No es verdad que la sanidad no esté cambiando. Quizá no cambie a mejor desde arriba, donde los actuales gestores se las ven y se las desean para tratar de adecuar los exiguos recursos a las exigencias de los mercados que no buscan precisamente el beneficio del personal. Pero si miramos con atención las trincheras encontraremos interesantes iniciativas abajo, allí donde los profesionales asistenciales se dejan la piel en el contacto diario con sus pacientes.
Una de esas iniciativas a destacar la lidera Gabi Heras, un intensivista que está apostando fuerte por humanicar los cuidados intensivos, esas unidades normalmente frías y complejas donde los equipos sanitarios luchan duro con situaciones graves que amenazan la vida. Y digo frías porque tradicionalmente los familiares lo tienen difícil para acompañar a sus allegados y porque estos deben sentirse muy solos y desvalidos cuando ingresados en ellas recuperan un poco de conciencia.
El proyecto HUCI trata de generar debate y cambiar los modos tradicionales para conseguir una asistencia más humana en las Unidades de Cuidados Intensivos. Esta semana han conseguido publicar en Enfermería Intensiva, enhorabuena.
Comparto la reflexión final que suscribo punto por punto:
" No nos queda otra. Nuestro valor es nuestra profesión y sólo nosotros sabemos cómo hacerla. Estamos obligados a recuperar la pasión por ella, la pasión por lo humano, la pasión por la salud como valor compartido. Somos los motores del cambio: nadie más que cada uno de nosotros puede pararse a reflexionar y atisbar cómo puede cambiar su realidad, su ambiente, su UCI. Recordemos que las HUCIs del siglo XXI se escribirán con H de Humano. Depende de nosotros."
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