lunes, 11 de diciembre de 2017

Acompañamiento profesional en el sufrimiento extremo





A los seres humanos no nos gusta sufrir. Cuando no nos queda más remedio que afrontar una situación difícil que nos desborda solemos pedir ayuda. Como profesional de la salud encuentro dos problemas en los pacientes que acompaño. El primero que cada vez les es más difícil compartir con familiares y amigos sus agobios. El segundo que la tolerancia a los mismos y la eficacia al manejarlos están disminuyendo.

Ante esta inquietud me pregunto a quién acude la gente cuando experimenta sufrimiento extremo. Tomo la decisión de preguntarlo en twitter, red social que permite hacer encuestas con cuatro respuestas.

La pregunta que se lanza es:
¿Qué profesional quieres que te acompañe en el sufrimiento extremo?

Y las respuestas:

  • Psicólogo
  • Terapeuta alternativo
  • Asesor espiritual
  • Médico


No pude incluir:


  • Enfermera
  • Equipo de cuidados paliativos
  • Ningún profesional, prefiero familia o amigos
  • Otros


Como se ve metodológicamente esta encuesta no sirve para ninguna labor cuantitativa ni de investigación, es tan solo una pregunta, pero sí es posible obtener información cualitativa de valor.

No defino lo que es sufrimiento extremo, dejando que al igual que la gente imagina el peor dolor posible en la escala visual analógica haga lo mismo aquí con el sufrimiento.

El hilo de respuestas es muy interesante, sobre todo los comentarios en texto libre que constituyen de por sí una quinta opción, probablemente la más valiosa. Destacan un considerable número de respuestas que echan de menos la posibilidad de elegir una enfermera. Debo decir que en la primera versión del texto que usé incluí esa opción pero la sustituí por terapeuta alternativo para por un lado intentar cuantificar cuántas respuestas preferían otros paradigmas interpretativos y por otro  cuántos buscaban alivio fuera del sistema sanitario. De poder modificar las respuestas pondría enfermera/médico en la misma opción.

La pregunta no se interesa por quién atiende el sufrimiento extremo o quién tiene la mejor capacitación para ello o sea finalmente quien lo haga. Busca dilucidar con quién pediría cita alguien que esté sufriendo mucho.

Mi sensación al leer los distintos posicionamientos apoya la idea de la importancia de la identidad profesional. Cada cual ve el mundo sanitario y social desde el prisma de su formación y capacitación curricular. Esto suele favorecer animadversiones y guerras atávicas que conforman la desunión que caracteriza a los profesionales de la salud y que durante décadas ha permitido que su gestión en nuestro medio sea tan nefasta.

Por otro lado hubo voces que con toda razón reivindicaban el trabajo en equipo, cosa que nos sigue costando y en muchas ocasiones no se logra conseguir. Se supone que la Atención Primaria se constituye en base a equipos, lo mismo los servicios hospitalarios. La realidad es que cada cual hace la guerra como puede predominando el trabajo en solitario.

En cuanto al análisis de las respuestas analizo las 586 primeras respuestas.

Psicólogo 24%
Terapeuta alternativo 4%
Asesor espiritual 16%
Médico 54%

Aproximadamente una cuarta parte asume que el sufrimiento extremo tiene para él naturaleza principalmente psicológica, un 16% espiritual. Esto me llama la atención, un 40% asume que la parte más difícil de su sufrimiento no será física.

Por otro lado las tres primeras posibilidades que suman casi el 50% indican que el sufrimiento extremo no puede aliviarse dentro del sistema sanitario.

Los que me conocen saben que aventuro un decrecimiento en los sistemas sanitarios públicos basado en la progresiva disminución presupuestaria y en el aumento de la complejidad, la edad y la polimorbilidad. Me surgen pues varias preguntas:

¿Qué papel debe jugar el sistema sanitario público a la hora de atender el sufrimiento extremo? ¿Controlar síntomas desde los cuidados paliativos y la salud mental? ¿Aportar la medicación necesaria? ¿Incluir terapias habladas o enfoques de enfermería y médicos que permitan comunicación de calidad?

¿Qué papel deben jugar los recursos no incluidos en el sistema sanitario? ¿Qué pasará con quien no pueda permitírselos por no tener recursos económicos o espirituales (carecer de fe o comunidad religiosa de referencia)?

¿Podrán las enfermeras hospitalarias y de atención primaria ser reconocidas por la ciudadanía como referentes a la hora de atender el sufrimiento extremo? ¿Pedirán cita con ellas si lo necesitaran?

¿Qué papel se supone que podrán desempeñar los médicos en un escenario de sobrecarga progresiva?


Como ven más que respuestas he encontrado preguntas además de un interesante hilo de opiniones que condensa mucha sabiduría además de perplejidad e identidad corporativa. Agradezco la participación y vuelvo a constatar que las redes sociales son un instrumento muy valioso de comunicación que hay que manejar con extrema prudencia: podríamos decir lo mismo que con las armas de fuego, las carga el diablo.






viernes, 8 de diciembre de 2017

Levedad compartida

Cuando uno se da cuenta de que no tiene nada que perder rasga el velo de la pluripotencia no por ser capaz de  acrecentar sino por todo lo contrario. Al encarnar la levedad superlativa, al tomar plena consciencia de la poca vida que le queda, por un momento tiene todas las posibilidades en la mano. Ese es el punto de apoyo del milagro y es el que esgrimo hoy para desplegar los suficientes versos que explosionando en el cimiento justo derrumben para siempre toda la soberbia que nos sobra.

Sé tu también milagro como yo, sé tu también un verso enfebrecido. Entre los dos levantaremos sin esfuerzo una torre de viento, un torbellino de locura, una máscara hueca, una nueva forma de mirar el universo. No conozco nada más delicado que un encuentro, pocas cosas más sumamente misteriosas. Y ahí dejamos las huellas en la arena que la mar en un rato se beberá despacio. Esta noche es posible recordar que avanzamos. Queda pues liberado el testimonio. Y ahora, permíteme, voy a inflamar el mundo con esa llama que ya no puedo contener, de amor y gozo, de ciega confianza en lo incalificable.



lunes, 4 de diciembre de 2017

El lado oscuro del etiquetado de pacientes





La medicina moderna aplica el método científico como base. Esto lógicamente es bueno y ha producido enormes avances pero también tiene sus pegas. Una de ellas es abusar del etiquetado y las taxonomías a la hora de categorizar la complejidad. 

Efectivamente dividir una disciplina para estudiar sus componentes ha permitido incrementar el conocimiento, la dificultad estriba en que aplicar etiquetas a entidades complejas puede dar problemas éticos no deseados. 

Es lo que está pasando con las estrategias de crónicos que dividen a ciertos pacientes en pirámides de riesgo y de intervención. Si se tiene determinada enfermedad se asignan recursos, si no se tiene no se asignan. Esta forma de clasificación no atiende determinantes sociales de salud ni componentes subjetivos de sufrimiento u otros.

En lugar de fortalecer la Atención Primaria que es el mejor recurso disponible para atender y cuidar situaciones de salud complejas, en el domicilio y en la comunidad del paciente, se implementan estrategias que tratan de gestionar lo mismo desde el nivel hospitalario. Desde mi experiencia creo que esto no va a funcionar, terminará siendo más caro y aportará menos valor. El mejor curso de acción para atender la complejidad sigue siendo manejarla donde más información blanda del paciente tenemos que es la consulta de enfermería y medicina de familia en buen tándem con el hospital para solucionar problemas puntuales. Si le dan la vuelta no funcionará igual, por mucho que apliquemos narrativas de marketing norteamericanas del mismo sello que la filosofía de Kaiser Permanente que ha sido la impulsora de estas estratificaciones.



Recomiendo leer el interesante editorial sobre el tema de Laia Riera Armengol en la revista Atención Primaria.



viernes, 1 de diciembre de 2017

Europa





Muchos han olvidado que Europa es nombre de mujer, de belleza apolínea, de ojos iridiscentes. Un dejarse llevar por la brisa, una trémula dejadez capaz de seducir al mismo hálito divino. Sin saberlo ella porta la corona que dicta el futuro de la humanidad. Estamos abocados a crear un nuevo Olimpo cuyos moradores serán seres con capacidades especiales y las mismas miserias que los originales. Todo arderá, todo será hecho nuevo. Y ella volverá a ser la que permita que los hombres puedan ser fecundados por los dioses.






Viele haben vergessen, dass Europa ein Frauenname, apollinische Schönheit, irisierende Augen ist. Ein sich von der Brise mitreißen zu lassen, eine zitternde Letalität, die den göttlichen Atem an sich verleiten kann. Ohne es zu wissen, trägt sie die Krone, die die Zukunft der Menschheit diktiert. Wir widmen uns der Schaffung eines neuen Olympus, dessen Bewohner Wesen mit besonderen Fähigkeiten und dem gleichen Elend wie die Urformen sein werden. Alles wird brennen, alles wird neu gemacht. Und es wird derjenige sein, der den Menschen erlaubt, von den Göttern befruchtet zu werden.

(Automatische Übersetzung, Entschuldigung für die Fehler)

martes, 28 de noviembre de 2017

Carta a José Antonio Prados





José Antonio Prados es un médico de familia sobresaliente con un largo curriculum y, lo que es más importante, un alma grande y generosa.

Hace unos días nos compartió sus razones por las que deja la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria. Tras pasar unos días le respondo con serenidad la siguiente carta:





Querido José Antonio,



He seguido de cerca todo el proceso de construcción del último congreso de Comunicación y Salud del que has sido responsable. Lo he apoyado desde la distancia en la confianza de que tú estabas detrás. He sabido de tus preocupaciones y desvelos de primera mano. Finalmente pude disfrutar del congreso constatando que el enorme esfuerzo que hicisteis los organizadores se materializaba en un rotundo éxito en todos los sentidos.

Sin embargo me quedó una espina. El proceso fue duro y te hizo daño dado que chocaste contra las rocas de inflexibilidad, falta de transparencia y poca capacidad de negociación de una institución como la Semfyc a la que ambos consideramos muy valiosa. No me gusta que mis amigos lo pasen mal.



La reflexión que comparto es simple:


1. La situación de la medicina de familia es crítica dentro de una organización sanitaria en situación terminal. No abundaré en esta reflexión, tan solo decir que el estado del bienestar europeo no aguantará mucho las crisis que seguirán golpeando el casco. El mundo se ha globalizado, admitámoslo de una vez.

2. Las organizaciones médicas tradicionales (colegios de médicos, sociedades científicas, sindicatos y demás) han quedado obsoletas ante la complejidad que enfrentamos. Hace falta evolucionar, dar pasos que nos permitan aumentar nuestra visibilidad social y la proyección de nuestros mensajes. Hace falta urgentemente labor de lobby. Llevo años diciéndolo http://www.doctorcasado.es/2011/04/we-need-royal-college-of-general.html

3. La situación de saturación de los médicos de familia favorece la desconexión con las organizaciones tradicionales lo que empeora la situación. No hay innovación y los conatos de la misma son sofocados cómodamente por estructuras de gran inercia donde nunca pasa nada nuevo.

4. Hay brotes verdes fuera del sistema (Seminarios de innovación en Atención Primaria, la Cabecera, No Gracias, Farmacriticxs, el Foro catalán de Atención Primaria y el Foro Andaluz de Atención Primaria) hay evidente talento que va por libre, pero de momento no consiguen construir narrativas que provoquen cohesión y fuerza. 



Concluyo.

Mi reconocimiento y ánimo José Antonio de un amigo que sabe lo que vales. Comparto mi deseo de que los médicos de familia nos demos cuenta de lo que está pasando y recordemos lo que somos capaces de hacer si nos unimos. No podemos permitir que los mejores estén en las bodegas en lugar de en el puente.


Un abrazo.