En estos tiempos convulsos asistimos a todo tipo de expropiaciones. Nos privan de vivienda, educación de calidad, sanidad universal y todo tipo de derechos, alimentan la Banca con el dinero destinado al gasto social, dicen que bajan los impuestos pero luego resulta que no es cierto... Si nos tratan así en la vida imaginen como nos tratarán en la muerte. Y una cosa les dijo, todos vamos a morir.
Así como el nacimiento nunca nos pertenece, la muerte si puede pertenecernos. El reto estriba en apropiarnos de ella para tratar de que sea una buena muerte y no una muerte delegada o una chapuza, que es lo que desgraciadamente predomina hoy en día.
¿Quién nos puede expropiar nuestra propia muerte?
Habitualmente lo hacen nuestros familiares y el sistema sanitario. Si la familia pide a los médicos que hagan todo lo posible estos lo harán, pero no siempre más es mejor.
¿Cómo evitar que nos expropien la muerte?
Siendo capaces de pensar y reflexionar sobre ella. Morir es inevitable, morir mal no debería serlo. Preguntarnos cómo nos gustaría morir y verbalizarlo con nuestra familia y allegados facilitará que estos puedan tomar decisiones cuando nosotros no seamos capaces de hacerlo.
El doctor
Marc Antoni Broggi lo explica muy bien en la siguiente entrevista en
la contra de la Vanguardia.
¿Hay una muerte apropiada, doctor?
Sí, si la humanizas y la haces tuya. También hay una muerte expropiada.
¿Qué quiere decir?
Tus familiares y médicos querrán expropiar tu muerte. Pero es tuya: que sea propia y apropiada. ¡Aprópiate de tu muerte!
¿Cómo querrán expropiar mi muerte?
Si
te diagnostican una enfermedad terminal, tus familiares dirán a los
médicos: "¡Hagan todo lo posible!". Y los médicos lo harán, porque te
verán como un reto médico.
¿Y esto es expropiatorio?
Sí:
"Todo lo posible...". ¿Es conveniente? ¿Compensa hacer tanto? ¿Eso
humaniza o deshumaniza? La medicina ha avanzado más en los últimos 25
años que en los últimos 25 siglos: ¡hoy podemos hacer tantas cosas...
que quizá sean demasiadas!
¿No vale la pena tanta actuación?
Ponlo
todo en la balanza, razónalo, háblalo... y decide: se trata de tu
calidad de vida, y al final está siempre la muerte, tu muerte.
Me asusta el sufrimiento.
Hoy
disponemos de fármacos contra el dolor: no tiene sentido sufrir. El
índice de uso de morfina en España es bajo, índice de baja atención al
paciente terminal.
¿Qué aconseja a los médicos?Hacemos
demasiado para frenar la muerte y demasiado poco (y tarde) para evitar
el sufrimiento. ¡Hagamos que el tramo final de la vida del paciente sea
vivible!
¿Qué aconseja a los moribundos?
"No te olvides de vivir", que dijo Goethe. Ved tan inevitable vuestra muerte... como la vida que os queda.
¿Cómo vivir si sé que voy a morir?
Reconcíliate con la vida: entiende que la vida estaba antes que tú y que seguirá sin ti.
Es duro.
Nos acostumbramos a vivir... y nos apegamos. Pero la vida no te necesita. Piénsalo.
Ya.
Y,
a la vez, piensa que has colaborado con la vida, que has dejado huella,
has aportado obras, hijos, emociones... que darán frutos.
¿Eso es balsámico?
¡Y perdónate! No te juzgues: hiciste lo mejor que pudiste y quédate contento.
¿Ayuda a bien morir ser creyente?
Ante la muerte, no he detectado gran diferencia entre creyentes y ateos.
¿Qué es lo importante para bien morir?
Sentirte
acompañado, mirado, admirado: que haya alguien a tu lado que te vea de
verdad. Y para eso suele ser mejor un amigo que un familiar.
¿Por qué un amigo?
A un familiar le cuesta verte: ve que no estarás en Navidad, ve el hueco que dejas...
¿Cómo puedo ayudar a un amigo moribundo?
Estando
presente. No quieras hacer: ¡hay que estar! Se trata de saber estar:
una mano, una mirada... Sé empático con él, no temas acercarte a él y
defiende sus intereses.
Ayúdeme a preparar bien mi muerte.
Empieza por pensar que esta vida hay que dejarla en un momento u otro.
Vale.
Redacta
un documento de voluntades anticipadas: tus valores, tus instrucciones
médicas, designa a quién delegas decisiones si tú no puedes. ¡Eres
ciudadano hasta el final!
¿Pido que me digan toda la verdad sobre mi diagnóstico, o mejor no?
Nada de mentiras. Pero, eso sí, que te modulen la verdad para que te sea útil.
Depende de la sensibilidad del médico.
La
red sanitaria debe reflexionar sobre la calidad de la agonía. La mitad
de la gente muere en hospitales. ¡Luchemos menos contra que el paciente
muera y más porque muera bien! Hagamos que el entorno hospitalario sea
más cálido, acogedor, íntimo...
¿Cuál es la buena práctica médica en este ámbito, según las tesis de la bioética?
Aceptar que la muerte llega y aligerar la llegada de la muerte.
¿Conoce alguna muerte ideal?
Rilke
dijo: "Señor, da a cada uno su propia muerte". Que tu muerte encaje en
lo que ha sido tu vida. Como la de Sócrates... que me parece incluso
demasiado perfecta.
Recuérdemela.
Condenado
a morir con cicuta, convoca a sus amigos, charla con ellos, hace salir a
los que lloran, bebe y se despide: "Parto hacia la muerte y vosotros
hacia la vida: ¡sólo los dioses saben quién tendrá mejor suerte!".
¿Cómo querría que fuese su muerte?
Sin
dolor. Y comprendiendo que ha llegado el momento. Y despidiéndome de mi
gente más cercana, y entendiendo que saldrán adelante. Como dijo
Quevedo: "Que mi vida acabe y mi vivir ordene".
Pero hay también muertes fulminantes y entonces no podrás ordenar nada.
Ya,
y no sé si eso es mejor que el paciente sea autor, actor y director de
la obra, como dijo el poeta Gil de Biedma en aquel verso.
Recuérdemelo.
"Pero
ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir es
el único argumento de la obra". Yo haría una pequeña corrección.
¿Cuál?
"Envejecer,
disfrutar y morir". Lo de "¡No te olvides de vivir!" de Goethe. Hasta
el final, ¡todo es vida! Me impresionó un paciente amigo mío que,
moribundo, sacó una botella de vino y me invitó a brindar...
Máteme bien esta entrevista, doctor.
Mientras puedas, procura que al morir puedas susurrarte esto: "He vivido".