Cuando no se alcanza la suficiencia en una situación podemos definirla como insuficiente. Esa es la sensación que tengo al ver los datos de exceso de mortalidad por Comunidades Autónomas del año 2020. Se podrán aducir múltiples causas a nivel político, de gestión sanitaria, epidemiológicas, poblacionales, de condicionantes sociales de salud y de asistencia sanitaria entre otras. Pero seguiremos teniendo un buen montón de muertos encima de la mesa. Cuando alguno de ellos es alguien cercano, esto duele más.
Como sanitario de Madrid siento vergüenza por el suspenso, me duele no haber podido hacerlo mejor, pero ¿era posible hacerlo mejor, como me preguntaba ayer Carles Francino desde su programa de radio?
Como médico he tratado de cuidar a mis pacientes lo mejor que he podido, usando el teléfono hasta la saciedad y planteando las visitas presenciales que he considerado necesarias. He salido a la comunidad a coordinarme con el Ayuntamiento, los Servicios Sociales, las farmacias comunitarias. He mantenido línea directa semanal con la pequeña residencia de ancianos que está adscrita a mi cupo de pacientes. He visibilizado la situación en redes sociales, prensa, radio y televisión. He mantenido contacto con grupos profesionales para mejorar el conocimiento de la epidemia según esta se ha ido desarrollando. En fin, he hecho todo lo que humanamente he podido.
Pero ¿se podría haber hecho más? ¿se podría haber hecho mejor?
Los mimbres de la estructura sanitaria donde trabajo están apolillados. Faltan médicos de forma continua, de forma estructural. Eso causa un deterioro lento y progresivo de la asistencia con la incómoda sensación añadida de que no vamos a mejor sino a peor. Cada año menos presupuesto, cada año menos médicos, cada año menos suplentes.
Y lo peor no es lo mal que lo hayamos podido pasar los sanitarios ni lo mal que lo hayamos podido hacer. Sino que como sociedad no hemos aprendido nada, quedándonos en la discusión sobre qué político tiene la culpa en lugar de tratar de comprender qué ha sido lo más vulnerable o quién ha sufrido más. Y lo tenemos enfrente de los ojos aunque no lo queramos ver, los más vulnerables son los de siempre, los ancianos institucionalizados, los enfermos crónicos más graves, los enfermos mentales, los pueblos y barrios más deprimidos. ¿A alguien se le ha planteado reformular y reforzar el sistema de residencias de ancianos, los centros de salud más desprotegidos, los barrios más necesitados de ayuda?
Les digo que tristemente nada cambiara. Los políticos de turno seguirán desfinanciando poco a poco la Atención Primaria dejando que se hunda lentamente mientras se jubilan sus médicos dejando cada vez más plazas sin cubrir. Las residencias de ancianos seguirán como están y los enfermos crónicos o mentales cada vez tendrán más pastillas y menos cuidados.
Muchos centros de salud están en situación de insuficiencia técnica tras arrastrar meses y años de faltas de médicos no suplidas y sobrecarga crónica progresiva. Podrán maquillarlo con planes de mejora, discursos o libros blancos, pero la realidad es la que es. Hoy lo que quizá sea el último milagro exigible a los sanitarios es que sigamos teniendo fe en lo que hacemos, porque la que teníamos en el sistema y sus gestores hace tiempo que se evaporó.
Technical insufficiency.
When sufficiency is not achieved in a situation, we can define it as insufficient. This is the feeling I have on seeing the data on excess mortality by spanich Autonomous Communitys for the year 2020. There may be many political, health management, epidemiological, population, social, health and healthcare conditioning factors, among others. But we will still have a lot of dead people on the table. When one of them is someone close to us, it hurts even more.
As a health worker in Madrid I feel ashamed of the failure, it hurts me not to have been able to do better, but was it possible to do better, as Carles Francino asked me yesterday on his radio programme?
As a doctor, I have tried to look after my patients as best I could, using the telephone to my heart's content and making the face-to-face visits I considered necessary. I have gone out into the community to coordinate with the City Council, Social Services, community pharmacies. I have maintained a weekly direct line with the small old people's home that is assigned to my quota of patients. I have made the situation visible in social networks, press, radio and television. I have maintained contact with professional groups to improve knowledge of the epidemic as it has developed. In short, I have done everything I humanly could.
But could I have done more? Could I have done better?
The structure of the primary health care structure where I work is in tatters. There is a continuous, structural shortage of doctors. This causes a slow and progressive deterioration of care with the added uncomfortable feeling that we are not getting better but worse. Every year there is less budget, every year fewer doctors, every year fewer substitutes.
And the worst thing is not how bad it has been for us health professionals, nor how badly we have done it. It is that as a society we have learnt nothing, remaining in the discussion about which politician is to blame instead of trying to understand what has been most vulnerable or who has suffered the most. And it is right in front of our eyes even if we don't want to see it, the most vulnerable are the same as always, the institutionalised elderly, the most seriously chronically ill, the mentally ill, the most depressed villages and neighbourhoods. Has anyone thought of reformulating and strengthening the system of old people's homes, the most unprotected health centres, the neighbourhoods most in need of help?
I tell you that sadly nothing will change. The politicians of the day will continue to defund Primary Care little by little, letting it slowly sink while their doctors retire, leaving more and more vacancies unfilled. Old people's homes will continue as they are and the chronically or mentally ill will have more and more pills and less and less care.
Many health centres are in a situation of technical insufficiency after months and years of unfilled doctor shortages and progressive chronic overload. They can dress it up with improvement plans, speeches or white papers, but the reality is what it is. Today, what is perhaps the last miracle that can be demanded of healthcare professionals is that we continue to have faith in what we do, because the faith we had in the system and its managers has long since evaporated.
技术上的不足。
机器翻译,抱歉有错误。
当在某种情况下没有实现充分性时,我们可以将其定义为不充分。这是我看到2020年各自治区超额死亡率数据后的感受。可能有许多政治、卫生管理、流行病学、人口、社会、健康和保健的调节因素等等。但我们仍然会有很多人死在桌子上。当其中一个人是我们身边的人时,它的伤害就更大了。
作为马德里的一名卫生工作者,我为失败感到羞愧,我很痛心,因为我没能做得更好,但是否有可能做得更好,就像昨天Carles Francino在他的广播节目中问我的那样?
作为一名医生,我一直尽力照顾我的病人,尽情地使用电话,并进行我认为必要的面对面的访问。我已经走入社区,与市议会、社会服务部门、社区药店协调。我一直与分配给我的病人配额的小型老人院保持着每周一次的直接联系。我在社交网络、报刊、广播和电视上公开了这一情况。我一直与专业团体保持联系,以提高对这一流行病发展的认识。简而言之,我已经做了我力所能及的一切。
但是,我可以做得更多吗? 我可以做得更好吗?
我工作的卫生保健机构的结构已经破败不堪。医生存在着持续的、结构性的短缺。这导致护理工作缓慢和逐步恶化,并增加了一种不舒服的感觉,即我们没有得到改善,而是变得更糟。每年的预算都在减少,每年的医生都在减少,每年的替代人员都在减少。
而最糟糕的事情不是我们卫生专业人员的情况有多糟糕,也不是我们做得有多糟糕。我们的社会没有学到任何东西,仍然在讨论哪个政治家应该受到指责,而不是试图了解什么是最脆弱的,或者谁遭受了最大的痛苦。而它就在我们眼前,即使我们不想看到它,最脆弱的人还是和以前一样,被收容的老人、最严重的慢性病人、精神病患者、最萧条的村庄和街区。 有没有人想过重新制定和加强老人院、最不受保护的保健中心、最需要帮助的街区的制度?
我告诉你,可悲的是什么都不会改变。当今的政客们将继续一点一点地削减初级保健的资金,让它慢慢沉沦,而他们的医生则退休,留下越来越多的空缺没有填补。老人院将继续保持现状,而慢性病人或精神病人将有越来越多的药片,越来越少的护理。
许多保健中心在经历了数月和数年的医生短缺和逐步的长期超负荷工作后,处于技术不足的状态。他们可以用改进计划、演讲或白皮书来装扮自己,但现实就是如此。今天,也许可以要求医疗保健专业人员创造的最后一个奇迹是,我们继续对自己的工作抱有信心,因为我们对系统及其管理者的信心早已烟消云散。
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