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lunes, 4 de octubre de 2010

El dorado de la privada



Ante la dicotomía medicina pública versus privada que tantos ríos de tinta ha vertido, añado la historia de un paciente real.

"Tras un dolor de cabeza acude a urgencias de su hospital privado, donde tras ser valorado se le hacen pruebas, diagnosticándose un tumor en el hueso del cráneo. Acude a mi consulta de medicina de familia con la duda de si operarse en la privada la próxima semana o pedir cita en el hospital público de referencia sin saber claramente cuando le verán. Tras darle información  y posibles pros y contras de ambas opciones, el paciente se inclina por su idea inicial de operarse en la privada. Quedo con él en unos días tras la operación.

Me cuenta que la experiencia fue negativa. Habitación tipo suite de hotel, con vistas a un bonito pinar, instalaciones límpias y ordenadas. Trato personal frío, descordinación múltiple. Hora de intervención retrasada, no aparece el celador que tiene que rasurar ni el técnico de rayos que tiene que poner el clip para guiar la cirugía. Termina haciendo ambas cosas la cirujana con el consiguiente enfado de esta, que el paciente percibe claramente al estar todavía despierto y es anestesiado en ese clima de tensión. En los siguientes días ningún médico pasa a visitarlo, salvo un jefe de servicio con poca idea de su caso que ni siquiera le exploró. No le facilitan instrucciones para las curas y la cita con la cirujana se la dan dentro de 6 semanas, con la consiguiente angustia al no conocer los resultados de la biopsia y en consecuencia el pronóstico de la enfermedad...

La gestión del proceso parece que no fue buena, porque el paciente no se sintió bien tratado.
Esto hace que aunque la técnica haya sido la correcta y el problema de salud solucionado, el paciente no valore bien el trato recibido.
Si vuelve a verse en una tesitura semejante seguramente no elija la privada.

¿Por qué es tan difícil que el paciente sea el centro del sistema?
¿Por qué es tan difícil que el paciente se sienta bien tratado?

Mientras no respondamos estas preguntas estaremos haciendo las cosas regular.

viernes, 30 de julio de 2010

EL MIEDO COMO GENERADOR DE MÁS ENFERMEDAD

Un paciente con síndrome de Brugada que ve un documental sobre el mismo acude a consulta por imposibilidad de conciliar el sueño desde entonces. Tras meses sin dormir correctamente desarrolla diversa sintomatología como es de esperar, cansancio, nerviosismo...

El síndrome de Brugada es una rara enfermedad cardiológica congénita que aumenta el riesgo de muerte súbita por arritmia cardiaca.

Cuando nos diagnostican una enfermedad solemos ir a google a buscar información. El problema es que la información es como una medicina más. Necesita su dosis. Si nos pasamos nos intoxicamos, además tiene efectos secundarios.


El mejor asesor de información de un paciente es un médico o enfermera que lo conozca y pueda adecuar esa información de forma personalizada. No siempre nos sale bien a los profesionales, se precisa mucha habilidad, buena comuncación, conocimientos y mano izquierda, para dar la información adecuanda, suficiente y necesaria a cada situación. En cualquier caso siempre lo haremos mejor que google.

Nuestro paciente reaccionó con MIEDO al documental que le exponía crudamente los riesgos de su enfermedad. Esto es muy normal y es una medida que en nuestra sociedad se utiliza mucho, basta recordar la epidemia de la gripe A el año pasado y las campañas para que las señoras se hagan densitometrías innecesarias o los señores determinaciones de PSA que no les aportarán nada más que problemas.

Contra el miedo CONFIANZA. Confianza en la capacidad de sanación del propio cuerpo en primer lugar. Confianza en  el médico y enfermera de atención primaria que atenderán y cuidarán al paciente lo mejor que sepan.

Confianza total. No podemos preveer si nos caerá una maceta, nos caeremos por una escalera o nos contagiarán una neumonía. Vivamos el presente y dejemos que el miedo no nos paralice la vida.