Francisco Traver es uno de mis psiquiatras de referencia por la calidad de sus escritos. A todos nos conviene seguir a alguno, son testigos privilegiados de las telas más íntimas del ser humano. En este post desgrana algunos aspectos del presente, la atención plena y el mindfulness:
"Todos somos capaces de experimentar -aunque sea por un momento muy pequeño- lo que significa estar sin pensamiento y ser plenamente consciente. Significa que es posible estar consciente del todo (en el sentido más neurológico de la palabra) y sin embargo no tener la mente ocupada en ese constante trasiego de imágenes y pensamientos, ese murmullo casi omnipresente que llamamos “parloteo”.
Esa experiencia es la que se conoce con el nombre de mindfullness o conciencia plena. Me gustaría en este post añadir algunas cuestiones más a este concepto, me refiero a ciertos atributos que vienen colgados de él. Presencia y ahora.
La mayor parte de nuestros contenidos mentales en estado de vigilia son pensamientos, en cierto modo el hombre moderno es un hombre intoxicado con sus propios pensamientos que de forma constante e interminable aparecen en el horizonte de nuestra mente como si hubiera un motor que los pusiera ahí de forma imperceptible e involuntaria. Es muy difícil mantener la mente limpia de pensamientos, recuerdos, ideas, cancioncillas, creencias, fantasía, anticipaciones o diálogos interiores. Tenemos pues muy poco tiempo para mirar, para contemplar.
Pensamiento y presencia se oponen, no es posible adquirir presencia mientras la mente se halla ocupada por los pensamientos. Para que haya presencia es necesario sólo “estar ahi”. La condición para la presencia es la no-mente. Ni el pasado (recuerdo) ni el futuro (anticipación) ni el presente (pensamientos) toleran la presencia, que se desvanece apenas colisiona con cualquier elemento mental.
Presencia puede definirse como estar ahí “aqui y ahora”, es decir se trata de una forma de estar en plena conciencia en un intervalo temporal que no es pasado ni futuro, sino ahora y aquí. Lo curioso de este “ahora y aqui” es que aun siendo muy intuitivo es muy poco accesible a la experiencia mental directa. Si adquirir presencia es tan complicado es por dos causas:
Una es que estamos condicionados a pensar incluso cuado estamos operando automáticamente como cuando cosemos, andamos, conducimos, oimos musica o contemplamos un cuadro. Todo pareciera indicar que tenemos horror al vacío de la mente y tendemos a llenarla de contenidos de forma compulsiva, como si nuestra identidad fuera a fragmentarse si dejamos de pensar y es muy posible que este horror vacui se encuentre en la base de ciertas experiencias de fragmentación de tipo psicótico.
La segunda causa es que el tiempo transcurre -en nuestra percepción sensible- desde el pasado hacia el futuro siendo el presente una traza intangible que apenas la percibimos ya ha desaparecido y siempre se nos muestra de espaldas. Sucede porque nuestra conciencia adquiere conciencia de sí misma precisamente a través de una discontinuidad que se transforma en una secuencia ilusoria como conté en este post."
Francisco Traver
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Imagen tomada de bubok
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