domingo, 28 de julio de 2013
Relatos de verano: La dermatóloga
Salía bien en televisión. Su rostro proporcionado tenía esa rara cualidad de convertir en suavidad las inclemencias de la vida en lugar de en arrugas, rictus o bloqueos. Era una profesional, alguien capaz convertir lo habitual en excelente. No le bastaba con pasar consulta, disfrutaba en el quirófano, ante cualquier clase de reto. Su especialidad era la piel, la conocía bien, sabía de sus cualidades, de su elasticidad y sensibilidad. Trataba de aplicarlas a su vida. Al igual que los héroes griegos tenía un talón de Aquiles, pero su sabiduría lo mantenía oculto a los ojos curiosos. Lo principal era agradar a los Dioses, ella sabía como hacerlo, se esforzaba a diario con un alto nivel de autoexigencia, la excelencia no era para ella un lujo era necesidad. Su isla no era la más grande de las Cícladas, eso no la impedía desarrollar un reinado prudente y vigilante, con los mares tan revueltos nunca se sabe quién puede ser el siguiente en desembarcar.
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