sábado, 6 de agosto de 2011

Acariciar la roca



Las rocas tienen diversos tipos de superficies, según el grado de erosión al que han sido expuestas. Hace unos días estuve escalando una enorme mole de granito. No soy escalador, no tengo las suficientes virtudes para ello. Tengo vértigo y carezco del suficiente valor. Pero me animé a subir para comprobar la mezcla entre  fuerza de gravedad,  miedo y  dureza de la piedra.

Mis manos acabaron abrasadas, y tan solo fueron unos minutos.

Trabajar asistiendo el dolor de hombres y mujeres en una consulta de atención primaria tiene algo de escalada. Hay que afirmar bien los pies, hacer fuerza con determinación y colocar las manos lo mejor que se pueda para equilibrar y avanzar.

Reconocer que tenemos vértigo a la relación personal (y casi todos/as lo tenemos al acercarnos lo suficiente) nos ayuda a valernos de nuestra limitación para ponerla al servicio de una misión que nos supera. El corazón humano puede ser suave al tacto, o mostrar un manto de pura lija. Sea como fuere seguiremos escalándolo. Con el permiso del paciente, con nuestros pies descalzos. 

3 comentarios:

herrerillo dijo...

hay muchos modos de describir la enjundia de la relacion medico-paciente y tu texto -poetico- revela esa gran sensibilidad que te caracteriza.
Buena comparacion, esa que haces, con la escalada.Cuando llegamos a la cima, compensa el esfuerzo .. ¿verdad?

Ana di Zacco dijo...

Preciosa analogía! (hice escalada).

Juana dijo...

Mis hermanos son escaladores, le tienen verdadera adicción.

Se necesita flexibilidad, resistencia y mucho entrenamiento, pero algo que me llamó la atención, y que comentó Sesha la última vez que fuimos con él, es que genera adicción porque requiere de una atención "total", desapareces, solo está la roca y la acción de escalar .... es muy probable que a los buenos médicos os suceda lo mismo .... en la acción sin actor, la conciencia ¡surge! ....