no se meta en líos. Probablemente la toma de conciencia de que en solitario somos muy vulnerables y unidos más resistentes pueda servir para que como ciudadanos de a pie prioricemos de nuevo un tejido familiar y de barrio que nos arrope y pueda arropar a otros, más allá de las frías redes sociales industriales que nos disgregan y atontan. No creo que esta línea de actuación se pueda implantar desde arriba, aunque es cierto que hay políticas que lo pueden favorecer como que hay otras que lo dificultan. 


Como médico de familia me enfrento cada día con personas hundidas por el Malestar. Algunas por sus dolores, enfermedades crónicas o problemáticas afectivas o familiares, otras por la sobrecarga del trabajo, el cuidado de terceros o la impotencia de llevar una vida personal digna. Ofrezco escucha, que con frecuencia es exigua, y una perspectiva que trata de facilitar que el paciente entienda lo que pasa y le permita hacer los ajustes que considere. En un porcentaje de casos ofrezco medicación o psicoterapia. En la mayoría que se desahoguen solos o en compañía y se den permiso para abrir líneas de expresión narrativas que sean de su talla. A veces les mando al abogado o al sindicato. Otras les doy de baja. Es frecuente que lo haga todo a la vez. Pero mi sensación es la del que tapa agujeros en la bodega de un barco que se hunde por mil vías de agua. No damos abasto. Tampoco las unidades de salud mental con las que trabajamos. Porque la solución al problema no puede ser sanitaria. No todo el malestar es problema de salud mental. 


Y en estas estamos cuando de repente explota un volcán en la tierra media y lo llena todo de humo y cascotes. Y vamos a catástrofe por mes para aderezar una situación que ya está calentita de por si. Más ceniza de miedo y agobio para el personal y las pantallas a escupir estopa por una explosión en un puente ruso o un nuevo huracán haciendo de las suyas.


A mis pacientes les invito a apagar pantallas y salir a pasear. Dirán que soy un rancio y que mi método es muy anticuado, tendrán razón. Pero a lo mejor se relajan un poco por el bosque y se encuentran a alguien y le dan los buenos días o se ponen a hablar. Por algún sitio hay que empezar. 








Mental Health in Middle-earth Tolkien's imagination created a mythology and set it in a place where diverse forces and interests clashed. But if you look at it closely, behind the epic backdrop lay the eternal struggle of opposites that humans have been experiencing since the Palaeolithic era. Good against evil, light against darkness, health against disease.... Today our world is perhaps more sophisticated, but our needs, desires and passions are not very different from those experienced by the characters of Middle Earth. We face similar challenges, we all have to deal with the same dark lord. Let me call it malaise and capitalise it. Discomfort has always been linked to ordinary life. Our ancestors experienced it to the highest degree in their travels and adventures. They went hungry, suffered many diseases, cold, attacks by wild animals or other fellow creatures, as well as war and its excesses. If the ailment was small, a scrape on a foot without shoes, a chilblain, a small wound, a diarrhoea, absolutely nothing was done. If it was more important, maybe something was done, and if it was very intense, it usually ended up killing you and that was the end of the problem. There were not many complications, death was assumed as consubstantial to life and was integrated into it. People mourned the dead but they moved on, they didn't waste their time on drama, life was very hard. Today things have changed. Our society enthroned the luminous wellbeing and tries to hide the dark death, minimise illness and expatriate malaise. The insane and the dying are taken out of the way, the dead are treated with the utmost hygiene and are kept away from children and sensitive people. On the other hand, society has changed enormously from an oppressive industrial model to a self-exploitative post-industrial one, where the pressure to be more efficient is increasingly delegated to everyone, increasing working hours and work demands. Work-life balance is impossible for many and maintaining a quality private and family life is increasingly difficult. Family and personal relationships suffer under work regimes that exploit and exhaust individuals who arrive home drained of energy. One in four people who visit a family doctor do so because they feel overwhelmed, nervous, discouraged or drained. The darkness of Mordor grows relentlessly and the Malaise extends its iron grip. It is true that the Elves can weather it better thanks to their higher social status, their better living conditions and their comfortable economic situation, and perhaps the Dwarves in their mines or some in their counties do not feel the oppression much. But in the end, they are all affected by the emotional oil spill that will increase as climate change or other disasters bring new catastrophes that will globalise new waves of pandemics, famine or hardship. What we as a society seem to have forgotten is both the true meaning of malaise and its transcendence. We have engaged in an unwinnable crusade against it because the shadow never completely disappears when there is light and when there is no light it reigns in the world. What is the point of darkness? My five year old daughter asked me this week, what is discomfort for? I ask. And the answers have to do with their opposites, since both light and darkness and wellbeing and discomfort are inseparable. Discomfort helps us to know what well-being is and to be grateful for it when we enjoy it. It allows us to detect what is wrong and gives us the opportunity to do something about it. It warns us when our life is heading for a cliff or has come too close to something that burns. Every vehicle comes from the factory with visual and audible indicators that warn us if we're running low on oil, the engine has overheated, or the brakes are failing. Those little red lights or high-pitched beeps are unbearable but invaluable. They allow us to take action and avoid greater evils. Nobody would think of hitting them with a hammer when they appear to stop them from bothering us. Today we may be somewhat orphaned of ways to deal with lifestyle discomforts because that same lifestyle encourages us to ignore them and look the other way. "Put a little more distraction in your life and move on" we seem to be told. But we see that with major ailments we have no use for TV series, videos and social media nonsense, nor for the music that our screens and headphones never fail to serve us. Marta Carmona and Javier Padilla in their book Malestamos share with us the thesis that in the face of the malaise that threatens our mental health it is necessary to go beyond the individual approach (psychotherapy or trade union) and take political and social measures that have an impact on the direct causes of the various malaises and on the causes of the causes, which are usually social or structural. I agree with them, but it seems to me very difficult to implement this in a situation that sacralises individuality, "freedom" and "do your own thing and stay out of trouble". Probably the realisation that alone we are very vulnerable and united we are more resistant can help us as ordinary citizens to prioritise once again a family and neighbourhood fabric that can shelter us and can shelter others, beyond the cold industrial social networks that disintegrate and dumb us down. I do not believe that this line of action can be implemented from above, although it is true that there are policies that can favour it, just as there are others that hinder it. As a family doctor, I am confronted every day with people who are plagued by malaise. Some because of their pain, chronic illnesses or emotional or family problems, others because of work overload, caring for others or the impotence of leading a dignified personal life. I offer listening, which is often lacking, and a perspective that tries to make it easier for the patient to understand what is happening and to allow them to make adjustments as they see fit. In a percentage of cases I offer medication or psychotherapy. In the majority I let them vent alone or in company and give them permission to open up narrative lines of expression that are their own size. Sometimes I send them to a lawyer or a union. Sometimes I discharge them. Often I do it all at once. But my feeling is that of someone who plugs holes in the hold of a ship that is sinking through a thousand leaks. We can't cope. Neither can the mental health units we work with. Because the solution to the problem cannot be sanitary. Not all discomfort is a mental health problem. And this is where we are when suddenly a volcano explodes in the middle earth and fills everything with smoke and debris. And we have one catastrophe per month to add spice to a situation that is already hot in itself. More ashes of fear and anxiety for the staff, and the screens will be spitting out the smoke from an explosion on a Russian bridge or a new hurricane doing its thing. I invite my patients to turn off the screens and go for a walk. They'll say I'm old-fashioned and my method is very old-fashioned, and they'll be right. But maybe they will relax a bit in the woods and meet someone and say good morning or start talking. You have to start somewhere.




Marta Carmona y Javier Padilla entrevistados por el Huffpost. Photo: PATRICIA DONOHOE)





中土世界的心理健康 机器翻译,抱歉有任何错误。 托尔金用他的想象力创造了一个神话,并把它设定在一个各种力量和利益冲突的地方。但如果我们仔细观察,在史诗般的背景背后是人类自旧石器时代以来一直在经历的永恒的对立斗争。善良对抗邪恶,光明对抗黑暗,健康对抗疾病.... 今天,我们的世界也许更加复杂,但我们的需求、欲望和激情与中土世界的人物所经历的没有什么不同。我们面临着类似的挑战,我们都要面对同样的黑暗主宰。让我称其为萎靡不振,并将其大写。 不舒服总是与普通生活联系在一起。我们的祖先在他们的旅行和冒险中体验到了它的最高程度。他们挨饿,遭受许多疾病、寒冷、野生动物或其他生物的攻击,以及战争和其过度行为。 如果是小病,不穿鞋的脚上的擦伤、冻疮、小伤口、腹泻,绝对不会做什么。如果是比较重要的事情,也许会做一些事情,如果是非常激烈的事情,通常最后会杀死你,这就是问题的结局。没有太多的并发症,死亡被认为是与生命同在的,并被融入其中。人们哀悼死者,但他们继续前进,他们没有把时间浪费在戏剧上,生活非常艰难。 今天,事情已经发生了变化。我们的社会崇尚光明的福祉,并试图掩盖黑暗的死亡,尽量减少疾病和外籍人士的萎靡。精神病患者和垂死的人被带离,死者被以最卫生的方式处理,并远离儿童和敏感人士。 另一方面,社会已经发生了巨大的变化,从压迫性的工业模式变成了自我剥削的后工业模式,提高效率的压力越来越多地下放给每个人,增加了工作时间和工作要求。对许多人来说,工作与生活的平衡是不可能的,维持高质量的私人和家庭生活也越来越困难。家庭和个人关系在工作制度下受到影响,这些制度剥削和耗尽了个人的精力,使他们回到家时精力不济。 去看家庭医生的人中有四分之一是因为他们感到不知所措、紧张、灰心或疲惫。魔多的黑暗无情地增长,恶灵扩大了它的铁钳。 诚然,精灵们可以更好地承受,因为他们有更高的社会地位,更好的生活条件和更好的经济状况,也许在矿区的矮人或在他们的郡里的一些矮人并不怎么感到压迫。但最终,他们都会受到情绪化的石油泄漏的影响,随着气候变化或其他灾难带来新的灾难,这些灾难将使新的大流行病、饥荒或困苦的浪潮全球化。 作为一个社会,我们似乎已经忘记了萎靡不振的真正含义和它的超越性。我们对它进行了一场打不赢的讨伐,因为当有光的时候,阴影永远不会完全消失,而当没有光的时候,它就会统治世界。 黑暗的意义是什么?我五岁的女儿这周问我,不舒服是为了什么?我问。而答案与它们的对立面有关,因为光明与黑暗、安康与不安康都是不可分割的。不舒服有助于我们了解什么是幸福,并在享受幸福时对它心存感激。它使我们能够发现什么是错的,并给我们机会去做一些事情。当我们的生活正在走向悬崖,或者已经太接近于燃烧的东西时,它就会警告我们。 每辆汽车在出厂时都有视觉和听觉指示器,如果我们的机油不足,发动机过热,或刹车失灵,这些指示器会向我们发出警告。那些小红灯或高亢的蜂鸣声让人难以忍受,但却非常宝贵。它们使我们能够采取行动,避免更大的罪恶。当他们出现时,没有人会想到用锤子打他们,以阻止他们骚扰我们。今天,我们可能在处理生活方式不适的方法上有些孤陋寡闻,因为同样的生活方式鼓励我们忽视它们,视而不见。我们似乎被告知,"在你的生活中多放一点注意力,然后继续前进"。但我们看到,有了重大疾病后,我们对电视剧、视频和社交媒体上的胡言乱语没有任何用处,对屏幕和耳机上的音乐也从不吝啬地为我们服务。 Marta Carmona和Javier Padilla在他们的《Malestamos》一书中与我们分享了这样一个论点:面对威胁我们心理健康的弊病,有必要超越个人的方法(心理治疗或工会),采取对各种弊病的直接原因和原因的影响的政治和社会措施,而这些原因通常是社会或结构性的。我同意他们的观点,但在我看来,在一个将个性、"自由 "和 "做自己的事,不惹麻烦 "神圣化的情况下,要落实这一点非常困难。也许意识到单独的我们非常脆弱,而团结的我们更有抵抗力,可以帮助我们作为普通公民再次优先考虑家庭和邻里的结构,可以庇护我们,也可以庇护其他人,超越冰冷的工业社会网络,使我们瓦解和哑忍。我不认为这种行动路线可以从上面实施,尽管确实有一些政策可以有利于它,正如有一些政策阻碍它一样。 作为一名家庭医生,我每天都要面对那些被萎靡不振困扰的人。有些人是因为他们的疼痛、慢性病或情感或家庭问题,有些人是因为工作负担过重、照顾他人或无力过上有尊严的个人生活。我提供倾听,这往往是缺乏的,并提供一种观点,试图使病人更容易理解正在发生的事情,并允许他们做出他们认为合适的调整。在一部分情况下,我提供药物治疗或心理治疗。在大多数情况下,我让他们单独或在公司里发泄,并允许他们开辟属于他们自己规模的叙述性表达渠道。有时我把它们送到律师或工会那里。有时我让他们退役。通常我都是一次做完。但我的感觉就像有人在一艘因千疮百孔而沉没的船上堵住了洞。我们无法应付。与我们合作的心理健康单位也不能这样做。因为解决这个问题的办法不可能是卫生的。并非所有的不适都是心理健康问题。 而这就是我们所在的地方,突然间,一座火山在中土爆炸,让一切都充满了烟雾和碎片。而我们每个月都有一次灾难,为本身已经很热的情况增加调味品。对工作人员来说,更多的是恐惧和焦虑的灰烬,屏幕上将会吐出俄罗斯大桥上的爆炸或新的飓风所带来的烟雾。 我邀请我的病人关掉屏幕,出去走走。他们会说我很老套,我的方法很老套,他们是对的。但也许他们会在树林里放松一下,遇到有人说早安或开始交谈。你必须从某个地方开始。




miércoles, 28 de septiembre de 2022

La cuadratura del círculo sanitario. The squaring of the healthcare circle. 摆平健康圈。



Marc Chagall



La Atención Primaria madrileña sufre una situación de limitación de recursos y sobrecarga crónica de desenlace incierto. La presión asistencial es cada vez mayor en numerosos equipos que ven con desesperación como las ausencias de personal aumentan sin cesar en un horizonte sin refuerzos ni líneas de mejora creíbles mientras los pacientes esperan cada día más a ser atendidos. Los responsables de gestión reciben a su vez presiones del político de turno para reducir listas de espera y mejorar la accesibilidad pero es imposible deshacer el embrollo sin mojarse con aumentos de presupuesto o reformas estructurales que nadie se atreve a acometer. La última ocurrencia de la gerencia de Atención Primaria madrileña es crear “agendas de rebosamiento” en las que un médico asume ese día todos los pacientes “sin cita” que acudan al centro de salud. Lo que se traduce en el “más madera” de aquella película de los hermanos Marx en la que alimentaban la máquina de vapor del tren con la madera de los vagones del mismo. El problema es que nos estamos quedando sin tablas, ya no queda nada que quemar. Aumentar el número de pacientes vistos disminuyendo tiempos de visita y calidad de asistencia, destruyendo la longitudinalidad y maltratando a los profesionales tal vez sea una opción a corto plazo, pero no es mantenible. 


No entraré en la cuestión de si es necesario subir o bajar impuestos dada la alta carga demagógica del aserto y el elevado contenido emocional que suele acompañar a quien defiende una u otra opción. Más bien animaré la reflexión sobre de qué forma la sociedad puede ayudar a que su sanidad pública no colapse, los gestores y políticos a plantear líneas de actuación reales y los profesionales a mantener el tipo en lo posible. La ciudadanía es quizá la única que tiene la sartén por el mango, sin saberlo. Primero necesita conocer el verdadero diagnóstico del caso: shock hipovolémico, es decir insuficiencia circulatoria por pérdida de fluidos vitales (económicos y de recursos humanos). Segundo admitir el pronóstico: el caso tiene muy mala pinta. Tercero asumir el tratamiento y su coste: medidas de cuidados intensivos que requieren reformas severas e inversión millonaria. En caso de no asumir la factura la sanidad terminará convertida en zombi, una organización ni muerta ni viva que seguirá funcionando con cada vez menos vida en las venas. Los telediarios deberían recordarnos a diario que en 5 años un 25% de los médicos de familia de este país se jubilarán. Y no habrá renovación, los más jóvenes cada vez eligen destinos en otros países o en puestos no tan sobrecargados. Si seguimos sin hacer nada lo que seguro habrá que asumir es que cuando llegue la hora de la ancianidad o la enfermedad todos lo pasaremos peor, los que tengan menos recursos más.






The squaring of the healthcare circle. Primary care in Madrid is suffering from a situation of limited resources and chronic overload with an uncertain outcome. GP overloading is increasing in many teams, which are desperate to see how staff absenteeism is constantly on the increase, with no reinforcements or credible lines of improvement on the horizon, while patients are waiting longer and longer to be attended to. Those in charge of management are in turn pressured by the politician on duty to reduce waiting lists and improve accessibility, but it is impossible to undo the mess without getting involved in budget increases or structural reforms that no one dares to undertake. The latest idea of Madrid's primary care management is to create "overflow agendas" in which a doctor takes on all the "walk-in" patients who come to the health centre that day. This translates into the "more wood" of that Marx brothers' film in which they fed the steam engine of the train with the wood from the train's carriages. The problem is that we are running out of boards, there is nothing left to burn. Increasing the number of patients seen by decreasing visit times and quality of care, destroying longitudinality and mistreating professionals may be a short-term option, but it is not sustainable. I will not go into the question of whether it is necessary to raise or lower taxes, given the high demagogic charge of the assertion and the high emotional content that usually accompanies those who defend one or the other option. Rather, I will encourage reflection on how society can help to ensure that its public health system does not collapse, managers and politicians to propose real lines of action and professionals to maintain the status quo as far as possible. The public is perhaps the only one who has the upper hand, without knowing it. First, they need to know the true diagnosis of the case: hypovolemic shock, i.e. circulatory failure due to loss of vital fluids (economic and human resources). Second, admit the prognosis: the case looks very bad. Thirdly, to assume the treatment and its cost: intensive care measures that require severe reforms and an investment of millions. If the bill is not met, the health system will end up as a zombie, an organisation that is neither dead nor alive and will continue to function with less and less life in its veins. The news should remind us daily that in five years 25% of family doctors in this country will be retiring. And there will be no renewal, the younger ones are increasingly choosing postings in other countries or in jobs that are not so overburdened. If we continue to do nothing, what we will surely have to accept is that when the time comes for old age or illness, we will all have a harder time, and those with fewer resources will have a harder time.



摆平健康圈。 机器翻译,原谅错误。 马德里的初级保健正遭受着资源有限和长期超负荷的情况,结果不确定。许多团队的护理压力正在增加,他们绝望地看到,在没有增援或可信的改善路线的情况下,工作人员的缺勤率在不断增加,而病人每天等待的时间越来越长。负责管理的人反过来又受到当值政治家的压力,要求减少等待名单和改善可及性,但如果不涉及预算增加或结构改革,就不可能挽回这种混乱局面,而没有人敢这样做。马德里初级保健管理的最新想法是建立 "溢出议程",由一名医生负责当天来到保健中心的所有 "无预约 "病人。这转化为马克思兄弟的那部电影中的 "更多的木头",他们用火车车厢里的木头喂养火车的蒸汽发动机。问题是,我们的木板已经用完了,没有什么可以烧的了。通过减少就诊时间和护理质量、破坏纵向性和虐待专业人员来增加病人的数量,可能是一个短期的选择,但这是不可持续的。 考虑到这种说法的高度蛊惑性和通常伴随着那些为一种或另一种选择辩护的人的高度情绪化内容,我不会去讨论提高或降低税收是否必要的问题。相反,我将鼓励大家思考社会如何帮助确保其公共卫生系统不至于崩溃,鼓励管理者和政治家提出真正的行动路线,鼓励专业人士尽可能地跟上步伐。公众也许是唯一一个在不知不觉中占了上风的人。首先,他们需要知道该病例的真正诊断:低血容量休克,即由于重要液体的损失而导致的循环衰竭(经济和人力资源)。第二,承认预后:情况看起来非常糟糕。第三,承担治疗及其费用:需要严厉改革和投资数百万的密集护理措施。如果不满足该法案,卫生系统最终将成为一个僵尸,一个既不死也不活的组织,将继续运作,其血管中的生命力越来越少。新闻应该每天提醒我们,五年后这个国家25%的家庭医生将退休。而且不会再有更新,年轻的人越来越多地选择在其他国家任职,或从事负担不那么重的工作。如果我们继续什么都不做,我们肯定要接受的是,当年老或生病的时候,我们的日子都会更难过,而那些资源较少的人的日子会更难过。

lunes, 26 de septiembre de 2022

Reflexiones sobre el fracaso en el mundo sanitario. Reflections on failure in the healthcare world. 对医疗界失败的反思




 Publico hoy en la página de la Gestió importa un artículo sobre el fracaso. Con la que está cayendo pienso que puede ser de ayuda tomar conciencia de las posibles sombras para valorar y agradecer las luces. En un mundo como el nuestro tan reacio a asumir errores y fracasos perdemos la posibilidad de aprender de ellos y ayudarnos para corregir rumbos o enmendar heridas. Espero les resulte de utilidad. 




Tener una residente en la consulta implica más trabajo, pero tiene ventajas. Una de ellas es estimular la reflexión y la toma de conciencia del tutor. Se parece un poco al hecho de encender la luz un día de nubes, todo parece verse mejor en la habitación. La pregunta que me surgió es cómo afrontar la docencia del manejo del fracaso en un mundo como el sanitario que no parece tolerarlo y lo invisibiliza siempre que puede. 

 

Reflexionaba esta semana sobre el concepto de fracaso que va un poco más allá del de error médico que nos es más habitual. Crear una cultura de mejora continua implica de manera imprescindible trabajar con el error puntual pero cuando hablamos de fracaso reconocemos algo más: el malogro de un proyecto personal o profesional cuya línea de tiempo no alcanza objetivos o termina sin éxito. Tanto los errores como los fracasos duelen y suscitan sentimientos adversos. Hieren la autoestima y afectan el estado de ánimo. En ocasiones pueden alterar la paz mental y afectar el desempeño laboral. Estas consecuencias no se suelen hablar y cada cual se apaña como puede dentro de un ambiente de trabajo que no ayuda a compartir estas cuestiones. 

 

Sobre el fracaso personal

 

Dentro de mis fracasos profesionales detecté un buen puñado al hacer una retrospectiva, permítanme compartirles unos cuantos. Los cuatro años de desierto laboral post-MIR en los que tuve que trabajar de todo menos de médico de familia por no encontrar un contrato digno. El circuito de pacientes sin cita que hicimos en Lavapiés en consenso con administrativos y enfermeras que duró dos semanas. El fracaso de la conciliación laboral con cuatro hijos al conseguir un turno de mañana a los 49 años. El fracaso como director de centro de salud cuando dimití por desavenencias con la dirección. El fracaso de mis proyectos de innovación (blog para pacientes, redes sociales, vídeos y salud…). Mi fracaso reivindicativo de la situación de la Atención Primaria…

 

Y ahí tenemos a los brillantes médicos MIR enfrentándose a diario con fracasos que no preveían. El posible fracaso en las urgencias, donde al principio son totalmente incapaces y después a penas se mantienen a flote. El posible fracaso con algunas rotaciones, técnicas o aprendizajes. El posible fracaso en las relaciones laborales. El posible fracaso en su esfera personal y relacional… Pero nadie dice nada de esa cara B dado que lo que se publica en las redes sociales tiene más que ver con la versión luminosa de cada cual en la que no cabe la sombra. 

 

A nivel de organización pasa lo mismo, nos cuesta hablar del fracaso. Es verdad que somos muy buenos a la hora de quejarnos o señalar fallos y errores ajenos. Y si son de categorías profesionales distintas, otras especialidades, el mundo de la gestión sanitaria en general o la política sanitaria en particular, somos verdaderos expertos. Pero reconocer el fracaso de nuestra unidad funcional, nuestra categoría profesional o especialidad es excepcional dado que esto nos mete en la ecuación y nos señala y a nadie le gusta salir en determinadas fotos. 

 

Admitir un fracaso implica un juicio. Es necesario dictaminar que un proyecto se ha malogrado. Si hablamos de un fracaso personal esto solo será posible si lo reconocemos. Para ello hace falta un ejercicio de humildad que reconozca lo que hay. No es necesario pasarnos de punitivos o de condescendientes, tan solo admitir que como humanos fallamos y fracasamos continuamente como parte de nuestra naturaleza. Y luego tener el valor de admitirlo ante los demás, algo que no suele ser sencillo pero que tiene un potente efecto de catarsis y liberación. 

 

Sobre el fracaso del sistema de salud

 

Si echamos una mirada amplia a nuestro sistema sanitario no tardaremos en ver fracasos por todas partes. Algunos pequeños, otros más grandes. Ha fracasado una Atención Primaria cada vez más ahogada, fracasan las ardientes urgencias de hospital, fracasa la atención a la salud mental, fracasa el sistema cuando sobremedica, fracasa la gestión sanitaria cuando se maltrata al personal, fracasa la sociedad cuando abusa del sistema. 

 

Pero no nos podemos quedar en la penumbra, si bien es necesario admitirla, reconocerla y airearla. Creo que es sano asumir las luces y las sombras que hay en nuestras vidas y en las personas e instituciones que nos rodean. Sombras que como ya percibió Carl Jung compartimos dentro de ese gran inconsciente colectivo donde se albergan sueños y pesadillas comunes. Juan Gérvas describe a los médicos de familia como perdedores de largo recorrido en una expresión que tiene que ver con lo que estamos hablando y que contiene una semilla de perseverancia y esperanza. No pasa nada si vamos perdiendo cosas por el camino si sabemos a dónde queremos ir y qué valores defender. De él tomo la cita que inicia este texto y la sumo a esta pequeña reflexión que creo importante pensando en cada uno de nosotros y en las nuevas generaciones de profesionales sanitarios que vienen y se están encontrando una sanidad flamígera con cada vez más profesionales seniors heridos y quemados. Que tengan la referencia de compañeros con largas carreras profesionales y grandes historias de fracasos a sus espaldas que sigan sonriendo y manteniéndose al pie del cañón es más importante que nunca. Para todos.






Reflections on failure in the healthcare world


Today I am publishing an article on failure on the Gestió importa website. With the current crisis, I think it might be helpful to be aware of the possible shadows in order to value and be grateful for the lights. In a world like ours, so reluctant to accept mistakes and failures, we lose the possibility of learning from them and helping us to correct our course or mend our wounds. I hope you find it useful. 





Having a resident in the practice means more work, but it has advantages. One of them is to stimulate the reflection and awareness of the tutor. It is a bit like turning on the light on a cloudy day, everything seems to look better in the room. The question that arose in my mind is how to deal with the teaching of failure management in a world such as healthcare, which does not seem to tolerate it and makes it invisible whenever it can. 

 

This week I was reflecting on the concept of failure, which goes a little further than the more commonplace concept of medical error. Creating a culture of continuous improvement implies working with the occasional error, but when we talk about failure we recognise something else: the failure of a personal or professional project whose timeline does not achieve its objectives or ends unsuccessfully. Both mistakes and failures hurt and arouse adverse feelings. They hurt self-esteem and affect mood. They can sometimes disturb peace of mind and affect job performance. These consequences are often not talked about and everyone copes as best they can in a work environment that is not conducive to sharing these issues. 

 

On personal failure

 

Among my professional failures I detected a handful in retrospect, let me share a few with you. The four years of post-MIR labour desert in which I had to work as anything but a family doctor because I could not find a decent contract. The circuit of patients without appointments that we made in Lavapiés in consensus with administrative staff and nurses that lasted two weeks. The failure to reconcile work and family life with four children by getting a morning shift at the age of 49. The failure as director of a health centre when I resigned due to disagreements with the management. The failure of my innovation projects (blog for patients, social networks, videos and health...). My failure to make demands about the situation of primary care...

 

And there we have the brilliant MIR doctors facing daily failures that they did not foresee. The possible failure in the emergency department, where at first they are totally incapable and then they can barely stay afloat. The possible failure with some rotations, techniques or training. Possible failure in working relationships. The possible failure in their personal and relational sphere... But nobody says anything about this B-side, given that what is published on social networks has more to do with the luminous version of each person in which there is no room for the shadow. 

 

At the organisational level it's the same thing, we find it difficult to talk about failure. It is true that we are very good at complaining or pointing out other people's failures and mistakes. And if they are of different professional categories, other specialties, the world of health management in general or health policy in particular, we are real experts. But acknowledging the failure of our functional unit, our professional category or speciality is exceptional because it brings us into the equation and points the finger at us, and nobody likes to be in certain photos. 

 

Admitting failure implies a judgement. It is necessary to rule that a project has failed. If we are talking about a personal failure, this will only be possible if we acknowledge it. This requires an exercise in humility that recognises what is there. It is not necessary to be overly punitive or condescending, just to admit that as humans we fail and fail continuously as part of our nature. And then have the courage to admit it to others, which is often not easy but has a powerful cathartic and liberating effect. 

 

On the failure of the health system

 

If we take a broad look at our health care system, it is not long before we see failures everywhere. Some small, some larger. Primary care has failed when it is increasingly suffocated, hospital emergency departments have failed, mental health care has failed, the system has failed when it overmedicates, health management has failed when it mistreats staff, society has failed when it abuses the system. 

But we cannot remain in the shadows, although it is necessary to admit them, to recognise them and to air them. I believe it is healthy to assume the lights and shadows in our lives and in the people and institutions that surround us. Shadows that, as Carl Jung already perceived, we share within that great collective unconscious where common dreams and nightmares are harboured. Juan Gérvas describes family doctors as long term losers in an expression that has to do with what we are talking about and which contains a seed of perseverance and hope. It is all right if we lose things along the way if we know where we want to go and what values we want to defend. From him I take the quote that begins this text and I add it to this small reflection that I think is important for each of us and for the new generations of health professionals who are coming and are finding a flaming healthcare system with more and more wounded and burnt senior professionals. It is more important than ever that they have the reference of colleagues with long professional careers and great stories of failure behind them, who continue to smile and stay on the job. To all.






对医疗界失败的反思


机器翻译,如有错误,敬请谅解

今天我在Gestió importa网站上发表一篇关于失败的文章。在当前的危机下,我认为意识到可能的阴影,以便珍惜和感谢光明,可能会有帮助。在我们这样的世界里,如此不愿意接受错误和失败,我们就失去了从这些错误和失败中学习的可能性,并帮助我们纠正方向或修补伤口。我希望你能发现它的作用。






在诊所里有一个住院医生意味着更多的工作,但也有好处。其中之一是激发辅导员的反思和认识。这有点像在阴天打开灯,房间里的一切似乎看起来更好。我脑海中出现的问题是,在像卫生部门这样的世界中,如何处理失败管理的教学问题,因为这个世界似乎不容忍失败管理,只要有可能,就会把它隐去。

 
本周我在反思失败的概念,它比更常见的医疗错误更进一步。创造一种持续改进的文化意味着与偶尔的错误打交道,但当我们谈论失败时,我们认识到另一种情况:个人或职业项目的失败,其时间表没有实现其目标或不成功地结束。错误和失败都会伤害和引起不良情绪。它们伤害了自尊心,影响了情绪。它们有时会扰乱心灵的平静,影响工作表现。这些后果往往不被谈论,在不利于分享这些问题的工作环境中,每个人都尽力应对。

 
关于个人失败


在我的职业失败中,我在回想中发现了少数几个,让我与你分享几个。在MIR之后的四年劳动沙漠中,由于找不到像样的合同,我不得不做任何工作,而不是家庭医生。我们在拉瓦皮斯与行政人员和护士达成共识,对没有预约的病人进行巡回检查,持续了两个星期。49岁时得到一个早班,未能调和工作和有四个孩子的家庭生活。担任卫生中心主任时的失败,当时我因与管理层意见不合而辞职。我的创新项目的失败(病人的博客、社交网络、视频和健康......)。我没有对初级保健的情况提出要求...


而在这里,杰出的MIR医生们每天都面临着他们没有预见到的失败。在急诊科可能出现的失败,一开始他们完全没有能力,然后他们可以勉强维持下去。一些轮换、技术或训练可能出现的失败。工作关系中可能出现的失败。他们在个人和关系领域可能的失败......但没有人对这个B面说什么,因为在社交网络上发表的内容更多的是每个人的光辉版本,其中没有阴影的空间。


在组织层面也是如此,我们发现很难谈及失败。诚然,我们非常善于抱怨或指出别人的失败和错误。而如果他们是不同的专业类别,其他专业,一般的健康管理世界或特别是健康政策,我们是真正的专家。但承认我们的职能单位、我们的专业类别或专业的失败是例外的,因为它把我们带入了等式,把矛头指向了我们,而没有人喜欢在某些照片中出现。


承认失败意味着一种判断。有必要裁定一个项目已经失败。如果我们谈论的是个人的失败,只有当我们承认它时,这才有可能。这需要在谦卑中锻炼,认识到存在的问题。没有必要过度惩罚或居高临下,只是承认作为人类,我们会失败,而且是不断地失败,这是我们天性的一部分。然后有勇气向别人承认,这种事情往往不容易,但有强大的宣泄和解放作用。

 
关于卫生系统的失败

 
如果我们广泛地审视我们的医疗保健系统,不久我们就会看到失败无处不在。有的小,有的大。初级保健在日益窒息的情况下已经失败,医院急诊科已经失败,精神保健已经失败,系统在过度医疗时已经失败,健康管理在虐待员工时已经失败,社会在滥用系统时已经失败。


但我们不能停留在阴影中,尽管有必要承认它们,认识它们,并把它们晾在一边。我相信假设我们生活中以及我们周围的人和机构中的光和影是健康的。正如卡尔-荣格已经意识到的那样,我们在那个伟大的集体无意识中共享的阴影,那里藏着共同的梦想和噩梦。胡安-盖尔瓦斯(Juan Gérvas)将家庭医生描述为长期的失败者,其表达方式与我们正在谈论的内容有关,其中包含了坚韧不拔和希望的种子。如果我们知道我们想去哪里,我们想捍卫什么价值,那么一路上失去东西也没关系。我从他那里得到了本文开头的那句话,我把它加到这个小小的反思中,我认为这对我们每个人都很重要,对正在到来的新一代卫生专业人员也很重要,他们发现一个火热的医疗系统,有越来越多受伤和烧伤的高级专业人员。现在比以往任何时候都更重要的是,他们有长期职业生涯和背后有伟大失败故事的同事的参考,他们继续微笑着留在工作岗位上。对所有人。


jueves, 15 de septiembre de 2022

Dieciséis vueltas al mundo. Sixteen times around the world. 绕行世界16次




Mientras su madre leía un libro del espacio a nuestra hija en la cocina oigo desde el salón que hablan del tamaño terrestre, me preguntan si conozco el diámetro, respondo que se lo pregunten a Siri. El asistente les da el dato y tras un breve cálculo mental oigo "pues con los dos últimos coches he dado la vuelta al mundo dieciséis veces". Mi mujer es médica de familia, para ir a trabajar conduce 112 km al día, 560 a la semana, 2240 al mes, 24640 al año. Muchos años de suplencias en pueblos remotos, refuerzos lejanos, interinidades a distancia y plaza fija a más de 56 km de casa. Pienso que no voy muy a la zaga, podría poner sobre la mesa otras tantas vueltas y ya hablaríamos de 32 sin contar las que por viajes de ocio acumulamos. 

Si hiciéramos el cálculo de pacientes atendidos también saldría una cifra loca, toda vez que un generalista en España tiene presiones asistenciales y cargas de trabajo superiores a los países que nos rodean. 

Pero, más allá de los números me pregunto ¿servirá esto para algo? y viendo cómo las instituciones parecen derretirse y el malestar social aumentar no puedo evitar sentir escalofríos. 

Nos acercamos a un momento en el que tendremos que dejar de girar como locos y volver a caminar. Un momento en que quizá no será fácil encontrar médicos de familia. No adelantemos el futuro, hoy me conformo con mirar a la luna y parar un momento. 





Sixteen times around the world



While her mother was reading a space book to our daughter in the kitchen, I heard from the living room that they were talking about the size of the Earth, they asked me if I knew the diameter, and I told them to ask Siri. The assistant gives them the information and after a brief mental calculation I hear "well, I've been around the world sixteen times with the last two cars". My wife is a family doctor, she drives 112 km a day, 560 km a week, 2240 km a month, 24640 km a year to get to work. Many years of clinics in remote villages, distant reinforcements, long-distance internships and a permanent post more than 56 km from home. I think I am not far behind, I could put as many rounds on the table and we would already be talking about 32 without counting those that we accumulate for leisure trips. 

If we were to calculate the number of patients attended to, we would also come up with a crazy figure, given that a general practitioner in Spain has greater care pressures and workloads than in the countries around us. 

But, beyond the numbers, I ask myself, will this be of any use? And seeing how institutions seem to be melting down and social unrest increasing, I can't help but shiver. 

We are approaching a time when we will have to stop spinning like crazy and start walking again. A time when it may not be easy to find family doctors. Let's not look ahead to the future, today I'm content to look at the moon and stop for a moment. 





绕行世界16次


自动翻译,原谅错误。


当她的母亲在厨房里给我们的女儿读一本太空书时,我从客厅里听到他们在谈论地球的大小,他们问我是否知道直径,我告诉他们可以问Siri。助理给了他们信息,在简短的心理计算后,我听到 "好吧,我已经用最后两辆车绕地球十六圈了"。我的妻子是一名家庭医生,她每天开车112公里,每周560公里,每月2240公里,每年24640公里来上班。多年来,在偏远的村庄代课,远距离增援,长距离实习,以及离家56公里以上的长期岗位。我想我也差不了多少,我可以把同样多的轮子放在桌子上,我们已经在谈论32个了,还没有算上我们为休闲旅行积累的那些。

如果我们要计算接受治疗的病人数量,我们也会得出一个疯狂的数字,因为在西班牙,一个普通医生的护理压力和工作量比我们周围的国家更大。

但是,在数字之外,我问自己,这有什么用吗? 看到机构似乎正在融化,社会动荡加剧,我不禁打了个寒颤。

我们正在接近一个时刻,我们将不得不停止疯狂地旋转,重新开始行走。一个可能不容易找到家庭医生的时代。我们不要展望未来,今天我满足于看一看月亮,停一停。



domingo, 7 de agosto de 2022

Ruido y pantallas. Noise and screens. 噪声和屏幕

 



La época de nuestros padres fue la de las bombillas y el neón que transformaron la noche tanto de las ciudades como de los hogares. Una pantalla por familia en el salón y la radio encendida en la cocina. En la nuestra vivimos rodeados de pantallas y el ruido es ensordecedor. Basta mirar pocos segundos un boletín de noticias para estremecerse. Por una parte la distracción es máxima con sus luces permanentemente encendidas y por la otro la oscuridad densísima del miedo y el horror desbocados. Y como no puede ser de otra manera, al ser azuzados con calambrazos de malas noticias y negra incertidumbre, nos lanzamos como locos a una vorágine que nos distraiga de lo que pensamos y sentimos. Preferimos tragar ideas preconcebidas, edulcoradas y convenientemente higienizadas que alguien difuso nos va sirviendo a cucharadas mientras navegamos por nuestras redes sociales y mariposeamos de flor en flor por Internet. O experimentar los placeres templados que nos procura nuestra serie favorita o el influencer de cabecera. Todo antes que enfrentarnos a esa desazón enmarañada de nuestros sentimientos, a esas intuiciones que no nos interesa oír, o al terrible sentimiento de vacío interior que nos espera al final del abismo. Nunca antes habíamos estado tan distraídos, nunca antes habíamos estado tan alejados de nosotros mismos. 


Lo que no sabemos es que esto enferma, o dicho con más precisión nos aleja de la salud. Todo el mundo comprende que no es saludable alimentarse solo de hamburguesas del Mc Donalds y que si uno se pasa terminará empachado. Lo que no queremos asumir es que lo mismo ocurre con el banquete cognitivo que nuestras pantallas nos ofrecen a diario con un exceso de información brutal de mala calidad para nuestra frágil salud mental. El cerebro humano está diseñado para pasar el día paseando por el campo buscándonos la vida y no encerrados en una mazmorra mirando unas pantallas. La reclusión nos roba la masa muscular, la forma física y la sensatez. Y no nos permite contactar mínimamente con la sombra dado que la luz, aunque sea artificial, tiene por costumbre eliminar la oscuridad. 


La sombra es esa parte oscura que se produce inevitablemente cuando iluminamos un objeto. Carl Gustav Jung se dio cuenta de que en nuestro mundo interior también hay una que se pone de relieve cuando lo recorremos con la vela encendida de la conciencia. Es esa parte densa e impenetrable que nos afanamos en guardar en los fondos de armarios interiores y que a veces clama a patadas por ser liberada de los mismos. Ahí depositamos deseos, anhelos, identidades, sentimientos, ideas, culpas, vergüenzas, dolor, sufrimiento, rechazos… y al permanecer guardado y doblado no permitimos que el sistema de depuración interno lo libere cuando con esfuerzo tiramos de la cadena. Termina produciendo malos olores y agriándonos el ánimo y la esperanza. Al final perdemos la energía y el sentido de la vida por que mantener cerrado un armario que trata de abrirse es muy cansino y no reconocer lo que uno es nos hace perder pie. 


Pero ahí estamos con nuestras movidas llenándonos la vista con memes sobre el presidente del gobierno o el último escándalo de Miguel Bosé mientras por dentro nos desangramos y nos negamos a mirar dónde está la herida. Al final el cuerpo o nuestra psicología nos terminan parando, el primero con molestias y síntomas la segunda con ansiedad y tristeza. Y acabamos en el médico de familia pidiéndole una analítica porque nos sentimos agotados. Mientras nos escucha y se da cuenta de la movida suspira profundamente, nos pide la analítica y no nos dice nada porque necesitaría veinte minutos y solo tiene tres para atendernos. Y por que nuestros fangos no pondrán en riesgo nuestra integridad física y a fin de cuentas hemos de ser nosotros los que los depuremos. El problema es que nada ni nadie ayudan. Los demás están también abducidos con sus cosas y pagar un psicólogo para esto no lo solemos ver. Por lo tanto salimos de la consulta con nuestro volante, nos hacemos la analítica cuyos resultados serán perfectos y seguimos dando vueltas a la ruedita, como el ratón en su jaula, a ver si relajamos el mal rollo. 


Hasta que no nos llegue una crisis vital de verdad no haremos nada. Da igual que suba la gasolina, persista la ola de calor, estalle una guerra en Crimea o dimita Elvis Presley. Solo reaccionaremos cuando nos sintamos asfixiados, y llegados al caso volveremos al médico de cabecera a pedir alguna pastilla que nos quite el agobio, para poder seguir tirando otro poquito. Y si el facultativo está ese día echando humo nos la extenderá con rapidez para que pueda pasar el siguiente que seguramente esté peor. 






Noise and screens




The time of our parents was the time of light bulbs and neon that transformed the night in cities and homes. One screen per family in the living room and the radio on in the kitchen. Nowadays we live surrounded by screens and the noise is deafening. A few seconds of watching a news bulletin is enough to make you shudder. On the one hand there is maximum distraction with the lights permanently on and on the other the dense darkness of unbridled fear and horror. And sure enough, being whipped into a frenzy of bad news and black uncertainty, we are thrown like mad into a maelstrom that distracts us from what we think and feel. We prefer to swallow preconceived, sweetened and conveniently sanitised ideas that someone fuzzy is spoon-feeding us as we browse our social networks and butterfly from flower to flower on the internet. Or experience the tempered pleasures of our favourite series or the influencer of our choice. All before facing the tangled disquiet of our feelings, the intuitions we don't care to hear, or the terrible feeling of inner emptiness that awaits us at the end of the abyss. Never before have we been so distracted, never before have we been so far from ourselves. 


What we don't know is that this makes us ill, or more accurately, it makes us unhealthy. Everyone understands that it is unhealthy to eat only burgers from McDonald's and that if you overdo it, you will end up with indigestion. What we don't want to assume is that the same is true of the cognitive banquet that our screens offer us every day with a brutal excess of information of poor quality for our fragile mental health. The human brain is designed to spend the day wandering around the countryside looking for a living, not locked up in a dungeon staring at screens. Seclusion robs us of muscle mass, fitness and sanity. And it does not allow us to make even the slightest contact with the shadow, since light, even artificial light, has the habit of eliminating darkness. 


The shadow is that dark part that is inevitably produced when we illuminate an object. Carl Gustav Jung realised that in our inner world there is also one that comes to the fore when we walk through it with the lit candle of consciousness. It is that dense and impenetrable part that we strive to keep in the depths of inner wardrobes and that sometimes cries out to be released from them. There we deposit desires, yearnings, identities, feelings, ideas, guilt, shame, pain, suffering, rejections... and as it remains stored and folded up we do not allow the internal purification system to release it when we effortlessly flush the toilet. It ends up producing bad smells and sours our mood and hope. In the end we lose energy and the meaning of life because keeping a cupboard closed that is trying to open is very tiring and not recognising who we are makes us lose our footing. 


But there we are, with our problems, filling our eyes with memes about the president of the government or Miguel Bosé's latest scandal, while inside we bleed to death and refuse to look at where the wound is. In the end the body or our psychology stops us, the former with discomfort and symptoms, the latter with anxiety and sadness. And we end up at the family doctor's asking for a blood test because we feel exhausted. While he listens to us and realises what is going on, he sighs deeply, asks us for the analysis and doesn't say anything because he would need twenty minutes and he only has three to attend to us. And because our sludge will not put our physical integrity at risk and, in the end, we have to be the ones to purify it. The problem is that nothing and nobody helps. The others are also abducted with their own things and we don't usually pay a psychologist for this. Therefore, we leave the consulting room with our paper , we do the analysis whose results will be perfect and we keep turning the wheel, like the mouse in its cage, to see if we can relax the bad feeling. 


Until we don't have a real life crisis, we won't do anything. It doesn't matter if petrol rises, the heat wave persists, a war breaks out in Crimea or Elvis Presley resigns. We will only react when we feel suffocated, and if necessary we will go back to the family doctor to ask for a pill to take away the burden, so that we can keep on going for another little while. And if the doctor is fuming that day, he or she will quickly extend it to us so that the next one, which will probably be worse, can pass. 









噪声和屏幕


自动翻译,抱歉有错误。


我们父母的时代是灯泡和霓虹灯的时代,改变了城市和家庭的夜晚。客厅里每个家庭一个屏幕,厨房里的收音机开着。在我们的家庭中,我们生活在屏幕的包围之中,噪音震耳欲聋。看几秒钟的新闻公告就足以让你不寒而栗。一方面是灯光常亮的最大限度的分心,另一方面是肆无忌惮的恐惧和恐怖的浓郁黑暗。果然,被坏消息和黑色的不确定性鞭策着,我们像疯了一样被扔进了一个漩涡,让我们分心去思考和感受。我们宁愿吞下先入为主的、加了糖的、方便消毒的想法,这些想法是某个模糊的人在我们浏览社交网络和在互联网上从一朵花到另一朵花的过程中用汤匙喂给我们的。或者体验我们最喜欢的系列或我们选择的影响者所带来的节制的快乐。在面对我们感情的纠结不安、我们不屑一顾的直觉,或在深渊尽头等待我们的内心空虚的可怕感觉之前,所有这些都是如此。我们从未如此分心过,从未如此远离自己。


我们不知道的是,这使我们生病,或者更准确地说,它使我们远离健康。每个人都明白,只吃麦当劳的汉堡是不健康的,如果你吃得过多,最后会有宿醉的感觉。我们不想假设的是,我们的屏幕每天为我们提供的认知盛宴也是如此,对我们脆弱的心理健康来说,这些信息的质量很差,残酷过剩。人类的大脑被设计成整天在乡间游荡寻找生计,而不是关在地牢里盯着屏幕。隔离使我们失去了肌肉质量、健身和理智。而且它不允许我们与影子进行哪怕是最轻微的接触,因为光,甚至是人造光,都有消除黑暗的习惯。


影子是我们照亮一个物体时不可避免地产生的黑暗部分。卡尔-古斯塔夫-荣格意识到,在我们的内心世界中,也有一个当我们带着点燃的意识之烛走过它时,它就会出现。它是我们努力保持在内心衣柜深处的那个密集的、不可逾越的部分,有时它也呼喊着要从衣柜里释放出来。在那里,我们存放着欲望、渴望、身份、感觉、想法、内疚、羞耻、痛苦、苦难、拒绝......由于它一直被储存和折叠起来,我们不允许内部净化系统在我们毫不费力地冲厕所时释放它。它最终会产生不好的气味,使我们的心情和希望变坏。最后我们失去了精力和生命的意义,因为保持一个试图打开的柜子是非常累人的,不承认我们是谁会让我们失去立足点。


但我们的动作在那里,用关于政府主席或米格尔-博塞最新丑闻的备忘录填满我们的眼睛,而我们的内心却在流血,拒绝看伤口在哪里。最终,身体或我们的心理阻止了我们,前者是不适和症状,后者是焦虑和悲伤。而我们最终在家庭医生那里要求进行血液检查,因为我们感到疲惫不堪。当他听完我们的话并意识到发生了什么时,他深深地叹了口气,向我们询问分析结果,并没有说什么,因为他需要20分钟,而他只有三分钟来照顾我们。而且因为我们的淤泥不会让我们的身体完整性受到威胁,最后,我们必须成为净化它的人。问题是,没有什么和没有人帮助。其他人也是带着自己的东西被绑架的,我们通常不会为此支付给心理医生。因此,我们带着方向盘离开咨询室,我们做分析,其结果将是完美的,我们不断转动方向盘,就像笼子里的老鼠一样,看看我们是否能放松不好的感觉。


在我们没有现实的生活危机之前,我们不会做任何事情。如果汽油上涨,热浪持续,克里米亚爆发战争或猫王辞职,这都不重要。我们只有在感到窒息的时候才会做出反应,如果有必要,我们会回到家庭医生那里,要求服用药片来消除负担,这样我们就能再坚持一段时间。而如果医生当天正在发火,他或她会迅速把它延长给我们,以便下一个可能会更糟糕的情况能够过去。



domingo, 10 de julio de 2022

Vicente Baos y Juan Simó te cuentan qué se cuece en Atención Primaria.

 




Comparto este excelente hilo de la cuenta de Twitter del doctor Vicente Baos, que junto a Juan Simó es uno de los referentes en activo de la Atención Primaria Nacional. En un minuto desmontan la estrategia política de las Autonomías que sigue favoreciendo el hundimiento de la sanidad. 


https://twitter.com/vbaosv/status/1546016255001468928?s=21&t=hok5ECLET8CbCGUP7y0z-Q


Porque el problema es global y entre jubilaciones y médicos de familia que se vayan aquí solo va a quedar Beneficencia…