martes, 9 de septiembre de 2014

Relato: Cosquillas a los niños










No sabía si el tema se había investigado en profundidad pero tenía la certeza de que las cosquillas eran el pegamento más importante en su familia. Durante su infancia no recibió muchas pero sí las hubo. Fueron suficientes para desarrollar una personalidad flexible a la par que resistente, una digna capacidad de amar y un desempeño justo de su obligaciones sociales. Ahora como adulto disfrutaba del legado regando la relación con sus hijos con abundantes cosquillas, con luchas divertidas, con revolcones por camas y suelos llenos de carcajadas y sonrisas. El contacto corporal ha sido el sostén de todos los grupos de grandes simios desde la noche de los tiempos, la cosquilla no es más que una evolución sofisticada con sabrosos efectos en el ánimo y en las relaciones humanas, un bocado exquisito que uno no se puede infrigir a sí mismo. Sospechaba que una vez cruzado el umbral de la adolescencia de su prole aquello acabaría pero no le amedrentaba, se permitía disfrutar de lo que la vida le otorgaba, de la hermosa capacidad de reir y disfrutar junto a quien más amaba.

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