sábado, 16 de noviembre de 2013

Hackeando la receta electrónica de Madrid











Esta semana he empezado a usar el nuevo módulo de receta electrónica en mi consulta de Collado Villalba. Un proyecto por el que los médicos de atención primaria de este país llevamos suspirando décadas. Muchas comunidades llevan ya años con sistemas parecidos que aportan valor a usuarios, profesionales y al propio sistema. Son muchas miles de horas de trabajo las que hay detrás de sistemas tan grandes y complejos como este y muchas personas que han invertido esfuerzo y aportado ideas, además de los 16 millones de euros que ha costado. En Madrid felicito a Zaida Sampedro directora general de sistemas de información de Madrid y Encarna Cruz subdirectora de farmacia y productos sanitarios que han liderado el grupo promotor. Hace tres años mantuvimos una reunión de trabajo en la que tuvieron la deferencia de contarme el estado del proyecto y sus dificultades, principalmente la integración con farmacia a nivel de facturación y dispensación. Una historia con muchos actores que hablaban lenguajes diferentes: informáticos, clínicos, gestores, economistas, farmacéuticos... Sería muy interesante que se publicase el relato completo de esta iniciativa para que todos pudiéramos aprender de los aciertos y errores cometidos. Me permito adelantar algunos, empezando por los aciertos. A nivel operativo la receta electrónica es un adelanto para el ciudadano. Esto explica que estuviera incluida en programa electoral y se haya priorizado en esta legislatura (tras el atraso permanente de plazos que veníamos sufriendo). Evitar trámites innecesarios a los ciudadanos es una necesidad. Los contactos con el sistema sanitario han de optimizarse por el bien de todos. El segundo acierto es trabajar para disminuir el tiempo que un médico de familia dedica a la burocracia. No era mantenible que se siguieran firmando recetas que en realidad eran "vales descuento". El tiempo de consulta ha de dedicarse al paciente no a los papeles. En tercer lugar gana el sistema. Es la primera vez que se conecta informáticamente las oficinas de farmacia comunitarias con los centros de salud. El siguiente paso será conectar los hospitales y el siguiente las comunidades autónomas entre sí y estas con Europa. Estamos en el siglo de las redes sociales, la sanitaria es una más.

La fase de implantación actual incluye la periferia de Madrid que terminará en unos meses. El año próximo se incluirá progresivamente la capital. De momento el germen es muy básico. La receta electrónica no permite incluir a personas de otras comunidades, que carezcan de tarjeta sanitaria con banda magnética operativa, tengan pautados estupefacientes, medicamentos con visado o fórmulas magistrales. Tampoco hay un módulo de seguridad, interacciones o acceso a información tipo ficha técnica. Tendremos que esperar.

Dentro de los errores cometidos citaré dos. No haber usado sistemas de inteligencia colectiva y no aprender de las propuestas de otros. Tras la reunión que mantuve con los responsables del proyecto llegué a la evidente conclusión de que los problemas a los que se enfrentaban eran los mismos que en las otras 17 CCAA, por ello inicié una experiencia en facebook para recabar información y propuestas sobre el tema. Cientos de profesionales sanitarios de toda España participaron construyendo entre todos dos documentos con información sobre el tema y muchas ideas debatidas en el timeline de facebook.







Una de las personas que más sabe de este tema a nivel nacional es Rafael Cubí. Hace tres años vino a Madrid a una reunión en la OMC con la intención de contar su experiencia y puntos de vista a los responsables de la Consejería de Sanidad de la capital. No le recibieron. Yo tuve noticia de su visita y pude hablar con él. Como líder de la receta electrónica catalana ha conseguido un sistema muy interesante que incluye un módulo de seguridad y está diseñado para la mejor integración posible de todas las partes asistenciales, enfermas y médicos de primaria, hospitales, urgencias...

El mayor reto que la receta electrónica pone sobre la mesa no es la aparente mejora burocrática que supone, sino la posibilidad de conectar y cablear partes del sistema sanitario que durante décadas han permanecido aisladas y permitir la comunicación entre ellas. Que un farmacéutico pueda mandar un mensaje a una médica de familia o esta a un facultativo de hospital. Que los profesionales puedan hablar entre si para favorecer la seguridad del paciente.

Por todo esto mi propuesta es que nada más disponer de un sistema nuevo hay que hackearlo para mejorarlo. Esto implica capacidad de escucha por parte de la organización sanitaria y creatividad e ideas por la de los profesionales asistenciales. Si conseguimos unir estos dos ingredientes el avance estará asegurado si no es posible nos mantendremos en el coche de San Fernando, unos ratos a pié y otros andando.



Folleto informativo #parapacientes

1 comentario:

Anónimo dijo...

En Barcelona disfrutamos de él hace un tiempo y necesita todavía muchas mejoras, pero no sabía que en Madrid no dispusierais de él.
El fallo en las TICs es general en nuestro país, si comparamos la sanidad con la justicia, salimos ganando y todo...