Convertir la salud en
un producto de consumo ha terminado transformando la asistencia sanitaria en un
grandísimo negocio. Los sistemas sanitarios públicos no hemos sido capaces
de mantenernos fuera de esta corriente por lo que cada vez estamos más cerca de
ser engullidos por un remolino de giro veloz.
El mercado imprime velocidad a todos los procesos y
disminuye la tolerancia al malestar inherente a la vida. Esto implica más
consultas y más consumo de productos sanitarios. El fusible del sistema es el
médico de familia que se supone que es el que soluciona el 90% de los problemas
de salud y deriva al nivel hospitalario solo lo complejo. ¿Pero qué pasa si sobrecargamos y anulamos a los
médicos de cabecera? Pues que el sistema se acelera al aumentar la carga de
trabajo hospitalaria: más procesos, más intervenciones diagnósticas, más
tratamientos. Y en cada vuelta de tuerca la población se hace más dependiente
del sistema y menos autosuficiente.
Si las personas que trabajan en el mundo sanitario no disponen
de los recursos y el tiempo suficiente para desarrollar su labor sus respuestas
no serán suficientes y el sistema
público acaba colapsando y obligando a que muchas personas tengan que buscarse
la vida con seguros privados de salud. De esta forma gana el mercado y
pierde la sociedad y el individuo.
Esta situación no es sencilla de revertir. Hacen falta
recursos pero sobretodo conciencia. Darnos cuenta de que la salud es algo profundamente importante que ha de ser cuidado y
valorado pero no mercantilizado. Esto implica asumir la responsabilidad individual de cuidarse uno mismo y a nuestras
familias a la vez que aprender a hacer un uso prudente de los recursos
sanitarios. También implica cuidar la salud social con medidas de salud
pública, cuidado del entorno y potenciación de las relaciones comunitarias.
La tecnología tal vez proporcione mejoras concretas y
puntuales en el ámbito sanitario, habrá que aprovecharlas pero sin albergar la
fantasía de que nos arreglarán la vida y solucionarán la enfermedad. Parece
coherente invitar a que como sociedad
hagamos una reflexión sobre qué es para nosotros la salud y qué hacer para
mantenerla. Si no lo tenemos claro será el mercado quien responda.
Consuming health.
Turning health into a consumer product has ended up transforming healthcare into a huge business. Public health systems have not been able to keep out of this current and we are increasingly close to being swallowed up in a whirlpool of rapid spinning.
The market is speeding up all processes and decreasing tolerance for the inherent discomfort of life. This means more consultations and more consumption of health products. The fuse of the system is the family doctor who is supposed to solve 90% of health problems and refers only the complex to the hospital level. But what happens if we overload and overrule family doctors? Well, the system is accelerated by increasing the hospital workload: more processes, more diagnostic interventions, more treatments. And at every turn of the screw the population becomes more dependent on the system and less self-sufficient.
If the people who work in the health sector do not have sufficient resources and time to carry out their work, their responses will not be sufficient and the public system ends up collapsing, forcing many people to seek their living through private health insurance. In this way, the market wins and society and the individual loses.
This situation is not easy to reverse. We need resources, but above all awareness. We need to realise that health is something profoundly important that must be cared for and valued but not commodified. This means taking individual responsibility for looking after ourselves and our families while learning to make prudent use of health resources. It also means taking care of social health through public health measures, caring for the environment and enhancing community relations.
Technology may provide specific and timely improvements in the health field, and we must take advantage of them, but without harbouring the fantasy that they will fix our lives and solve our illnesses. It seems coherent to invite us as a society to reflect on what health means to us and what we should do to maintain it. If we are not clear about this, it will be the market that will respond.
Tres estudios para un retrato de Mick Jagger, Francis Bacon.
消耗健康。
自動翻譯,對錯誤感到抱歉。
將健康變成消費產品最終將醫療變成了巨大的業務。公共衛生系統無法擺脫這種狀況,我們越來越快地被快速旋轉的漩渦所吞噬。
市場正在加快所有過程,並降低對生活中固有不適的忍耐力。這意味著更多的諮詢和更多的保健品消費。該系統的融合者是家庭醫生,他應該解決90%的健康問題,並且僅將綜合醫院轉診至醫院。但是,如果我們超負荷和否決家庭醫生會怎樣?嗯,通過增加醫院工作量來加速該系統:更多的流程,更多的診斷干預措施,更多的治療方法。而且,在每次轉動螺釘時,人口變得越來越依賴於系統,而自給自足也就更少了。
如果在衛生部門工作的人沒有足夠的資源和時間來開展工作,他們的反應將不夠,公共系統最終將崩潰,迫使許多人通過私人健康保險謀生。這樣,市場贏了,社會和個人都輸了。
這種情況不容易扭轉。我們需要資源,但最重要的是意識。我們需要認識到,健康是極為重要的事情,必須予以照顧和重視,但不能使其商品化。這意味著在學習謹慎使用衛生資源的同時,要承擔起照顧自己和家人的個人責任。這還意味著通過公共衛生措施照顧社會健康,關心環境並加強社區關係。
技術可能會在健康領域提供及時,具體的改善,我們必須利用它們,但不要幻想它們會改善我們的生活並解決我們的疾病。邀請我們作為一個社會思考健康對我們意味著什麼以及我們應該採取什麼措施來保持健康,似乎是一致的。如果我們不清楚這一點,那將是市場做出回應。