lunes, 27 de noviembre de 2017

Health care search's for meaning





Health care search's for meaning


When circumstances are extremely adverse, survival is compromised. Today we see it applied to many institutions and organizations, everything goes so fast, the socioeconomic ecosystems are changing so rapidly that many are left behind and disappear. The larger structures may be more inertial, but finally they fall the same even if they are huge industrial conglomerates or entire utilities. 

The process of dissolution is often accompanied by agony, involving unwanted changes that entail loss and suffering. Shrinking staff, automating processes and overload of surviving workers are often the consequences. There're more.

It is common to appeal to technology as a lifeline, but it cannot provide all the answers, even though the false prophets of innovation said so. The changes that society and its structures have to face should be based on common reflection and awareness based on solid values. We need to know what we consider most important and try to agree on feasible courses of action to achieve it. The delegation of this function is a clear sign of personal irresponsibility. If we don't contribute to this process, others will decide for us because we donate our contribution to the procelose waters of the market inhabited by powerful currents of interest that usually serve a very small part of the total.

European public health systems have been suffering decades a situation of little budgetary oxygen that forces them to subsist generating overload in professionals. An organization whose greatest asset is knowledge management, advanced human communication and sophisticated care cannot afford to mistreat its professionals, not least because it will be impossible for them to fulfil their mission without respecting a few minimums. 

A health professional overburdened and abused by his organization will end up burned out and will deliver emotional distance to what burns him: the organization itself and the turmoil of patients who demand his services. The disengagement with the organization is a disaster becouse it will not be able for it to steer the ship's course without controlling the seamanship. To walk away from patients is a disaster for all of us becouse generates coldness in caring for the sick and prevent them from feeling recognized and well treated.

Where is the meaning of the health system? Everyone can give their answer. I dare to propose two words: treat well. And in doing so, I assume an enormous challenge since all the media is shouting the oposite without rest.

I believe that the time has come to agree on a change of model based on the fair treat of health professionals who are very overload  and who needs to be cared to do so to others. It is essential to treat the patient well by individualizing his or her care, offering the best possible courses of action in an attempt to avoid the four riders of the health apocalypse: overdiagnosys, overtreatment, yatrogeny and health inequalities. 

Victor Frankl showed us the value of sense to survive the greatest adversity. Now it's time for us to move forward. Without sense we will continue to increase the drain of hopelessness that is burning out the best health professionals and the entire National Health System with them.

Let us encourage ourselves to reflect, to talk, to seek solutions. Let us dare to go out of the permanent complaining mode and move on to an action that consists On participating, improving our environment and creating narratives that foster awareness, compassion and delicacy. The thin red line separating extinction and survival will depend on it.







Cuando las circunstancias son extremadamente adversas la supervivencia queda comprometida. Lo vemos hoy aplicado a muchas instituciones y organizaciones, todo va tan deprisa, los ecosistemas socioeconómicos están cambiando tan aceleradamente que muchos se quedan atrás y desaparecen. Las estructuras más grandes tal vez con más inercia pero al final caen igual ya se trate de enormes conglomerados industriales o de servicios públicos enteros. 

El proceso de disolución suele acompañarse de agonía al implicar cambios no deseados que conllevan pérdidas y sufrimiento. La reducción de plantillas, la automatización de procesos y la sobrecarga de los trabajadores supervivientes son frecuentes consecuencias. Hay más.

Es común apelar a la tecnología como tabla de salvación pero esta no puede aportar todas las respuestas por más que algunos se autonombren profetas de la innovación. Los cambios que la sociedad y sus estructuras han de afrontar deberían basarse en una reflexión común con toma de conciencia basada en sólidos valores. Es preciso saber qué consideramos más importante y tratar de consensuar cursos de acción factibles para llegar a ello. La delegación de esta función es una clara muestra de irresponsabilidad personal. Si no contribuímos a este proceso otros decidirán por nosotros dado que regalamos nuestra aportación a las procelosas aguas del mercado habitadas por potentes corrientes de interés que suelen servir a una reducidísima parte del total.

Los sistemas sanitarios públicos europeos llevan tiempo sufriendo una situación de poco oxígeno presupuestario que los obliga a subsistir generando sobrecarga en los profesionales. Una organización cuyo mayor activo es la gestión del conocimiento, la comunicación humana avanzada y el cuidado no puede permitirse maltratar a sus profesionales, entre otras cosas porque les será imposible cumplir su cometido si no se respetan unos mínimos. 

Un profesional de la salud sobrecargado y maltratado por su organización terminará quemado y por supervivencia pondrá distancia con aquello que le quema: la propia organización y el tumulto de pacientes que demanda sus servicios. La desafectación con la organización es un desastre para esta dado que no podrá dirigir el rumbo de la nave sin controlar a la marinería. La separación de los pacientes es un desastre para todos al teñir de frialdad el cuidado al enfermo y evitar que estos se sientan reconocidos y bien tratados.

¿Dónde está pues el sentido del sistema sanitario? Cada cual podrá dar su respuesta. Un servidor se atreve a proponer una palabra: buentrato. Y al hacerlo asume un enorme reto dado que la misma no figura en el diccionario que prima a su opuesta al igual que lo hacen todos los medios de comunicación de este planeta.

Creo llegada la hora de consensuar un cambio de modelo basado en el buentrato al profesional de la salud al que se le exige mucho y al que es preciso cuidar para que pueda a su vez cuidar a otros. Es básico tratar bien al paciente individualizando su atención, ofreciéndole los mejores cursos de acción posibles tratando de evitar los cuatro jinetes del Apocalipsis sanitario sobrediagnóstico, sobretratamiento, yatrogenia y desigualdades en salud. 

Victor Frankl nos demostró que con sentido es posible sobrevivir a la mayor adversidad. Ahora nos toca mover ficha a nosotros. Sin sentido seguiremos cayendo por el sumidero de desesperanza que se está llevando por delante a los mejores profesionales de la salud de nuestro medio y al entero sistema con ellos.

Animémonos a reflexionar, a hablar, a buscar soluciones. Atrevámonos a salir del modo queja permanente para pasar a una acción que consiste en participar, mejorar nuestro entorno y crear narrativas que favorezcan la toma de conciencia, la compasión y la delicadeza. La delgada línea roja que separa supervivencia de extinción dependerá de ello.



Artículo publicado en el Huffpost

viernes, 24 de noviembre de 2017

Los hermanos ignotos



Resulta que tenía un buen montón de hermanos y no me había enterado. Lo empecé a sospechar aquella tarde cuando después de la conversación nos despedimos. Yo no sé moldear piedra en canción ni lienzos en ventana hacia el sudeste pero llegué a saber, no me preguntes cómo, que por tu mano esas delicadezas me alcanzaban. Y también el profundo arte del piano que interpreta las complejas partituras de Chopin, la majestad del que convierte su cuerpo en adorable brisa, la risa infranqueable de los niños que juegan en la orilla. A mí llegaron cientos de preposiciones, nombres, verbos, incontables aromas, vientos, intuiciones. A mí trajeron su tesoro de posibilidades y supe entonces que el milagro es combinación exacta de belleza y aplomo, suavidad y carne que se entrega. Entendí que eras tú, y no los otros, el que llevaba los globos rojos en la mano. Los acepté y me dejé alzar hacia la luna que aguardaba lejana. Allí esperaban los demás vestidos con blancas vestiduras que cubrían desnudeces de color. Lo supe por los rastros de arco iris que dejaban en el suelo. Los seguí hasta el mismo borde lunar y me senté con las piernas colgando en el vacío. Qué fácil es ser ángel, qué hermoso caminar por cualquier mundo que elijamos, qué belleza escuchar la levedad de las puestas de sol. Tengo mucho que aprender, los infinitos no terminan de revelar los secretos azules, los humanos tampoco por mucho que se sepan limitados. Por eso hermano te libero para que puedas completar tu misión de arte y ciencia para la que fuiste enviado desde lejos. Soplaré en la distancia y, convertido en barco de papel, atravesarás mundos que recibirán agradecidos tu esplendor. Véte en paz y espérame más allá de las nieblas de Avalón, nos volveremos a abrazar cuando se cumplan los tiempos del encuentro bajo el ascendente del centauro que canta a las estrellas.



martes, 21 de noviembre de 2017

Gratitud


Los doctores Serafín Romero y Salvador Casado. Foto OMC



Ayer hice la primera presentación del libro Diario de un médico descalzo. Cuando uno crea algo con la intención de que llegue a otros suele sentir cierta desazón ante la incertidumbre de si gustará. El arte y la literatura no dejan de ser formas de comunicación y como tales no se rigen del todo por la lógica y la matemática.

Lo cierto es que no conseguí un quorum de estrella de rock pero no pasa nada porque tampoco lo soy. Lo que me encontré fue con una institución como la Organización Médica Colegial que pese a su inercia decimonónica alberga profesionales de primera línea finos conocedores de la realidad sanitaria y de las personas que  la constituyen. Su presidente, Serafín Romero, hizo una gran demostración de generosidad, con hechos y palabras. A su lado Teresa Alfageme y el resto del equipo de comunicación y demás miembros de la organización que hicieron posible el acto alargando su horario laboral más allá de lo prudente.

También había en la sala familiares, amigos y compañeros médicos. Desde un bebé a personas mayores. No faltaron periodistas, miembros de la sociedad civil no sanitarios y también pacientes. Sin haber organizado nada lo que tenía delante era un público heterogéneo y multidisciplinar, algo por lo que llevo trabajando mucho tiempo.

Serafín Romero presentó el acto, el libro y al autor. Lo hizo desde su perspectiva de médico curtido y buen conocedor de la realidad humana y sanitaria, tras haber desgranado a fondo tanto la obra como a su creador. Fue muy indulgente y cariñoso, más sin duda de lo que un servidor merecía.

Por mi parte expuse brevemente mi visión de las cosas haciendo una defensa de la medicina narrativa. A fin de cuentas el libro se resume en tres palabras: hay que contar. Y hacerlo de todas las maneras posibles para mejorar la comunicación y el encuentro con uno mismo y con los demás. En nuestro tiempo es fundamental crear andamiajes comunicativos basados en buen trato que permitan edificar una sociedad más humanizada con una sanidad proporcionalmente más humana.

La sanidad industrial está maltratando a los profesionales de la salud y en muchos casos a pacientes que se encuentran con muros de prisa, frialdad y estrés. Con situaciones de sobrediagnóstico y sobretratamiento, con yatrogenia, con excesos y carencias, con desigualdades en salud y con profesionales atribulados. Solo con narrativa no cambiaremos esto pero sin ellas no será posible generar la marea de consciencia y reflexión que la sociedad precisa para seguir avanzando.

Doy de nuevo las gracias a todos los que han hecho posible este pequeño libro. A los que me animan, apoyan y apuestan por una nueva manera de hacer las cosas. Saber que navegamos juntos es reconfortante. Saber que lo hacemos para tratar de servir mejor nos llena de sentido.

viernes, 17 de noviembre de 2017

Iniciado de la vida

Life Initiated


To be a life initiated, one must know that we are practically dead. To cross that aspect of normality and health that perhaps covers us, to cross the wasteland of human lightness and to reach the full consciousness of knowing ourselves on the pure edge that separates the existence of the pulsating emptiness that constitutes the universe.

In that slack rope you feel fear if you lower your eyes to the second law of thermodynamics but if you manage to keep it elevated you are able to take a step because the horizon pulls your body like a magnet of irresistible submarine force. Then you advance another foot, then the other one, and in this way you move on to live in a state of unstable balance and maximum attention. In fact, there is no net, they never managed to put it in, and that which they say that the abyss of death is infinite. Now it looks like they're trying to fix it in the labs, but what they want me to tell them won't be the same anymore.


I was initiated one clear morning when a young doctor looking me in the eyes told me, in that arcane language that they like to speak since ancient times, that in my body was growing one of those words that rhyme with tumor and also with malignant, a couple of words that if we were let them free would fulminate me in a  literal and irreversible way. It was there that I felt the true emptiness of death, it was there that I felt the trembling tension of life's tightrope. And so I slowly left the world of those who believe themselves to be blessed celestial and entered the desert of true mortals. I saw that I was not alone, that the chasm was crossed by an infinity of coloured threads, I could hear the howling of the wind between the strings, the silent music that emerges from the bowels of the earth and the heart of man. I finally found the meaning of life that is simply to stay alive. I remembered who I am, I recovered my name, I chose to walk, I became an initiate capable of working miracles, a child of light.

And here I am being held by these verses which, despite their presumed indolence, are tenaciously resilient. One here comes to realize the unfathomable strength that conceals weakness. Within matter itself, there are fine filaments of unwavering will which, when cut, explode with disproportionate violence. Within each innocent poem there are connections capable of reaching the hardest heart and releasing a breath of orange blossom and afternoon sea breeze. That is why I can proclaim, without any doubt, that there is still hope. Humanity advances united in a tree-dwelling tapestry that ascends towards the light weaving its countless threads in a cascade of colour and sound, of harmonious cadence. To see it, it is necessary to cross the veil of the initiates, it is not usually easy to return to count it. I'm not sure why on this occasion someone lifted the veil to let these pages escape. Take advantage of the poetic misunderstanding to live as alive as you can and thus allow your existence to be founded on the pure poetry of all others.







Para ser un iniciado de la vida hay que saber que estamos prácticamente muertos. Cruzar esa apariencia de normalidad y salud que tal vez nos recubra, atravesar el páramo baldío de la levedad humana y llegar a la plena consciencia de saberse en el puro borde que separa la existencia del vacío pulsante que constituye el universo.

En esa cuerda floja sientes miedo si desciendes la vista a la segunda ley de la termodinámica pero si consigues mantenerla elevada eres capaz de dar un paso porque el horizonte tira de tu cuerpo como un imán de irresistible fuerza submarina. Luego avanzas otro pie, mas adelante el otro y de esta forma pasas a vivir en un estado de equilibrio inestable y máxima atención. Efectivamente no hay red, nunca llegaron a ponerla y eso que dicen que el abismo de la muerte es infinito. Ahora parece que lo están intentando arreglar en los laboratorios, pero qué quieren que les diga, ya no será lo mismo.

Yo me inicié una mañana despejada cuando una joven doctora mirándome a los ojos me dijo en ese idioma arcano que gustan hablar desde la antigüedad que en mi crecía una de esas palabras que riman con tumor y también con maligno, un verso libre que dejado a su albur me haría sin dudar caer de una manera fulminante, literal, irreversible. Fue ahí cuando sentí el verdadero vacío de la muerte, fue ahí donde sentí la trémula tensión de la cuerda floja de la vida. Y de esa forma abandoné despacio el mundo de los que se creen celestes bienaventurados para adentrarme en el desierto de los verdaderos mortales. Vi que no estaba solo, que la sima era cruzada por infinidad de hilos de colores, pude escuchar el ulular del viento entre las cuerdas, la música silente que emerge de las entrañas de la tierra y el corazón del hombre. Encontré por fin el sentido de la vida que es sencillamente mantenerse con vida. Recordé quien soy, recuperé mi nombre, elegí caminar, me convertí en un iniciado capaz de hacer milagros, un hijo de la luz.

Y aquí me tienen tratando de agarrarme a su mano mediante estos versos que pese a su presunta indolencia son tenazmente resistentes. Uno aquí llega a darse cuenta de la insondable fuerza que esconde la debilidad. Dentro de la propia materia hay finos filamentos de inquebrantable voluntad que al ser cortados explotan con desproporcionada violencia. Dentro de cada inocente poema existen conexiones capaces de alcanzar el corazón más duro y liberar en él un soplo de azahar y de brisa marina de la tarde. Por eso puedo proclamar, sin ningún ápice de duda, que todavía hay esperanza. La humanidad avanza unida en un tapiz arborescente que asciende hacia la luz tejiendo sus incontables hilos en una cascada de color y sonido, de armónica cadencia. Para verla es necesario cruzar el velo de los iniciados, no suele ser sencillo volver para contarlo. No tengo claro porqué en esta ocasión alguien levantó el velo para dejar escapar estas cuartillas. Aprovecha el poético despiste para vivir lo más vivo que puedas y de esa forma permitir que tu existencia se funda a la pura poesía de todos los demás.


jueves, 16 de noviembre de 2017

Escribir un libro es otra forma de comunicar

 




Las profesiones sanitarias se enfrentan a una crisis multinivel sin precedentes. Las pesadas estructuras formativas y asistenciales no consiguen cumplir las funciones para las que fueron diseñadas. Ambas tienen un armazón industrial sólido que casa mal en un mundo líquido y terminan sobrecargando y agobiando a los, estudiantes primero y profesionales después, que transitan por ellas.

En mi época de universidad recuerdo haber tenido que someterme a programas docentes más extensos y exigentes que los de muchos amigos de otras áreas de conocimiento. Y en la fase laboral haber tenido que hacer guardias que me obligaban a trabajar tres o cuatro turnos de ocho oras seguidos con tan solo dos o tres horas de descanso. A pocos se les exige tanto en nuestros tiempos.

No acaba ahí la cosa. Pese a que me considero un médico de familia afortunado con una consulta ordenada y bien llevada no es raro que tenga días en los que me toca atender a cuarenta o cincuenta pacientes, mucho más de lo que atienden en otros países desarrollados.

La resultante es que hay cada vez menos estudiantes que quieran ser médicos y cada vez menos médicos que no estén quemados o agotados. Es una mala noticia porque muestra que los médicos salen perdiendo pero pacientes y sociedad también. Cuando en una jugada pierden todos indica que es poco inteligente.

En este maremagnum he decidido escribir un libro. Es un acto de rebeldía creativa con el que decido no someterme a la queja y al desaliento imperante y optar por algo mucho más potente: compartir mi visión y expresar mi esperanza.

No lo hago en solitario. Tengo la inmensa suerte de estar bien rodeado en lo personal y en lo profesional. Los agradecimiemtos en el libro tienen rango de capítulo. Por eso creo que es posible encontrar cursos de acción que abran camino. Aprendí de excelentes compañeros que es posible crear una jornada científica, un documental, un think tank, lenguaje audiovisual o campañas mediáticas de salud sin patrocinadores ni vasallaje alguno. Ahora doy otro paso al compartir un libro independiente que por no tener no tiene ni editorial. Y sí, lo he podido escribir mientras cambiaba pañales y atendía mis obligaciones en  consulta con pacientes cada seis minutos.

Este proyecto es una prolongación del experimento narrativo que llevo perjeñando en forma de blog desde hace diez años que acumula dos mil quinientas páginas y varios millones de visitas. Un paso más en forma de ofrenda a todos aquellos que han tenido la amabilidad de leerme e incorporarse así a unas narrativas de las que tan solo soy un humilde transmisor.



La presentación del libro tendrá lugar este mes en tres actos:

Día 20 de noviembre a las 19 horas en Madrid, plaza de las cortes 11, sede de la Organización Médica Colegial. Acto presentado por su presidente el doctor Serafín Romero.

Día 23 de noviembre a las 19 horas en Collado Villalba, biblioteca municipal Miguel Hernández.

Día 30 de noviembre a las 19 horas en Galapagar, biblioteca municipal Ricardo León.



Si te apetece venir estás invitado, pasaremos un rato compartiendo inquietudes, motivaciones y alguna intuición.

Con estos actos daré por terminada la visibilización de la obra, proceso en el que han participado desinteresadamente muchos amigos y de forma destacada José Antonio Alguacil y los chicos y chicas de Ilusionlabs que se han entregado a fondo para facilitar ideas, logística y buen hacer.

Gracias a todos los que habéis estado ahí de una forma o de otra.








Si aún no tienes el libro y te apetece leerlo lo tienes aquí