lunes, 30 de noviembre de 2015

Creatividad y profesionales de la salud




Los profesionales de la salud serán creativos o no serán.




Fernando Fabiani es uno de los médicos de familia españoles con mayor caché creativo. Es actor y director de teatro entre otras muchas cosas. Habrá que estar atento a la iniciativa DES-enfermando que impulsa y a sus proyectos drámaticos y editoriales que compartirá con nosotros en los próximos meses.

Por si alguien lo dudaba hay otra forma de hacer las cosas, y de contarlas.







domingo, 29 de noviembre de 2015

Relato dominical: La sexóloga.



 Estudio de desnudo. Eugéne Delacroix





Nunca habría podido imaginar que su sexo no estaba principalmente entre las piernas como llevaba años creyendo sino encima de los hombros como le explicó su doctora. Toda la vida le había ido bien con ese tema. No era de los que lo sacara en la conversación ni de los que gustaban de pavonear sus hazañas a diestro y siniestro. Le funcionaba y punto. Con criterios estadísticos tal vez podríamos decir que se salía de la media nacional en cuanto a complexión anatómica y uso y disfrute del asunto tanto en primera como en segunda persona. Sus parejas habitualmente terminaban el encuentro agradecidas. Por eso estaba tan preocupado, su nivel de ansiedad no había estado tan alto ni siquiera cuando tuvo el accidente de coche ó en aquella discusión con su padre tras la que estuvieron años sin hablarse. Hizo de tripas corazón y pidió cita a su médica de familia quien después de realizar una historia clínica completa le expuso claramente que el problema estaba en la cabeza. Aquella  nueva novia escultural con la que llevaba un mes saliendo le producía tal deseo de cumplir que le desbarataba el sutil mecanismo que inyecta sangre en semejantes partes. ¿Tan sólo es eso doctora? pregunto incrédulo. La recomendación fue sencilla de entender, programar una semanas de encuentros sexuales que incluyesen todo tipo de picardías pero evitaran el coito para bajar así el dichoso bloqueo que producía el entuerto. En diez días estaba como nuevo, agradeció tener una facultativa tan competente. 

viernes, 27 de noviembre de 2015

Los siete doctores






'Los mejores médicos del mundo son Doctor Dieta, 
Doctor Quietud y Doctor Alegría' Jonathan Swife




Los médicos más poderosos del mundo están más cerca de ti de lo que crees. Disponibles las veinticuatro horas del día. No los encontrarás mejores.

Tan solo tienes que recordar que su medicina es imbatible, gratuita y fácil de conseguir. Te proporcionarán remedio tanto a ti como a aquellos que quieres.


No los alejes de la vida, más bien hazte amigo de ellos y consulta siempre que la inquietud te alcance. Su opinión te servirá de ayuda.


  1. Dieta,
  2. Movimiento y reposo
  3. Comunicación y silencio
  4. Alegría,
  5. Amor,
  6. Creatividad,               
  7. Conciencia.




Los siete doctores:


La doctora dieta nos recuerda que los alimentos siempre han sido la mejor medicina. Que mejorar lo que comemos es una estupenda manera de cuidarnos. Qué los excesos y faltas de atención con la alimentación nos suelen salir caros. Alimentarse de productos frescos, priorizar los de origen vegetal, tomar conciencia y disfrutar del momento de comer son sugerencias que aportan salud.

El doctor movimiento nos explica que hay que levantarse más de la silla. Nuestro cuerpo está hecho para moverse y desplazarse. Somos delicados mecanismos calibrados para correr y caminar, jugar y hacer deporte. Sin movimiento nos deterioramos y los huesos y articulaciones terminan molestando. Su hermano gemelo el doctor reposo invita a cuidar el descanso tanto del cuerpo como de la mente. Ser cuidadoso con la forma en que nos relajamos y dormimos es básico para poder retomar fuerza y energía para nuestras labores.

El doctor comunicación habla por los codos. Nos anima a contar lo que pensamos y sentimos. Dice que escribir es realmente necesario como también pintar ó cocinar viandas. Cualquier forma de comunicación alivia el alma. Desahogarse con la palabra es buena medicina, aprender a hacerlo con silencios también. Por eso gusta de venir acompañado de su gemelo el doctor silencio que es muy bueno escuchando. Anima a buscar momentos tranquilos para alejar la perniciosa contaminación del ruido de fondo que tanto daño hace.

La doctora Alegría siempre está sonriendo e invitándonos a hacerlo. Es muy agradecida y llena de frescura aquellos lugares que frecuenta. Invitarla a nuestra vida es una buena apuesta dado que es altamente contagiosa y hace que penas y preocupaciones se retiren.

El doctor Amor siempre ha suscitado pasiones. Cuando está ausente la vida se nos desinfla un poco. Nos anima a expresar lo que verdaderamente sentimos y a cultivar aquellas relaciones y actividades que más no enamoran.

La doctora creatividad trata permanentemente de encontrar nuevos caminos. Gusta de hacer las cosas con ingenio y de realizar nuevas combinaciones para no repetir patrones conocidos. Es muy buena medicina para mantenernos ilusionados y cultivar el asombro.

La doctora conciencia gusta de prestar atención al momento presente. De esa forma deshecha quedarse pegado a los recuerdos del pasado y ser absorvido por la incertidumbre del futuro. Nos ayuda a sentir con más intensidad lo que la vida nos presenta y a caminar con más serenidad cuando nos aprieta la tormenta. Cuando somos muy conscientes es más sencillo aceptar lo que el presente nos enseña. No podemos alejarla mucho de nosotros sin terminar dormidos.



Los siete doctores son en realidad nueve pero si bien lo piensas hay muchos más que sólo tú conoces. Invítalos a tomar un té contigo y acudirán contentos para que tú también lo estés.




Como ves hay alternativas a la hipermedicación y al uso excesivo de los servicios y productos sanitarios. Siempre que puedas habla con el doctor sentido común, su palabra es digna de escucharse.



Vector de Infografía diseñado por Freepik


miércoles, 25 de noviembre de 2015

¿Cómo te gustaría morir? La importancia de construir una pedagogía de la muerte.







(Recomiendo dejar esta música de fondo para acompañar la reflexión. Tómese su tiempo con cada pregunta del cuestionario, lo merecen.)




Las preguntas que planteamos en el cuestionario anexo son un interesante ejercicio. Permiten reflexionar sobre la propia muerte y de este modo revindicarla como algo personal. Si uno no hace suya su muerte esta le es escamoteada. Otros decidirán por él.


Nuestra vida se reconoce por su muerte, sin ella no hay sentido posible como no hay música sin silencio.


Aprender a relacionarnos con ella desde mucho antes que acuda a nuestro día es la mejor manera de reconocerla y dejar de sentir pánico frente a algo que es íntimamente propio.



Hace falta una pedagogía de la muerte, una manera de enseñarla, un método para poder acercarse a esa realidad sin un exceso de miedo ó emoción de difícil manejo. Nuestro entorno no nos lo facilita pero cada cual es capaz de conseguirlo si se atreve a mirar dentro. Hemos dejado atrás millones de células, hemos cambiado varias veces la totalidad de los átomos que nos conforman. Somos una levedad que avanza por el tiempo aprendiendo y descubriendo mundos. Saber que ese viaje necesariamente tiene un horizonte, una transmutación, nos aporta una información básica. No nos podemos permitir delegar la elección, en una vida no caben todas las posibles. Ser limitados nos obliga a elegir bien. Los besos que no damos, las músicas que no escuchamos, los paseos que no disfrutamos se perderán inevitablemente.


El arte y la poesía nos pueden ayudar. La naturaleza y la belleza que nos rodea también. La impermanencia es inherente al universo a la par que la insondable grandeza del tiempo y el espacio. Tal vez no lleguemos a las respuestas últimas pero al atrevernos a ir tejiendo preguntas la música que surja nos irá acompañando.










domingo, 22 de noviembre de 2015

Palabras mortales


Eran tiempos oscuros
Olvidaron el poder de la risa
La fuerza natural de la palabra.


Se refugiaron entre pesados muros
En artificiales paraísos de silicio
Pero allí dentro no había sol.


En esa tierra sin poetas
Se agostaron los gozos y las sombras
Sólo quedó el olvido.







Aprendió de pequeña el enorme poder que encierran las palabras. Sus padres no la pegaron nunca, tampoco la chillaron, algo inaudito siendo ambos seres desesperados. Trabajaban como actores en lo que les salía, no fueron tiempos fáciles. Aprendió a modular con pocos años, tuvo que espabilar para sobrevivir. El ambiente del barrio y del colegio era completamente hostil para una niña flaca y debilucha que hubiera sido carne de cañón sin un arma tan potente como aquella. Tenía una gran sensibilidad con las palabras, las llegó a conocer y a sentir de una manera antigua como si fueran seres vivos, entes complejos que requieren cuidados. Fue aprendiendo a distinguir las que daban vida de las que la quitaban. Comprendió que eran su única posibilidad, la única salida disponible. Tenía siete años cuando comenzó a declamar. Supo aquella tarde de noviembre que ya nada sería igual. Nadie volvió a pegarla. Se transformó en un ser implacable capaz de movilizar las emociones más terribles. En su mundo habitaban la violencia y el horror, la fuerza bruta y la inmundicia. Cuando entendió que todo era nombrable recuperó el poder que en el principio de los tiempos obstentó Eva. La primera criatura que fue capaz de dar vida y dar muerte con algo tan etéreo, de doblegar al hombre y de engañar a Dios y también al diablo.



Dedicado a Roberto Sánchez, él sabe por qué.

http://youtu.be/fT1QUX0iVIY

sábado, 21 de noviembre de 2015

Prescribir gratitud

Among the waves, 1898. Feodosiya, Aivazovsky National Art Gallery





Agradezco profundamente que mis pacientes verbalicen que comprenden lo que les explico en consulta ó las propuestas ó cuidados que les propongo. Suelo aprovechar esos momentos para hacer evidente el gran poder de la gratitud para ayudarnos a ser un poco más felices.


No es posible sentir enfado y gratitud a la vez.



Tomarnos un instante para sentir y valorar algo que merezca la pena agradecerse es un punto de partida para mejorar nuestra climatología interior.

El hermano David Steindl-Rast lo cuenta estupendamente en esta charla TED.







viernes, 20 de noviembre de 2015

Influir en salud desde la integridad







Busquen cualquier tema de salud en Google y obtendrán información en la primera página que les responderá vendiéndoles mil cosas. Aparecerán montones de propuestas para tratarlo, terapias novedosas, prestigiosas clínicas. Cada vez es más difícil informarse correctamente rodeados como estamos de medios de comunicación de masas y digitales que son potentes herramientas de marketing y venta. Todo el mundo trata de vender algo y esto provoca inevitables conflictos de intereses.

Por otro lado damos más visibilidad a los programas de tertulias, a la prensa del corazón y los medios de comunicación amarillistas que a profesionales cualificados. Nos interesan más los chismes y cotilleos que las fuentes de información serias y fidedignas. Pero ¿qué es una fuente de información de salud fiable? ¿cómo saber reconocerlas? No es fácil responder pero me animo a dar algunas pinceladas.


1. Una fuente de información sobre salud fiable visibiliza su patrocinio y su conflicto de intereses. Explica quién gana dinero con la misma.
2. No hace propaganda directa de productos o servicios.
3. Si recomienda productos o servicios explicita si recibe compensación económica ó de otro tipo por hacerlo.
4. Basa su información y recomendaciones en evidencia científica contrastable y de calidad. Lo que no incluye estudios mal diseñados, sesgados, basados en variables subrogadas u otro tipo de estrategias usadas por los potentes entramados industriales sanitarios.
5. Expone los posible inconvenientes ó efectos indeseables del producto, servicio ó recomiendación dada.


Por otro lado no es lo mismo dar una recomendación siendo médico con consulta privada (con necesidad de más pacientes) que con consulta pública (donde preferiría tener menos). Siendo farmacéutico en farmacia comunitaria (con necesidad de aumentar ventas) que contratado por una gerencia de atención primaria (sin precisar vender nada). Siendo fisioterapéuta privado que con consulta en atención primaria. Hay un matiz como pueden presuponer.

Potencialmente todo profesional sanitario o periodista de salud puede informar correctamente. La realidad nos dice que la integridad no es la misma para todos.







miércoles, 18 de noviembre de 2015

Medicina de urgencias. El manual.







Llevo unas semanas repasando temas de medicina de urgencias, asignatura que nunca pasa de moda para ningún médico asistencial. En esta ocasión me he ayudado de la última edición (2016) del manual de Medicina de Urgencias que coordina el doctor José Javier Cota y edita Panamericana. Como suele ser habitual en estos manuales el esfuerzo de recopilación y síntesis es mayúsculo. La lista de autores es larga y prestigiosa, el índice de temas amplio y generoso y el texto de más de 1400 páginas un barco sólido para aventurarse en esta disciplina con buenos fundamentos.

Los 248 temas que constituyen la obra han sido diseñados para aportar una visión práctica con textos lo razonablemente breves como para dar respuesta adecuada a los diferentes escenarios clínicos que se presentan en la urgencia. El manual permite tanto el estudio sosegado como la consulta rápida en el despacho de la puerta de urgencias, de atención primaria o en cualquier escenario con pacientes. No encontrarán mucha paja. Los médicos de urgencia están habituados a trabajar bajo presión y siempre han necesitado herramientas rápidas para comprobar un dato, un diagnóstico diferencial o una tabla concreta. El formato del libro no permitirá llevarlo en la bata, son casi dos kilos de papel, pero sí tenerlo lo suficientemente cerca como para sentirnos seguros si precisamos alguna vez un repaso rápido de un tema.

La Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias presta su logotipo a la portada garantizando la calidad de la obra cuyos autores pertenecen a lo más granado de esta disciplina.


martes, 17 de noviembre de 2015

La revolución semántica de la salud








Hoy la salud es una mercancía más. Algo que se compra y se vende en el mercado. Los sistemas sanitarios se han hecho muy complejos. Obedecen a intereses no siempre claros, o tal vez sí. Pregúntense quién sale ganando y tendrán las respuestas. Hay que vender servicios y productos sanitarios. Pruebas diagnósticas, tratamientos y mucha tecnología. "El centro es el paciente" dicen, pero si caen enfermos sabrán que no es así. El centro es otra cosa.

Ha llegado la hora de plantear una revolución. Tengan por seguro que el actual estado de cosas no es posible arreglarlo. El paradigma actual se basa en la enfermedad y no en la salud. Está diseñado para detectar enfermedades, diagnosticarlas, etiquetarlas, visibilizarlas, anunciarlas, potenciarlas. Para a continuación atacarlas, enfrentarlas, eliminarlas, controlarlas, doblegarlas. Usará para ello todos los medios disponibles, cada vez más caros, cada vez mas sofisticados, cada vez más numerosos. No dudará en etiquetar a todas las personas que pueda como enfermas, y por si fuera poco entre los sanos rescatará un buen montón de factores de riesgo para animar la cosa y medicalizar uno poco más si cabe. Si tiene riesgo de enfermar es que ya está enfermo. No dude en empezar un nuevo tratamiento, su salud está en juego.

Unos pocos profesionales sanitarios vemos que así no vamos por buen camino, que tal vez haya otra forma de entender las cosas. Proponemos una revolución semántica que no usará pistolas. Recurrirá a algo mucho más potente: las palabras. Si las cargamos de significado serán capaces de abrirnos nuevos horizontes. ¿Sería posible atender al ser humano haciendo palanca en su lado sano en lugar de en el enfermo? ¿Podemos entender que salud y enfermedad son dos facetas trenzadas no susceptibles de ser separadas? ¿Nos atreveríamos a recordar que la capacidad de equilibrio (homeostasis) de los seres vivos es lo que lidera el proceso de sanar? ¿Nos daremos cuenta de que la salud y la enfermedad son parte de la vida y por lo tanto no deberían mercantilizarse?

Si voy al médico con la nariz llena de mocos, estornudos y malestar general me diagnosticará un catarro (enfermedad) y saldré con una receta de paracetamol en la mano. Tal vez llegue el momento en que alguien me diga que tengo un proceso adaptativo respiratorio (salud), que pasará en unos días, que las molestias no son peligrosas y que me puedo aliviar con medidas sencillas. Si voy al centro de salud con diarreas y vómitos seguramente me diagnostiquen una gastroenteritis aguda (enfermedad) y me den una dieta. Tal vez llegue el momento en que me digan que tengo un proceso adaptativo digestivo (salud), que pasará en unos días y para el que necesitaré hidratarme y cuidar la dieta.

El tiempo de enfermar es un tiempo de adaptación que busca recuperar la salud. La mayoría de las veces lo consigue de forma natural, en otras hay que buscar ayuda. Pero varía mucho la película si etiquetamos la enfermedad ó si hacemos lo propio con la salud.

No seremos tan retorcidos de considerar el infarto de miocardio, el cáncer de colon ó la diabetes como inocentes procesos adaptativos. No cabe duda de que son enfermedades serias que han superado la capacidad de adaptación natural produciendo daños presentes y potenciales. Las seguiremos llamando enfermedades, tiempos de enfermar. Pero incluso estos graves problemas encierran su parte de salud, de buen funcionamiento, de equilibrio, como saben aquellos que las padecen. Es posible sacar una sinfonía de debajo de una sordera ó una sonrisa tras una quimioterapia. Las cosas no son tan simples como los manuales médicos explican.

Con respecto a los factores de riesgo daríamos un giro copernicano. No bastará con tener colesterol, tensión alta ó acido úrico para estar enfermo. Nos ayudaremos de las matemáticas para explicar su significado relativo.

No soy capaz de ver la solución completa, tan solo adivino que hay otras formas de respuesta, de entendimiento, de toma de conciencia. Si nos creemos que las personas son el centro de los cuidados de salud tal vez haya que cambiar muchas palabras para no quedarnos solo en la apariencia.



Esta reflexión es fruto de una conversación con el doctor Fernando Casado, si les ha provocado algún eco o les ha ayudado a reflexionar es mérito suyo.






Puedes participar respondiendo estas diez preguntas:





La medicina es una cuestión de perspectivas






"No hay enfermedades sino enfermos"...


Pese a los años que tiene la frase muchos profesionales sanitarios todavía no hemos sido capaces de entenderla. Sobre todo porque encierra una trampa pese a ser cierta. Cada persona tiene muchos registros, muchos rostros, muchas perspectivas. Aprender a contactar con ellas, descubrirlas, desvelarlas es un reto para el que la mejor herramienta sigue siendo la comunicación. Ese viejo arte tan denostado en nuestra época porque requiere tiempo, tiempo en abundancia. Y eso es caro, y no nos lo podemos permitir. ¿Ó tal vez sí?



No hay enfermedades sino enfermos.

No hay enfermos sino distintas perspectivas de nosotros mismos que fluyen en el tiempo de enfermar.