miércoles, 25 de abril de 2018

¿Cómo integrar la dimensión existencial en clínica?





Desde hace décadas en medicina de familia usamos un enfoque biopsicosocial ante la compleja realidad de nuestros pacientes que compartimos con las enfermeras y trabajadoras sociales que trabajan codo con codo con nosotros en Atención Primaria. No parece suficiente a tenor de los retos que enfrentamos. Cada vez hay más personas enfermas con situaciones complejas y más personas sanas con necesidades de salud no satisfechas. No damos a basto ni con unos ni con otros.

¿Y si tuviéramos delante algo que no estamos viendo? ¿Y si además de las necesidades de salud física, psicológica y social hubiera un hambre existencial no suficientemente atendida que afecte a las demás dimensiones?

¿No hay acaso desesperanza en el anciano que nos dice que quiere morirse? ¿Y falta de sentido en el ejecutivo sobrecargado que nos pide la baja por no aguantar más? ¿O confusión de valores en el joven que no sabe que hacer con su vida y acude por conductas dañinas para su salud?

¿Quién atiende las cuestiones existenciales en nuestra sociedad? La respuesta no está clara, lo que si parece meridiano es que lo servicios de urgencias, centros de salud y hospitales cada vez están más llenos de gente que en algunos casos sale de ellos aliviada y en otros no.

Encontraremos voces que digan que quizá los servicios sanitarios no sean el mejor lugar para atender esta dimensión humana pero parece necesario abrir una reflexión sobre cómo adecuar las carteras de servicios, la comunicación y la atención profesional para por lo menos reconocer, acoger y orientar de forma suficiente.

Hoy dedicaré el día a reflexionar sobre estos temas con excelentes compañeros en el hospital del Aljarafe, Sevilla. El programa de la jornada es amplio e interesante. Compartiré en Twitter alguna idea fuerza por si les place participar a distancia, usaré la etiqueta #CuidandoConSentido



Comparto un vídeo resumen:





lunes, 23 de abril de 2018

El valor de los libros







Los libros son alimento. Aportan ideas, narraciones, historias e imágenes fundamentales para nutrir el intelecto y la existencia. Permiten una comunicación asíncrona con autores de cualquier tiempo y cualquier lugar abriendo la puerta a una comunión e intimidad que otros canales no producen. Por eso me parecen asombrosos.

En cualquier época han facilitado el aprendizaje y la ensoñación. Han logrado tender puentes sobre la sinrazón, el odio o la violencia. Nos han llevado a mundos nuevos dándonos a conocer infinidad de personajes.

La mejor forma de celebrar este tesoro es leyendo y compartiendo. De esta forma llegará un día en que nos demos cuenta de que todos tenemos algo que contar y nos pongamos a escribir. Tal vez un verso, quizá una carta, a lo mejor un libro.

Porque todas las ideas y palabras pertenecen a quien las recibe y entrega. Todos los libros son de quien los crea y de quien al leerlos les da vida. Es hermoso pertenecer a este misterio que va hilvanándonos a los que ya se fueron y a los que aún no llegaron. Que nos hermana con lenguajes arcanos y páginas por entero desconocidas.

Que la lectura te sea propicia para que tus palabras puedan serlo para otros.






viernes, 20 de abril de 2018

Cuida tu dieta digital






Merece la pena consideralo: ¿cómo te alimentas de información?

Nuestros mayores usaban la radio, la tele y la prensa. Hoy la mayoría consume contenidos digitales a mansalva. Mensajes de Whatsapp, redes sociales, correos electrónicos... inundan nuestros teléfonos y ordenadores aportando una ingente cantidad de ruido.

Al igual que aquellos que no paran de picotear acaban padeciendo obesidad los que lo hacen con la información digital terminan aislados, sobrecargados, distraídos y aturdidos. La obesidad digital nos llena de ingentes cantidades de grasa informativa de poco valor y reduce la fibra magra cerebral que es la que genera creatividad, contacto humano y verdadero disfrute.

Merece la pena reflexionar cómo nos relacionamos con lo digital: con nuestros aparatos, con los programas o aplicaciones que utilicemos y con las redes digitales en las que decidamos estar.

Es importante aprender a comer bien. También lo es aprender a relacionarnos correctamente con el mundo digital, tanto para nosotros mismos como para aquellos que nos rodean. Educar para tener una saludable dieta digital es básico para una infancia que además de comer mal y moverse poco consume cantidades ingentes de contenidos de Internet.




Para los que quieran profundizar el tema Victor Sampedro lleva años dibulgándolo, comparto una entrevista suya en la contra de la Vanguardia y su libro.

lunes, 16 de abril de 2018

Medicina rural


Vincent Van Gogh. Paisaje en Saint-Rémy





Este blog permite compartir el itinerario narrativo de un médico que cree en el poder de la comunicación humana. En mi nueva andadura en un pequeño pueblo de la sierra encuentro muchos motivos de aprendizaje y reflexión. Lo primero: Una gran complejidad. Parece un contrasentido dado que aparentemente la vida rural es sencilla, pero basta una semana pasando consulta para que me tope con casos clínicos de una complejidad biológica, psicológica y social muy superior a la que existe en entornos urbanos. Hoy el primer paciente es centenario, me recibe en su domicilio, tras auscultarle pido una radiografía al no gustarme nada lo que oigo, luego en consulta se suceden personas aquejadas de cáncer, enfermedades vasculares severas o degenerativas, dolor mal controlado y otros muchos problemas registrados en historias clínicas electrónicas desordenadas por haber pasado por infinidad de manos. Me llama la atención atender a personas verdaderamente enfermas después de llevar años dedicado a los problemas urbanos de otras fundamentalmente sanas.

Lo segundo que constato es el enfado de fondo de mis pacientes que no me verbalizan por educación pero que se deduce de la pregunta que repiten inevitablemente casi todos: ¿se va a quedar doctor?. Y es que a los pueblos no quiere ir casi nadie a trabajar. Suelen estar lejos de donde viven los sanitarios y no se reconoce ni remunera la mayor dificultad del trabajo, el uso obligatorio de vehículo privado ni la mayor responsabilidad laboral. La rotación de médicos que han sufrido mis pacientes en los últimos tiempos fue muy alta tras la jubilación de su doctora de toda la vida, a la que no conocí pero me consta valoraban. Con seguridad sabía escuchar y eso se cotiza muy alto en entornos sanitarios. Cuando les digo que me voy a quedar se tranquilizan y me desean suerte, la voy a necesitar.

La tercera toma de conciencia tiene que ver con la gravedad de la patología. Ayer mis compañeras atendieron una taquicardia ventricular rápida en un joven. La UVI móvil tardó 20 minutos que se hicieron muy largos para ellas. En esta ocasión llegaron volando pero aquí todo está lejos, el hospital también.

Como novato en la plaza me toca amarrarme los machos y abrir mucho los ojos. Es fundamental escuchar bien lo que se dice y sobre todo lo que no se dice. Mirar a los ojos y dentro de ellos. Acoger el discurso, las heridas, los cuerpos y las psicologías de todos los que entran por la puerta. Algo que no podré hacer solo. Será fundamental la ayuda de los administrativos, trabajadoras sociales, enfermeras y médicas del consultorio y la de los propios pacientes. Además de buenas dosis de humor, serenidad y estudio. Si desea acompañarme lo iremos contando desde este blog.

jueves, 12 de abril de 2018

Día de (luto) de la Atención Primaria





No es fácil asumir que alguien querido nos ha dejado. En nuestro caso hablamos de la Atención Primaria con la que convivimos de cuerpo presente desde hace décadas. Una organización que nació con fuerza y esperanza y que llevaba agonizando mucho tiempo tras infinitas sangrías presupuestarias, ninguneos políticos y una nefasta gestión de recursos humanos.

La muestras de apoyo y parabienes que se hacen desde las altas instancias no han servido para evitar un desenlace anunciado. Los profesionales de los centros de salud están cansados, agotados, desmotivados. Apunto siete razones, hay muchas más:


1. Trabajan con sistemas informáticos no centrados en el paciente ni en el profesional. Despistan, interrumpen y malogran la comunicación clínica al introducir una pantalla entre unos y otros.

2. Trabajan en una situación mantenida de sobrecarga que aumenta cuando algún miembro del equipo falta por enfermedad o vacaciones y en los picos invernales o epidémicos.

3. Trabajan con poca autonomía profesional y de equipo siguiendo directrices de jerarquía piramidal propia de otras épocas.

4. Hay una enorme falta de liderazgo. Los gerentes no salen de sus despachos y los directores de centro no tienen competencias. El inmovilismo es pues la resultante.

5. Se maltrata a los profesionales jóvenes con contratos basura y a los senior negándoles la carrera y promoción profesional.

6. Se implementan protocolos clínicos no consensuados con los profesionales, programas y burocracia que no aporta valor demostrado y se mantienen funciones y servicios sin evidencia científica.

7. No hay una política de incentivación dentro de la organización. No se reconoce el mérito ni el trabajo bien hecho. Tampoco la innovación ni las buenas ideas.



Por eso cuando veo a algún político deshacerse en elogios y en "apoyo total" no puedo menos que torcer el gesto.





Sigo creyendo en el papel y en el servicio que la Atención Primaria puede prestar a la sociedad. Sigo teniendo claro que es fundamental para la salud de las personas y para el bien común que cada ciudadano tenga la mejor enfermera y médico general posible.

Pero si la sociedad no lo comparte habremos perdido algo más que un derecho.



miércoles, 11 de abril de 2018

El peso






The weight


During our professional practice time, doctors experience a feeling of inner weight derived from their constant treatment of the suffering and pain of others.  Inevitably, part of the stories, difficulties and miseries that we have to accompany remain stuck in our souls and occupy a remarkable place in the dream and unconscious space of those who listen to them. These days of change of place of consultation I notice it especially. I feel the voices of the thousands of patients that circumstances force me to leave behind to demand an attention that I can no longer provide. On the other hand, I am meeting new patients eager for care after a long time of alternating substitutes and temporary staff.

This constant weight is usually carried in many ways and most of the time we manage not to make it conscious. But this week I feel it especially accompanied by a tension that highlights my own limitation and lightness. The health, safety, sense and hope needs of the people are almost endless, just like mine. It is not easy to welcome and handle them with the attention, compassion and gentleness they deserve. That's why they have weight. If we ever learned to do it properly they would become light and we would walk like children, happy and carefree.





Los médicos experimentamos con los años de ejercicio profesional una sensación de peso interior derivada del trato constante con el sufrimiento y el dolor ajeno. Inevitablemente parte de las historias, dificultades y miserias que nos toca acompañar se quedan pegadas en el alma y pasan a ocupar un lugar destacable en el sueño y el inconsciente de quien las escucha. Estos días de cambio de consulta lo noto especialmente. Siento las voces de los miles de pacientes que las circunstancias me obligan a dejar atrás reclamar una atención que no les puedo seguir brindando. Por otro lado voy conociendo nuevos pacientes ávidos de cuidados tras un largo tiempo de alternar suplentes y personal temporal.

Este peso constante se suele sobrellevar de múltiples maneras y la mayoría de las veces conseguimos no hacerlo consciente. Pero esta semana lo noto especialmente acompañado de una tensión que pone en evidencia mi propia limitación y levedad. Las necesidades de salud, seguridad, sentido y esperanza de las personas a las que me dedico son casi infinitas, como las mías. No es fácil acogerlas y manejarlas con la atención, compasión y delicadeza que merecen. Por eso tienen peso. Si algún día aprendiéramos a hacerlo de forma apropiada se volverían livianas y caminaríamos como los niños, felices y despreocupados por la vida.


martes, 10 de abril de 2018

Berlín, Villalba, Miraflores.





Volver a empezar


El ejercicio de la medicina general es un camino que incluye todo tipo de experiencias. Una forma de andar en la que uno siempre es principiante. Es cierto que según pasan los años uno va mejorando su comprensión de la naturaleza humana y con ello sus habilidades profesionales, pero con todo la realidad supera la ficción, los protocolos y los textos escritos. La complejidad de las personas en tiempo de enfermar, su relación con la adversidad y los sentimiento que emergen de esta y la idiosincrasia de las crisis vitales chocan con la rigidez de un sistema sanitario donde abunda la sobrecarga, la mala gestión y el trabajo en cadena. Entre medias los profesionales de la salud defendiéndose como pueden de las elevadas exigencias de unos y otros.

A la hora de cambiar de centro de salud me encuentro con el duelo de perder unos compañeros de equipo con los que me he sentido como en casa. Gente excelente, buenos profesionales, que me han acompañado una década en una travesía en la que ha habido de todo. También pierdo un cupo de pacientes, una comunidad que he tratado de cuidar, acompañar y guiar por la tortuosa y accidentada senda de la enfermedad y la dificultad. Pero no todo es mirar atrás, estos primeros días en el nuevo pueblo que me acoge voy desgranando vidas y con ellas sufrimientos, procesos y dolores. Viajes a todo tipo de pruebas, tratamientos y especialistas de hospital. Hoy tuve que decir a tres personas que su problema no tenía solución médica y aporté la información de estilos de vida, movimiento y nutrición que sí podría favorecer una mejora. ¿Qué pasaría si los profesionales de la salud tuviésemos el suficiente criterio, conocimiento y humildad para hacer esto más a menudo?

Pasar consulta en un pueblo pequeño con un reducido equipo de compañeros sanitarios y muy pocos apoyos técnicos es un reto respetable. Hay que ser muy bueno para distinguir el trigo de la paja, la verdadera patología de lo que no lo es. ¿Sabré estar a la altura? La medicina rural es exigente, no tienes cerca recursos que te solucionen la papeleta cuando vienen mal dadas y  la responsabilidad es mucho mayor que en entornos urbanos donde es más fácil recibir apoyo de otros profesionales sanitarios.

En apenas siete días he estado en Berlín, Villalba y Miraflores. En Alemania pude estudiar y comprender ese tipo de cosas para las que tomar distancia es imprescindible. En Villalba me despedí de una década de trabajo, un equipo y dos mil cien pacientes. En Miraflores a penas comienzo a abrirme a la realidad de una comunidad rural envejecida con mucha patología biopsicosocial. Vuelvo a empezar, sigo siendo un médico principiante con ganas de aprender y ayudar a los demás. Espero que mi intención, ingenuidad y frescura se apoyen en las tablas que he podido ganar en estos años. Ojalá salga bien y lo pueda contar.

martes, 3 de abril de 2018

Despedida del doctor Casado a sus pacientes de Collado Villalba






Bella década
Infinitos encuentros
Pies descalzos.


#haiku




Entiendo el ejercicio de la medicina como un servicio que permite acercarse a realidades del mundo de la sombra como el dolor, el sufrimiento y la enfermedad. Y a la vez tratar de llevar un poco de luz en forma de alivio, compañía o consuelo a los que atraviesan tiempos de enfermedad o crisis vital. Es un reto que nos obliga a los profesionales de la salud a la máxima diligencia, esfuerzo y creatividad. Por eso me gusta lo que hago aunque sea consciente de que no es nada fácil dar la talla.


Durante los diez años que he servido en Collado Villalba han sido muchas las ocasiones que he tenido de aprender y tratar de ayudar. Doy las gracias a mis pacientes por su confianza y su paciencia con mis limitaciones y errores. Espero haber podido corresponder dignamente a sus expectativas y haber sido capaz de  escuchar, comprender y orientarles como merecían. Pido perdón por el daño que sin querer haya podido causar en las ocasiones en las que no haya intervenido con la suficiente vehemencia y por las que ocurrió lo contrario.


En este tiempo he dejado escritas más de dos mil quinientas páginas de reflexiones, consejos, información y poesía en este blog, publicaciones varias, redes sociales y en un libro. Todos esos canales quedan disponibles para quien desee seguir los pasos narrativos de este médico que continuará su labor en otro pequeño pueblo de la sierra madrileña.


Quedan en buenas manos. El equipo de administrativas sanitarias,  enfermeras y médicas, junto con el trabajador social, la auxiliar de clínica y la matrona de Collado Villalba pueblo es excelente; cuídenlo. Conozco bien la sanidad madrileña, sé de lo que hablo.


Les deseo salud, sentido y alegría. Cuídense y sean todo lo felices que puedan, la vida lo merece.





Breve la vida
Bella e infinita
Date cuenta.





jueves, 29 de marzo de 2018

La sombra del agua







Desde antiguo sabemos
Que el ser humano es casi todo agua.


Bebida, luz y sombra,
Viento de levante, brisa vespertina,
Tormenta, alud, abismo,
Llanto, grito, silencio.


Gotas que fluyen, que mojan la vereda,
Lágrimas y rocío,
Canción de cuna.


Por eso cuando llueve me sonrío,
Ante la maravilla de contemplar un infinito,
Una masa de incontables suspiros,
Un anuncio de lo que todos somos.


Tarde aprendí que tus olas
Son exactamente iguales a las mías
Y las marejadas una misma lectura
Que las mareas nos cuentan
Cuando calla la luna.


Por eso te recuerdo:
Que merece la pena agradecer,
Que es necesario dar abrazos,
Que tu fuente te pide que la bebas.


Cuando calmes la sed acuérdate de mí;
Yo te estaré mirando,
Recordaré tu nombre,
Sabré que un mismo mar nos guarda.







lunes, 12 de marzo de 2018

Posverdad sanitaria






También a la sanidad le ha llegado la posverdad. De hecho somos campo puntero, llevamos décadas diciendo mentiras. ¿Quién no ha escuchado alguna vez que la sanidad española es de las mejores del mundo, que nuestro sistemas de transplantes es la envidia de todos, que tenemos excelentes profesionales?

Las campañas de propaganda institucional son enormes dado el gran coste económico que sostiene el sistema sanitario y la gran rentabilidad política en votos que hablar del tema tiene. Pero las cosas están mal como bien sabe quien trabaje en una urgencia, en cualquier centro de salud y en muchos hospitales. La sobrecarga de los trabajadores sigue aumentando como también lo hacen la precariedad de muchos de ellos, sobre todo las más jóvenes, que ven como empeoran las condiciones laborales y las expectativas profesionales.

¿Vale de algo tener excelentes profesionales si no pueden ejercer su labor con dignidad? ¿Sirve de mucho gastar recursos en tecnologías y fármacos de última generación si estos no generan un beneficio real al paciente?

Después de llegar a atender a 76 pacientes en una tarde y ser testigo de cosas como las que me ha tocado ver dentro del mundo sanitario puedo afirmar que la verdad dejó de estar de moda.

Creo que es bueno que se hable de la posverdad sanitaria pero quizá sería mejor que en este debate participara alguna enfermera, administrativo o profesional de la salud asistencial. Los directivos, jefes y gerentes probablemente sepan mucho del tema pero les vendría bien recordar que son los galeotes en la bodega, la escoria sanitaria, los que pese a todo hacen avanzar la nave.

jueves, 8 de marzo de 2018

Sobre mujeres, huelgas y respeto


Obra de Raija Jokinen



Publico esta semana en el Huffpost una reflexión sobre la huelga de hoy 8 de marzo. Me uno con ella al proceso que muchas personas de buena voluntad llevan tiempo haciendo para conseguir mejorar el trato a las mujeres, el respeto y la justicia. No es solo una cuestión de violencias, desigualdades económicas o de derechos, se trata de algo mucho más profundo: el modo en el que mujeres y hombres nos relacionamos.





¿Necesitan las mujeres una huelga general o más respeto?



Soy un padre de familia orgulloso de serlo pese a no tener reparo en reconocer mi mediocridad. Tras cuatro paternidades asumo sin pudor que no he podido dar la talla en igualdad. Por mucho que lo haya intentado ya no tengo duda de que la mujer asume la mayor parte del peso en la crianza. Además de otras tareas de cuidado de otros, funciones de socialización y mantenimiento de familia extensa y amistades. Además de su liderazgo en la gestión doméstica y en la convivencia, así como otras funciones sociales y laborales imprescindibles para que el mundo avance.

Desde hace años no dejamos de oír el daño que la desigualdad causa a las mujeres a lo que se suma el espinoso tema de la violencia contra ellas. Por un lado no hemos sido capaces aún de integrar la asimetría que el código genético nos imprime y las que el devenir social también impone. Por otro no terminamos de entender que la violencia contra las mujeres lleva inevitablemente de la mano otra violencia contra los hombres diferente en las formas pero afilada al fin que nos convierte a unos y a otras doblemente en víctimas y verdugos.

Tal vez a alguno le parezca escandaloso pero por mucho que avancemos en la equiparación de derechos y deberes no somos iguales ni lo podremos ser. Por mucho que avancemos en la mejora de las relaciones intergénero siempre habrá un quantum de violencia y falta de respeto en toda sociedad.

Por eso me entran dudas, de cara a la huelga feminista del ocho de marzo, de si las mujeres necesitan que los hombres hagamos un paro laboral o más bien sería mejor para ellas que todos aprendiéramos a respetarlas más y a tomar conciencia de lo que está pasando con las relaciones entre géneros. No tengo claro que las mujeres ganen algo dejando de trabajar unas horas, tal vez sería mejor reservar un tiempo más extenso para reflexionar unos y otras sobre cómo conseguir crear sociedades basadas en el buen trato y el respeto.

Creo que nos estamos excediendo al poner el foco en ejemplos de discriminación, maltrato, violencia o vejación. Es cierto que estos temas deben estar encima de la mesa y es necesario hablarlos y denunciarlos, pero ¿no ayudaría más a nuestros jóvenes visibilizar ejemplos de buen trato, respeto, diálogo y convivencia? No se a ustedes pero a un servidor le resulta extremadamente complicado hallarlos en los medios de comunicación, redes sociales o en expresiones artísticas.

Cada cual aprende los modelos de convivencia, comunicación e interacción con el propio sexo y con los otros de lo que ve y experimenta en su ámbito familiar y personal. También en lo que observa en series de televisión, películas o en figuras públicas. Las horas de violencia y maltrato real o virtual que cualquier joven consume en su infancia son a todas luces excesivas. Si en consecuencia los ejemplos de respeto y buen trato escasean será más difícil reproducirlos cuando toque. Me parece que la urgencia social es precisamente esta: replantearnos cómo mejorar en primera persona nuestras relaciones humanas con todos aquellos y aquellas con los que interactuamos. Cómo tratar mejor a familiares, amigos/as, compañeros/as de trabajo, vecinos/as o demás personas de la comunidad. Cómo corregir lenguajes rudos o insolentes, cómo potenciar el agradecimiento y los buenos modales, pronunciar más elogios que quejas y dedicar más tiempo a la escucha que al propio discurso.

No critico la iniciativa de la huelga feminista por lo que pueda conseguir de visiblilización y reflexión pero he de reconocer que me irrita la pose y el postureo de muchos y muchas al respecto, también la inflexibilidad en algunos planteamientos y la demagogia. Hay una revolución del buen trato esperando a la vuelta de la esquina que nos está llamando pese a que no sea rentable para los medios de comunicación y otros intereses anunciarlo; las buenas noticias nunca lo han sido. Por eso no me verán ese día cruzado de brazos, apuesto a que estaré de servicios mínimos como en casi todas las huelgas de los últimos años, en los centros de salud estamos siempre en cuadro y el derecho a la huelga es como otros muchos relativo. Me queda mucho que construir y mejorar para ser capaz de tratarme un poco mejor a mi mismo y en consecuencia a los demás, especialmente aquellos/as que por su situación de discriminación, vulnerabilidad o necesidad, más lo precisen. Como sociedad también nos queda mucho trecho. Aprovechemos esta oportunidad para que cada cual dé un paso.





Raija Jokinen

martes, 6 de marzo de 2018

Sanar la memoria, sanar la historia






"Entonces pasó el SEÑOR por delante de Moisés y proclamó: El SEÑOR, el SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad; 7el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable ; el que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación." 
Libro del Éxodo 34:7




En este país tenemos un problema de memoria histórica. Es un tema espinoso donde los haya porque casi todas las familias tienen muertos en su haber que sufrieron violencia, injusticia o represión. Probablemente hagan falta varias generaciones para que esa memoria descanse en paz y parece claro que esconderla o evitarla no es el mejor curso de acción para sanarla.

En ocasiones me he preguntado cómo afecta uno pasado de guerra y violencia en una sociedad y en las personas. Cómo influye en el modo en que la gente vive su enfermedad y sus crisis vitales o encarna un tipo u otro de patología.

Por eso me ha gustado la última iniciativa artística Tierras negras: Flores de Valdenoceda de la pintora Almudena Tapia. Un intento de convertir en arte la dureza de la memoria, una carcel de Burgos que fue campo de exterminio y concentró un alto nivel de sufrimiento y muerte. No hay que irse muy lejos para encontrar ejemplos del lado oscuro del ser humano.

Transformar el horror en creatividad es quizá una de las pocas vías para reconciliar la pesadilla de la historia. La obra expuesta lo hace con arte de vanguardia que requirió trasladarse a esas tierras, recorrerlas, pisarlas, tocarlas e integrarlas para, durante los siguientes meses, convertirlas en posibilidades de comprensión. Es una alternativa mucho más interesante que el mero uso dialéctico o político de la memoria, que sólo consigue aumentar el dolor, la separación y la culpa.

Quien desee acercarse a esta propuesta podrá hacerlo durante este mes en la sala Neomudejar de Madrid que provee un gran espacio de una antigua fábrica-taller como escenario resonante a lo que la artista quiere expresar.






lunes, 5 de marzo de 2018

¿Queda esperanza en la galaxia sanitaria?






Hace unos días me publicaron este artículo en Acta Sanitaria. Lo escribí tras revisionar una de las películas de la saga de la guerra de las galaxias. Soy un fan, lo reconozco. Como también lo soy de la medicina de familia que trato de ejercer lo mejor que puedo sorteando dificultades que en ocasiones tienen proporciones siderales. 









Escoria Rebelde





Desde hace años pertenezco a la alianza rebelde. Vamos perdiendo la guerra pero ahí seguimos aguantando. Desde mis tiempos de formación lo tuve claro. No me sedujo el imperio con sus promesas de seguridad laboral, progreso profesional y posicionamiento social. Sencillamente no me creí su discurso basado en el afán de lucro y las frías reglas del mercado. Elegí el bando perdedor de los que trabajan por vocación, apuestan por la gente en primer lugar y por uno mismo en un segundo, se dedican solo al servicio público por que no les queda energía para compatibilizar con el privado y se identifican con otros rebeldes de los lejanos planetas hospitalarios, enfermeriles y demás conglomerados sanitarios.

Enfrentarse a diario a una agenda que supera los 30, 40 o 50 pacientes es la norma en mi planeta. En ocasiones llegamos a los setenta (70). Pocos sobreviven a tamaña intensidad de fuego cruzado. Por eso quedamos pocos rebeldes en Atención Primaria. El imperio bien se cuida de despejar el terreno para la próxima implantación de servicios digitalizados y desprofesionalizados. Tiene potentes armas que debilitan y destruyen servicios públicos esenciales con cuyos desechos edifican poderosas estructuras privadas increíblemente lucrativas.

La perdición de los rebeldes siempre ha sido nuestra incapacidad para explicar la guerra a las demás galaxias. La propaganda del imperio acalla sin dificultad las pequeñas voces de la rebelión que terminan siendo un lejano y cansino coro de quejas que nadie escucha ya.

Por eso hoy he venido a anunciarles que pese a los recortes, ninguneos políticos y otras maniobras aun quedan profesionales de la salud con fuerza para defender al ciudadano, atender al enfermo y dar lo mejor de sí mismos. Vengo a pedir su ayuda para la causa antes de que el rayo de la muerte de la indiferencia haga de la sociedad una masa inerte que no reaccione a su propio expolio. Grito para que los profesionales sanitarios tomemos conciencia de que solo unidos a una causa común podremos hacer frente a un rodillo mucho más fuerte que nuestras pequeñas individualidades coorporativas.

Porque aunque nos traten como escoria, sobrecargándonos, ninguneándonos, ignorándonos... somos escoria rebelde. Y no hay nada más potente que tener claro que nuestro valor principal es el bien común. Desde esa determinación podremos hacer frente al discurso imperial. Aun queda esperanza en la galaxia.






viernes, 2 de marzo de 2018

La responsabilidad de ilusionar en Atención Primaria






Dentro de las responsabilidades que pueden ejercerse en un centro de salud están las de docencia, farmacia, calidad, seguridad del paciente, coordinación asistencial, cartera de servicios entre otras. No se suele contemplar la responsabilidad de motivar, ilusionar y animar. Por lo menos un servidor no conoce ningún caso. Alguno quizá opine que dicha función es intrínseca al liderazgo y habría de ser ejercida por quien ostente la dirección de la unidad. Sin embargo no es nada fácil motivar como sabe quien tenga niños o ancianos a su cargo, como sabe quien trata a diario con pacientes o personas que necesitan cuidados.

En nuestro medio las estructuras de gestión sanitario no suelen incluir el eje de motivación en su hacer. En primer lugar son pocas las ocasiones en que los responsables de alta gestión salen de sus despachos, y los de gestión intermedia lo hacen en reuniones que son todo menos motivadoras. Los responsables de la unidad administrativa, enfermería o de dirección de centro tampoco lo tienen fácil a la hora de motivar a profesionales saturados, sobrecargados y con la moral habitualmente baja.

No es un problema circunscrito a nuestro ámbito geográfico o laboral. La desmotivación es un óxido que ataca todo tipo de estructuras a nivel internacional. Y aunque todo el mundo parece conocer su importancia es poco lo que se hace a la hora de motivar al trabajador en una coyuntura que cada vez maltrata más a estos. Da igual que se trabaje como celador o como responsable de una unidad, la precariedad, sobrecarga y falta de incentivos suele ser la norma.

Es innegable que en el mundo laboral son el salario y las condiciones de trabajo lo que más suele motivar pero hay otros factores como el ambiente de trabajo y las relaciones con los compañeros, el afrontamiento grupal a la sobrecarga y la capacidad para poder desarrollar las propias competencias de una manera digna.

¿Sería interesante que ante los problemas que tiene la Atención Primaria nos tomáramos más en serio la motivación del personal? Adelanto que sí. Un equipo desmotivado rinde mucho menos y genera dinámicas perniciosas personales, grupales y sociales. Eleva el gasto sanitario, la yatrogenia y los problemas de salud no resueltos. Aumenta la dependencia del ciudadano al sistema sanitario y presta una atención de peor calidad. Pese a que muchos de estos factores son cualitativos y no generan indicadores bastaría con estudiar los cuantitativos para darnos cuenta de que hablamos de algo grave. Mirar para otro lado no es una opción inteligente pese a que es lo que llevamos décadas haciendo.

Un movimiento de motivación de abajo a arriba podría ser una novedad que obligue a las instituciones a plantear otro movimiento especular basado en priorizaciones reales, inversión dirigida y mejoras concretas más allá de los planes de humanización o similares que no aportan más que directrices teóricas que son agua que no mueve molino.

lunes, 26 de febrero de 2018

Pediatras, infancia y laberintos






Parece que cada vez hay menos pediatras que quieran trabajar en Atención Primaria. Mucho trabajo y mucho lío. Si pueden prefieren trabajar en el hospital en turno de mañana con agendas más tranquilas y sin avalanchas de pacientes sin cita.

Por otra parte el panorama de la atención infantil tras décadas de llenar consultas con revisiones de niños sanos es desolador. Las historias clínicas infantiles no envidian casi nada a las de muchos ancianos venerables, decenas de episodios, centenas de consultas... El sobrediagnóstico y el sobretratamiento infantil está a la orden del día con un uso de antibióticos, medicaciones y pruebas diagnósticas innecesarias elevado.

La población se ha acostumbrado a acudir con los niños al centro de salud ante el mínimo síntoma convirtiéndose en normal la visita por cualquier causa. Los jóvenes y adultos que han mamado esto de pequeños asumen que acudir al sistema sanitario por la menor molestia es lo correcto y así vamos saturando de sanos unos servicios sanitarios ya de por sí bastante desvencijados.

¿De quién es la responsabilidad de este desastre? Pues un poco de todos. De los gestores que miraron para otra parte, de los pediatras que lo consintieron y ahora se arrepienten, de los médicos de familia que se dejaron meter un gol cuando les quitaron los niños y otro ahora cuando se los vuelven a poner, de las enfermeras que no quisieron asumir por completo el control de niños sanos y de la sociedad que se acostumbró a la barra libre sanitaria sin ser consciente del precio y de los riesgos.

Mal arreglo tiene lo que no se hizo bien en un principio. El primer paso es darnos cuenta de que todo lo que favorezca el sobre uso sanitario es peligroso. El segundo replantear una estrategia de Atención Primaria infantil que redefina el papel y los roles de todos los profesionales de la salud implicados. Habrá que ver qué hace la enfermera, qué el médico de familia y qué el pediatra. Habrá que incentivar el aumento de servicios de enfermería y medicina de familia. Habrá que garantizar la asistencia redefiniendo plantillas y reforzando suplencias.

Y sobre todo habrá que educar para que la población sepa cuándo debe acudir a los servicios sanitarios y cuándo no. Volver a enseñar a las familias a cuidar procesos menores como las infecciones respiratorias leves, los procesos digestivos banales y todo aquello susceptible de ser manejado en casa sin complicaciones.

No puedo decir si hay alguien pensando en una estrategia nacional o comarcal al respecto, supongo que sí dado el alto número de despachos dedicados que hay. Lo que sin duda necesitaremos es implementar cambios y que estos se fundamenten en evidencia científica, rigor profesional y consenso.

Mientras tanto asistiremos a una vía de agua más que anega las bodegas de este gran Titanic sanitario que nos tiene a muchos a maltraer achicando agua a mansalva.





Referencias:


http://borinot-mseguid.blogspot.com.es/2009/07/eficiencia-y-pediatria-en-atencion.html

https://elpais.com/elpais/2018/01/23/mamas_papas/1516698648_153918.html

https://www.elconfidencial.com/espana/2018-02-12/pediatras-alertan-centros-salud-mir_1519330/

viernes, 23 de febrero de 2018

Digitalización y narrativa en medicina





"Se deberían tratar los fabricantes de HCE como proveedores de material sanitario, de manera que puedan ser multados cuando se demuestre que sus productos, hagan que los médicos se alejen del trabajo clínico" Danielle Ofri




El proceso de digitalización social de los últimos tiempos también incluye la medicina. La creación de historias clínicas digitales y sistemas de información sanitarios está modificando el ejercicio de las ciencias de la salud y sus profesiones asociadas. Los trabajadores sociales, enfermeras, médicos y demás personal clínico se relacionan ahora con sus pacientes en presencia del ordenador en el que deben codificar y registrar el encuentro clínico. Dado que los tiempos de consulta no se han modificado es común que el profesional dedique más tiempo a las cuestiones digitales que a atender al enfermo, al que en muchos casos apenas mira. Este hecho está deteriorando la relacción clínica y el modo en que se realiza la asistencia.

La digitalización está estropeando la comunicación entre pacientes y profesionales de la salud. La narrativa de la persona en tiempo de enfermar se convierte en una serie de códigos y cientos de clics en protocolos, informes y demás registros informáticos. La historia clínica electrónica tiene mucho de electrónica y poco de historia. Cada vez hay menos texto libre, cada vez se escribe menos lo que el paciente dice sustituyéndose su discurso por una serie de clics en casillas inverosímiles que al profesional se le imponen de forma obligatoria.

A esto se suma la complejidad administrativa de las Comunidades Autónomas, cada una con su historia clínica y sistemas de información. Nos encontramos con enormes diferencias que en algunos casos rozan la temeridad y amenazan la seguridad del paciente. Muchos profesionales sienten que los sistemas digitales que usan dificultan en gran forma su actividad asistencial. Otros han conseguido adaptarse pese al sobreesfuerzo de usar elementos que dificultan la comunicación con sus pacientes y el ejercicio de sus obligaciones.

Llama la atención la falta de investigación sobre este tema y el poco interés que suscita a gestores sanitarios y responsables políticos pese a la enorme trascendencia que tiene.

A tenor de los hechos va siendo hora de tratar la historia clínica electrónica como material sanitario dado que potencialmente puede producir bien pero también daño al paciente. Se debería cambiar la legislación para conseguir proteger al ciudadano y no dificultar el trabajo de los sobrecargados profesionales de la salud.




Bibliografía:



http://gestionclinicavarela.blogspot.com.es/2018/01/abducidos-por-la-pantalla.html

https://mobile.nytimes.com/2017/11/14/well/live/the-patients-vs-paperwork-problem-for-doctors.html?utm_content=buffer63329&utm_medium=social&utm_source=twitter.com&utm_campaign=buffer

https://www.nytimes.com/2018/01/26/books/review/slow-medicine-victoria-sweet-memoir.html

https://jamanetwork.com/journals/jama/article-abstract/1696085?redirect=true&redirect=true


lunes, 19 de febrero de 2018

El hilo de la vida







Nos volvemos invidentes de tanto mirar las vidas ajenas, ciegos ante nosotros mismos. El horror personal nos aterra y hace huir convirtiéndonos en esclavos de aquello que creemos facilita una salida. No la hay, nadie puede escapar de sí. Por mucho que corramos no nos zafaremos de la sombra y si decidimos cerrar los ojos para no verla o apagar toda luz nos condenamos a una noche sin formas. He conocido a muchos habitantes de esa oscuridad densa, yo mismo he pasado largas temporadas en la misma. Por eso sé que quema y convierte en ceniza los coloreados latidos con los que aleteamos a pocos palmos de la muerte. Ese curso de acción no merece la pena pues la vida es muy breve como bien saben los que alguna vez han vislumbrado su delicada levedad.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Sobre gente tóxica, monguers emocionales y zombis cognitivos






Todos sabemos lo que es la gente tóxica, la hay a patadas. Basta encender la televisión, coger el coche o salir a un recado. No digamos nada de si observamos los ambientes laborales o familiares, ¿quién no tiene un cuñado monguer o un jefe venenoso?

Curiosamente no hay un claro remedio para este problema que amenaza de forma manifiesta el futuro de la humanidad. El personal no deja de hablar del cambio climático pero pongan a un puñado de estas criaturas a dirigir países y verán como sube de verdad la temperatura. 

Afortunadamente contamos con sabios reputados y líderes de opinión alternativos que nos ayudan a entender la dimensión del problema. Pero estamos lejos de hacer una toma de conciencia global del mismo absortos como estamos de la última teleserie de moda o del trending topic de turno.

El drama del asunto estriba en el hecho de que cada cual es susceptible de ser tóxico para otros. Por muchas virtudes que tengamos es incuestionable que somos incompatibles, intragables y enteramente odiables para alguien. La verdadera sabiduría sería no elegir un perfil de este tipo como pareja, amigo íntimo o compañero de fatigas y si nos toca en suerte en la familia o el trabajo encomendarnos a la cofradía de la santa paciencia y no desesperar.

Porque otra cosa no habrá pero de desesperación vamos servidos. Y en esto los perfiles humanos tóxicos tienen mucho peso por la cantidad y calidad de sufrimiento que producen.

Si elaboramos una tipología de gente tóxica propongo tres tipos principales que paso a describir: los malvados, los monger emocionales y los zombis cognitivos.

Los malvados son los protagonistas del mundo de la ficción y como tales tienen legión de seguidores. Toda novela o película que se precie tiene algún malo malísimo o malvada terrible. Y como la realidad supera siempre la ficción a poco que miremos alrededor encontraremos alguno a un tiro de piedra. Dentro de los malvados hay gran diversidad desde la psicopatía a la estulticia, desde la ambición a cualquiera de los pecados capitales llevados al extremo. Hay malos por defecto y por dedicación. Malos generalistas o especializados. Algunos lo son de forma genética otros ambiental, también los hay que ejercen desde jóvenes y otros que mejoran a medida que avanzan en edad.

Los monger emocionales serían la siguiente categoría y también son legión. Se definen como aquellas personas de la esfera personal que pese a conocernos bien son incapaces de anticipar nuestros deseos y pese a repetirles continuamente lo que necesitamos no consiguen entenderlo y satisfacernos a conveniencia. El término pertenece al psicólogo Victor Amat que, entre otras cosas, se dedica a remendar los efectos perniciosos que los mongers causan en sus clientes.


Por último consideraremos los zombis cognitivos que avanzan en manadas obcecado cada cual con un asunto personal que no consiguen despegar de sus cabezas ni discursos. Se los puede ver en cualquier tipo de ambiente persiguiendo a sus víctimas a las que tratan de enredar con su problema zombi que no está ni muerto ni vivo sino bloqueado irremisiblemente en todas las horas de su jornada. Allá por donde van dejan un rastro de olor desagradable que termina alejando a los que les rodean. Probablemente también sueñen con su pesadilla existencial, lo que convierte su condena en inhumana y por añadidura el castigo que han de soportar los que por obligación o fatalidad deban escuchar el lastimero discurso monocorde del zombi penitente.

Y así estamos, conformando una humanidad herida cuyos miembros son a la vez víctimas y opresores, tóxicos y curativos. Como no se vislumbra una solución fácil, pese a que los falsos profetas tecnológicos no dejen de aventurar un paraíso virtual lleno de inteligencias artificiales y oropeles sin fin, un servidor se atreve a compartir una propuesta. Si cada persona aprendiera a relacionarse humanamente consigo misma tratándose con un mínimo de atención, compasión y delicadeza tal vez la ignorancia y la toxicidad humana se fundieran un poco para devenir en creatividad, cuidado y armonía. Sé que me arriesgo mucho al significarme y que más de una ceja se enarcará en disgusto pero ahí lo dejo. Y si tienen mejores ideas no duden en ponerlas en práctica, a ver si alguien termina encontrando el grial.





Este artículo se publico por primera vez en el Huffpost


viernes, 9 de febrero de 2018

¿Se puede mejorar el sistema sanitario con ideas?



La respuesta rápida es: no.

Llevamos décadas de estudio, reflexión y discursos. Miles de artículos, libros, tesis y propuestas. Hordas de expertos, gestores y políticos de turno sucediéndose en jornadas, congresos y eventos públicos. Asomándose a los medios de comunicación, ofreciendo sus presentaciones y propuestas de cambio a quien las quiera oír. Incontables ideas que se han ido diluyendo como lágrimas en la lluvia.

Hace unos días mi amigo Fernando Casado me pedía una reflexión con ideas para mejorar la atención primaria tema del que hemos hablado en incontables ocasiones. Tardé en responderle. Mi posición actual al respecto es que quizá hemos sobrevalorado las ideas. La realidad nos demuestra que por muy buenas ocurrencias que aportemos al sistema este se resiste con firmeza a cambiar su ADN. Podemos dar una mano de pintura o sanear algunas cuestiones menores pero con ideas seremos capaces de poco más.

Tal vez tengamos que poner la mirada en otras cuestiones menos populares como nuestras emociones, actitudes y valores. Sazonar con menos queja y más ilusión, disminuyendo el escaqueo y aumentando el servicio, atreviéndonos a cumplir el horario o a asumir plenamente nuestras responsabilidades.

Se trataría de liderar la propia mejora como profesionales de la salud lo que implica tomarnos en serio todo lo que esté dentro de nuestro ámbito de decisión y competencia. Aportar resolubilidad, sencillez, calidad. Mejorar nuestra comunicación con otros profesionales dentro y fuera del sistema. También con pacientes, comunidades y gestores.

También es necesario aprender a decir no. Fundamental para que podamos defender el sí y no se disuelvan más las prioridades de la asistencia sanitaria.

Y recordar que, como miembros de un sistema complejo, no estamos solos. Hay mucha gente aportando excelencia que espera ser reconocida. Si conseguimos hacerlo seguro que regalaremos motivación a los demás mientras aprendemos valiosas pistas.

viernes, 2 de febrero de 2018

Relato: la mirada de Esser





Seine ausbildung an der Kunstakademie in Düsseldorf ermöglichte es ihm, seine große kreativität zu kanalisieren. Schon in jungen jahren wollte er schönheit vermitteln und die kraft spüren, die die menschen dazu inspiriert, dieses geheimnis, das emotionen und erschütterungen in unserem internen forum hervorruft, weiterzugeben. Die akademie war für ihn eine chance und ein privileg. Es ist notwendig, dass andere uns bestimmte türen öffnen, damit wir es wagen, andere zu öffnen. Elger traf seine entscheidung: wenn die welt krank ist von unsinn, korruption und hässlichkeit, würde er sich bemühen, eine andere Sichtweise einzubringen, die helfen würde, sich daran zu erinnern, dass das leben und die natur heikle prunkstücke sind.




His training at the Kunstakademie in Düsseldorf provided him with a means of channelling his great creativity. From a young age he wanted to communicate beauty, feeling the old power that inspires human beings to transmit this mystery that produces emotion and tremors in our internal forum. The academy was an opportunity and a privilege for him. It is necessary that someone open certain doors for us so that we dare to open others. Elger made his decision: if the world is sick with nonsense, corruption and ugliness, he would work to bring another point of view that would help to remember that life and nature are delicate displays of splendor.





Su formación en la Kunstakademie de Düsseldorf le proporcionó un medio para canalizar su gran creatividad. Desde joven quiso comunicar belleza, sintiendo esa fuerza que inspira a los seres humanos a trasmitir ese misterio que produce emoción y temblores en nuestro foro interno. La academia constituyó para él una oportunidad y un privilegio. Es necesario que los demás nos abran ciertas puertas para que nosotros nos atrevamos a abrir otras. Elger tomó su decisión: si el mundo está enfermo de sinsentido, corrupción y fealdad, él trabajaría para aportar otro punto de vista que ayudara a recordar que la vida y la naturaleza son delicadas muestras de esplendor.










miércoles, 31 de enero de 2018

La desafección






La desafección

La sociedad postindustrial que habitamos tiene una base digital. Las soluciones tecnológicas que nos proveen de información y nos convierten en nodos productores de datos y conexiones condicionan que inevitablemente nos vallamos uniendo cada vez más a las máquinas.

Primero como instrumentos de comunicación personal y más tarde como asistentes vitales, los algoritmos de gestión personal irán ganando importancia y funciones. Cuando se fundan con entornos de realidad virtual y se alimenten de inteligencia artificial tendremos servida la próxima revolución que será mucho más disruptiva que las anteriores.

Al acercarnos a la máquina nos alejamos del cuerpo y del mundo. Esta desafección tiene importantes consecuencias al condicionar una mayor sedentarización y separación de entornos naturales y sociales. El empeoramiento de la salud física y social es esperable que apareje una merma en la psicológica y existencial. Por muy perfecto que sea el mundo virtual donde nos sumerjamos siempre habrá un decalage entre los procesos mentales y los físicos, psicológicos, sociales y existenciales. Podemos engañar al cerebro pero no del todo.

Nadie ha evaluado los posibles riesgos y consecuencias que esto acarrea. Tampoco podemos imaginar del todo el escenario que se abrirá cuando esta tecnología produzca una ruptura sin precedentes entre quien acceda a ella y quien no lo haga.

Es paradójico que pese a tener enfrente tamaños retos sigamos entretenidos con cuestiones políticas menores, deportivas o insustanciales y dedicando el tiempo a entretenimientos de pantalla variados. En este momento todavía es posible reflexionar, proponer y debatir cuando llegue la ola no podremos.




The disaffection

The post-industrial society we inhabit has a digital basis. The technological solutions that provide us with information and turn us into nodes that produce data and connections condition that we inevitably join the machines. 

First as tools of personal communication and later as vital assistants, personal management algorithms will gain importance and functions. When they merge with virtual reality environments and feed on artificial intelligence, we will have served the next revolution that will be much more disruptive than the previous ones.

As we approach the machine, we move away from the body and the world. This disaffection has important consequences when conditioning a greater sedentarization and separation of natural and social environments. The worsening of physical and social health is expected to lead to a decline in psychological and existential well-being. No matter how perfect the virtual world may be, there will always be a gap between mental and physical, psychological, social and existential processes. We can fool the brain, but not quite.

No one has evaluated the possible risks and consequences of this. Nor can we fully imagine the scenario that will open when this technology produces an unprecedented rupture between those who access it and those who do not.

It is paradoxical that despite facing challenging sizes, we continue to be entertained by minor political, sporting or insubstantial issues and devote our time to varied screen entertainment. At this moment it is still possible to reflect, propose and debate when the wave comes we will not be able to.


viernes, 26 de enero de 2018

Reseña de Francec Borrell de Diario de un médico descalzo



No puedo dejar de compartir en este blog la reseña del libro Diario de un médico descalzo que escribe Fracesc Borrell en Humanidades médicas, una página web de sobria construcción y contenidos de alta calidad. Dado que es una persona que admiro le doy las gracias por su apoyo y sugerencias en la fase de edición del libro







Casado S. Diario de un médico descalzo. Amazon, Columbia. Octubre 2017.-

Cada persona se expande en una versión de sí misma, como madre, como médico, como amiga…. Encomiable cuando en cualquiera de nuestras versiones tratamos de ser lo mejor de nosotros mismos. Y aún mas cuando tratamos de mejorar a través de nuestros actos los mimbres que nos hacen persona.
De eso va el libro que comentamos: hacernos mejores a través de la profesión. El título es inexacto, pues no leeremos el diario de un médico, o al menos el diario cronológico. Pero si leeremos las reflexiones de un médico comprometido con su quehacer. De alguna manera acertaríamos si lo consideráramos  un diario espiritual, un diario de meditación, en la mejor versión del término.

Atendamos a su estructura:

capítulo 2. El artista interior
capítulo 3. Consciencia, compasión y dulzura
capítulo 4. Estamos desnudos
capítulo 5. El miedo a perder la sonrisa
capítulo 6. Las catástrofes de la salud y la enfermedad
capítulo 7. ¿Crisis, qué crisis?
capítulo 8. Despertar o dormir
capítulo 9. ¿Eso del mindfulness tiene que ver conmigo?
capítulo 10.La resurrección de la carne y otros  milagros
capítulo 11. ¿Está dios en el centro de salud?
capítulo 12. Apocalipsis zombi
capítulo 13. ¿Qué es la enfermedad?
capítulo 14. Acompañar el sufrimiento
capítulo 15.Breve guía para mantener la salud
capítulo 16. Aprender a morir
capítulo 17. El fin del mundo y la fuente
capítulo 18. El ser y la nada

¿Qué impulsa a nuestro autor a escribir?  Dejemos que sea él mismo quien nos lo responda:

Lo pasamos mal porque no somos capaces de generar narrativas que conviertan en relato coherente lo que la vida hace con nuestra biografía. Creemos que sabemos hablar y escribir, pero lo cierto es que cuando de verdad nos hace falta, cuando es urgente contar lo que nos pasa, no terminamos de encontrar ni palabras potentes ni interlocutores válidos. Nos
toca aguantar la presión de la olla interior sin que podamos dejar salir el vapor, lo que termina arruinándonos el sueño,la energía, la espalda, el cuello, el bajo vientre o cualquier parte del cuerpo que gustes elegir”.

Cada generación tiene que encontrar su voz propia. Comprender  esta tarea convierte en portavoz a quien acepta el reto. Y Salvador Casado tiene pocas dudas al respecto:
“La cultura solo protege cuando se elabora, reflexiona o mejora. No sirve de mucho si únicamente la usamos como adorno para defender nuestros nacionalismos, dogmas o galones” (pág. 41).

La posición de nuestro autor es atípica. Siendo como es un líder de opinión en las redes sociales, apuesta por el silencio como la mejor apoyatura sobre la que echar a volar la reflexión:

“Quitar la televisión de mi vida fue una de las medidas que más satisfacción me ha producido nunca. Aprender a apagar el móvil y el ordenador también. Es una verdadera liberación irse a la cama por la noche sin haberse intoxicado en el momento previo con un telediario o una serie de acción. Nadie jamás nos ha contado la importancia de cultivar los sueños, la importancia de abonarlos y regarlos bien para que florezcan suavemente la mañana siguiente”(pág 48).

Por esta razón el libro está debidamente puntuado con haikus, a cual mas bello:

Despierto hoy
Sin saber si soy sueño
O mariposa.

Y también:

El gran milagro
Es convertir el tiempo
En pura vida.

Podemos aventurar a modo de resumen que el libro tiene tres ejes: comprender nuestra interioridad, actuar compasivamente y aceptar (para comprender)  la realidad. En relación al primer eje:


“Uno de mis milagros favoritos es el de caminar sobre las aguas. Reconozco que es bastante difícil, pero hay gente que domina ese arte. El mar emocional suele dar miedo cuando nuestra embarcación no vale para mucho, uno está lejos de la costa o el agua empieza a ponerse flamenca. Andar sobre las
emociones sin hundirse en el miedo, ansiedad, ira, asco o acritud, es una proeza vedada para muchos. Lo normal es hundirse y dejarse llevar por los remolinos y corrientes interiores, perdiendo el control a la primera ola. Sin embargo, es posible atravesar en calma una tormenta”.

Por consiguiente un primer elemento en la fórmula magistral del profesionalismo sería este saber estar y saberse escuchar uno mismo.... pero no basta para conseguir empatía y compasión:


“La cualidad más señalada en los manuales para un buen acompañamiento del sufrimiento es la empatía. Con ella nos es posible resonar con la otra persona, ponernos en sus zapatos y expresar una comprensión convincente. Pero para
ejercerla es necesario quitarse el calzado personal, las defensas, la seguridad de nuestra zona de confort. No es nada fácil. Hay personas y profesionales de la salud que tienen mucha, además de gran habilidad para manejar con mimo y
cuidado estos aspectos. Otros no tanto, los perfiles con más inercia a salirse de su rol suelen ser percibidos como fríos y poco empáticos por sus pacientes aunque técnicamente sean impecables.(...) Hacen falta ejemplos y referentes
externos, así como atreverse a ponerla en práctica con frecuencia”.

Es decir: también debemos desnudarnos de las defensas con las que nos mentimos cada dia cuando nos miramos al espejo. Solo desde esta desnudez resulta posible la última transformación:


“Cada experiencia que nos genere malestar nos está llamando a aprender una nueva forma de relacionarnos con ella. Aprovechemos la oportunidad con cada pequeña dificultad que surja. Si algún día vienen grandes quizá seremos capaces de bailar con ellas como la hierba verde en la tormenta.

Mira la brizna
Tras bailar la tormenta
Sigue tan fresca”.

Francesc Borrell
Sant Pere de Ribes.


Un canapé musical de regalo. 

Emilio Villalba: cítola. Sara Marina: adufe. Ángeles Núñez: canto