lunes, 8 de enero de 2018

Lávate más las manos y acude menos al médico estos días







Ya tenemos aquí la gripe de este año que como es natural producirá muchos contagios con los síntomas que ya conocemos y que en la gran mayoría de los casos se pueden controlar en casa con descanso y paracetamol.

Recordamos que la medida más eficaz para no contagiarse es lavarse las manos con frecuencia algo bastante barato y fácil de hacer.





Si no hay suerte y terminamos llevándonos a casa un catarro o una gripe puedes recordar en este enlace los consejos para aliviarte.

Como todos hemos padecido alguna vez un cuadro de este tipo recordamos que es normal tener fiebre y sentir malestar y debilidad.

Trata de acudir a tu médico de familia solo si lo consideras imprescindible. Si necesitas atención o cuidados una opción inteligente sería pedir consulta con tu enfermera que es una profesional de sobrada competencia cuyas agendas no se saturan tanto estos días.

Por una gripe o un catarro no deberías acudir a urgencias hospitalarias salvo que padezcas a su vez alguna enfermedad respiratoria o grave, o tengas alguna condición de riesgo.



domingo, 7 de enero de 2018

Relato: Balcania, Tabarnia, Vulcania





El domingo 7 de enero me publicaron en el diario El País este relato que me gustaría compartir con mis lectores.



Quan recordo als meus amics de Balcania, Tabarnia i Vulcania no puc evitar sentir una barreja de tristesa i conmiseración. Els tres territoris van ser arrasats per la obstinació i la ceguera humana, molt es va perdre. Les ferides eren tombes i profundes, després del desastre res va tornar a ser igual. Les fronteres van ser una solució de compromís que no va mitigar l'odió ni el dolor, tampoc va tornar a la vida tota la bellesa i el talent que va ser arrencat. En rares ocasions, les visites perquè quan inundé sentiments de difícil control no em compensa gaire el viatge. Amb freqüència sóc llorar al comprendre que jo tampoc vaig ser capaç de ser suficientment creatiu o compassiu per haver ajudat a trobar altres cursos d'acció diferents a l'enfrontament. Tal vegada hagués basat amb parlar amb els que van passar pel mateix, per llegir els llibres d'història o, possiblement, per haver-nos permès dubtar de les nostres certeses i la nostra idea de pàtria. Avui em refugio en la música i en la poesia, l'altre no em serveix.




When I remember my friends from Balcania, Tabarnia and Vulcania I can't help but feel a mixture of sadness and commiseration. The three territories were destroyed by obstinacy and human blindness, much was lost. The wounds were serious and deep, after the disaster nothing was ever the same. Borders were a compromise solution that did not alleviate hatred or pain, nor did it restore to life all the beauty and talent that was rippled away. On rare occasions I visit them since flooding me with feelings of difficult control does not usually compensate the trip. I often cry when I understand that I was not able to be creative or compassionate enough to help find courses of action other than confrontation. Perhaps it would have been enough to talk to those who went through the same thing, to read the history books or perhaps to have allowed us to doubt our certainties and our idea of a homeland. Today I take refuge in music and poetry, the rest is of no use to me.




Cuando recuerdo a mis amigos de Balcania, Tabarnia y Vulcania no puedo evitar sentir una mezcla de tristeza y conmiseración. Los tres territorios fueron arrasados por la obstinación y la ceguera humana, mucho se perdió. Las heridas fueron graves y profundas, tras el desastre nada volvió a ser igual. Las fronteras fueron una solución de compromiso que no mitigó el odio ni el dolor, tampoco devolvió a la vida toda la belleza y el talento que fue arrancado. En raras ocasiones las visito dado que al inundarme sentimientos de difícil control no me suele compensar el viaje. Con frecuencia suelo llorar al comprender que yo tampoco fui capaz de ser lo suficientemente creativo o compasivo para haber ayudado a encontrar otros cursos de acción distintos al enfrentamiento. Tal vez hubiera bastado con hablar con los que pasaron por lo mismo, por leer los libros de historia o quizá por habernos permitido dudar de nuestras certezas y nuestra idea de patria. Hoy me refugio en la música y en la poesía, lo demás no me sirve.













viernes, 5 de enero de 2018

Terapia ultrabreve en medicina de familia. A propósito de un caso



(El artículo también se puede leer en la revista Somamfyc, página 33)



Caso clínico


Un varón de veintitantos años acude a consulta refiriendo agobio, ataques de ira y emociones intensas que no puede controlar. Pese a que tengo una consulta atiborrada esa tarde no puedo evitar sentir compasión hacia él y decido escucharle lo mejor que pueda. Me pide permiso para leerme un folio doblado que lleva en la mano. Se lo doy y pasa a leerme lo que siente: lleva un mes descentrado, su vida no tiene sentido, discute con las personas que quiere y desean ayudarle, está enfadado con el mundo, sobretodo con él mismo, a veces experimenta mucho enfado y necesita desahogarse dando puñetazos (me enseña los nudillos descarnados), no encuentra alivio en nada siendo incapaz de distraerse, cree que tiene una depresión o algo peor, está fatal.

Me maravilla lo bien escrita que está su narración. Le pregunto si ha tenido oportunidad de compartirla con alguien lo que él niega.

Casos como este son muy frecuentes y las respuestas que damos en las consultas de medicina de familia muy diversas. Lo más habitual suele ser diagnosticarlos de trastorno de ansiedad y/o depresión, ofrecer escucha activa, dar psicofármacos y a veces una derivación a salud mental.

Yo decido aplicar terapia psicológica ultrabreve y arriesgarme a dinamitar la agenda de la tarde. En lugar de seis minutos disponibles precisaré emplear veinte para conseguir los siguientes objetivos:

1. Escuchar
2. Empatizar y contactar
3. Enfocar
4. Proponer
5. Red de seguridad

Para escuchar bien es necesario no tener prisa. En este caso el paciente leyó tranquilamente las dos caras de su escrito y luego añadió más información a medida que me interesaba por sus circunstancias personales, familiares y sociales. Era la primera vez que acudía.

El siguiente paso es conectar y dar empatía. Reconocer su dificultad y su sufrimiento. Aportar alguna imagen que le permita comprobar que le hemos entendido, que sabemos por lo que está pasando. Cuando lo conseguimos es habitual ver alivio en el lenguaje no verbal del paciente que relaja postura o cambia el gesto insinuando una sonrisa.

Conseguido el contacto pasamos a normalizar y enfocar. El paciente ha verbalizado que cree tener alguna enfermedad y experimenta falta de control en su vida, eso le agobia mucho como es natural. Devolver que no detectamos ninguna patología mental sino un sufrimiento intenso derivado de su momento vital permite al paciente reenfocar su discurso interior que tiende a ponerse en lo peor. Darse permiso para experimentar emociones intensas y dejar de autoagredirse por ello le coloca en una posición adecuada para encontrar una salida a su situación de bloqueo.

El teléfono interrumpe la conversación, la compañera administrativa me informa que tengo un aviso a domicilio de un paciente de otro centro de salud y dos personas sin cita que se suman a los que ya esperan en la puerta. Agradezco la llamada y continuo.

La propuesta que hago a continuación es triple: desahogar, respirar, esperar. El joven se siente como una olla a presión, cuando le invito a desahogarse lo entiende perfectamente. Le pregunto si hace alguna actividad física y responde que empezó el gimnasio el día anterior con buen resultado. Invito a su vez a verbalizar y a escribir, cosa que me acaba de demostrar sabe hacer perfectamente. También dejamos abierta la posibilidad de explorar otros cursos de acción que puedan aliviarle me dice que caminar y salir al campo le ayudan.

Dado que sus estrategias de manejo de emociones han fracasado le propongo que trate de sostener sus intensas emociones simplemente respirando, acogiéndolas sin lucha o huida explicándole que por muy desagradables o intensas que sean no tienen poder para hacerle daño. Me ayudo de un par de imágenes para ilustrarlo y comprobar que lo ha comprendido.

Por último le sugiero que tenga paciencia dado que el mundo emocional tiene un ritmo que si bien podemos facilitar o entorpecer no es susceptible de controlarse a voluntad. Pese a que responde que le cuesta me dice que lo entiende.

Descarto de momento recurrir a medicación o derivación a terceros dentro del sistema sanitario. Expongo que un psicólogo privado sí puede ser una opción para él si no consigue encontrar un interlocutor que le acompañe pero lo desestima por no poder costearlo. Ofrezco como red de seguridad una nueva consulta en dos semanas y la posibilidad de acudir antes si lo necesita.

Terminamos la visita con un fuerte apretón de manos y una sonrisa. Respiro hondo y salgo a una sala de espera atestada que me invita a rescatar mis mejores recursos para recuperar el retraso acumulado.



Comentario y revisión por pares.


La valoración del Psicólogo. Victor Amat @victoramat01



  • Me parece muy buena idea, presentar esta intervención

  • Es un ejemplo de praxis médica a la que, desafortunadamente, no estamos acostumbrados.

  • Gracias por compartirlo conmigo

  • Erickson probablemente hubiera estado orgulloso de compartir profesión contigo!
  • Por mi parte, poco que añadir: escucha empática, dejar fluir el relato del paciente, demostrar opciones creativas incubando ideas

  • Para.cerrar la sesión devolviendo al paciente sus propios recursos
  • Buena intervención y buen escrito!!


La valoración del Médico de familia. Maxi Gutiérrez @MAXIGJ


La terapia ultrabreve no fue tan breve.
Toda herramienta terapéutica necesita PERSONAS, ESPACIO y TIEMPO para poder ser desarrollada.


PERSONAS. Cuando la situación te la ponen delante en la consulta y uno sabe que puede aportar algo a aquello que está escuchando, me resulta complicado pensar que esto no va conmigo. Puedo pensar “¿Por qué a mi?” “¿Es enfermedad?” “¿justo tenía que ser hoy?”… da igual. Sólo queda conmoverse con el sufrimiento del otro (padecer-con) y tomar el asunto como propio para abordarlo en toda su extensión.
Somos elegidos para que nos cuenten lo que nos cuentan porque tenemos la capacidad de compadecernos. Y se manifiesta en el interés por la escucha de alguien que está pidiendo ser acompañado en aquello que le ahoga.
Sencillo de entender y difícil de evitar cuando uno está entrenado en compasión.


ESPACIO. Podemos discutir si es el entorno de la Atención Primaria de Salud el ámbito más adecuado para abordar este tipo de problemas. Si somos profesionales de la medicina para esta patología aparentemente banal. Si estamos formados para ello. Si… Podemos discutirlo y admito que habrá puntos de vista diversos pero manifiesto alguna de mis intuiciones:
- La cuestión es que las personas no encuentran muchos espacios en su vida donde alguien les escuche y les facilite ayuda. No vivimos en un mundo fácil para ejercer la ayuda entre iguales donde unos se acompañan a otros. Y no quiero decir que no sea responsabilidad de nadie, esta sociedad acostumbra a mantener relaciones superficiales donde los seres apenas se comunican más allá de lo que hacen. Vivimos en el hacer más que en el ser y así son nuestras relaciones.
- Aspectos como éste afectan a la salud de las personas. En lo físico: insomnio, ansiedad, auto-agresión,… En su sentido amplio: infelicidad, enfado, inquietud, desilusión,… En el miedo a enfermar, a tener algo incontrolable o peor… Cuestiones que no permiten vivir y que desencadenan todo tipo de alarmas. Esto es lo nuestro: la salud en todos los aspectos.
- Sin etiquetar ni sobrediagnosticar añadiendo carga de enfermedad a los problemas que son la vida y sus complicaciones. Explorando y normalizando para conseguir re-enfocar. Quitando el peso en lo que "se esperaría de” para “sentir lo que se siente” sin culpas ni limitaciones.


TIEMPO. Una de las claves de la Medicina de Familia es gestionar el tiempo. ¡Qué difícil gestión cuando tienes una agenda llena, un domicilio que acudir y dos pacientes que solicitan cita inmemorable!. ¡Qué difícil negar tiempo al sufrimiento humano que se presenta ante nosotros! Sólo queda priorizar y dedicar el tiempo a quien lo necesita (aunque a veces lo hagamos de forma injusta), poner en práctica estrategias aprendidas y esperar la comprensión de los que esperan sin desesperar. Solo eso y alguna cosa más que una vez escribí en “No he tenido tiempo”


Y así ocurre la terapia ultrabreve que se cierra por hoy con ese "fuerte apretón de manos” que habla de calidez, de humanidad y de que aquello que ha ocurrido en la consulta trasciende y supera al rol médico-enfermo para convertirse en algo sagrado.

Gracias por permitirme ser testigo y lector de esta consulta, Salva.

miércoles, 3 de enero de 2018

¡No!


Agenda de consulta 76 pacientes citados (incluyendo bajas, recetas y demás).



Quejarse sirve de poco.
Protestar no suele ser de ayuda.
Emitir comunicados es inútil.
Redactar una queja formal termina siendo papel mojado.




Ayer martes 2 de enero de 2018 otra médica y yo atendimos las consultas de cuatro médicos de familia.


Es un despropósito ante el que tan sólo diré:



¡NO!


  • Tratar a los ciudadanos como ganado no es digno.
  • Mal tratar a los profesionales de la salud tampoco.

martes, 2 de enero de 2018

Sanar el tiempo, sanar el género




Me publican hoy este artículo en el  Huffpost y lo comparto aquí con mis lectores y amigos. Feliz año nuevo. 





Las turbulencias sociales que todos experimentamos hacen que la aeronave humanidad se zarandee produciendo mucho miedo en el pasaje. Una de las consecuencias es que se nos enferman verbos y sustantivos lo que dificulta enormemente la comunicación y las relaciones.

La incertidumbre y el miedo nos llevan al futuro y al pasado. Pasamos mucho tiempo pensando lo qué va a pasar, construyendo escenarios e imaginando cursos de acción. Dilapidamos de esta forma nuestro capital de energía y recursos creativos, que se diluyen cual castillos en el aire sin servir para nada. También viajamos al pasado solazándonos en nuestros recuerdos favoritos lo que también es costoso en recursos personales e igualmente poco rentable. Nuestros verbos se quedan sin presente cuyo caudal es consumido por los grifos abiertos de pasado y futuro. El hilillo de agua de presente que queda termina gastándose malamente en alguna pantalla que nos ofrece distracciones audiovisuales o empachos de información o en una agenda sobrecargada donde se nos va la fuerza apagando fuegos infinitos.

Con los sustantivos obramos de otra forma al no poder manipular un tiempo que no tienen. Con ellos jugamos a batallas de género sin saber el riego que corremos ya que el lenguaje forma el armazón de la consciencia y si lo llenamos de conflicto contamina sin remedio la totalidad de la estructura.

Pareciera que no tiene importancia forzar el lenguaje diciendo plátana donde decía plátano o sillo donde decía silla. Permítanme el juego de palabras. Forzar como políticamente correcto decir melones y melonas donde antes se decía simplemente melones. Pero la tiene, y mucha, dado que añade un punto de conflicto que en lugar de crear igualdad, armonía y encuentro genera tensión y división al olvidar que el ser humano está formado por ambos géneros y los precisa a ambos por igual para vivir en equilibrio pero no a la vez.

En consecuencia andamos batallando con el tiempo y el género y nos quedamos sin presente y sin tranquilidad en una sociedad escapista y maltratadora que está olvidando el arte de ser y estar tanto con uno mismo como con los demás. Una cultura donde ellos están en conflicto con ellas, ellas con ellos y cada cual finalmente con uno mismo y con el resto.

Para cambiar el paradigma y sanar la locura que estamos construyendo es fundamental regresar al presente y recordar que es nuestra única posibilidad real de existencia plena. Mientras no miremos de frente el aquí y el ahora no sabremos lo que hay ni tampoco lo que es preciso hacer. Junto a esto es necesario construir dinámicas relacionales basadas en el buen trato. Tratarnos bien a nosotros mismos atendiendo las sensaciones, ideas, emociones y necesidades que haya en nuestro presente. Tratar en consecuencia bien a las demás personas, seres vivos, ecosistemas y objetos que nos rodean.

Cuando nos vamos de nuestro presente nos despistamos y desaparecemos para nosotros mismos y para los demás. Cuando damos un grito, un portazo o un golpe en la mesa nos estamos gritando y golpeándonos a nosotros mismos. ¿Quién escucha en primer lugar esa voz altisonante o recibe en sus propias carnes el impacto contra algo duro?

Olvidar el arte de estar presente y bien tratar nos termina enfermando al llenarse la vida de sinsentido, brusquedad y frío. No merece la pena. La vida es un privilegio que merece ser experimentado en plenitud. Cuando en ocasiones sentimos desazón, inquietud o malestar sin saber la razón tal vez deberíamos mirarnos los verbos y los sustantivos. Comprobar de vez en cuando cómo están nuestros tiempos y géneros no vaya a ser que por no haberlo revisado en meses tengamos las ruedas con poco aire y a punto de pinchar.

Y a los que convivan o tengan personas a su cargo también animaremos para que se interesen por la calidad de presente y de buen trato de los que les son dados. Mientras más consciencia y mejor trato sepamos dispensar mejor para todos.