Todos tenemos conflictos de intereses. No tiene porqué ser malo, lo dañino es esconderlo. En mi caso como médico de familia creo que debo procurar transparencia ante mis pacientes.
La industria farmacéutica dedica un 25% de sus recursos a promoción de sus productos. Esto en España significó 3.900 millones de euros en 2011, mucho dinero. Se calcula que cada laboratorio dedica unos 450 euros de media a cada médico para promoción (sueldos de visitadores médicos, actividades de formación, folletos, parafernalia, etc...). El tema no es baladí, no puede serlo. Si queremos mejorar tendremos que ser todos algo más transparentes.
El programa Salvados de Jordi Évole analizó el problema de la sobremedicación. Como buen polemista tiene sesgos pero me gustó el tono del reportaje. Nos obliga a hacernos preguntas, a tomar conciencia. Enrique Gavilán es uno de los mejores médicos de familia que conozco. Íntegro, generoso, responsable, entregado... su participación fue valiente y sincera. Joan-Ramon Laporte es una persona de reconocido prestigio con un posicionamiento crítico fundamentado en su gran experiencia y labor profesional. Ambos tienen algo de lo que adolece este sociedad: credibilidad. Trabajan buscando el bien de sus pacientes sin recibir ningún tipo de maletín ni sobre bajo la mesa. Creo que está llegando el momento de replantearnos bastantes cosas del mundo saniario.
Hago pública mi posición al respecto en este post y en la pestaña compromiso ético de este blog.
Mi obligación y compromiso como médico de familia es tratar de procurar el mejor beneficio a mis pacientes teniendo en cuenta el bien común de la sociedad. Lo anterior vendrá delimitado por las condiciones de trabajo que el sistema público que me emplea establezca y que cuando se opongan al anterior compromiso con mis pacientes exigirá mi posicionamiento crítico.
En el momento actual no desempeño actividad médica privada.
A su vez la industria farmacéutica en sus relaciones con el mundo sanitario puede hacer que el médico incurra en conflicto de intereses. A este respecto mi postura es de educada distancia. No recibo visitadores médicos desde hace años dado que prefiero informarme a este respecto en bases de datos objetivas y en evidencia científica contrastada. No acepto ningún tipo de regalo promocional ni inscripción a congreso en el que no sea ponente.
Realizo ocasionalmente labores docentes como cursos, conferencias para sociedades científicas o agencias que están financiadas por la industria. En estos casos mantengo total independencia de criterio y no hago referencia a ninguna marca comercial.
Si alguno de mis pacientes tiene alguna duda a este respecto puede consultarmela por correo electrónico o diréctamente en mi consulta.
5 comentarios:
gracias a tí y que cunda el ejemplo de trasparencia....
Acabo de ver el programa.
Como siempre, Évola realiza un excelente trabajo presentando la cuestión desde diferentes perspectivas y sentimientos.
Yo soy Médico de Familia.
Creo y digo que los Médicos de Familia somos buenos médicos y buenas personas con altos valores y criterios.
Tardamos 10 años en conseguir una competencia, superando en ese camino bastantes pruebas. Somos tan capaces que suelo decir sin equivocarme y sin la más mínima duda que: “el peor de nosotros aprueba”.
Un hecho que corrobora esta creencia motivadora es que las esperanza de vida ha aumentado hasta los 80 años, que aumento de la esperanza de vida es con mejor calidad de vida y que en los caso menos afortunados existe un alto nivel de cuidados según el requerimiento.
El vídeo habla de comportamientos. Pero ya sabemos, nuestra identidad como médicos no se define con nuestra conducta.
Respecto a farmaindustria y a sus visitadores realizan una actividad lícita, evidentemente como agentes comerciales que quieren el consumo de su producto. Los veo y los aprecio como unos trabajadores muy aplicados con alto adiestramiento.
Es simpáticos como nos identifican: de tarugos a plumas secas. Antes éramos identificados como un animal. Me gustaría saber cómo me identifican a mí, según sus planificaciones.
De cualquier forma son trabajadores que tienen su actividad profesional en nuestro entorno. Los recibo siempre que dispongo de tiempo. Les respeto, aun cuando no esté conforme con sus “artes comerciales” y procuro ser lo menos complaciente a sus deseos. Recibo algunos regalos (generalmente bolígrafos), acudo muy poco a sus promociones, manifiesto sus patrocinios cuando lo realizan y me pagan algunas inscripciones a congresos.
En realidad la cuestión es en quién toma la decisión y cuáles son mis criterios o preferencias para tomarlas en la prescripción. Siento que es mi compromiso y obligación el mantener mi responsabilidad, mi altruismo, mi sentido del deber y mi integridad en esta materia.
Tardo en incorporar medicamentos nuevos en mi recetario y batallo contra la llamada prescripción inducida (inducida por otros médicos) que no comparto. Espero lo suficiente hasta tener una adecuada evidencia de su seguridad, antes que de su efectividad. Incluso suelo declarar cualquier reacción adversa a medicamentos en aras de potenciar la seguridad.
Y acostumbro a explicar e informar de cada medicamento que prescribo, siempre orientado a un objetivo y con la aceptación del paciente en la proposición del plan terapéutico.
Eso es lo que yo hago.
Y como dije antes, los Médicos de Familia somos muy buenos médicos y buenas personas con altos valores y criterios, que tardamos 10 años en conseguir una competencia, y que, sin atisbo alguno de duda: “el peor de nosotros aprueba”.
Buenos días
Soy tan... desastre que puedo ir a una Jornada que me interese patrocinada por algún laboratorio, de esas que en la encuesta te preguntan: "¿La Jornada ha estado libre de promociones comrciales?", y no recordar el nombre del laboratorio y menos el de su producto "estrella" del momento. Ruego que me perdonen. Si no lo hacen pido por favor que me permitan seguir acudiendo absteniéndome de tomar el café y coger el cuaderno y el boli, si es lo adecuado. Lo comprendo.
Pero en cambio tengo un conflicto bastante peor: de afectos.
Entre los delegados de laboratorio o visitadores médicos yo tengo amigos, familiares y vecinos. Alguno me ha hablado de su difícil situación y me ha rogado que recete su producto. Incluso sin visitarme profesionalmente. Hasta en conversaciones telefónicas por otros motivos.
Sinceramente: no puedo negar categóricamente que me haya influído aun sin darme cuenta, pero sí puedo afirmar que conscientemente siempre he antepuesto el beneficio de mi paciente a cualquier otra consideración.
Me preocupa de cada paciente hacerlo bien, conseguir una buena historia, llegar al diagnóstico correcto, poner el tratamiento idóneo, que no tengamos efectos adversos y otras consideraciones con las que en absoluto encaja pensar además cómo voy a "colocarle" el producto de mi amiga .
Estoy convencida, además, de que puedo generalizar diciendo que todos los médicos trabajamos así. Habrá alguna excepción pero será éso, yo no conozco otra cosa.
También recomiendo a otros médicos. Cuando derivo les digo: "Si quieres vete donde el Dr.X, que es amigo mío y muy buen profesional". Tengo conflicto de afecto en ese caso, pero sigo anteponiendo el beneficio de mi paciente, estando convencida de que la consulta con mi amigo es lo mejor para él.
Saludos
Blanca Usoz
el "conflicto de afectos" es precísamente lo que da potencia a la visita médica.
respeto esa profesión, pero tras una reflexión personal profunda, debo antemponer el beneficio de mis pacientes a los intereses de los delegados de visita médica. es mi postura personal.
lo más prudente es que cada cuál defina bien la suya.
Tal como dices, realizas labores docentes etc. financiadas por la industria farmacéutica manteniendo tu independencia de criterio.
Yo también soy capaz de mantener mi independencia de criterio respecto a las labores promocionales de dicha industria. Y no recibo ninguna financiación.
De todas formas pienso que la elaboración de Guías de práctica clínica, y es una labor que equiparo en cierto modo a la docencia, debería estar completamente libre de financiación industrial.
Blanca Usoz
Publicar un comentario