martes, 8 de junio de 2010
A vueltas con el compago
El copago en sanidad es uno de esos temas que los políticos sacán del armario de tarde en tarde. Ahora con la escusa de la crisis parace que toca sacarlo de nuevo. Merece la pena parar a reflexionar. Es una decisión de calado que pide ser pensada y hablada. La ciudadanía tiene mucho que decir.
Dejo a continuación unas reflexiones de Rafa Cofiño muy pertinentes. Antes de plantearse el copago hay otras opciones menos drásticas:
- "Desde el 86 no ha habido ningún intento serio, estructurado y global de información/educación a la población sobre el uso de los servicios sanitarios. No hemos oido algo tan sencillo en ninguna TV como “Vives en un país con uno de los mejores sistema sanitarios del mundo. Mímalo. Cuídalo. Utilizado adecuadamente” o “Vives en un país donde trabajan algunos de los mejores profesionales sanitarios del mundo. Déjate aconsejar por ellos” o “Esto cuesta y es de todos. Vamos a cuidarlo”
- Tampoco esto se ha trabajado a nivel local ni a nivel municipal.
- No se ha dado locus de control al profesional sanitario. O se le ha dado erróneamente. Muchas decisiones que debía tomar la empresa se han trasladado a la consulta de un profesional que trabaja, muchas veces, en condiciones anaeróbicas.
- Es ridículo hacer un planteamiento de uso racional del medicamento. Genera un vademecum racional y elimina las novedades no novedosas. Y si incluso haces concursos transparentes y públicos para la compra centralizada mejor.
- Da reconocimiento a las decisiones que toma el profesional cuando decide no derivar, cuando decide no prescribir tonterías, cuando decide no pedir más pruebas diagnósticas para hacer medicina defensiva. No lo descalifiques desde dentro de la propia empresa.
- Genera procesos importantes para desmedicalizar las actuaciones. Para integrar una perspectiva de salud púbica y atención primaria más coherente alejado del hospitalocentrismo (en su vertiente más medicalizadora y bioagresiva).
- No se han optimizado procedimientos organizativos para desburocratizar las consultas o para establecer otros modelos de asistencia no presenciales.
- La promoción de la salud produce sonrisas irónicas. En varios niveles corporativos. Vamos mal así.
- Se hace y se gasta muchísimo en salud pública defensiva.
- Se venden las altas tecnologías y las megachundas informológicas que salen en portadas de prensa. Mientras que lo prevenible y evitable sigue encima de la mesa y tiene relación con condiciones de vida (no estilos como matizó bien Irigoyen) y desigualdades sociales en salud.
- El problema de todo esto es como siempre que sólo nos fijamos en Sanidad (porque es lo que mas nos quita), pero está pasando lo mismo en Educación y en todo lo público en general.
- Produciría mayor beneficio para la salud pública y poblacional cerrar el mercado ahora mismo de ciertos fármacos que cerrar determinados gastos sociales (dependencia, por ejemplo). Esto hay que pensarlo dos veces. Lo vuelvo a decir. Ahora mismo sería más eficiente en términos de indicadores de salud poblacional retirar determinados fármacos del mercado y redistribuir esa inversión en gastos sociales que se van a recortar."
Leer el texto completo en Salud Comunitaria
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