lunes, 5 de junio de 2017

La jubilación de Paco Traver





Hace unos días se ha jubilado Paco Traver, uno de los psiquiatras más lúcidos que ha producido este país. El actual estado de cosas impide que profesionales de gran valor no puedan seguir prestando sus servicios en la sanidad pública. Creo que es un lujo que no nos podemos permitir, pero así están las cosas. Aprovecho su discurso de despedida para extractar y comentar algunas de sus ideas, muchas de las cuales suscribo desde mi punto de vista de médico de familia. 


Transcribo en gris las ideas de Paco Traver añadiendo negritas mías. Mis comentarios en negro y menor tamaño tipográfico.




El término “salud mental” no es más que una falacia.

La OMS tiene una definición de salud que se distingue mal del bienestar y la felicidad. Es muy arriesgado confundirlas dado que el beneficio de mercantilizar la salud se pierde cuando la mayoría se autoconsidera enfermo.



 (Una vez dados de alta de una Unidad Hospitalaria) Los enfermos más graves se pierden por esas grietas mientras las Unidades de Salud Mental siguen bloqueadas por problemas mentales espurios, problemas sociales, informes jurídicos y laborales y diversas adversidades de la vida.
Las unidades de psiquiatría de atención primaria llevan saturadas desde su inicio como su pariente pobre los centros de salud. También en medicina de familia estamos bloqueados por burocracia y problemas diversos que nadie ha tenido el valor de filtrar. 

No hay un observatorio mejor que una Unidad de Salud Mental para ver como los individuos recurren a la Psiquiatría para resolver problemas que ni son psiquiátricos ni sanitarios. Y naturalmente la Psiquiatría no sirve para eso y la psicología tampoco. La mayor parte de la población buscan soluciones fáciles que no hacen sino menoscabar su resiliencia. Y no hay nada tan fácil como buscar una pastilla para dormir sino se duerme o en otra para estar relajado si uno está preocupado
Como médico de familia suscribo cada una de estas palabras. Estamos empastillando al personal por una parte por petición de este y por otra por no disponer de un mínimo tiempo para explicar que lo que le pasa al paciente es la vida y no una enfermedad.


Vienen muy malos tiempos para la Psiquiatría, van a haber más recortes en el seno de una reforma inacabada, más patologías que atender y más pacientes graves resbalando por las grietas del sistema. Obviamente el crecimiento sostenible no existe: todo crecimiento es insostenible y si se aguanta es gracias, al déficit, la deuda y los impuestos.Y si no podemos crecer eternamente no tenemos más remedio que repensar nuestra especialidad, repensar qué pacientes tienen enfermedades y qué pacientes no las tienen.

También vivimos tiempos malos en Atención Primaria, con sobrecargas que van en aumento y un horizonte que une envejecimiento social, precariedad económica y complejidad.

Necesitamos una nueva nosología psiquiátrica que supere los DSMs generados bajo el auspicio de la industria y que defina y discrimine lo patológico de lo adaptativo.  Sin respeto a las leyes del apego un niño hoy tiene todas las probabilidades de convertirse en un enfermo mental mañana.
Redefinir lo que es Salud y Enfermedad es esencial para toda la sociedad. No va a ser tarea fácil. Si no lo logramos los profesionales junto a la ciudadanía y los políticos lo hará el mercado.

La psiquiatría del futuro tendrá que abordar este problema de una vez (la patologización psiquiátrica infantil) y denunciar como ciertas ingenierías sociales interfieren con la salud de los niños: la sexualización precoz, la infantilización de los padres, las políticas de igualdad, la mercantilización de la vida, los escasos espacios de juego al aire libre, la alimentación deficitaria y la escasa presencia de los padres en el hogar son multicausas de un estado de cosas que no parecen independientes de una mente perversa que trata sin duda de socavar nuestra civilización y nuestra forma de vida.
Los niños de 14 años pasan a las consultas de Medicina de Familia convertidos en enfermos crónicos con numerosos episodios clínicos y etiquetas diagnósticas. La pediatría de Atención Primaria ha fracasado con sus programas de niño sano que han acabado por “patologizar”  grandes muchedumbres de familias atribuladas.



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