Dinero, fama y poder son las más potentes zanahorias que el ser humano ha creado para mover la burra de la historia. Si bien tiene en estima otro trío de venturas como “salud, dinero y amor” que comparte un mínimo común múltiplo en el vil metal que a fin de cuentas ha conseguido erigirse como la motivación universal que hace que todos nos levantemos por la mañana prescindiendo del bienestar que nos ofrece el lecho, crucemos media ciudad con los ojos entreabiertos y pasemos toda una jornada lejos de casa trabajando como descosidos hasta la noche. Así día tras día. No nos será fácil encontrar un ente todopoderoso, capaz de adquirir cualquier forma o convertirse en cualquier servicio, líquido, invisible, sugerente, fugaz. Transformador de todo lo aparente, encumbrador de hombres, esclavista infinito.
En el hormiguero social todas las hormigas aspiran secretamente a coronarse en reina, o por lo menos a vivir como zánganos de un modo relajado. Para ello hace falta dinero, mucho dinero. En ocasiones es posible que la fama lo provea y permita un ascenso. Es esta facultad limitada y otorga sus favores a unos pocos. Aquello a lo que damos valor es difícilmente generalizable y repartible justamente por eso se considera valioso. El hormiguero se esforzará para conseguir héroes, poetas o científicos que merezcan el laurel de ganador. Lo demás se tendrán que conformar con sus vidas de obrero y seguir apuntalando las infinitas galerías que conforman su mundo.
El poder es otra facultad deseada por cuanto provee de fama y de dinero al mismo tiempo. Por ello es todavía más exigua y deseada. Se lucha por poder hasta desbordar cotas máximas de violencia que generan conflictos, guerras y tropelías imposibles.
Al nacer venimos provistos por la naturaleza de la facultad del llanto. Con ella conseguimos la suficiente notoriedad como para no morir de hambre y frío en un mundo extraño que en apariencia no cuida de nosotros. La mayoría pasamos por la vida alcanzando la notoriedad suficiente como para no perecer antes de tiempo en una combinación de cuidados propios y ajenos hasta que el deterioro de la vejez termina culminando. ¿Qué pasaría si descubriéramos una facultad nueva para espolear ese llanto primigenio y atraer hacia nosotros todas las miradas? Unos lo hacen dando patadas a un balón que son televisadas a miles de millones, otros pasando mucho tiempo tocando su violín hasta conseguir sacar del él néctar de dioses. Algunos se confinan en bibliotecas hasta dar con la respuesta capaz de transformar el mundo, otros inventan cosas de las que sería muy difícil prescindir.
Sin embargo lo habitual es lograr mínimas cantidades de notoriedad. Estamos diseñados para vivir en clanes de unos 150 miembros que se conocían perfectamente unos a otros. La jerarquía en ellos era meridiana según las variables que la especie y la cultura estipularan para dicho grupo. La notoriedad se repartía según las mismas de un modo suficiente como para que todos supieran cuáles eran las habilidades de los demás. Más adelante tras la revolución neolítica y la formación de ciudades la notoriedad devino imprescindible para dar a conocer personas con habilidades valiosas. Y ahí seguimos, tratando de conseguir nuestro lugar en sociedad para lo que usamos todo lo que caiga en nuestras manos: chismorreo, entrenamiento, creatividad, medios de comunicación y redes sociales. Cada cual emite su propio canal de radio y televisión con la esperanza de conseguir más telespectadores en una lucha a muerte por el “share” que se reparte de manera asimétrica y piramidal como lo ha hecho durante tiempos incontables.
Cada vez que se modifica una regla o surge una nueva herramienta social los gladiadores se apresuran a usarla en su propio beneficio en esta batalla campal que es el circo máximo de las relaciones sociales, donde muchos perecen y solo unos pocos ganarán por un día la corona de laurel.
Si miramos la historia veremos que siempre hubo alguno que no se creyó del todo esta regla de hierro y abandonó el combate marchando a un exilio voluntario. Es posible vivir sin este yugo pero para ello hay que abandonar la sociedad establecida y si me apuran algo mucho más difícil de vencer, el propio ego. La estructura egoica de la personalidad nos permite la supervivencia al crear el dipolo yo-tu que sostiene nuestra identidad y la defiende del resto del mundo. El que consigue transcender su ego ya no necesita ni dinero, ni fama ni poder. Se ha conseguido liberar del deseo de notoriedad que es privativo de ese ego que ansía crecer en perjuicio de los otros.
Si bien es cierto que este viaje se ha acometido normalmente en solitario, también lo es que algunos grupos lo han conseguido juntos, formando pequeñas comunidades alternativas. Pero queda mucho por andar antes de poder soñar con una sociedad entera que se guíe por reglas totalmente diferentes que no sean dictadas por esa pulsión egoica tan potente.
De momento seguiremos dandole a la tecla del móvil, buscando esa pequeña recompensa de notoriedad que significan sus múltiples pitidos, vibraciones y mensajes. En una sociedad en la que paradójicamente cada vez estamos más solos y con menos notoriedad si cabe
Las musas son livianas como las corrientes de aire que dejan tras su paso. Es necesario conocerlas bien para aprender a respetarlas y a dejarlas entrar en el jardín. Ellas vendrán, pues aman la fragancia de las rosas y el frescor de las sombras en verano. Pero no será fácil atraparlas. Dejarán sus ideas prendadas en los setos, en pétalos brillantes o en los visillos que mueve la corriente. Si te atreves a generar el suficiente silencio para que acudan confiadas y después plasmas el regalo que te dejen conseguirás fortalecer una de las relaciones más importantes de tu vida. Te llenarán de dicha, nutrirán tus afanes, permitirán que tu creatividad florezca. Solo serás un ser humano verdadero si ellas te permiten brillar. Los antiguos griegos lo sabían y honraban su presencia. Hoy nos es más difícil complacerlas dado que nos incomoda todo lo invisible e inaudito. Despreciamos aquello de lo que no obtengamos beneficios palpables. Tal vez por eso haya tan pocos seres capaces de caminar, escribir y pintar por amor al arte. Merece la pena no desesperar, hay vida abundante en la caricia que la brisa traza en tu mejilla. Ellas están rondando, solo te pedirán un poco de silencio y apenas unas gotas de conciencia.
Qué tus piés descalzos sepan acariciar la hierva lentamente,
qué tu corazón triste se deje ablandar por la belleza,
qué tu memoria fluya y derretida permita tu silencio,
del mismo surgirá la posibilidad de crear un mundo,
tal vez un universo, quizá la levedad de un beso.
Qué las musas acompañen tu ruta y consigas saberlo
qué devuelvas al mundo todo lo que te digan
y así consigas liberarte del pesado yugo negro
de lo que alguna vez no nos atrevimos a soñar,
marcha hermano, sea por siempre mio tu camino.
Me gustaría traerte de nuevo al mundo de los vivos
pero no alcanzo a agarrar tu levedad mucho más alta que la mía
lo intento, salto, lo vuelvo a intentar,
ay... lo invisible...
lo irracional, lo sublime, lo ignoto
busco, traduzco, me ofusco
ay... obstinación...
quizá con sorna me mires desde allí
sabes que no puedo llegar
sabes lo que lo anhelo
en la playa desierta cincuenta ángeles miraban al oeste
la luz de la tarde era gloriosa, el silencio también
tú estabas entre ellos, los cabellos al viento, las alas desplegadas
me viste allí desnudo
congelado en sorpresa y en imposibilidad
unos ojos humanos,
posados en los tuyos,
un puente que no debía ni siquiera ser imaginado
un instante que lo cambiaría todo
no dejé de soñarte desde entonces
nuestra relación se fue fraguando
en los sótanos de mis oníricas jornadas
en esos mares de poesía que la noche condensa
en el vientre caliente de los anhelos imposibles
ven, quédate aquí un instante,
basta un pequeño toque
el reflejo de algún número primo
la certeza de que el peso del mundo
cabe en una simple inspiración
abriremos las manos
nos dejaremos ir...
2. Una copa de vino
Los poemas no sirven para nada
pero cuando conseguimos que broten de nosotros
nos permiten vivir con dignidad
semejante a dejar que el aire que inspiramos
retorne a las alturas que lo expanden.
No te puedo decir
cómo conseguimos abrir esas compuertas
nadie lo sabe a ciencia cierta
pero sí averiguamos que esas aguas
contienen nuestros nombres verdaderos.
Los verbos iniciales, los áureos adjetivos,
el sentido y todas las caricias que nos dieron
en un magma iridiscente que llamaron poesía
el elixir que bebieron dioses y gigantes
en los altos tiempos imperiales.
Toma mi copa, te dejo que la apures,
ese vino soy yo como ya averiguaron
los místicos antes de ser quemados
ese vino contiene todo lo que seremos
el misterio del mundo, el dos que se hace uno.
Entra en tu cuerpo la bebida completa
y acaricio con ella tus entrañas
que ahora son también diamantino palacio
donde habitaré por siglos infinitos
mientras suspiras mirando hacia levante.
Dulce Nereida yazgo aquí desde entonces
en la profundidad del piélago
que sostiene tus días y llena de ardor tus noches
soy la espuma y el brillo de la luna
soy lo que anhelas y lo que a ti te busca.
Alrededor bailamos, una legión de notas,
una brisa que contiene melodías
un intento matemáticamente inconcluso
de resolver la división por cero
de la que naciste hace ya muchos mundos.
No, no lo sabrás jamás,
no es posible que averigues lo mucho que te aman
la cantidad de amor que vertieron un día
para que el universo te gestara
y tu fulgor naciera de una estrella.
No, no cabe en mente humana
ni tampoco en su pecho por enorme que sea
tamaña sin razón, tamaño espanto,
la armónica cadencia que las esferas cantan
mientras tu acaricias mi cuerpo con tus pasos.
En esa piel confabulas tu prosa
mientras el mar trata de recordarte lo que eres
por eso dejo versos a tu puerta
sabiendo que invisibles
tal vez consigan que retomes tu nombre.
3.
Quiso dejarte
su nombre en un poema;
no se atrevió.
Llevaba días inquieto. Tras la cascada de pruebas le hicieron la biopsia. La cosa no tenía buena pinta y lo sabía. No quería hablar con nadie del asunto. De alguna manera pensaba que mientras menos moviera el tema mejor. Pero el día llegó. En la sala de espera sintió agobio como pocas veces antes y eso que tenía en su haber incontables batallas y muchas travesías con mar gruesa y fuego cruzado. Un señor con bigote detrás de una gran mesa y un monitor de ordenador se puso a consultar datos. Notaba las gotas de sudor caer por su cara y la incomodidad de la camisa pegada al cuerpo. "Vamos a ver señor Martínez si consigo encontrar sus resultados, hoy el servidor va fatal" farfulló el galeno sin dejar un instante de mirar la pantalla y golpear con fuerza el teclado. El corazón se le salía del pecho cuando por fin el viejo doctor le dijo, "Aquí tenemos la anatomía patológica. Es benigno, puede quedarse tranquilo". Dejó de escuchar. Recuerda que le dijeron más cosas pero el salió de allí como en una nube. Caminó sin rumbo por la calle sin darse cuenta de que llevaba el abrigo en la mano pese a la inclemente temperatura de febrero. Cuando sintió los pinchazos del frío entró en un bar y se pidió un café. Mientras movía la cucharilla dejó perdida la mirada en la calle. Le había tocado la lotería, lo tenía clarísimo.
Se trata de un libro en el cual se critica que la evidencia se compra a golpe de talonario por
parte de la industria farmacéutica y ya que encuentra errores y debilidades en los Ensayos
Clínicos de muchos psicofármacos.
Creo que es positivo que exista crítica y debate y que todo esté en continua reevaluación. Ahora
bien, debemos hacer una crítica constructiva, orientada al conocimiento, a la mejoría. Estas ideas
antimedicina cientificista occidental tienen el riesgo de actuar como arma de doble filo y no
podemos olvidar que finalmente quienes van a beneficiarse o resultar perjudicados en este
‘escepticismo farmacológico’ van a ser los pacientes.
En mi opinión la crítica constante indiscriminada puede servir a algunos para vender más libros,
pero flaco favor hace al colectivo médico en general y al paciente en particular. Tirar piedras
contra nuestro propio tejado no es una estrategia que busque mejorar el sistema, pues aunque
puede hacernos más críticos no construye ni enriquece. Estos autores elevados al trono de la
teoricidad más etérea tal vez no contemplan globalmente las diferencias socioeconómicas,
educativas y culturales entre los pacientes cuando se compara con los profesionales de la salud
que trabajan más ‘’a pie de cama’’. Señalan con vehemencia los beneficios que ofrece el
autocuidado, los ejercicios para mejorar y practicar habilidades comunicativas, psicoterapia,
actividades con pacientes, música, relajación...
Sin embargo en ocasiones el ámbito teórico está muy distanciado de la práctica clínica diaria y
resultan imposibles de aplicar para muchos de nuestros pacientes. ¿Puede el sistema sanitario
público asumir el coste de una Psicoterapia efectiva? Las opciones terapéuticas no
farmacológicas deberían ser la base del tratamiento en la mayoría de patologías. El problema es
que el sistema no está diseñado para atender estas posibilidades y esto es debido a la debilidad
presupuestaria de Atención Primaria en contrapartida a la de Farmacia Hospitalaria.
En un sistema centrado en las pastillas y en el Hospital resulta imperioso exigir una
Atención Primaria fuerte para combatir la excesiva medicalización de las patologías #PastillasLasJustas.
Comentario del Dr. Salvador Casado
En el mundo sanitario Peter C. Gøtzsche es bien conocido por su posición crítica frente al sobretratamiento que asola las sociedades occidentales. En su libro Medicamentos que matan y crimen organizado ya nos ilustró sobre el funcionamiento de organismos, prácticas y métodos que tratan de obtener lucro de la venta de fármacos sin tener muy en cuenta otros valores. En esta nueva entrega se centra en los psicofármacos dejando claro que su uso y abuso trae graves problemas.
Como médico asistencial soy consciente de los daños que el sobrediagnóstico y sobretratamiento pueden causar al paciente, al sistema sanitario y a la propia sociedad. Ponerlos de manifiesto creo que es prioritario. Yo no soy tan vehemente ni tengo la formación del profesor Gøtzsche pero sí gusto de reflesionar y trato de ser lo más prudente que puedo a la hora de proponer planes de cuidados y tratamientos a mis pacientes. Lo fármacos son herramientas tecnológicas y como tales tienen dos filos, pueden ayudar y pueden dañar. Lamentablemente con menos de 6 minutos por paciente cada vez es más difícil reflexionar lo suficiente y es más sencillo tirar de receta. Llevamos años en una pendiente resbaladiza que no sabemos bien dónde nos llevará. El mensaje de este autor tal vez no guste a muchos y quizá pueda escandalizar. Espero que por lo menos nos ayude a replantearnos las cosas y tomar conciencia de que es vital plantearnos el cuidado de la salud de otra forma.
En el siglo primero no había presupuestos sanitarios, ni sanidad, ni consejeros, ni hospitales. Tal vez por eso algunos no tenían más remedio que hacer milagros. A muchos le costará reconocerlo pero hay muchas probabilidades de que tengamos que volver a retomar esas viejas costumbres. Cada vez con menos personal, cada vez con menos recursos, cada vez con menos fondos... nos veremos abocados a caminar sobre las aguas, convertir el agua en vino, curar a los enfermos imponiendo las manos y resucitar a los muertos imprecándoles con las palabras adecuadas. De otra forma no se me ocurre cómo mantener la asistencia sanitaria si la edad media poblacional aumenta, el deterioro físico y la complejidad clínica se van haciendo exponenciales y la ciudadanía está cada vez más sobremedicada y sobrediagnosticada.
Es verdad que no todos los profesionales sanitarios están capacitados para gestionar milagros. Muchos trabajan agobiados por su situación de precariedad laboral y ni se les pasa por la cabeza intentarlo, otros están tan sobrecargados que ya ni miran a sus pacientes, obligados a rellenar tremendas listas burocráticas en sus ordenadores, algunos siguen intentando hacer las cosas lo mejor que pueden pero las condiciones laborales no se lo ponen fácil...
Los políticos dicen que todo va bien, que tenemos una sanidad "de las mejores del mundo" (mientras usan, sin mucha controversia, su mutua o compañía privada). Se empeñan en aparentar normalidad cuando el Titanic está ya sospechósamente escorado. A la gente tampoco parece importarle demasiado, agobiada como está con otros múltiples problemas. Llegará un día en que será necesario pagar con tarjeta al entrar en cualquier establecimiento sanitario pero para muchos eso tardará y ni les quita el sueño ni les evita disfrutar de sus campeonatos de fútbol preferidos.
He de reconocer que he caminado sobre el agua en pocas ocasiones. Cuando lo he conseguido ha sido en encuentros terapéuticos de gran intensidad, dolor o complejidad. El paciente me ha permitido acceder a su herida y juntos hemos caminado sin hundirnos. Hoy tenemos artistas capaces de remedar estos misterios orquestando espectáculos creativos para masas que pasean por lagos como lo harían por el pasillo de su casa. En el mundo sanitario veremos cosas semejantes. Mucho glamour, mucho celofán, mucha fantasía.
Cuando se acabe el dinero, se termine el papel naranja de envolver y nos quedemos con cara de sorpresa mirando la puerta cerrada del servicio sanitario al que estábamos abonados algunos se acordarán de aquellos viejos maestros que curaban solo con sus manos. Terminarán buscándolos en sus teléfonos móviles que les remitirán a anuncios de consultas de terapias natural, biomagnética o ultrasofrológica, pero en estos casos de tarifa elevada, lo gratis se acabó.
Este artículo se publico originalmente en el Huffington Post
Fotos: instalación del artista plástico Christo en un lago italiano.
Mi vida es muy compleja. Albergo contradicciones y deseos que espantarían a muchos. Conozco muchos de los infiernos y purgatorios que llevo por dentro y te digo una cosa, no te gustarían nada.
Por eso salgo poco de casa. Desde hace años escondo mis doscientos treinta kilos de peso y compro lo que necesito por teléfono o Internet. No me falta ninguno de los sucedáneos que me permiten ir tirando, algunos te harían sonrojar.
Creo que hago bien quedándome dónde estoy. Hace tiempo que el mundo y la sociedad no me interesan nada, tanta basura me da asco. Con la mía ya tengo bastante.
Hoy, sin embargo, algo captó mi atención. Durante la noche un viento del oeste azotó mis ventanas dejándolas perladas de diminutas gotas. Sentí por un momento que contemplaba todo mi interior desplegado en un vidrio. En cada gota una imagen, en cada diminuta semiesfera una idea, un pensamiento, una sensación, un sentimiento o recuerdo. Ahí estaba yo, con mi identidad desmarejada y mis intimidades desmembradas en un medio líquido, remedo de lo que verdaderamente soy: una ola de agua salobre que se pierde en algún remoto océano lejos de cualquier sitio.
Cantan las olas
Mi verdadero nombre
Lejos, muy lejos
Los doctores Abadín y Casado en la consulta del segundo.
He tenido el privilegio de tutorizar durante un mes a Fernando Abadín, médico residente de tercer año en Medicina Familiar y Comunitaria. Y digo privilegio porque entiendo la función docente intrínsecamente ligada al desempeño de la medicina pese a que por motivos administrativos no permitan a mi centro de salud ofrecer dicho servicio.
Las inquietudes de Fernando eran por un lado conocer el modo de ejercicio de la medicina de familia de un médico con habilidades de trabajo en web social y por otro tratar de asomarse un poco a la salud comunitaria. Además de haber compartido las largas horas de consulta con cientos de pacientes y desgranado los aspectos de comunicación asistencial avanzada que usamos en la práctica fuimos caminando un itinerario bibliográfico. Cada día le presentaba un libro de referencia con amplia utilidad en la práctica clínica. Durante la rotación pudo leer 5-6 integramente y se lleva en la mochila unos 20 más. Todo esto lo fue apuntando en el cuaderno rojo que estrenó el primer día y que ahora, casi completo, le servirá para ir desarrollando la gran cantidad de ideas y pistas que con paciencia fueron vertidas en él. Ni que decir tiene que discutimos tambíen varias decenas de artículos científicos de diversos temas que nos parecieron oportunos.
Trabajamos también con microtutorias, en forma de llamada, videollamada o entrevista personal breve (10-15 minutos). De esta forma Fernando pudo hablar y tomar café con Javier Ayllón (jefe de grupo de Villalba pueblo, probáblemente el mejor técnico administrativo sanitario de la Comunidad de Madrid), Franciso Agüera (un excelente médico de familia de mi equipo), Fernando Fabiani (médico, actor y excelente comunicador) y tres médicos de familia 2.0 sobresalientes como Juan Gérvas, Fernando Casado y Vicente Baos (que no necesitan presentación).
Fernando ha sido testigo estos días de proyectos de colaboración online entre el hospital de Villalba, nuestro centro de salud y varios epacientes. De la redacción de contenido digital y su visibilización en internet, de la búsqueda de información clínica de pacientes atendidos, de la comunicación con estos usando llamadas programadas telefónicas o correo electrónico. Hemos hecho colaboraciones con periodistas, con investigadores de la Universidad de Murcia, con la campaña #VotaMásPrimaria de Semfyc y otros proyectos. Hemos podido estar virtualmente en la Wonca siguiendo los comentarios de twitter del congreso y también hemos lanzado nuestros propios mensajes a la red.
En cuanto al apartado de investigación hemos recogido datos de uso de información en internet por los pacientes que publicaremos en breve plazo.
Una de las cosas que más valoro de estos días ha sido poder presentarle a una buena lista de referentes en Atención Primaria, nacionales e internacionales, además de profesionales de otras categorías y disciplinas que a partir de ahora podrá seguir y con los que podrá interactuar si lo desea.
En relación a la salud comunitaria hemos avanzado el proyecto de mapeo de activos para la salud en Collado Villalba, leyendo artículos y preparando el tema. En estas semanas hubo reuniones con personal del Ayuntamiento, con el centro de mayores de la Comunidad de Madrid y con otros profesionales sanitarios de la zona. Tenemos preparado un cronograma para desarrollar el próximo otoño y motivación suficiente como para que salga bien. Por otro lado este mes ha terminado la 4ª promoción de alumnos del curso de Mindfulness que imparto en colaboración con el Ayuntamiento, una de las pocas iniciativas que aunan sanidad y organismos locales.
La idea fuerza que le he tratado de transmitir en la rotación es que el profesional sanitario del futuro no puede trabajar solo. Necesita un equipo físico y otro virtual, necesita tener una red potente comunitaria y extracomunitaria. La complejidad, incertidumbre y dificultad de la asistencia no deja de aumentar, por eso es fundamental disponer de redes que nos ayuden y protejan, que nos provean de mejor información y con las que podamos interacturar.
También he defendido que el paciente necesita ser atendido dignamente con un alto nivel de respeto y la mejor calidad de atención y comunicación que podamos ofrecerle. Para eso el profesional sanitario precisa cuidar su propio mantenimiento personal, su formación continuada y su motivación. La pieza más frágil de la sanidad somos las personas que la sostenemos. El burn out es un riesgo más frecuente de lo que pensamos.
Por último he tratado de contagiar la fuerza de la creatividad, esa brisa capaz de convertir un trapo en una vela y de mover un barco hacia otros horizontes. La humanización y los aspectos humanistas también han ido de la mano, tengo claro que sin ellos devenimos en técnicos burócratas o en cosas peores.
Ha sido para mi un reto tratar de estar a la altura de las expectativas del tutorando. Me he esforzado en hacer que esta rotación sea de alto rendimiento para él y le provea de herramientas, motivaciones y referencias que le ayuden a orientarse en el mar de complejidad que le tocará navegar dentro de poco. No es una cuestión únicamente de acumular conocimiento, como llevamos toda la vida haciendo con los procesos de formación. El verdadero reto es ayudar al tutorando en su camino de aprendizaje a saber valorar qué conocimientos y habilidades necesita y cuales no. Manteniendo una adecuada motivación y disfrute del sendero, que suele ser largo y escarpado.
Veremos en que acaban las páginas de ese cuaderno rojo, con pistas de visual thinking, que hemos ido perjeñando entre los dos. ¡De momento a mí se me han ocurrido un buen puñado de ideas que he apuntado en el mío, de color amarillo!
Si. De hecho es en la adolescencia donde se fraguan las bases de las conductas violentas hacia las mujeres.
¿Cómo?
En relaciones afectivas basadas en el control.
En un manejo incorrecto de "los celos".
En faltas de respeto.
En la repetición de patrones relacionales inadecuados que se han visto en casa.
En la repetición de violencia de género que se ha visto en casa.
Los adolescentes experimentan cambios notables en sus cuerpos y en su psicología. A su vez han de aprender a relacionarse con personas del otro sexo en un nivel que implique intimidad y que incluya el ámbito sexual.
Nadie nace con estas lecciones aprendidas, es normal que se comentan errores. Lo que no debería ser normal es que se consientan conductas de violencia.
Si eres una chica adolescente y tienes dudas de si estás sufriendo violencia por parte de tu pareja pide consejo o pregunta. Puedes hacerlo en casa pero también en tu centro de salud o en el punto de violencia de tu ayuntamiento.
Las nuevas plazas públicas son digitales. En ellas se despliegan las conversaciones y cada cual intercambia ideas y opininiones. Llama la atención la poca presencia de profesionales sanitarios, nicho que han ocupado otros mercaderes prestos a vender todo tipo de bebedizos y servicios.
Hay muchas razones que pueden explicar esta ausencia, la principal tal vez sea el miedo o su hermana lista, la prudencia. Las plazas digitales son arenas difíciles donde es frecuente tropezar. Muchos en sanidad tienen como horizonte profesional una plaza fija en algún servicio y por lo tanto no encuentran beneficioso exponerse a peligros y caídas que poco puedan aportarles. Por otro lado faltan modelos. Durante los largos periodos de formación no es usual encontrar profesionales con habilidades de comunicación digital siendo la formación académica rígida y basada en el consumo de contenidos en papel (revistas científicas y libros).
La sociedad busca información de salud y no la encuentra en la plaza digital. Se topa con vendedores, charlatanes y falsos expertos que expolea los miedos como aquellos profetas medievales. A sus profesionales sanitarios de referencia no los ven. En mi opinión tardarán en verlos. De momento tenemos un grupo de pioneros que llevan ya varios años avanzando a buen ritmo. Todo llegará.
y sobre todo seguir en Twitter a todo aquel profesional que nos sirva de referencia.
No todos podemos mover los piés como la señorita del vídeo, pero seguramente la mayoría disfrute del baile a su manera. Con lo digital pasa lo mismo, ¿se animan?
Nuestros deseos inevitablemente chocan con los de los demás generando diferencias de potencial de las que surgen chispas y descargas, a veces rayos furibundos. Pocos son capaces de aprovechar semejante energía capaz de generar epopeyas, sinfonías o deslumbrantes gestas como las que narran los poetas. Habitualmente se pierde entre las manos como agua que escapa dejándonos un poso de amargura. De esas chispas emergen sentimientos con la capacidad de movernos hacia nuevos espacios. Vientos que bien aprovechados pueden hinchar las velas del barco más pesado y desplazarnos hacia tierras ignotas ricas en leche y miel. Lo que solemos ver son tormentas de fuego que terminan abrasando a sus protagonistas en lugar de permitirles viajar hacia otras islas. Nadie nos enseñó los secretos de esta alquimia privada de la que puede surgir el plomo que nos lastre a las profundidades o el oro que nos aporte resplandor. Tal vez la situación merezca que nos apliquemos y observemos mejor dado que estos secretos se muestran a voces delante de nosotros. Basta contemplar el universo con todas sus criaturas. Nunca se desperdicia ninguna energía, todas empujan la rueda de la vida cuyo movimiento es bello e incesante.
Foto: Raquel Gómez Bravo realizada por María Gómez Bravo.
La visibilización de la enfermería es una cuestión de suma
importancia para la supervivencia del sistema sanitario. Es fundamental
que sepamos quién está produciendo contenidos en internet y dónde están
los proyectos, ideas y el talento enfermero. Lo que no se visibiliza no
existe.
Por esta razón me he animado a pedir ayuda para montar entre toda la gente que lo desee un mapa actualizado:
MAPA DE ENFERMERAS DE ATENCIÓN PRIMARIA CON PRESENCIA EN LA WEB SOCIAL #MapaEnfermeríaAP
Si conoces enfermeras de Atención Primaria con presencia en Internet, no dudes en colaborar en el documento o enviarme tus pistas y referencias como comentario en este blog o vía twitter @DoctorCasado.
Todo lo que hagamos por visibilizar la enfermería que está haciendo cosas de valor es bueno para todos.
El día del orgullo gay es una fiesta reivindicativa de la igualdad y la tolerancia que cualquier persona merece sea cual sea su sexo, orientación o identidad sexual. Lamentablemente está mal traducido al español, gay pride debería haberse traducido como dignidad gay. Esto, unido a que la celebración publica ha derivado en una fiesta de exibición que se aleja del cometido original, hace que mucha gente se sienta incómoda ese día.
Nuestra sociedad sigue haciéndose muchos líos con la orientación e identidad sexual. Vamos de progres cuando por dentro solemos cargar con armarios cerrados y deseos, complejos y otros muchos contenidos bajo llave. Ni siquiera sabemos cómo abordar las diferencias de comunicación asociadas al género que hacen que para muchas mujeres los hombres sean otra especie y viceversa.
La sexuación de nuestros cerebros determina la forma en que vemos y entendemos el mundo. Tomar conciencia de la importancia de este filtro nos puede ayudar a dignificar los matices y diferencias que cada cual descubra al respecto sin tener que apelar al juicio o la condena. Montar un carnaval o una mascarada no me parece lo más inteligente para ello, o por lo menos no lo considero suficiente. Me parece bien que el personal organice todas las fiestas que quiera pero eso no ayudará a que cada cual se mire sus armarios con la suficiente calma y profundidad. Y sin este proceso introspectivo poco podremos avanzar en la comprensión y aceptación de la dignidad de los demás, algo fundamental si no queremos terminar destruyéndonos unos a otros.
Desde esta humilde tribuna apoyo y animo a todas las personas que sufran o hayan sufrido discriminación, castigo, juicio o segregación por su sexo, orientación o identidad sexual. Sentirse totalmente diferente del resto, segregado o juzgado no gusta a nadie. La dignidad personal se manifiesta en el grado de reconocimiento de la ajena. Seamos cuidadosos, nunca sabemos las batallas que cada cual libra por dentro.
Cada vez con sueldos más bajos y mayor precariedad laboral. Cada vez con mayores cargas de trabajo y ambientes laborales más espesos. Cada vez con enfermos más complejos y con situaciones biológicas, psicológicas, sociales y espirituales más difíciles.
Hay que estar un poco loco para ser enfermera, fisioterapéuta, psicólogo, farmacéutico o elegir medicina como salida profesional.
Y aun así, seguimos viendo como muchas chavalas y chavales eligen este camino.
No soy imparcial. Creo que se puede ser feliz desarrollando una vocación laboral que acompañe, cuide y trate personas en tiempo de enfermar.
También que si se maltratan estas profesiones lo pasaremos mál cuando necesitemos ser cuidados.
Diego Velazquez, retrato de caballero y detalle de soldado anónimo en La rendición de Breda.
Aquella mañana pudo comprobrar en sus carnes que la llamada crisis de los cuarenta tenía que ver con desenmascararse. Llevaba toda la vida fingiendo y no por mala voluntad o postureo sino por la desidia que nace de la inercia. La educación formal e informal, la familia nuclear y extensa, las convenciones sociales, sus creencias religiosas y políticas formaban un espeso engrudo que el paso de los años solidificó de una manera asfixiante alrededor de su corazón. Entendió porqué tantos amigos y conocidos explotaban en esas circunstancias al abrir armarios largo tiempo cerrados. Entendió porqué tantos terminaban huyendo a paraísos artificiales o sencillamente se dejaban hundir en las profundidades del sin sentido. Se miró al espejo y recaló en sus ojos, tal vez algo tristes ese día pero vivos. Una sonrisa emergió del cristal. La propia faz es otra máscara, pensó, la verdadera vida es otra cosa.
No es fácil de decir. Lo que sabemos es que los recortes en sanidad afectan principalmente a los más desfavorecidos y generan más desiguladad social. La sanidad pública es uno de los principales pegamentos sociales que tenemos. Cuando una enfermedad grave entra en casa es una tormenta en todos los sentidos, sin una buena cobertura médica vamos directamente a la ruína.
Javier Padilla publicaba reciéntemente en Diagonal una valoración sobre la evolución del gasto sanitario de los últimos años que resume en los siguientes puntos:
El gasto sanitario ha bajado notablemente desde 2009 pero la caída libre parece haberse frenado en este último año.
Se ha recortado en sanidad más de lo que ha decrecido la economía y más de lo que ha decrecido el gasto público total.
Existen grandes diferencias entre Comunidades Autónomas y las
diferencias a nivel de acceso a prestaciones, desempeño y calidad de los
servicios han de ser medidas para detectar inequidades territoriales y
poner solución a las mismas.
La Atención Primaria y la Salud Pública han sido el principal objeto
de recorte en el periodo 2007-2014, pero no todas las CCAA se han
comportado igual a este respecto.
No solemos hacerlo pero cantar junto a otras personas tiene un enorme poder curativo. Nos recuerda que no estamos solos, que la música que nace de nosotros es la misma que sale de los demás. Quien ha tenido esta sensación no la olvida jamás.
Hoy solemos consumir música en diferentes formatos. Es común que haya algún dispositivo electrónico en casa con música de fondo o bien la llevamos de forma portatil mediante auriculares. Pero una cosa es escuchar música grabada y otra cantar en compañía. Hablaba hace unos años con Pedro Esteban que me advertía de la depauperización musical que la globalización está produciendo en Europa. Escuchamos más (de lo mismo) y cantamos menos. Parece ser que musicalmente tampoco nos salen las cuentas.
Nuestra sociedad tiene miedo al vacío. Desde que desterró a los dioses y entronizó definitivamente al ser humano como rey del universo un terrible horror vacuinos persigue. Eso explica que necesitemos apoyarnos tanto en la luz eléctrica y en el sonido artificial permanente generando ecosistemas urbanos donde siempre es de día, siempre hay actividad, siempre hay ruido de fondo.
En la intimidad también ocurre. Llegamos a nuestras casas y encendemos televisiones y aparatos, luces eléctricas y pantallas. Salimos a la calle y nos colocamos unos auriculares o nos aseguramos de llevar alguna pantalla para los tiempos muertos que, dicho sea de paso, cada vez son más exíguos.
El exceso de luz nocturna nos dificulta ver las estrellas, epítome de sutileza y belleza inaudita cuya levedad tiene miles de millones de años y nos recuerda lo poquito que somos. Tal vez por eso han pasado de moda y el personal prefiere inclinar la cabeza para atender su whatsapp en el móvil que subir la mirada para contemplar esos astros diminutos y casi invisibles.
Nadie sabe con exactitud que efectos producirá esta tendencia. De momento sabemos que perder oscuridad y silencio causa estrés. Generamos estilos de vida más rápidos que producen cansancio, deterioro y finalmente enfermedad.
Si considera que en su vida hay demasiada prisa, mucho brillo y exceso de ruído anímese a acometer los necesarios ajustes y regálese un paseo, un buen rato de conversación o una tarde con las pantallas apagadas. Son propuestas que no le costarán dinero y que únicamente usted puede permitir que sucedan.