miércoles, 15 de marzo de 2017

Hablar de la muerte con naturalidad






Todos nos vamos a morir. Sin embargo no nos solemos acordar. No nos gusta hablarlo ni siguiera pensar en el tema. Desde mi experiencia como médico puedo decir que esta actitud social no es sana. Dar la espalda a la realidad de la muerte, considerarla tabú y esconderla en lo más recóndito de los hospitales o de la vida privada nos aleja paradójicamente de la vida. Por eso apoyo la iniciativa #hablemosDeLaMuerte que promueve el proyecto HUCI. El día 28 de marzo tendrán lugar en muchos lugares del mundo reuniones donde hablaremos del tema con tranquilidad mientras nos tomamos un café. Si estás interesado/a puedes consultar el lugar más cercano. Es una buena oportunidad para mirar a la cara una parte de lo que nos constituye como humanos, de acercarnos con otros al misterio del final de la vida y compartir nuestros pensamientos, ideas y sentimientos.



Si vives en la sierra Madrileña, estaremos en Villalba con Soledad Gallego y Gabi Heras.

En Twitter:  #hablemosdelamuerte

viernes, 10 de marzo de 2017

Relato: la maleta del doctor Casado

 Suitcases
Foto de Tom Godber




Quedamos en la calle Atocha, necesitaba comprar una maleta y me pidió que le acompañara. Lo hice encantado sabiendo que aquello era una despedida. Su vida iba a cambiar radicalmente, estaba a punto de dar uno de esos pasos singulares en los que dejamos atrás todo lo vivido y nos lanzamos de bruces a lo que nos queda por vivir. La maleta era preciosa, un modelo grande de cuatro ruedas ligero pese a su resistencia. En ella metería todas sus pertenencias, lo que no cupo lo regaló. Fuimos a tomar un café y hablamos de esto y aquello, atendiendo más a lo que no decíamos que a las meras palabras. Un intenso sentimiento agridulce me embargaba mezclando la alegría por asistir a un alumbramiento con la pena por ver alejarse al amigo. La maleta acompañó nuestra conversación y un pequeño paseo. Su mutismo hablaba de lo por venir, su vacuidad de la levedad humana que cantan los poetas. Nunca antes había escuchado a un objeto hablar tan claro. Tras darnos un abrazo seguimos cada uno su camino, yo hacia Sol, él con su maleta hacia una nueva vida.


martes, 7 de marzo de 2017

Inteligencia colectiva hacia una sanidad en red


 Uno de los medios de referencia informativa en el mundillo sanitario es Diario Médico. Estos días me han publicado la siguiente Tribuna tanto en la edición electrónica como en la de papel permitiéndome reflexionar sobre temas de mi interés como la inteligencia colectiva, la arquitectura de procesos en red y la comunicación aumentada. Les comparto el texto esperando sus comentarios.











La automoción está sufriendo una revolución que nace de dos fuentes, la automatización de la misma y la conexión en red. El futuro de la movilidad vendrá definido por estos horizontes que la transformarán progresivamente permitiendo que los automóviles se conduzcan solos e interactúen entre ellos y el entorno. Si miramos a otros lugares constataremos que está ocurriendo lo mismo con procesos industriales y de servicios que están transformándose en virtud a los mismos factores. El problema lo encontramos en instituciones y organizaciones que por su tamaño o características tienen grandes inercias que dificultan una adaptación. El Sistema Nacional de Salud es un buen ejemplo con su enorme plantilla y gran complejidad. Muchas voces llevan tiempo anunciando que la estructura de gestión piramidal típica de los anteriores sistemas sólidos ha quedado obsoleta en los tiempos de la modernidad líquida pero de momento nadie parece haber conseguido motivar alternativas dignas de mención. En mi opinión no creo que haya que inventar la rueda de nuevo, bastará con mirar cómo se están adaptando otras organizaciones y tratar de implementar, en la medida de lo posible, esas mejoras al mundo sanitario.

Automatizar la sanidad es algo irrenunciable, nos guste o no. "Todo lo susceptible de ser automatizado lo será", esta ley de hierro no dejará ningún proceso sin ajustar. Por eso es imprescindible aplicar mecánicas de inteligencia colectiva para discernir y priorizar los procesos que habrán de automatizarse primero y los que habrá que modificar después, lo que no será fácil al previsiblemente prescindir de personal. Sin embargo es un reto que no es posible demorar más dado que en el momento actual profesionales de alta cualificación pierden mucho tiempo en burocracias y procesos redundantes de los que podían ser liberados si se aplicara un mínimo de sentido común. Se forman bucles de ineficiencia en los que los pacientes recirculan o rebotan de un servicio a otro o se eternizan en los mismos. Se sobrecarga a los profesionales obligándoles a manejar un mayor número de consultas en tiempos reducidos. En pocas palabras: se pierde mucha energía en forma de calor y el sistema se recalienta peligrosamente.

La conexión dentro del sistema sanitario es otro de esos muros que nadie ha conseguido derribar. Seguimos funcionando con compartimentos estancos que buscan sus objetivos y ventajas en competencia y escasa colaboración con los demás. La comunicación entre niveles asistenciales o entre las áreas de gestión y toma de decisiones y el resto de profesionales viene siendo nula o escasa desde tiempos inmemoriales. El alto gestor no pisa jamás el ámbito asistencial y el mesogestor en contadas ocasiones. Tampoco se facilita la escucha activa al profesional por parte de los mismos. La caricatura del bar del oeste americano en el que todos se pelean contra todos mientras el pianista continúa tocando a duras penas es tristemente aplicable al mundo sanitario. Conseguir niveles de alta conexión entre sistemas es otra gran prioridad imprescindible en el entorno de merma de recursos y aumento de complejidad que nos rodea. Será preciso construir estructuras de red social profesional e incentivar su uso para edificar desde ellas una nueva cultura de comunicación y colaboración donde los que más y  mejor lo hagan tengan incentivos y los que no se sumen sean susceptibles de ser motivados y acompañados para unirse a los demás. De este modo la atención a casos complejos o poco frecuentes aumentará en calidad y eficiencia. Imaginen que entra al sistema una prueba diagnóstica con una imagen de cáncer renal. Si en lugar de tener que dar respuesta un único servicio de radiodiagnóstico pudieran darla un conglomerado de los mismos trabajando en red el dictamen sería mucho más afinado. O pongamos un paciente con patología de la mano que necesite cirugía. Un servicio de traumatología convencional de un hospital mediano que no tenga cirujanos especialistas en dicha zona tal vez pueda dar respuesta a casos no complejos pero si trabajasen en red con otros servicios un caso de alta complejidad sería tratado por quien tuviera la competencia suficiente.

Es cierto que existen profesionales sanitarios que llevan años dando ejemplo de inteligencia colectiva y trabajo en red pero también lo es que no han conseguido incluir al personal de alta gestión que es el que debería liderar estos cambios ni al ciudadano medio que es el que finalmente recibirá el servicio. Por muy buenas ideas o gran motivación que exista entre los profesionales no será posible un cambio organizacional si no se permite el mismo desde arriba y si no se escucha a la ciudadanía.

La paradoja que enfrentamos es la necesidad de contar con todos los agentes para conseguir la mejor toma de decisiones posible buscando el bien común cuando llevamos toda la vida luchando unos con otros por las migajas del beneficio personal. Este reto, que de alguna manera es multiaxial e incluye a toda la humanidad contemporánea, es el que decidirá el rumbo de la misma en los próximos años.  El primer paso lo habremos de dar cada cual abriendo nuestra mente para ser capaces de escuchar mejor a los demás y aprender a dialogar con los que mantengan ideas o posiciones distintas a la propia. El segundo precisará de transformar esos diálogos interdiciplinares en grupos de motivación que vayan progresivamente cambiando la cultura institucional. Y el tercer paso requerirá de la inclusión de una voluntad política y de gestión que favorezca el avance y que cuente de una forma real con todos los actores así como con pacientes y ciudadanos. No creo que estemos hablando de utopías, otros lo están haciendo ya. Tan solo hay que tener humildad para reconocer nuestros miedos e inercias y tener el valor de dar el salto juntos. Caminar en solitario ya no será posible en ningún sistema humano que quiera seguir desarrollándose.

lunes, 6 de marzo de 2017

¿Es posible amar la enfermedad mental?









Olivier Bourdeaut ha cosechado éxitos en Francia con su novela Esperando a mister Bojangles, recientemente publicada en España, y lo seguirá haciendo. El libro es muy bueno como literatura, pero quizá lo sea mejor como resonante emocional al evocar sentimientos de alegría, buen humor, ternura e incluso llanto. No revelaré absolutamente nada de la trama para invitarles a leerlo, tan solo les diré que el autor responde a la pregunta que enuncia este escrito. Acercarse a la locura con la audacia que Bourdeaut despliega nos da muchas pistas de los castillos en los que solemos vivir, separados por altos muros de nosotros mismos. Es cierto que pocos tienen la capacidad de llenar sus semanas con una creatividad desaforada y también lo es que dicha creatividad puede quemar como saben aquellos cuya sensibilidad les impulsa a la excelencia artísitica o científica. Al final casi todos acabamos algo chamuscados por las circunstancias de la vida que nos toquen vivir, por eso es tan pertinente el libro, muestra que la humanidad es algo muy  superior a lo que individualmente somos.













viernes, 3 de marzo de 2017

La cultura de la recomendación será la nueva forma de publicidad

 lógos hypomnesis . . (in YSE#26)
Foto de  Jef Safi




Los gigantes de la publicidad se están poniendo nerviosos con las aplicaciones que la bloquean en móviles, tabletas y ordenadores. Tienen motivos: el ciudadano medio está cada vez más cansado de la publicidad intrusiva y no deseada. Es el comienzo del fin de una industria que mueve cantidades inimaginables de dinero. Como todo en este tiempo cambiante también la publicidad se está reformulando. Seguramente terminemos viendo propuestas en las que las marcas paguen a los usuarios por aceptar su publicidad eliminando intermediarios. Amazon ya lo está haciendo rebajando el precio de sus libros electrónicos si el usuario acepta recibir anuncios en ellos.

Todo en la vida es cíclico no será de extrañar que volvamos a la cultura de la recomendación de nuestros abuelos, el famoso "boca a boca" con el que se han difundido durante siglos todo tipo de consejos y recomendaciones desde productos alimenticios, marcas de ropa o médicos de confianza. Porque es precisamente la confianza lo que está en crisis. Cada vez la credibilidad de las marcas y organizaciones está más en entredicho. En lugar de ir a la página web de un hotel vamos a las de recomendaciones del mismo. Cosa que repetimos con restaurantes y todo tipo de bienes y servicios. Nos fiamos más de la opinión de los demás que de la del anunciante.

Cada vez más nuestra red de conocidos nos servirá de filtro cuando nos planteemos comprar un producto. Recurrir a ella para preguntar y buscar una recomendación será una práctica frecuente. Otra probáblemente sea fiarnos de aquellos personajes públicos o profesionales de referencia que sigamos en redes sociales. De hecho somos muy sensibles a la presencia de publicidad no deseada en estos medios, a los que nos asomamos buscando consejo o recomendaciones.

Internet se ha convertido en la nueva plaza pública y si alguien quiere saber lo que pasa tendrá que asomarse a ella. Proveernos de un balcón bien situado será esencial para recibir información de calidad. Aprender a pasearnos por la plaza y hacer recomendaciones adecuadas, justas y que busquen el bien común será esencial. En cuando algo huela a publicidad serán habituales las lluvias de piedras, o directamente la desconexión de la fuente indeseada, que viene a ser lo mismo.




jueves, 2 de marzo de 2017

El miedo inexistente



Una de las emociones más antiguas y potentes que existen es el miedo. Nos viene de serie desde que surgió en alguna especie primitiva hace millones de años. Conocemos su base neurofisiológica, sus implicaciones psicológicas y conductuales, su terrible desazón de la que no podemos escapar. Sin embargo hay excepciones. Muchos recordarán el cuento de Juan sin Miedo, aquel personaje infantil que se enfrentaba a cualquier peligro sin problemas. Hoy quería traerles otro ejemplo, esta vez de carne y hueso, se trata de Alex Honnold, un escalador capaz de realizar hazañas increíbles.







Ha sido estudiado por científicos que han dictaminado su ausencia de miedo al escalar. Algo que le permite desarrollar conductas extraordinarias. El miedo es como sabemos un freno biológico riguroso. Nos marca una línea que no podemos atravesar. ¿Qué pasaría si fuera posible desactivarlo a voluntad? Todavía no somos capaces de responder pero les comparto la pregunta para que imaginen.





viernes, 24 de febrero de 2017

Innovación, jornadas científicas y carritos de bebé





Acaba de tener lugar #siapMadrid el último seminario de innovación en atención primaria que llevan coordinando Mercedes Pérez Fernández y Juan Gérvas desde hace años. Comparto unos apuntes del mismo al seguir considerando este evento como uno de los hitos fundamentales en mi formación continuada para la que es preciso una constante actualización en información médica, evidencia científica, reflexión pero también encuentro con otros profesionales y personas con trayectorias y visiones distintas de la mía. Lo habitual en el mundo sanitario son congresos o reuniones al uso dirigidas a un único perfil profesional habitualmente muy especializado. Son eventos que suelen contar con patrocinadores diversos y que se organizan con un formato muy cerrado.

El primer detalle a comentar es que el seminario de innovación ha sido siempre gratuito, no es necesaria cuota de inscripción. No hay patrocinadores económicos dado que la sala es cedida sin cobro y los 36 ponentes (19 mujeres y 17 varones;  5 estudiantes, 12 residentes, 1 farmacéutica, 2 enfermeras, 1 paciente y 15 médicos) y los 210 asistentes costearon de su bolsillo sus gastos de viaje y manutención.



El segundo detalle es la gran diversidad de asistentes, predominan médicos de familia pero hay muchas estudiantes, residentes y son bienvenidas las enfermeras, epidemiólogos, médicos con especialidad hospitalaria, pacientes, gestores... Se favorece la asistencia de niños pequeños y bebés en lo que me parece un cambio fundamental que sería fácilmente exportable a cualquier reunión de este tipo. En la sala había tres carritos y puedo asegurar que no dificultaron el desarrollo de las largas jornadas de trabajo.

El desglose de los 275 inscritos según datos de los organizadores sería el siguiente:
125 médicos sénior
73 médicos residentes (1 de enfermeria, 1 de geriatría, 1 de salud pública, 1 de digestivo, 1 de psiquiatría, resto de familia)
33 estudiantes (1 de farmacia, 1 de nutrición, resto de medicina)
15 enfermeras
15 otros profesionales (trabajadores sociales, farmacéuticos, etc)
14 no profesionales (legos, pacientes, asociaciones de pacientes)




El tercer punto a comentar es que se da más tiempo a las intervenciones del público que a las de los ponentes, que son breves (15 minutos exactos) y por pares (suelen intervenir un perfil junior y otro senior).

Se trató de longitudinalidad, una de las bases de la Atención Primaria que consiste en atender a lo largo del tiempo a las familias y pacientes que acuden al centro de salud. Un tema que se desgranó y reflexionó largamente en Internet durante los dos meses previos a la jornada.



Además de por el placer de aprender y encontrame con mucha gente que aprecio de verdad, asistir a este seminario me ayuda a mantener alta la capacidad de asombro y motivación. Hay muchas personas valiosas luchando para mejorar la forma de ejercer la medicina, proporcionar mejores cuidados y tratar bien a las personas en tiempo de enfermar. Sentir que uno no es un profesional aislado en la isla de una consulta solitaria sino que está unido a muchos más en una misma misión es algo que mantiene alta la moral.




jueves, 23 de febrero de 2017

Decálogo para fracasar estrepitósamente como paciente




La mayoría de las personas cuando tienen un problema de salud quieren tener éxito como pacientes y solucionar lo antes posible su problema. Pero hay un número nada desdeñable de casos en los que ocurre precisamente lo contrario. Personas que en el fondo no quieren mejorar y se empeñan en fracasar como pacientes. Otro grupo desea una solución mágica e instantánea a su problema y algunos más harán lo posible por obviar su parte de responsabilidad en el asunto. En cualquier caso para que una relación terapéutica funcione es necesario que exista un entendimiento y una confianza.

Mi colega Victor Amat reflexionaba con humor hace unos días sobre esto según su larga experiencia en psicoterapia y me da pie a  hacerlo propio desde la visión de un médico de familia de batalla.









1. Una de las formas más sencillas de fastidiar a un profesional sanitario es acudir a su consulta sin cita. Lo habitual es que su agenda esté a rebosar lo que convertirá tu visita en puro ardor de estómago

2. Al terminar tu consulta plantea otro problema de salud de tu madre, hijo, cuñada o pareja para los que no habrás pedido tampoco cita. Eso obliga a que el profesional tenga que hacer de administrativo y tarde unos minutos que no tiene en encontrar y citar al nuevo paciente lo que le retrasará y agobiará todavía más.

3. Acude a consulta con todos los motivos que se te ocurran y deja el más importante para el final, si es posible para cuando te estés levantando. Si has conseguido retrasar al médico con los suficientes problemas seguro que consigues que te dé respuesta cosida por los pelos al que más te importa.

4. No te creas jamás lo que el profesional te diga y argumenta que según tu vecina o tu cuñado las cosas son de otra manera. Puedes aportar datos extraídos de Internet o de tu programa de tertulia televisiva favorito, lo que sin duda hará que tu profesional sanitario eche humo por las orejas.

5. Por sistema no hagas caso de las recomendaciones o tratamientos que te propongan. Si es posible haz lo contrario y luego quéjate a viva voz en la sala de espera de la inutilidad del sistema sanitario o de la impericia manifiesta del profesional que te atiende. 

6. Cuando acompañes a un familiar o amigo a consulta haz el máximo esfuerzo en ser tú quien explique el problema y cuando le toque hablar al enfermo ponte a hacer gestos o muecas a su espalda negando o minimizando la versión de este.

7. No permitas que te hagan dudar de tu punto de vista del problema. Mantener una cerril visión de tu propio mundo te garantizará seguir hundido en la miseria.

8. Espera que el profesional sanitario sea tu amigo o te trate como un padre benefactor, al fin y al cabo es lo normal y tú te lo mereces. Para algo han hecho el juramento hipocrático que automáticamente los convierte en primos de la madre Teresa de Calcuta. Mientras más elevada sea la expectativa mejor garantizarás el fracaso.

9. Consulta por tu problema a cuantos más profesionales te puedas permitir y luego enumera lo que te ha dicho cada uno. Si es posible acude también a homeópatas, magos, arregla huesos o a esa vecina que hace terapias energéticas. Deja claro que no te fías de lo que te diga nadie pero sobre todo deja claro que dudas del médico.

10. A la hora de buscar solución a tus síntomas exige tratamientos rápidos y fulminantes, a ser posibles en formato pastilla. No hagas caso de las recomendaciones de cambio de estilo de vida ni a las propuestas de ajustar o cambiar las conductas o causas reales de tu problema.








Soy un defensor del uso del buen trato por parte de todo profesional sanitario a sus pacientes por ser una actitud beneficiosa para ambos. Que hagan lo mismo los pacientes con sus profesionales también lo creo verdad.

En la medida de sus posibilidades cuide a sus enfermeras, trabajadores sociales, médicas, psicólogos... Saldrá ganando.