lunes, 9 de febrero de 2015

La crisis de representabilidad como patología social





+ ¿Se considera bien representado por las instituciones sociales y políticas?


+ ¿Verdaderamente necesitamos que nos representen?


+ En un tiempo que está desmontando los intermediarios ¿Qué papel hay que reasignar a los que quedan?



Venimos representando en nuestras vidas aquel lacónico chiste cuyo protagonista va al médico quejándose de que nadie le hace caso y el galeno le responde "el siguiente"... Los sindicatos han dejado de ser sindicatos, los partidos políticos han devenido en otra cosa, los colegios de médicos y asociaciones profesionales están como congelados, las organizaciones civiles mudas, las instituciones públicas en shock...

Todo esto enmarcado en una sociedad que volatilizó la familia extensa atomizando las convivencias y rompiendo las redes familiares y sociales tradicionales. En la época de Facebook y Twitter resulta que nos hemos quedado sin redes socializadoras reales. Todo es virtual, todo es humo... y desgraciadamente el humo no sostiene las caídas. Cuando una persona cae por enfermedad, paro, adicciones, accidentes, incapacidad y otros mil motivos no es lo mismo caer sobre una red de seguridad que sobre el frío suelo varios metros por debajo. No es lo mismo.

Generar redes reales es una prioridad social que parece totalmente desatendida. La gente necesita menos pastillas y más comunicación, menos anuncios y más información, menos tonterías y más conciencia.

En internet rige una férrea ley no escrita por la que un 10% de los presentes genera el 90% del contenido. La mayoría sigue sin tener voz pese a que dispone de los medios.

Para recuperar la representabilidad tendremos que asumir el riesgo de empezar por representarnos dignamente a nosotros mismos. Sin ese paso no serán posibles los demás.





domingo, 8 de febrero de 2015

Sanidad Zombi




Foto de Steve Baker



Los zombis son un fenómeno social. Las series de televisión, películas de cine, novelas y artículos sobre el tema son un éxito. Incluso se organizan fiestas, quedadas o directamente tomas de ciudades enteras.

El interés de este fenómeno de nuestro tiempo tal vez radique en que es un mero reflejo de la sociedad en que vivimos donde lo "muerto viviente" ocupa un rol privilegiado. Hay muchísimas cosas que están en ese estado y, lo peor, muchísima gente. Muchos dirán que exagero pero si se dan una vuelta por algunos barrios, pueblos o residencias de ancianos de su entorno comprobarán que no.
También asistimos al baile infinito de instituciones zombis como las del ámbito de la política y, cada vez más, los servicios públicos. La vida de una institución estriba en el servicio que ésta preste, en su capacidad de cambio y adaptación, en la vitalidad de sus propuestas e innovaciones, en el dinamismo de sus miembros. En mi entorno cercano contemplo como organizaciones centenarias como el Colegio de Médicos, algunas sociedades profesionales, sindicatos y otros ateneos languidecen sin apenas moverse. Y lo peor, la propia sanidad publica, sometida a dieta rigurosa y encorsetada en estructuras que no permiten el menor movimiento también se está convirtiendo en un zombi de un tamaño descomunal pese a que la propaganda institucional la maquille y anuncie su permanente lozanía.

El que muchos llevemos alertando de esta situación durante años no parece que  haya generado el necesario debate social para responder la pregunta ¿qué sanidad queremos?. Veo necesaria una movilización a todos los niveles no únicamente de protesta como la marea blanca de Madrid de hace unos años sino de propuesta y toma de conciencia. Porque tengo el convencimiento de que si no proponemos alternativas como sociedad civil y como profesionales sanitarios, implicados en servir lo mejor posible a la sociedad, serán los mercados quienes lo hagan. A ellos les encantan los zombis, sobre todo si bailan a su son.







sábado, 7 de febrero de 2015

ERRORES Y FANTASÍAS DE ERRORES EN LA PRÁCTICA DIARIA



Hoy estaremos en Granada participando en el Seminario de Innovación en Atención Primaria junto a Juan Gérvas y un buen montón de amigos. El encuentro está centrado en los errores clínicos. Participan estudiantes, residentes, enfermeras, psicólogas, directivos, médicos...

Puedes seguirnos en twitter con la etiqueta #siap2015 y leer las ideas fuerza (no hace falta tener cuenta) o participar con nosotros si deseas.

Aquí tienes el texto que animará mi presentación.


CONTEXTO

Todas las culturas incorporan un modo de relacionarse con el error. La ética y la moral son los instrumentos más usados. Hay sociedades como las africanas en las que el error solo tiene consecuencias si es público, otras como la judeocristiana en las que hay errores penalizados por la culpa aunque sean privados. En nuestra cultura al error se le ha llamado mucho tiempo pecado y ha sido fuente de sentimientos incómodos como malestar, vergüenza, miedo, culpa… Esta circunstancia debe servirnos de punto de partida. La reflexión principal frente al error clínico comienza dilucidando cómo cada cual se relaciona con sus errores y trata de enmendarlos. Cómo manejamos los pensamientos y sentimientos que producen y, lo más importante, cómo tratamos de aprender de ellos para no repetirlos.

En la fase de pregrado un estudiante de medicina se enfrenta a cientos de exámenes en los que cometerá miles de errores. No hay otra manera de aprender, necesitamos el error para dirigir nuestra nave hacia el acierto. De este modo pronto aprendemos a odiar el error al equipararlo al fracaso (suspenso). Asimilamos que los mejores estudiantes (y médicos) serán aquellos que se equivoquen menos, obteniendo mejores calificaciones. No nos paramos a pensar que quizá los mejores estudiantes sean los más capaces de superarse a sí mismos y aprender de sus errores.

¿QUÉ HACER ANTE LA INEVITABILIDAD DEL ERROR CLÍNICO?

Tal vez lo primero sea repasar nuestra definición de salud y enfermedad. El modelo que hemos aprendido también es dicotómico a la hora de establecer un diagnóstico como de proponer un tratamiento. Esto choca de frente con la realidad del paciente que siempre es compleja. Los sistemas complejos generan mucha incertidumbre, los modos de aproximación simples no siempre consiguen despejar adecuadamente las variables y obtener respuestas claras. Eso significa que todo acto clínico tampoco puede ser dicotómico correcto/incorrecto sino establecer un gradiente determinado por los siguientes actos. Nos acercamos a lo correcto o a lo incorrecto. No nos será posible en muchos casos acertar o equivocarnos plenamente mal que nos pese. Lo más habitual es que los fallos y omisiones sean parciales como son los aciertos.

Una de las formas que se nos ha enseñado para tratar de evitar los errores es la excelencia profesional que definiré sencillamente como tratar de hacer las cosas lo mejor posible con los medios que se tengan. Esto implica:

  1. Estudio, formación continuada, práctica constante.
  2. Buena anamnesis. Potenciar el arte de una buena comunicación, la mejor tecnología médica conocida.
  3. Exploración física digna, usando los medios y el tiempo que tengamos. Incluso los motivos de consulta más elementales merecen una exploración física correcta.
  4. Red de seguridad. El médico de familia trabaja en altura, en circunstancias de gran incertidumbre, su red de seguridad es la longitudinalidad pero es necesario verbalizarlo constantemente para que la red también cubra al paciente: “si no mejora o si empeora no dude en volver a consultar…”.
  5. Trabajo en equipo. La complejidad que enfrenta un generalista es tal que es imposible dar una respuesta digna en solitario. Necesitamos conectarnos a fuentes de información y a colegas presenciales en nuestro lugar de trabajo ó a distancia usando redes profesionales.

¿QUÉ HACER CUANDO NOS ENFRENTAMOS A UN ERROR CLÍNICO?

Los errores clínicos son continuos, habitualmente leves y confesables pero en ocasiones graves, incluso inconfesables. Estos últimos son los que más nos torturan como todo aquello que uno trata de mantener en sus armarios. Los psicólogos y el sentido común nos avisan de la importancia de ventilar dichos lugares para mantener una aceptable salud mental.

  1. Reconocer el error.
Es quizá lo más difícil, tomar conciencia nos suele costar debido a los mecanismos de defensa que hemos usado durante años que tratan de omitirnos el malestar de concienciar un error.  La prisa y la presión tampoco ayudan.
  1. Asumirlo.
El orgullo se lo pondrá difícil a más de uno. Hay personas a las que les cuesta asumir los errores por más que en lo privado los reconozcan.
  1. Aceptar los sentimientos que produce.
Es la parte más dolorosa, los sentimientos desagradables son patatas calientes que nadie desea y que muchas veces no procesamos bien. Solemos negarlos, proyectarlos, esconderlos o escaparnos… no nos resulta sencillo contemplarlos serenamente y aceptarlos. Como médicos y científicos hemos hipertrofiado nuestra parte racional en detrimento de la emocional y es aquí donde más sufrimiento encuentra el clínico en su práctica.
  1. Compartirlo, verbalizarlo con otros compañeros.
Como ocurre con todo error o todo sentimiento que queme, conseguir verbalizarlo oralmente o por escrito, ante nosotros mismos o ante otros es un curso de acción que producirá alivio.
  1. Poner remedio, realizar acciones correctoras, pedir disculpas.
Aceptar el error es parte del camino pero será preciso intentar poner remedio o si no es posible tratar de realizar alguna acción correctora entre las que se incluye la petición de disculpas al paciente.
  1. Aprender del error para mejorar y no repetirlo.
La cara desagradable del error clínico estriba en el daño que hacemos al paciente y el malestar que esto genera en nosotros. La cara positiva implica que todo error tiene un sentido: nos permite tomar conciencia para aprender y tratar de evitarlo. La formación continuada en medicina debería incluir y priorizar esta línea de aprendizaje y no únicamente la de adquisición pasiva de contenidos.

EL ERROR COMO OPORTUNIDAD DE MEJORA

No es sencillo para un médico con años de formación y práctica a sus espaldas realizar cambios en una parte del andamio tan profunda. La propuesta que lanzo se basa en el ensayo y error, valga la redundancia. En probar un abordaje del error clínico que aporte conciencia para detectarlo, reflexión para reconocerlo y asumirlo, valor para aceptar los sentimientos que produce, compartirlo y poner remedio y finalmente humildad para aprender de ellos.

  1. Conciencia.
Al trabajar con elevadas cargas asistenciales y en condiciones de presión es normal desarrollar automatismos de proceso clínico para ir más rápido y gastar menos energía mental. Al ir en “automático” cometemos y detectamos menos errores. Entrenar y potenciar la máxima atención frente al paciente es el primer movimiento para mejorar nuestra actuación.
  1. Reflexión.
Desarrollar estilos de consulta reflexivos nos permite abordar mejor la incertidumbre del paciente y mantener redes de seguridad así como el reconocimiento y asunción de los errores que se produzcan.
  1. Es necesario tener valor para mirar de frente los sentimientos incómodos que se produzcan resistiendo la tentación de pasarlos por alto o mirar a otro lado; de alguna forma sabemos que eso no funciona y volverán de una u otra forma a nuestra conciencia. También hace falta valor para compartir nuestros errores, ponerles remedio y pedir disculpas.
  2. La humildad nos será imprescindible para aprender de los errores. Afortunadamente mientras más ejerce uno la medicina más conciencia toma de lo poco que sabe.


¿Y LOS PACIENTES?

Por una parte los pacientes también son responsables en la carga de error de sus médicos. Nuestra cultura cada vez tiene menor tolerancia a la frustración y el sufrimiento lo que genera incontables consultas y presión asistencial creciente. La gestión del sistema también produce carga de error al permitir sobrecargas y saturaciones, no compensar adecuadamente los picos de demanda y establecer herramientas informáticas o procesos cuyo diseño induce o favorece dichos errores.
Los pacientes merecen que como profesionales y como sistema de salud generemos prácticas y cultura basada en la calidad y en la seguridad del paciente. Esto solo será posible si el manejo del error clínico se asume como prioridad por todos los agentes implicados. Dado que todo error clínico tiene un coste para pacientes, profesionales y sistema aprender de ellos y manejarlos mejor implica ventajas para todos. Dar pasos en los niveles de micro, meso y macro gestión parece imprescindible así como implicar a los profesionales ayudados de leyes que permitan que reconocer los errores no sea punible y procesos que resulten más inteligentes.


Presentación Prezi aquí.

viernes, 6 de febrero de 2015

Pacientes de Alta Complejidad

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Vídeo de  http://www.rcgp.org.uk/ vía  The Guardian 



El reto de futuro del sistema sanitario no esta en la cronicidad sino en la complejidad. Hemos malgastado una década  montando ferias y congresos, conferencias, discursos políticos y en mil reuniones que no han servido para gran cosa. La sanidad tiene una atención primaria exigua con médicos sobrecargados que apenas pueden levantarse de la silla ante la cantidad de pacientes que tiene que atender a diario y hospitales con sus urgencias llenas y cada vez menos capacidad de lidiar con lo que no sea agudo. 

La realidad es la que es, la población española envejece y su sistema sanitario cada vez más anémico muestra signos de claudicación. No somos los únicos, en el Reino Unido y demás países europeos tienen el mismo problema. Como dice Juan Gérvas "los sistemas sanitarios son cada vez más simples ante pacientes cada vez más complejos", y claro la ecuación no cuadra.

La solución no vendrá de los gestores, ni siquiera de los expertos. La sociedad habrá de adaptarse a otra manera de diseñar los autocuidados y usar el sistema sanitario. Los profesionales tendrán que adaptar sus roles a nuevas formas de atención, más flexibles y centradas en el paciente. Los gestores y políticos habrán de permitir que la organización pueda cambiar y priorizar lo que en cada momento sea más necesario para la sociedad.

Mi intención no es abundar en un debate ya demasiado manido sino subrayar que es la complejidad y no la cronicidad lo que precisa centremos esfuerzos y tomas de conciencia.

Comparto una situación típica:

Caso 1.

Paciente de Alta complejidad que acude a urgencias hospitalarias por la noche. Motivo de consulta: convulsión persistente. La paciente sufre una severa discapacidad mental y es tetrapléjica entre otros problemas. Cuidada por su familia de forma excelente, vive encamada con poquísimas visitas a urgencias. La enfermera del centro de salud controla una pequeña úlcera sacra y su médica de familia vigila en tratamiento y los niveles de anticonvulsivantes todos los meses. Se diagnostica convulsión secundaria a fiebre por infección respiratoria no condensante. Se soluciona con medicación intravenosa y se la da de alta a la mañana siguiente, viernes. Su médico de familia no está ese día y la familia se siente desprotegida por persistir la paciente con fiebre y la llegada del fin de semana...

¿Se podría haber hecho mejor?
¿Qué otras opciones hay para los pacientes de alta complejidad?
¿Se les puede tratar igual que a los demás pacientes?



Anexo una entrevista de Chris Ham, Director de King's Fund, a Edward Wagner, Director emérito de MacColl Center for Healthcare Innovation Group Health Research Institute y promotor del modelo de atención a pacientes crónicos (Chronic Care Model o CCM). La transcripción es de Jordi Varela, tomada de su estupendo blog de gestión.







Ham: ¿De dónde le vinieron las ideas para crear Chronic Care Model  (CCM)?

Wagner: De mi propia práctica clínica. Para mí era frustrante ver como médicos bien preparados y bienintencionados, cuando tenían que enfrentarse a la atención a los pacientes crónicos, no consiguieran buenos resultados, mientras que ya empezábamos a tener evidencia de que haciendo las cosas de otra manera, los pacientes podían entender mejor qué les pasaba y los resultados clínicos podían mejorar. Y por este motivo creí que teníamos que conseguir comunicar estas novedades a los médicos.

Ham: ¿Cuál es el papel del paciente en CCM?

Wagner: En la medicina que aprendimos, el paciente no contaba a la hora de tomar decisiones clínicas. Se asumía que tenía que hacer lo que se le decía. Y por más que ahora queramos ser muy didácticos, el asunto es otro. CCM pide que médico y paciente elaboren juntos el plan terapéutico individualizado (PTI), de acuerdo con los valores y la manera de ver las cosas de cada paciente.

Ham: CCM habla de medicina en equipo, ¿qué equipo?

Wagner: Se trata de un equipo donde debe haber sólo los profesionales relevantes para el PTI. Pero en relación a esta pregunta, el aspecto más importante de CCM es que tanto el equipo como el paciente deben compartir todo lo previsto en el PTI.

Ham: ¿Cuál es el papel del médico de familia en CCM?

Wagner: El médico de familia es un miembro clave del equipo, pero no necesariamente el líder. Para la buena marcha de cada PTI, las habilidades clínicas son necesarias, pero no suficientes. Hacen falta profesionales que ayuden para que las cosas funcionen tal como se han previsto, y me refiero a temas sociales, de logística, de acceso a las visitas, de comprensión, etc. Y con esto quiero decir que a menudo no es eficiente que el líder del equipo sea el médico de familia.

Ham: Hablemos de los pacientes crónicos complejos.

Wagner: Cuando aparece la multicronicidad, los problemas entonces se multiplican, pero sobretodo los sociales y los de coordinación. Los equipos deben ser muy hábiles para irse adaptando a las nuevas necesidades, lo cual tensiona las maneras como los profesionales CCM se relacionan con los especialistas y cómo son capaces de poner en marcha, de manera eficaz, los servicios necesarios.

Ham: La integración de servicios es, pues, la respuesta.

Wagner: La respuesta es la coordinación de servicios. Hay que garantizar que todos los miembros del equipo trabajan en la dirección acordada en el PTI y además que son capaces de proteger al paciente de las trampas que le esperan en cada rincón del sistema. Si la integración favorece la coordinación, entonces sí es la respuesta.

Ham: ¿La receta para las personas mayores frágiles es la misma?

Wagner: Del todo. Cada persona que requiera servicios diversos de manera más o menos continuada debería disponer de un profesional referente, no necesariamente el médico. Hablamos de un profesional que tiene que tener una visión generalista del PTI, pero sobre todo, y lo más importante, es que lo conozca bien: cómo vive, qué piensa, etc. Y eso, debemos admitirlo, ni los sistemas mejor integrados lo acaban de tener resuelto.

Ham: ¿Qué papel deben jugar los especialistas?

Wagner: Los especialistas pueden ayudar, pero el PTI es el instrumento clave. De lo que estamos seguros es de que los pacientes crónicos y personas mayores frágiles no las podemos dejar solas en manos de especialistas.

Ham: ¿Y los geriatras?

Wagner: El asunto es cómo introducimos el conocimiento geriátrico a la rutina del trabajo del equipo que hace posible el PTI.

Ham: ¿Y para terminar?

Wagner: La transformación desde el modelo actual se debe hacer en pequeño formato. La clave es poder ir paciente a paciente. Las políticas generales a través de agencias y grandes recomendaciones no funcionan.


jueves, 5 de febrero de 2015

¿Sirve de algo que un profesional sanitario tenga un blog?






Esta semana nos publican un artículo en Healthmanagment.org donde junto a Gabi Heras y Chema Cepeda animamos a dar los primeros pasos para abrir un blog sobre salud. Los tres autores creemos que los profesionales sanitarios pueden encontrar muchas recompensas al compartir su conocimiento e inquietudes en la red. También que la comunidad profesional y la ciudadanía se benefician claramente de dicha presencia.




Puedes acceder al artículo original en inglés aquí y aquí a una traducción automática. 





Getting Started With a Health Blog


The Internet is full of blogs. They are multi-themed sites, self-managed by the authors and demonstrative of, and only limited by, the authors’ level of creativity. They are potentially accessible to anyone and everyone. There are numerous health blogs, but the proportion of health professionals who are bloggers is low. Having a blog is a cost-effective option to share health information, to promote interaction between professionals and patients, and for global communication.

What Is a Blog?

A blog is a website whose owner can edit and share the contents easily. The term 'blog' is a derivative of the original 'weblog', taken from ‘web' (network) and 'log' (diary, daily account of events), whose publications are logged in chronological order. The owners of different blogs are known as bloggers.


Advantages:
  • Advanced computer know-how is not a requirement.
  • It is the easiest way to have a digital presence.
  • It can be run at minimum cost or even at no cost at all.
  • Text, audio, video, attached files, presentations, and/or images can be shared.
  • It allows interaction with readers through free comments or through the author’s supervision.
  • Readers can subscribe and receive information published in their email or via a content aggregator programme.

Before Starting a Health Blog

It is essential to work up a basic blog design before opening it, and to be able to answer the following questions:
  • What is my reason for writing a blog about health issues?
  • Who is my target audience?
  • What information do I want to share?
  • How often will I publish?
  • How much of my time do I want to invest in this endeavour?
  • Do I want to or can I provide this blog in other languages?

How to Start a Blog in a Minute

There are many tools to create a blog, both free and at a cost. At the present time, two tools stand out above the rest: Blogger and Wordpress.

Blogger is perhaps the most widespread free tool. The owner doesn´t need to buy a web domain or hosting package. It has the advantage of integration with other services offered by Google.

WordPress is constantly updated and very easy to use. It is chosen by many bloggers. It has a free version and has advanced options of payment also. There is an advanced platform that can be installed on private servers to which many services and applications can be added. It is very versatile.



Living with a Blog

The first bit of advice: once you have it opened and running, you need to write or share content frequently and regularly. A blog that does not publish content on a regular basis fades away and dies from lack of followers. Good quality content, interesting and reliable data ensure that your blog will be visited and endure over time.

If you want your blog to be known, you must share your posts on different social networks (Facebook, Twitter, LinkedIn, Google +).



Dealing With Your Followers

You can decide whether to receive comments or not to your blog; whether they are published automatically as they reach you or supervised by you prior to publication. It may be advisable to establish a policy for publication of comments to orient the reader.

Good Reasons for Starting a Health Blog

Having a health blog benefits the health professional by allowing him/her to share and discuss health and medical issues with colleagues or patients.

Our professional visibility increases as we share content. By posting resources, quoting other websites, and referencing prestigious journals, we will be positioning ourselves higher in the rankings for the issues we discuss.

A good reputation on the Internet translates into greater confidence from patients and professionals. The confidence in the blog will increase as well, not to mention your reputation as an expert in your field.

A blog means connecting easily with other bloggers to exchange ideas, and to deepen your understanding on a specific topic, while providing a platform for the continuing education of its authors and readers alike.

Health Blogs Are Useful  
  • For professionals: as a training or educational tool, to share knowledge and experiences on different topics.
  • For patients: as a health education tool; to take health questions and advice out of the limits of the family doctor´s office, ambulances or hospitals.
  • For government institutions: to disseminate health contents for the population.
  • For networks of patients: to offer information and support to other patients, based on personal experience.


What  Can Go Wrong With a Blog?
  • Excessive time spent.
  • Too much visibility.
  • Errors and opinions are misinterpreted.

In our opinion…

Having a blog is a personal choice. If you like to write, if you feel that your voice needs to be heard and you want to reach a lot of people (professionals, patients, family), do not hesitate: this is your tool!

The authors of this article have become known thanks to our respective health blogs, three of the most popular blogs in Spain. As a result,  communication between the different levels of public healthcare in Spain has increased.

Health Blogs We Read:

1.    Kevin MD (English)
2.    Open Innovation and Co-Creation in Health (Bilingual)
3.    Neuronas en crecimiento (Spanish)
4.    Enfermería basada en la evidencia (Spanish)
5.    The BMJ Blog (English)
6.    33 Charts (English)



Author(s)


Intensive Care Specialist, blogger - Hospital Universitario de Torrejón


A & E Staff Nurse - blogger - Salud conectada


General practitioner - blogger - La consulta del Doctor Casado









miércoles, 4 de febrero de 2015

Comunicación clínica





Lo primero que debería aprender un profesional de la salud es comunicar bien con sus pacientes. La comunicación clínica es una disciplina que aúna metodología, ciencia, humanismo y arte. Pese a no estar suficientemente considerada en los curriculum podemos decir sin exagerar que es la tecnología médica más potente jamás inventada. Sin una buena comunicación potentes pruebas diagnóticas y sofisticados tratamientos pueden fracasar.

El libro Comunicación Clínica que coordina el doctor Roger Ruiz Moral viene en ayuda de todo profesional sanitario con interés en esta disciplina. Está escrito para estudiantes, residentes y médicos pero podrán beneficiarse de él fisioterapéutuas, trabajadores sociales, enfermeras y cualquier perfil que trabaje con pacientes. La medicina no tiene todas las respuesta ni la capacidad de curar todos los procesos pero de lo que sí disponemos es de las herramientas de comunicación que nos faciliten los procesos de acompañamiento en los derroteros de la salud y la enfermedad. 

En este libro encontraran enfoques de psicólogos, enfermeras, profesores universitarios, pediatras, preventivistas, psiquiatras, urólogos y médicos de familia entre los que hago una modesta aportación.

 El libro aporta fundamentalmente lo siguiente:

- Un modelo de entrevista clínica, el CICAA, cuyos componentes: Conectar, Identificar, Comprender, Acordar y Ayudar, proporcionan al clínico una guía fundamentada y práctica sobre las tareas y principales habilidades relacionales a desarrollar en el encuentro clínico. Esto es importante como base de comunicación, los modelos de entrevista son el cimiento de toda relación profesional-paciente.


- Habilidades para atender a la propia persona del profesional (autoconocimiento), para comunicar en el equipo y con la familia del paciente. La comunicación óptima con los demás precisa una correcta comunicación interna con uno mismo. El crecimiento personal no es algo accesorio para los sanitarios.


- Habilidades comunicativas para cambiar o reforzar conductas y hábitos, y así, capacitar a los pacientes ante la mayoría de las enfermedades actuales. Si habilidades especiales para motivar será casi imposible que la propuesta del profesional llegue a materializarse en el paciente por muy correctas que sean la justificación técnica, evidencia científica o pertienencia de la misma.




- Habilidades para comunicar en situaciones clínicas específicas. Hay terrenos áridos y pantanosos como las malas noticias, la mala praxis, la sexualidad, el maltrato... para los que nos viene bien una hoja de ruta.


Espero que los que sigan mi recomendación de leer este libro vean colmadas sus expectativas. A mi criterio es un material de enorme calidad.



Índice de contenidos.

Sección I. El médico y la relación médico/paciente/familia

Capítulo 1. La entrevista clínica o médica
Capítulo 2. Conectar (establecer y mantener la relación)
Capítulo 3. Identificar y comprender los problemas
Capítulo 4. Ayudar y acordar (I): compartir información
Capítulo 5. Acordar y ayudar (II): alcanzar acuerdos y tomar decisiones
Capítulo 6. Integrar, estructurar y evaluar la entrevista
Capítulo 7. Mindfulness (atención plena) y comunicación
Capítulo 8. Comunicar con la familia

Sección II. Cambiar conductas

Capítulo 9. Comunicar para modificar conductas, promover la salud y aumentar la adherencia terapéutica
Capítulo 10. El paciente bebedor
Capítulo 11. El paciente fumador

Sección III. Situaciones sensibles

Capítulo 12. Malas noticias, voluntades anticipadas y donación
Capítulo 13. Mala praxis o resultados inesperados
Capítulo 14. Sexualidad
Capítulo 15. Maltrato a mujeres
Capítulo 16. Relaciones difíciles en la consulta

Parte IV. Poblaciones específicas

Capítulo 17. Pacientes psiquiátricos
Capítulo 18. Pacientes de otras culturas
Capítulo 19. Pacientes mayores y pacientes con déficits cognitivos y sensoriales
Capítulo 20. Adolescentes
Capítulo 21. Niños y sus familias

Sección V. Comunicación interprofesional y comunicación por otros canales

Capítulo 22. Comunicar en un grupo/equipo y con otros profesionales
Capítulo 23. Comunicación a través de tecnologías de la información y la comunicación
Capítulo 24. Comunicación escrita

Apéndice: Propuesta iberoamericana de competencias nucleares en comunicación para estudios de grado en medicina

Cinemateca

Anexos

 

lunes, 2 de febrero de 2015

La ley de conocimientos inversos








"Todo profesional tiende a ampliar su formación con conocimientos que refuerzan o redundan los ya disponibles y deja de explorar áreas que, siendo necesarias, le resultan ajenas."




Estamos en los tiempos de la hiperespecialización, la sociedad potencia la hiperformación en campos de conocimiento cada vez más pequeños. De este modo cada vez hay más expertos en "casi nada", en aspectos muy concretos de una determinada disciplina.

 Igual que Julian Tudor Hart puso el dedo en la llaga hace unas décadas con su ley de cuidados inversos, que evidencia que los sistemas sanitarios destinan más recursos a los que menos lo necesitan y viceversa, hoy podemos decir lo mismo en la esfera del conocimiento.

Es verdad que todavía quedan algunos profesionales con visiones generalistas en todas las disciplinas, de hecho en la alta dirección (ejercito, docencia, salud) son los generales y los directores quienes han de velar por mantener puntos de vista amplios para lograr una gestión óptima que tenga en cuenta todas las variables posibles y sea capaz de priorizar y valorar correctamente las diferentes opciones.

Dentro del mundo sanitario hay un perfil profesional que requiere años de formación y muchos más de práctica para madurar y conseguir una visión plenamente generalista. Un médico de familia va adquiriendo con el tiempo la capacidad de navegar en situaciones de gran incertidumbre y complejidad. Para hacerlo de manera óptima precisa de elementos de ayuda como una agenda no sobrecargada y tiempo para una correcta anamnesis, exploración y reflexión. Cuando esto es posible su nivel de resolubilidad es muy alto y consigue dar respuestas que ahorran mucho sufrimiento al paciente y mucho tiempo y recursos al sistema sanitario.

La ley de conocimientos inversos también causa estragos en los generalistas, muchos de los cuales terminan, como en la historia de Nasrudin, buscando la llave de su casa debajo de la farola pese a que la perdieron en la oscuridad de alguna habitación.

Muy tarde por la noche Nasrudin se encuentra dando vueltas alrededor de una farola, mirando hacia abajo. Pasa por allí un vecino.

- ¿Qué estás haciendo Nasrudín, has perdido alguna cosa?- le pregunta.
- Sí, estoy buscando mi llave.

El vecino se queda con él para ayudarle a buscar. Después de un rato, pasa una vecina.
-¿Qué estáis haciendo? - les pregunta.
- Estamos buscando la llave de Nasrudín.
Ella también quiere ayudarlos y se pone a buscar.

Luego, otro vecino se une a ellos. Juntos buscan y buscan y buscan. Habiendo buscado durante un largo rato acaban por cansarse. Un vecino pregunta:

- Nasrudín, hemos buscado tu llave durante mucho tiempo, ¿estás seguro de haberla perdido en este lugar?
- No, dice Nasrudín
- ¿dónde la perdiste, pues?
- Allí, en mi casa.
- Entonces, ¿por qué la estamos buscando aquí?
- Pues porque aquí hay más luz y mi casa está muy oscura.