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jueves, 24 de junio de 2010

Prisa mata



Hace años, en mi primer viaje Marruecos, nuestro coche quedó varado en un desfiladero del Atlas que no pudimos vadear. Pudimos llegar milagrosamente a un taller y tras verbalizar al mecánico nuestro agobio y prisa, este nos miró a los ojos diciendo lentamente "prisa mata".  Al dia siguiente mirando las estrellas en el desierto empecé a comprender la sabiduría de estas palabras.
Muchos años después, en mi consulta de atención primaria trato de remendar los agujeros que la prisa nos produce en el alma y en el cuerpo de mis pacientes que no son muy distintos a los míos. La sensación de prisa permanente es tóxica, produce metabolitos y hormonas, cuyos niveles mantenidos nos intoxican y nos dañan.

Recuperar la salud pasa por una construir una relación más sana con el tiempo, con nuestro tiempo y el de los demás. Pasa por hacer las cosas al ritmo adecuado (tempo giusto) que estas requieren.

Nuestra dignidad se merece ir por la vida sin correr permanentemente. La prisa no nos deja pensar ni tomar conciencia de las cosas y esto nos hace daño, porque tenemos una gran necesidad de ser conscientes y compartir esa consciencia con las personas que elijamos.

viernes, 5 de marzo de 2010

“El agua, si no la remueves, se vuelve clara”. Pues bien, la mente es como el agua.




Sogyal Rimpoché nació en Khan, en el Tibet oriental y fue reconocido enseguida como la reencarnación de un importante monje budista. Fue educado por destacados maestros y asistió a la pacífica muerte de muchos de ellos: enseñanzas que luego recogería en su libro.

Os dejo con sus palabras en esta entrevista de La Contra de la Vanguardia del 9/05/2005.

¿Por qué interesa tanto el budismo en Occidente?
Porque los occidentales no son tontos, claro.
¿Y qué vemos en el budismo?
Ustedes han visto ya cuánto sufrimiento mental padecen, y están descubriendo que el budismo puede ayudarles.
¿Sufrimiento mental?
Depresión, neurosis, infelicidad… ¿Por qué? ¿Por qué, si disponen de tanta riqueza, avances, tecnología, confort…?
Quizá porque todavía queremos más.
Vivirás en el mejor sobreático del mejor edificio sobre Central Park… y te tirarás por la ventana. ¿Por qué? Porque la felicidad sólo está en la mente. Todo está en los pensamientos. ¡Es la mente la que crea el mundo!
¿Mi felicidad depende de mi mente?
Sí: sufrimiento y felicidad son creaciones mentales. Por eso la enseñanza principal del budismo es ésta: “¡Domestica tu mente!”.
¿Y en qué consiste eso?
En conquistar la mente: el budismo enseña a entrenarla para aplacar emociones negativas, angustia, descontento, infelicidad…
¿Sufrimiento, en suma?
Sí. Entrenando la mente, es posible llegar al extremo de que cualquier suceso deje de parecerte adverso… para ser una bendición.
¿Hasta ese punto? ¿Cómo conseguir eso?
A mí me ayudó esta frase que leí hace 30 años: “El agua, si no la remueves, se vuelve clara”. Pues bien, la mente es como el agua.
No hay que removerla.
La enturbian los pensamientos. Una mente calma es un cielo azul: los pensamientos son las nubes que lo tapan. ¡No te identifiques con esas nubes, y busca ver el cielo!
Difícil: la vida es complicada y hay que darle tantas vueltas al coco…
¿Sí? “Todos los problemas del ser humano derivan de su incapacidad de sentarse solo en una habitación”, escribió Pascal…
Pero consuela tanto estar distraídos…
Nos distraemos de nosotros mismos con pensamientos: son astucias del ego que nos apartan de nuestra esencia, son falsas visiones a las que nos aferramos, nos apegamos.
¿Tanto nos autoengañamos?
Escuche este cuento que narró Buda… Un mercader tenía una bella esposa y un hijo pequeño. La esposa enfermó y falleció, y el mercader cifró toda su felicidad en ese niño. Mientras estaba en un viaje, unos bandidos asolaron la aldea y se llevaron al niño. A su regreso, el mercader vio un cuerpo de niño calcinado y lo tomó por el de su hijo.
Pobre hombre, cuánta desgracia…
Practicó una ceremonia de cremación del hijo, y conservó las cenizas en una bolsita de seda. Trabajaba, comía y dormía aferrado a la bolsa y a su desesperación, llorando…
Comprensible…
Un día su hijo escapó de los bandidos y llamó a la puerta del padre. Era medianoche y el padre sollozaba junto a las cenizas. “¡Soy yo, papá!”, gritó el hijo. El padre pensó que alguien le gastaba una broma cruel, y no abrió. El hijo llamó cien veces, inútilmente,hasta que se fue. ¡Nunca volvieron a verse!
Ya veo: nos apegamos a nuestra verdad…
… y no sabemos dar la bienvenida a la verdad en persona cuando llama a la puerta.
Pues ayúdeme a estar abierto y alegre.
Cada vez que vea o hable con otra persona, piense que esa persona es usted.
Buen ejercicio… Y difícil.
Entrene su mente en eso. Verá qué bien.
¿Y si yo me odio? Odiaré a todos, pues.
Haga este ejercicio: inspire, y a cada inspiración imagine que recoge usted todo el dolor, desgracia, angustia y sufrimiento de los otros; y espire, y a cada espiración difunda hacia los otros bondad, consuelo, amor.
¡Se supone que el que estaba mal era yo!
Precisamente: tus males derivan de preocuparte tanto de ti mismo, del yo, yo, yo…
Pero si estoy sufriendo yo…
Yo, yo… ¡Ábrete al sufrimiento de los otros!: eso es la compasión. Y empieza a meditar: quieto, concéntrate en tu respiración, obsérvala, eso sosegará tu mente. La práctica de la meditación conduce a la paz interna.
La panacea, lo que todos buscamos…
Lo que te digo no es cuestión de fe: te bastará con probarlo y saborearlo por ti mismo.
¿Qué tipo de paz interna es esa?
La falacia del ego se disuelve, las emociones negativas pasan… Eso es la sabiduría: como la compasión, está también dentro de ti.
¿Basta con ponerse a meditar?
Poquito a poco… Pero si lo intentas, te llenará de tanta alegría y fuerza que querrás seguir. Hoy los estudios médicos ya han probado los múltiples beneficios psicosomáticos de la meditación (sabiduría) y del amor (compasión): el ritmo cardíaco se equilibra, el sistema inmunológico se refuerza…
Entonces el Dalai Lama estará perfecto…
El Dalai Lama es un hombre bueno, y verle estimula a la humanidad a intentarlo.
La humanidad insiste en la barbarie, Occidente en especial: ¡no somos tan inteligentes!
Sí, sí lo sois, pero sucede que aún ponéis la inteligencia al servicio de la ignorancia.
¿Qué ignoro?
Que puedes tomar la decisión de ser feliz.
Pero hay dolor, sufrimientos, heridas…
Sí, pero no seas ignorante: ¡no te dejes engañar por todo eso, no te identifiques con eso! Ésa es una visión errónea, ignorante.
No es nada fácil.
Ya: si hace mucho que no te duchas, al hacerlo saldrá mucha mugre y te asustarás. Si perseveras, el agua saldrá limpia. Persevera.
Ustedes no le piden nada a Dios, veo…
A la sabiduría y a la compasión que palpitan dentro de ti podrías llamarlas Dios.
¿La humanidad será divina un día?
Un día, dentro de muchos eones…


Sito oficial:  http://www.rigpa-spain.org/sogyalrimpoche.htm
 Fuente: El blog alternativo

martes, 24 de junio de 2008

'Código Z' o el mal del insatisfecho


Hay muchos nombres para definirlo, pero puede que el más adecuado sea el de insatisfacción del bienestar. En las clasificaciones psiquiátricas se denominan códigos Z. Son el reflejo de la creciente medicalización de los conflictos de la vida y de sus consecuencias; no son exactamente patologías o trastornos mentales, pero casi ocupan un 20% de las consultas de salud mental y un porcentaje mucho mayor en las de atención primaria.




viernes, 16 de mayo de 2008

La actividad física reduce un 25 por ciento el riesgo de sufrir enfermedades mentales


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Foto: ep



PAMPLONA, 15 May. (EUROPA PRESS) -


La actividad física reduce un 25 por ciento el riesgo de sufrir enfermedades mentales frecuentes, según un estudio de la Universidad de Navarra. La investigación, realizada en 10.381 graduados universitarios españoles, revela que las mujeres fumadoras y casadas son quienes realizan menos ejercicio.

Las personas que realizan más ejercicio físico en el tiempo libre tienen menor riesgo de sufrir enfermedades psiquiátricas frecuentes, tales como la depresión, ansiedad, estrés o trastorno bipolar. Así lo revela un estudio realizado en graduados universitarios españoles por la Universidad de Navarra, la Harvard School of Public Health y las universidades de Las Palmas de Gran Canaria, Zaragoza y la Pública de Navarra.

Según Miguel Ángel Martínez González, profesor del departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra y director del trabajo, "en la investigación, quienes acumulaban el equivalente de al menos dos horas y media a la semana de actividades en el tiempo de ocio, como correr o jugar a fútbol o tenis, presentaban un 25 por ciento menos de riesgo de desarrollar alguno de esos trastornos".

El artículo señala, asimismo, que los sujetos con niveles más altos de sedentarismo -más de 42 horas a la semana frente a la televisión y/o el ordenador- incrementan en un 31 por ciento la probabilidad de padecer estos problemas, en comparación con los individuos más activos. Asimismo, durante el seguimiento se observó que las mayores tasas de sedentarismo se daban entre las mujeres casadas y fumadoras.

PREVENCIÓN Y ALIVIO DE SÍNTOMAS

Miguel Ángel Martínez apunta que "un estilo de vida más activo y menos sedentario contribuye a aliviar los síntomas de las perturbaciones anímicas". "De acuerdo con ensayos clínicos -indica-, una vez que se logra el suficiente nivel de actividad, las tasas de remisión pueden compararse a otros tratamientos contra la depresión como la medicación o la terapia cognitiva del comportamiento".

En ese sentido, añade que "la cantidad de ejercicio, más que la frecuencia, parece ser un determinante más fuerte del efecto terapéutico en los problemas mentales. Recientemente, se halló una asociación inversa entre inactividad y salud mental: incrementos relativos en la buena forma se vinculaban con una sintomatología depresiva más baja y un mejor bienestar emocional".