Hace unos meses resbalé en mi calle y salí proyectado hacia la izquierda. Durante un instante perdí pie y experimenté una agradable sensación de vuelo e ingravidez que el impacto en el suelo borró de inmediato. Como no he olvidado el dolor estos días de nieves y hielos tomo todas las precauciones y salgo a la calle con calzado de montaña y bastones. Pese a su mala prensa el dolor y el miedo son valiosos instrumentos de supervivencia, algo que nuestra sociedad edulcora y al hacerlo nos vuelve desvalidos sin que muchos lo sepan.
No estamos acostumbrados a lo imprevisto. Pese a llevar casi un año al borde del ataque de nervios por la sucesión de acontecimientos adversos seguimos sin darnos cuenta de lo importante que es estar atentos y reaccionar. Lo básico que es leer los acontecimientos y prepararnos antes de que nos alcancen. El frío sigue siendo un poderoso adversario al igual que los virus. Y estas semanas nos lo recordará con rigor. Mucha gente padece pobreza energética y otros muchos edades avanzadas para las que el crudo invierno supone toda una prueba de supervivencia que algunos no podrán superar.
Delegarlo todo en los políticos y responsables no es suficiente. A las pruebas me remito. La capacidad de adaptación de una sociedad depende fundamentalmente de que sus ciudadanos estén despiertos. Si el grado de atontamiento es alto estamos perdidos. Por eso es vital contrarrestar las imágenes de descerebrados que nos llegan por nuestras pantallas por actos personales que aporten valor a otros o por lo menos nos cuiden o protejan.
Usar doble calcetín y ropa adecuada a la temperatura, mantener un grado de movilidad aceptable, tener precaución si hay hielo en las aceras, interesarse por los mayores de la familia o el vecindario que puedan necesitar ayuda para los recados, coordinarse con otros vecinos para quitar la nieve de la calle... son actos que quizá tengan poca visibilidad pero que construyen humanidad y civilización. Creo que merece la pena impregnar con delicadeza nuestra agenda y cuidar los pequeños detalles, esos que al final son los que terminan construyendo lo que llamamos realidad.
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A few months ago I slipped on my street and came out projected to the left. For a moment I lost my footing and experienced a pleasant sensation of flight and weightlessness that the impact on the ground immediately erased. As I haven't forgotten the pain, this week of snow and ice I take all the precautions and go out into the street with mountain shoes and sticks. Despite its bad press, pain and fear are valuable instruments of survival, something that our society sweetens and in doing so makes us helpless without many knowing it.
We are not used to the unexpected. Despite having been on the verge of a nervous breakdown due to a succession of adverse events for almost a year, we still do not realise how important it is to be alert and to react. The basic thing is to read the events and prepare ourselves before they reach us. Winter remains a powerful adversary just like viruses. And these weeks will remind us of that fact. Many people suffer from energy poverty and many others from advanced age for whom the harsh winter is a test of survival that some will not be able to overcome.
Delegating everything to politicians and decision-makers is not enough. I refer to the evidence. A society's ability to adapt depends crucially on its citizens being awake. If the level of numbness is high, we are lost. That is why it is vital to counteract the images of mindless people that reach us on our screens through personal acts that add value to others or at least care for or protect us.
Wearing double socks and clothes suitable for the temperature, maintaining an acceptable degree of mobility, being careful if there is ice on the pavement, taking an interest in the elderly in the family or neighbourhood who may need help with errands, coordinating with other neighbours to remove snow from the street... these are acts that may have little visibility but which build humanity and civilisation. I think it is worthwhile to delicately impregnate our agenda and take care of the small details, those that in the end are the ones that end up building what we call reality.
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幾個月前,我在大街上溜了出來,投射到左邊。有一陣子,我失去了立足的腳步,感到了飛行和失重的愉悅感,立即消除了對地面的影響。由於我沒有忘記這幾天的積雪和冰凍所帶來的痛苦,因此我採取了所有預防措施,並用山鞋和木棍走到街上。儘管壓力大,但痛苦和恐懼卻是生存的寶貴手段,這使我們的社會變甜,這使我們在許多人不知道的情況下變得無助。
我們不習慣意料之外的事情。儘管由於一系列不良事件而處於神經衰弱的邊緣已經快一年了,但我們仍然沒有意識到保持警覺和做出反應的重要性。基本的事情是閱讀事件並在事件發生之前做好準備。就像病毒一樣,感冒仍然是強大的對手。這些週將使我們想起這一事實。許多人遭受能源匱乏之苦,許多其他人正處於高齡,嚴酷的冬天是他們生存的考驗,有些人將無法克服。
僅將所有事情委派給政治人物和決策者是不夠的。我參考了證據。一個社會的適應能力在很大程度上取決於其公民的清醒狀態。如果麻木程度很高,我們就會迷失方向。因此,至關重要的是,通過能夠為他人增加價值或至少在乎或保護我們的個人行為來抵消盲人進入我們屏幕的印象。
穿適合溫度的雙層襪子和衣服,保持可接受的活動度,在人行道上結冰時要格外小心,引起家人或鄰里可能需要差事幫助的老人的興趣,並與其他鄰居協調以清除街道上的積雪...這些舉動雖然鮮為人知,但卻能建立人文和文明。我認為值得微妙地浸漬我們的議程,並註意一些小細節,而那些小細節最終將最終建立我們所謂的現實。
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